Capitulo 4.-

***NARRA GRACE***

Me sentía tan mal que al ir corriendo cómo loca por el estacionamiento para no ser alcanzada por Nicolás, me resbalé y terminé cayéndome sólo para darme cuenta que él ya se encontraba a mi lado y me ofrecía su mano para ayudarme a levantarme.

–Gracias joven Nicolás – Dije sin ganas tomando su mano para levantarme del piso – Vamos adentro.

– ¿Está bien, no se ha hecho daño?

–No, en absoluto. Estoy bien.

Caminé junto a él para volver, volví al interior de la empresa y busqué a Carmen para esperar a que me diera indicaciones, tal y cómo me lo había ordenado mi padre. Mientras la esperaba ahí en el vestíbulo de la empresa pude notar cómo la mayoría de los empleados se me quedaban mirando, tanto hombres como mujeres. Eso realmente en esos momentos, me daba igual. 

Lo que realmente me tenía muy preocupada era que mi padre pudiera cumplir su amenaza y entonces sí pasaría de princesa a plebeya en un segundo y encima me convertiría en la burla de toda ésta gente a la que siempre había visto para abajo, desde que tengo uso de razón. Estaba por dirigirme al tocador cuando Carmen llegó a su área.

–Señorita Grace, lamento mucho lo que ha pasado. Don Manuel debió de estar furioso cómo para querer castigarla de ésta manera. De eso estoy segura, pues usted siempre ha sido la luz de sus ojos – Sentenció Carmen muy segura – Mi consejo es que usted permanezca en calma y acate sus órdenes mientras a él se le pasa, toda ésta situación.

–De acuerdo Carmen, haré lo que me indique y no es que quiera hacerlo, es que no tengo de otra. De seguro te dijo que me pongas un mandil y me mandes con el personal de limpieza de la empresa, así en el plan que está es capaz de eso y más – Espeté furiosa – Así que dime Carmen, ¿Bajamos a dónde están los de limpieza?

–No para nada señorita Grace, tampoco es que su padre sea un tirano. Sólo es un padre tratando de imponer su autoridad, no lo juzgue y trate de entenderlo un poco. Me ha dado la indicación de que la lleve al área de Social Media, para que tome la capacitación con el joven Nicolás a partir de hoy.

–Claro Carmen.

Llegamos al área de Social Media dónde ya se encontraba Nicolás, quien por cierto se impresionó al verme ahí. Carmen comenzó entonces a darnos una aburrida y tediosa capacitación que terminó por ponerme de muy mal humor, tanto que cuando terminó de dárnosla, nos dio unos momentos de receso a fin de que pudiéramos descansar y despejarnos un poco. Yo bajé a la cafetería de la empresa a tomar un café o encima de todo me iba a morir del dolor de cabeza, con todo lo que había pasado el día de hoy. 

Estaba tomando mi café con mucha tranquilidad en una mesa situada en una de las orillas de la cafetería a un lado de un amplio ventanal, desde dónde se podía ver el exterior. Estaba totalmente molesta, ida y completamente bloqueada sin saber con certeza el próximo paso que iba a dar, habían pasado muchas cosas en pocas horas para poder procesar todo. 

De pronto Nicolás se encontró de pie junto a la mesa, preguntándome con gestos si podía sentarse a lo que yo asentí con la cabeza que sí. No me quedaba de otra que tratar de llevármela bien con él si íbamos a tener que trabajar juntos.

–Señorita Grace, gracias por permitirme sentarme con usted. Por cierto no sabía que iba a trabajar conmigo en el área de Social Media – Manifestó emocionado mirándome con sus hermosos ojos – Verá que nos la pasaremos genial.

–Por nada. De lo segundo que dijiste, yo tampoco sabía que iba a trabajar contigo hasta ésta mañana y de lo último, yo no estaría tan segura. 

–No sé el motivo que tenga para estar siempre en tan mala actitud conmigo y en vista de que usted estará bajo mi cargo, le digo de una vez que no le pienso tolerar sus desplantes, ni sus berrinches. Siempre soy muy profesional en mi trabajo y no por estar lidiando con los cambios de humor suyos, se vendrán abajo mis planes de crecimiento profesional – Sentenció muy seguro mirándome sin parpadear.

–De acuerdo joven Nicolás, le prometo que no tendrá que soportar mis cambios de humor. Ahora si me disculpa, me voy adelantando ya que tengo que hablar unas cosas con Carmen. Hasta más tarde.

–Hasta más tarde, señorita Grace.

Me fui de prisa al tocador, para pasar al sanitario y de paso retocar un poco mi maquillaje que ya se veía fatal. De pronto mientras me aplicaba más base de maquillaje, una lágrima me sorprendió resbalando por mis mejillas, la cual detuve limpiándola con un pañuelo. Hoy sin duda era el día más terrible de mi vida, me había enterado de la muerte de mi mejor amiga, mi padre me castiga y tengo que soportar a ese desgraciado de Nicolás, ¿Qué podría ser peor?

