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Giovani había planificado ir al área vip, o reservar alguna sala, pero al ingresar se encontró que era una zona amplia con muchas mesas y sillas por todos lados, y más de la mitad de ellas estaban ya ocupadas. Una vena palpitó en su sien. Definitivamente ese no era un buen lugar. El bullicio y las conglomeraciones lo podían de mal humor.

-Al final hay una mesa libre, no lo molestaran- Kamil lo conocía suficiente para saber cómo se estaba sintiendo.

Asintiendo la encontró con la mirada cuando…

-Ceooooooooo- un grito se escuchó por encima de los demás sonidos y toda la atención de la sala recayó en él.

Bueno, era de esperarse, además de que lo llamaran de esa forma, no todos los días, un hombre trajeado, elegante, y guapo como el demonio, como él ingresaba a ese tipo de lugares. Pudo jurar que muchas de las mujeres de la zona se lo devoraron de pies a cabeza y alguna se preparaba para tenerlo en su cama esa noche. Su fuera en otro momento quizás, esa noche estaba reservada para el calor y un buen sueño.

-¿Kamil, no me dijiste que aquí estaría personal de la empresa?- le murmuró manteniendo una expresión completamente neutra.

-Mis disculpas, yo tampoco tenía idea. Pero mírelo con de esta forma. No pasa tiempo con sus empleados, quizás pueda entablar lazos más…

-Tengo los lazos suficientes que necesito. Si les doy demasiada confianza no trabajaran o me pedirán algún millón en cuanto tenga la oportunidad- recordó que no sería la primera vez. Esa mala experiencia no la pasaría de nuevo.

Sin embargo, cómo escapaba de esa situación.

Las diez personas sentadas alrededor de la mesa llena de comida y bebida lo miraban expectantes de lo que iba a hacer. Al final…

-Voy al baño. Reserva la mesa de atrás y pide lo mejor que tenga para ofrecer- Gyo fue rápido con su demanda y obviando el peso de las miradas sobre él se encaminó al baño.

Sus hombros estaban tensos, como que ese lugar ya no le estaba gustando tanto como antes. Suspiró. Él tenía una despensa de vinos valorada en más de dos millones de dólares… ¿Qué demonios estaba haciendo allí entonces?

Sumido en sus pensamientos no se dio cuenta que pasaba por delante de la puerta del baño de las mujeres, cuando sintió que algo chocó con él, al aparecer tan rápido. Por reflejo Giovani se giró y aguantó el cuerpo de la mujer que se tambaleó hacia atrás y el único color que pasó por delante de sus ojos fue rojo, un rojo extraño y… caliente. Hermoso.

-Ugh- escuchó una propuesta ahora en sus brazos al mirar un poco más abajo encontró el rostro de la portadora de esos cabellos rojizos. Sus miembros se apretaron más alrededor de la mujer inconscientemente apretándola más hacia su cuerpo.

Vaya, que cintura más pequeña y para su sorpresa era bastante bonita a pesar de su cabello rojo todo desaliñado en un moño alto hecho como si no tuviera tiempo para él, sin nada de maquillaje y con notable ojeras debajo de sus ojos. Pero esos ojos verde-azules en medio de espesas pestañas que si no fueran porque eran del color de su cabello pensarían que eran postizas, esas pecas claras en su piel que apenas eran imperceptibles a menos que estuvieras a esa distancia como ahora y esos labios que solamente tenían un brillo ligero estaban armoniosamente repartidas en su rostro ovalado. Increíblemente, esta mujer que podría pasar desapercibida por su poco cuidado físico… era completamente su tipo.

-Tengamos sexo- fue lo primero que salió de sus labios sin darse cuenta que lo había dicho en voz alta.

La mujer lo miró pestañeando varias veces, como si no creyera lo que acababa de oír.

-¿Qué?- fue la pregunta de ella la que lo hozo reaccionar de que había pensado en voz alta- Eso es acoso por si sabías- ella frunció el ceño.

Wao, normalmente Gio esperaba como mínimo hablar 5 minutos con una mujer antes de llevarla a la cama, no hacerlo en los primeros 5 segundos de conocerla. Eso era un récord personal del que se sintió algo…

-Disculpa- él la soltó un poco más lento de lo estrictamente posible dejando que ella se enderezara, si ella se molestaba y comenzaba a hacer un escándalo estaba aseguro que saldría al día siguiente en todos los diarios del país y no era momento de arruinar su reputación Y se acomodó el traje a medida como quitándole importancia a lo que acababa de decirle a ella.

