Inicio parte 2

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       NACE EL PRIMER LICÁNTROPO

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- No me falles Máni -- grita eufórico Poseidón. Fue él quien le enseñó todo a Máni, pero ni él mismo sabía lo bajo que llegaría su discípulo para conseguir lo que quería.

De nuevo reinó el silencio y Zeus continuó:

- Vayamos a la primera parte - Zeus camina de pie frente a los otros dioses y de espaldas a sus hermanos - Como es costumbre, los competidores se cazarán entre sí. Bajarán a las tierras de los humanos, y sacrificarán dos animales - vuelve su mirada a los dos que están detrás de él - Os deseo buena caza, podéis ir.

Y así fue, Máni cazó una ardilla para regalársela a su hermana. Un pequeño y sucio roedor, pues Máni era la perfecta representación de su hermana. Selene se adentró en el bosque en busca del lobo, su corazón palpitaba, necesitaba mucho esfuerzo para realizar tal tarea; no tardó en encontrarlo, estaba comiendo. Sus ojos se abrieron de par en par al ver el tamaño del animal, nunca había visto una criatura tan grande y hermosa en el mundo humano, esto es sureal, incluso es un crimen matar a tal animal, sin embargo, Selene estaba dispuesta a cometer este crimen si es lo que se necesita para vivir al lado de su gran amor.

Respirando profundamente, levantó su arco y flecha apuntando al animal distraído con su presa. El sonido del aullido de sufrimiento del animal fue tan fuerte que hasta los dioses pudieron escucharlo desde allá arriba en el Olimpo y les pareció extraño un gruñido nunca antes escuchado en tal proporción.

Cuando Selene regresó a la sala, Máni ya estaba allí esperándola con una macabra sonrisa en el rostro, Selene era fuerte y a pesar del gigantesco tamaño del lobo negro, consiguió llevarlo al hombro. Sin embargo, al colocar la bestia herida en el pecho en el suelo, otro chillido se le escapa de la garganta. El gran lobo negro reduce gradualmente su tamaño, todos observan atónitos la escena. El gran lobo se encoge hasta convertirse en un humano, las lágrimas inundan los ojos de Selene al ver a su amado con el broche pegado al pecho. Licao la mira, en sus ojos solo había amor, un amor que se estaba muriendo, Selene lo estaba matando y la estaba destrozando por dentro.

Selene entendió lo que su hermano quería, nunca le gustó, y consiguió herirla de la forma más baja que puede haber. Selene siempre había admirado a los lobos, siempre había disfrutado escuchando los aullidos de las hermosas bestias a la luna llena, pero aceptó matar a uno para poder quedarse con su amor, sin embargo era inocente, nunca pensó que su hermano fuera capaz de semejante atrocidad.

Selene cae de rodillas al suelo, el odio en su ser crece hasta ser incontrolable. Sus ojos se tornan rojos, decide vengarse, y para ello se transforma en una gran loba blanca, todos los dioses se levantan de sus asientos y ven a Selene correr hacia su hermano. Máni es tomada por sorpresa, sin tener tiempo de reaccionar o defenderse, clava sus dientes en el cuello de Máni, él intentó liberarse, apretando con fuerza la mandíbula de su transformada hermana, pero ella siempre fue más fuerte, y hoy esta evidencia quedó registrada para siempre. Le arranca la cabeza a su hermano, delante de todos los demás dioses, su pelaje totalmente blanco como la nieve, estaba ahora manchado de rojo. Y todavía en forma de lobo, volvió cerca de su amado que agonizaba en el frío suelo, se tumbó al lado de su amado y aulló tan fuerte como pudo, todos entendieron su dolor.

Zeus con su inmenso poder obliga a Selene a volver a la normalidad y ella abraza con fuerza al humano dueño de su corazón. Zeus ama a Selene, es su hija menor, y verla sufrir así le hizo sufrir a él también. La muerte de Máni ya era algo que Zeus preveía, pero dejó que sus decisiones dictaran su futuro. 

- Ahora eres la diosa de la luna, lánzale un encantamiento y no morirá -habla en voz baja, sólo quería que soportara la carga de no poder amar lo mejor posible.

Selene sabía qué hacer, ahora era la diosa de la luna, tenía sus propios poderes. Cerrando los ojos y poniendo la mano en la cabeza de Licaão, Selene habla: 

- Ahora eres mitad hombre, mitad lobo, serás una especie súper humana, tus años se multiplicarán, podrás vivir hasta un milenio. Tu fuerza será exuberante, todos tus sentidos serán cien veces mejores que los de cualquier humano. Seré yo quien dicte tu destino, el destino de tus hijos, y así será para siempre, generación tras generación. Seré tu diosa absoluta. Y ahora serás el primer licántropo que exista en esta tierra. El primero en ser gobernado por mí, el primer adorador de la diosa de la luna.

Cuando terminó sus palabras, Licaão cerró los ojos y la flecha desapareció de su pecho. Su cuerpo desapareció y ya no estaba entre los dioses.

- Gracias por el regalo, padre - Selene agradece a Zeus con una sonrisa de agradecimiento y sufrimiento, su cuerpo comienza a desaparecer.

Cae la noche, Selene se levanta en su forma de luna llena recibiendo los aullidos de Licaão como si fueran una hermosa canción.

Pero con el paso de los años, vio crecer la tristeza de la soledad en su amada. El amor era algo sublime para Selene, y decidió crear la pareja perfecta para su licántropo, aunque les rompiera el corazón. Tendría a alguien que sería su pilar, su ayudante, y estarían juntos de por vida y que ni siquiera la muerte los separaría. Uno no podrá vivir sin el otro mientras ambos estén vivos.

Y así, en una noche de luna llena, Zeus le concedió el poder de poder crear, una sola criatura. Creó la primera hembra licántropa, de pelo negro y ojos azules, su olor era dulce para Licaão, sentía un deseo por ella que si no la tenía caería en la locura, la diosa hizo que las parejas fueran un amor genuino.

Pero Licaão, cuando ganó a su compañera, no la trató como debía, ni siquiera en la época de apareamiento la trató bien, y esto entristeció mucho a la diosa de la luna, que dejó de aullarle, sus planes ahora eran solo hacer crecer a su especie y tomar el control de todo. Entonces, en un intento de hacerle cambiar de compartimento, Selene desciende del cielo, en el mismo instante en que la luna desapareció, fue al encuentro de su amado que llora al verla. 

- Mi amor... 

- No - le interrumpe Selene hablando con serenidad y suavidad - Tu amor está dentro de tu guarida, alimentando a tu cría, tú también deberías estar allí.

- I... No puedo amarla - Las palabras de Licaão la entristecen, creó a la hembra exclusivamente para él y la trata así.

El deber del macho es cuidar de su hembra, eso es lo que quería Selene.

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