Salí del tocador y volví con Carmen, tomamos el resto del día una segunda capacitación y después Carmen nos hizo entrega a ambos de un gafete oficial con todos nuestros datos, lo que nos acreditaba como empleados oficiales de la empresa de Publicidad Zambrano. Después de ese penoso momento en el que me convertí de manera oficial en una empleada más del lugar del que yo era dueña, me despedí de Carmen y de Nicolás y salí a la calle en busca de un taxi para irme enseguida de ahí. 

Estuve parada en la acera, no sé por cuanto tiempo esperando a que pasara un taxi que estuviera libre, pero nada. Por ser hora pico todos pasaban ocupados. De pronto un coche muy bonito, se detiene frente a mí y baja la ventanilla. Entonces veo ahí dentro a Nicolás.

–Hola de nuevo señorita Grace, lamento decirle que si espera un taxi no pasarán pronto. Están tomadas unas vialidades – Me informó y bajó de su auto – Así que suba, yo la llevo.

–Hola joven Nicolás, le agradezco por su atención pero es que van a pasar por mí. Lo veo mañana y que descanse – Respondí con fingida gratitud – ¿Ahora resulta que en serio le importo a este tipo? Pensé furiosa.

–Siendo así. Me retiro señorita Grace, pase una excelente noche. Nos vemos mañana – Se volvió a subir a su auto y lo puso en marcha.

Después de rechazar irme con él, pude ver cómo Nicolás se metió en la Avenida con rumbo a una de las zonas bonitas de la ciudad y es que era obvio que al juzgar por su auto, se notaba a leguas que el chico ciertamente tenía posibilidades. Claro que eso no le quitaba lo patán que era por haberme besado sin pedir ningún tipo de consentimiento de mi parte.

Caminé un poco más sobre la Avenida y entonces después de un buen rato, al fin pasó un taxi desocupado él cuál tomé enseguida y le pedí que me llevara a casa de Priscila. En el camino me desconecté de todo, me puse los audífonos y me puse a escuchar música a todo volumen, hasta que por fin llegué a casa de mi amiga.

Le llamé por teléfono para informarle que estaba afuera y ella de inmediato envió a su ama de llaves a abrirme la puerta. Entré y me quité la chaqueta y pasé a la sala dónde estaba mi amiga tomando él té. Al verme ella se levantó y me abrazó con su ternura única en el mundo y entonces no pude más y me deshice en llanto. Al separarnos de ese abrazo el cuál necesitaba demasiado, le conté todo lo que había pasado en ese día terrible, el cual ya quería que terminara. Ella se limitó a escucharme con atención y al terminar yo de desahogarme por completo, entonces me dio su opinión.

–Grace, sé que ahorita sientes que se te cae el mundo a pedazos y me parece bien que llores, que saques todo lo que llevas dentro. Pero déjame decirte que sólo hoy te puedes permitir llorar. Mañana será otro día y aunque a mí me afectó mucho la muerte de Diana también, he pensado que ya de nada nos sirve llorarla, tenemos que vengarla – Manifestó Priscila muy segura y enojada.

–Priscila, ¿Te has vuelto loca?, ¿Cómo vamos a hacer eso de vengarla? Te acabo de decir que mi padre me ha dejado sin dinero y sin nada, para poder investigar a ese infeliz quién fuera la pareja de Diana necesitamos dinero para contratar a alguien que nos consiga los datos y la información de ese hombre – Respondí exaltada.

–Tranquila amiga. Sé que te ha dejado sin nada tu padre, pero también sé que yo puedo costear a la persona que nos ayudará. En la mañana cuando saliste de aquí, llamé a mi madre por teléfono y me ha pasado el contacto de un investigador privado. Tengo decidido que le llamemos para que venga y tengamos una entrevista con él.

–De acuerdo amiga, hagámoslo. Que al menos quiero que si mi vida personal es un desastre, me alegraría poder hacer justicia por la muerte de Diana.

Priscila llamó al investigador privado y quedó de vernos mañana por la tarde, cuando yo saliera de la empresa. Al cortar la llamada con él, Priscila y yo nos sentimos mucho mejor sabiendo que cada paso que diéramos sería un paso para que  la muerte de nuestra mejor amiga no quedara impune. 

Cuando ya sentía mi mente ocupada en otra cosa más productiva, el recuerdo del beso que me dio Nicolás me atacó de nuevo de manera inexplicable, es ciertamente alguien a quién yo nunca pensaría en darle una oportunidad, pero ¿Por qué deseo tanto que vuelva a besarme?

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