La mujer solo lo miró por un segundo más y desvió la mirada reaccionando por alguna razón.

-No hay problema- ella pareció incómoda y solo se dignó a pasar por al lado de él sin dejarle pedir ni siquiera su número.

-Chts, que lástima- se lamentó Giovani, aunque…

Sacó su celular y le mandó un mensaje a Kamil

«Encuentra a la mujer de cabello rojo todo desaliñado que acaba de salir del baño, averigua quién es, me interesa»

Y no necesitaba más nada. No era un hombre promiscuo que se acostara con cualquiera. Tampoco le había sido infiel a su pareja, en el tiempo que llevaban, pero alguien que le hacía reaccionar así no debía dejarla ir tan fácil. Estaba seguro que sería un reto interesante y no supo de dónde, pero era la primera vez que le gustaría dejarse llevar por su instinto a hacer algo como aquello.

Solo que… la situación le hizo recordar el pasado, a su primer amor y a su primera mujer, donde efectivamente se habían encontrado en un bar como este. Y segundo, aunque él sabía que esta mujer no era ella, por qué le resultaba tan familiar. Estaba seguro que la había visto en algún lado.

Bueno, cuando Kamil lo averiguara por él ya pesaría en eso. Por ahora tenía algunas cosas que hacer y entre ellas planificar encontrarse con ella cuando volviera del viaje, después de todo, no había nadie más eficaz que su amigo para saber hasta los secretos más oscuros de una persona.

Cinco minutos después salió del baño secándose las manos. Beber un poco e irse a su casa, eso eran los planes. Solo no se esperó encontrar que la mesa que él deseaba ya estaba ocupada, pero no por Kamil. Con el ceño fruncido buscó a su guardaespaldas para que sus sospechas palpitaran en verdad.

Su querido amigo estaba compartiendo con sus compañeros de trabajo… y por la silla vacía a su lado se imaginó que se la estaba guardando. Que considerado e su parte, pensó con ironía. Por su cabeza pasó dar media vuelta y salir de allí con el mayor disimulo del mundo y después mandarle un mensaje a su supuesto amigo maldiciendo desde el mal que se iba a morir, pero no pudo hacerlo.

Cuando uno es demasiado llamativo como él con su traje de más de 50mil dólares y su físico, es fácil que no pases desapercibido.

-Ceeeeoooooo, vengaaaaa- efectivamente le gritaban para que se reuniera con ellos.

Gio cerró los ojos y respiró profundo. Prefería el alcohol en la tranquilidad de sus pensamientos, no rodeado de borrachos escandalosos como se pintaba el panorama. Aun así, se dirigió hacia ellos para no alargar más el espectáculo donde todas las miradas del local estaban puestas en él. Caminó detrás de Kamil y se sentó en la silla vacía teniendo un vasito con alcohol al momento delante de él.

El fuerte alcohol etílico llegó a su nariz y la arrugó inconscientemente. Era un amante de los vinos refinados y de los tragos caros, así que algo tan básico como esto no estaba dentro de su menú normal.

-Jefe beba- el chico que estaba del otro lado le sonrió terminando de llenar su vaso- Comparta con nosotros- sus mejillas estaban sonrojadas y sus ojos risueños.

Gionani no estaba para nada convencido, pero al final agarró el vaso y lo llevó a sus labios, Mientras más rápido tomara más rápido se iría. El borde del vidrio tocó sus labios, pero no lo tomó, sino que se inclinó ligeramente hacia su guardaespaldas.

-Me tendrás que dar una muy buena explicación de porqué te uniste a ellos-

Kamil a su lado bebió el contenido de su respectivo vaso y una leve sonrisa apareció en la comisura de su boca.

-Usted quería a la mujer de cabello rojo ¿verdad?- le murmuró y le hizo seña con la cabeza hacia dos sillas frente a ellos a la derecha.

Los ojos de Giovani se abrieron para después recuperar la compostura. Vaya coincidencias. Así que la mujer que le hizo vibrar todo el cuerpo estaba sentada en la misma mesa que ellos. Eso significaba… entrecerró los ojos y estos brillaban. Ahora sabía porque le resultaba familiar. Quizás su camino se había cruzado en algún momento dentro de la empresa.

Como que desviarse a sentar a beber con el resto del personal no había sido una mala idea. Quizás a partir de ahora se reuniera un poco más con ellos.

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