Sensación extraña pasajera

Durante el trayecto Alicia no paró de hablar intentando que “el chico” se animara a conversar con el animadamente pero solo lograba sacarle monosílabos que solo incomodaba la situación lo que la forzaba a hablar prácticamente sola. Alex se preguntaba si sería un insulto decirle que se callara pero antes de siquiera intentarlo para ese momento Urías entró en la conversación captando la atención de la pelirroja que la dejo oír sus pensamientos.

En esos tranquilos momentos la mente de Alex divagó hasta unos minutos atrás, precisamente cuando Robert le dijo aquello de dejarlo en los últimos asientos de su carro que por cierto, esa no fue la causa de su rubor anterior… sino las sensaciones que él le provocó al susurrarle al oído fue algo... ¿Cálido? sentir su tibio aliento chocando contra su piel le produjo un ligero cosquilleo que se instaló por toda su columna vertebral, se sorprendió a si misma al notar que la sensación le gustaba, de pronto sintió como su cara aumentaba la temperatura vertiginosamente. Demasiada cercanía… no lo permitirá otra vez.

Cuando la pelirroja hubo desaparecido, los chicos ya se encontraban en su apartamento, Logan aún no llegaba, Urías se fue a su habitación, y Alex a la cocina a tomar algo de cereal. Robert por su parte encendió el televisor y se dispuso a verlo, cuando “el chico” de cabello oscuro llegó a su lado éste la miró con el entrecejo arrugado —Eres un bobo

— ¿Perdón? —dijo Alex atragantándose por el repentino insulto hacia su persona.

—Le gustas a Alicia, ¡está más que claro! no entiendo por qué le quieres mentir, es una preciosura.

— Es una acosadora— respondió con simpleza — además de eso Está loca. —

—Sí. pero por ti. —soltó Robert.

— ¡Déjame en paz! —exclamó ella.

— ¿No te gusta ni un poquito? —preguntó Robert con cara de interrogación.

—Eres un Metiche de primera.

—Yo solo quiero que tengas con quien pasarla bien. —declaró impertérrito el joven.

—Me las puedo arreglar yo solo. —dijo ella.

— ¿Con la mano? —

—Nooo! —soltó inconsciente en un pequeño grito  agudo acompañada de una cara de asco. Carraspeo un poco volviendo a endurecer un poco su voz.

— ¿Eres gay? —cuestionó Robert mirándolo  con sospecha fijamente.

Alex prefirió actuar “ofendido”—No. ¡Por supuesto que no! ¿Acaso Tú sí?

El chico de ojos ambarinos dejo oír una  carcajada con ganas. Lugo de eso se colocó un puño en su boca  que portaba una sonrisa coqueta —No hay hombres en mis fantasías, así que supongo que no. Pero… si tú lo fueses uno me importaría. —declaró él dejando anonada a la chica.

—No lo soy. —dijo Alex en tono de fastidio e incomodidad por la repentina declaración.

— ¿De verdad? Porque yo diría que quizás no sepas expr..

— ¡Qué no! —gritó Alex dándole un golpe en el brazo para después levantarse de un salto del sofá.

—¡Hey! No huyas cobarde, pegas como niña. —decía Robert cogiendo un almohadón y lanzándolo hacia Alex que se lo regresó con agilidad.

Robert se levantó y la correteó por la salita, cuando ella se dirigía a su habitación para atrincherarse contra el enemigo, ésta la atrapó y entre insultos y pequeñas risas comenzó el forcejeo entre ambos.

El chico de cabello largo a todo estilo hippie  ante tanto ruido salió de su ratonera, perdón... Habitación y contempló la escena, aplaudiendo y hablando fuerte — ¿Qué pasa? —preguntó provocando que los chicos dejaran de "pelear".

—Nada, que aquí mi compañero ya encontró una cálida cuevita —dijo Robert palmeando a Alex que respiraba agitadamente por la intensidad con a que lo golpeaba hace unos minutos con las almohadas.

— ¿En verdad? —Preguntó Urías interesado —No me digas que es la pelirroja... Se llama... ¿Cómo es que se llamaba es chica parlanchina?

—Alicia —le grito Robert.

—No, no es verdad, esa chica está loca. —repuso Alex.

—Sí, loca pero por ti. —dijo Robert riendo.

— ¡Ah! Eres imposible. —se rindió la chica yéndose a la cocina a tomar un vaso de agua del grifo.

— ¿Qué haces? —preguntó Robert a Urías que tenía en la mano una varita bastante delgada de color marrón, de la cual una delgada línea de humo salía de uno de sus extremos.

—Aromatizo y suavizo el ambiente, esto nos tranquilizará, es muy utilizado en la aromaterapia. —dijo Urías elevando el incienso por los aires y llenando el lugar de un suave olor sándalo.

—Sí tú lo dices Urías. —dijo Robert desplomándose de nueva cuenta en el sofá.

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