Los amores jóvenes no duran una eternidad

El aire soplaba tan cálido que parecía una caricia, las personas disfrutaban de la playa, a lo lejos se escuchaba música animada, cuerpos se movían en bailes llenos de alegría, mi vista estaba al frente, perdida en el movimiento de las olas.

Recordaba mis primeros días en esta ciudad, cuando paseaba de la mano por la orilla con Louis, pensando que nuestro amor sería eterno, sonreíamos y hacíamos promesas que nunca cumpliríamos, jugábamos en el agua y él recolectaba algunas piedras o cristales de mar, le gustaban sus colores y me decía que me haría un collar con ellos.

Decir adiós no siempre es fácil, menos cuando compartiste tantos años de tu vida con la misma persona, pero tampoco se puede vivir de la forma en que yo vivía con él.

— Nos iremos a Woodstock antes de que termine la sema

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