Capitulo 3

Amira

Las lagrimas brotan de mis ojos sin poderlas detener, no esperaba nada de esto todos estan viniendo hacía mi abrazarme, cada uno me dice palabras de aliento, bienvenida, esta es tu casa, estamos contigo; yo estoy sin palabras no quiero que piensen que soy una maleducada o una malagradecida, es que mis palabras estan atoradas en mí garganta junto con un nudo de lágrimas que estoy reteniendo para no ponerme a berrear como una loca, durante este año he pasado tantas penumbras, mis amigos y mi familia me abandonaron, pero estas personas que no tienen idea de quien soy yo estan aquí tendiéndome los brazos para sostenerme y dejándome entrar en su familia, esto es mucho más de lo que merezco, no me equivoque esta vez ellos son tan puros como Mateo.

Respiro profundo para calmar mis lágrimas y lograr colocar una sonrisa en mi rostro.

—No sé que decirles, perdónenme por llorar no esperaba algo así, quiero agradecerles desde el fondo de mi corazón, no saben lo que esto significa para mí, me he sentido abandonada durante mucho tiempo, llegue a perder las esperanzas de que algo bueno me sucediera, pero aquí estoy, gracias por todo esto, muchas gracias — logro decirles antes de que mis lágrimas corran descontroladas de nuevo.

Mateo me abraza.

—Estas en casa, estas segura— me dice sobre mi cabeza, estrecho mi abrazo sobre él y aspiro su dulce aroma, solo tengo gratitud para él.

Hannah

—Bueno ya dejemos la nostalgia, esto es una fiesta señores hay un festín de bebida y comida, así que a comer y a divertirnos— Digo para aligerar el ambiente, coloco algo de música de fondos y las conversaciones empiezan a fluir, veo como Mateo guió a Amira hacia la comida y la ayuda a servirse.

—¿Ves lo que yo veo?— me susurra mi cuñada Robyn al oído.

—Cristo, me has asustado ¿de que estas hablando?— le respondo, pero sé perfectamente por donde viene todo esto.

—Tu lo sabes perfectamente, esto no es solo una misión de rescate, esto es amor, lo huelo, lo siento, así como lo sentí hace más de 20 años contigo— me dice con su aire de superioridad, ella sigue pensando que fue el cupido de Alec y mio.

—Deja a mi hijo en paz Robyn, no te metas, no interfieras, deja que la vida haga sus cosas.

—La vida mis cuernos, esos dos tienen química, la voy a conocer y si merece a mí Mateo voy a meter mi cuchara de cupido y los voy a unir— me suelta y se va caminando hacia mi hermano, yo solo niego con la cabeza, porque si existe alguien más terco que yo esa es mi cuñada, nadie va a detenerla.

Sigo observando a mi hijo y es que no lo reconozco, ni a su hermana la ha cuidado nunca así, no quiero que salga lastimado de todo esto, solo espero que esto sea lo correcto para ambos, siento como Alec me abraza por detrás.

—¿Por qué estas tan callada mi amor?— pregunta.

—Estoy observando mi amor, creo que tu hijo está enamorado.

—Que va, el solo la está protegiendo— Alec como siempre que no se fija de nada.

—¿Cuando me he equivocado en algo?— lo reto, solo sonríe, porque sabe que cuando digo algo siempre tengo la razón — Él está enamorado, solo que aún no se da ha dado cuenta, pero lo hará y me preocupa que salga lastimado.

—Él es un hombre y ella parece una buena chica— me anima, y tiene razón, la mirada de Amira me gusta, transmite confianza, pero Mateo es mi bebe y siempre lo voy a proteger.

Mateo

La fiesta ya terminó, todos empiezan a despedirse y yo le digo a Amira que es momento de que conozca donde va acomodarse a partir de hoy, mi madre nos detiene antes de irnos.

—Quiero que mañana vengan a desayunar, luego iremos al estudio, ahí encontraremos algo para que Amira nos ayude, mientras descubre cuales van a ser sus planes, ¿estas de acuerdo o prefieres descansar mañana?— mi madre le pregunta.

—Es perfecto gracias, quiero estar ocupada y así podrían ayudarme a buscar que puedo trabajar— le dice.

—Bueno ya mañana hablamos de eso, pero seria bueno que estudiara mi amor que cumplas tus sueños— le dice mi madre acariciando su mejilla, Amira cierra los ojos con el contacto, mi madre parpadea y la suelta despidiéndose de nosotros.

Le dieron ganas de llorar la conozco, las reacciones de Amira antes los afectos son como los de una niña pequeña o un cachorro, sé que no debo compararla con un animal, pero es lo que siento, cuando acaricias a un perro de la calle y ellos reciben esa caricia como lo más preciado, pues así es Amira, y da dolor, puedes notar cuanto ha sufrido, pero ya no más. Llegamos a mi piso y abro la puerta invitándola a pasar, ella lo hace admirando todo, mi departamento tiene lo básico, unos sofas, un tv, el comedor y ya esta, no me he preocupado en decorarlo, quizás ella pueda ayudarme con eso.

—Hogar dulce hogar— le digo al cerrar la puerta detrás de mí.

—Gracias Mateo— responde simplemente, la noto nerviosa así que la llevo a su cuarto por si quiere estar sola.

—Esta es tu habitación, mi hermanita se encargo de decorarla para ti, espero que te guste, y aprovecho para pedirte disculpas por ella hoy, sé que te acoso un poco pero ama la cultura Arabe— le digo recordando que Alexa no paró de hacerle preguntas.

—No te preocupes me encanta hablar de mi cultura, es algo que me apasiona y ella es hermosa y amable, además tengo que agradecerle por esta habitación, el blanco es mi color favorito, gracias a ti también por permitirme estar aquí, te prometo que no te defraudare, hare las cosas bien— dice y me abraza.

—Sé que lo harás Amira, y todos vamos apoyarte, ¿recuerdas que te dije que mi familia me rescato una vez?— ella asiente— Pues ven, hagamos un poco de chocolate caliente y te contaré esa historia.

Caminamos hacia la cocina, preparó las bebidas y me dispongo a contarle la historia de mi vida, nunca le he contado esto a alguien, de hecho ninguno de mis amigos saben que Hannah es mi madre adoptiva.

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