Capitulo 2.-

***NARRA GRACE***

Ese mismo día después de recomponerme ante lo que acababa de pasar, decidí buscar a Nicolás en las diferentes redes sociales, para tener más información sobre él de tipo personal y no quedarme sólo con lo que decían sus documentos de trabajo. 

Abrí una de sus redes sociales y pude darme cuenta de que era una persona muy social. Desplegué una a una sus fotografías y me di cuenta que tenía mucho éxito con el público femenino que se desvivían en darle cumplidos a cada una de sus fotos, en las que destacaban sus hermosos ojos azules, su cabello rubio y su muy bien trabajado abdomen habiendo varias fotos de él en el gimnasio que lo confirmaban. 

Busqué y busqué por todas las redes dónde pude localizarlo con tan sólo colocar en el buscador su nombre y apellido, pero en ninguna había una evidencia de que ese Adonis de hombre tuviera una relación, a pesar de salir en miles de fotos rodeado por mujeres de todo tipo, lo cual era raro para mí que ninguna de ellas al parecer era nada más que una amistad. Estaba muy metida en mis pensamientos sobre él, hasta que Carmen me llegó a interrumpir.

–Señorita Grace, no quiero molestarla. Sólo he venido a decirle que ya se está elaborando el contrato del joven de la Garza y también que lo voy a llevar ahora mismo al recorrido por la empresa – Me informó Carmen – Lo único que necesito es que me firme su carta de bienvenida para poder ingresarlo al sistema, a falta de Don Manuel sólo su firma lo puede validar.

–Claro Carmen, permíteme el documento para firmarlo por favor – Le pedí y ella me lo entregó – Muchas gracias, ya te lo puedes llevar.

–Gracias por firmarlo señorita Grace, sé que a usted no le gusta hacer nada de esto y lamento mucho que Don Manuel, la obligue a venir aquí a la empresa a trabajar. Si yo tuviera su dinero, jamás tendría a una hija mía trabajando, pero veo que no todos pensamos igual – Manifestó Carmen con empatía – Espero que algún día, le levante el castigo y la deje hacer su vida.

–Tú si me entiendes Carmen. Lo malo es que a mi padre por más que se lo has dicho, ni a ti te quiere escuchar. Este no es lugar para mí, no me gusta venir. Pero en fin, de nada vale que me queje más, de cualquier modo tengo que estar aquí – Sentencié resignada – Oye Carmen, ¿Este chico de dónde salió?, ya sé que viene de parte de Don Lucas Ortiz, pero ¿De dónde lo conoce mi padre?

–Señorita Grace, yo no estoy autorizada para meterme en los asuntos personales de Don Manuel, ¿Por qué mejor no se lo pregunta usted a él? – Quiso excusarse Carmen para no entrar en detalles – Creo que no tendrá problema en decírselo él mismo. 

–Carmen, sé que no puedes decirme nada. Eres muy leal a mí padre, pero ya lo conoces, él no me va a querer decir las cosas. De cualquier modo voy a intentar preguntárselo yo – Admití un poco desanimada.

Carmen se retiró de mi vista y se fue a hacer lo suyo. Yo por mi parte a falta de tener algo útil que hacer, me puse a leer una revista y de pronto sin verlo venir Nicolás entró irrumpiendo a mi oficina muy enojado.

–Es usted una maleducada y una grosera señorita Graciela. Recién acabo de tomar una llamada de su padre y me ha dicho que él específicamente le pidió a usted que me acompañe al recorrido, algo que usted no quiere hacer porque prefiere leer cosas para mujeres huecas – Sentenció él molesto y cerrándome mi revista de golpe – Así que vine sólo a que me diga usted misma ¿Me acompañará al recorrido o no?

–Joven de la Garza, enseguida lo acompaño y me disculpo con usted. Mi padre en efecto me dijo que lo acompañara al recorrido, pero yo no sé nada de la empresa por eso prefería que fuera sólo con Carmen, veo que eso le molesta así que vamos – Respondí resignada y me puse de pie para ir con él.

–Gracias y lamento el sacarla de su rato de lectura productiva – Manifestó él con sarcasmo haciéndome enojar, pero sin poder decir nada.

Fui con él a tomar el recorrido con Carmen y después que eso terminó, salí sin despedirme de nadie. Tomé mi bolsa y mi carísima chaqueta. Me fui caminando cruzando toda la empresa haciendo mucho ruido con mis tacones de diseño exclusivo, ante las miradas de todos los trabajadores hasta llegar al ascensor. Cuando por fin se detuvo para que yo lo tomara, presioné el botón de planta baja para llegar al estacionamiento. 

Al detenerse el ascensor, caminé por el estacionamiento en busca de mi hermoso auto deportivo, un modelo nuevecito color rojo. Me subí a mi auto y me dispuse a llamar a mi amiga Angélica para invitarla a comer, necesitaba relajarme después de éste día espantoso. Angélica no me respondió la llamada y en su lugar me respondió Ángel, mi ex novio, lo que me llevó a pensar a que quizás al estar juntos los nombres de ambos en el directorio, lo había llamado a él por error pero al despegar el celular de mi oído ví que había marcado el numero correcto el de Angélica, quise preguntarle a Ángel, tan pronto escuché su voz, ¿Qué hacía con Angélica? Si según yo sabía ellos dos no se soportaban para nada.

Lamentablemente antes de poder preguntar, escuché de fondo la voz chillante de mi amiga preguntar a Ángel “¿Quién me llama, mi amor?”. Eso me desarmó y me devastó por completo que antes de seguir escuchando más, corté la llamada enseguida.

Entonces mis lágrimas comenzaron a salir cómo cascadas de mis ojos y me las limpié enseguida, bajé de mi auto para tomar un poco de aire y caminar por el estacionamiento con el único propósito de calmarme. De pronto al levantar mi vista una mirada azul, estaba fijamente posada en mí. El dueño de esa mirada se abrió pasó como un cazador cuando mira a su presa y entonces me abordó.

–No llore señorita Grace, el que yo no esté interesado en usted no quiere decir que nadie lo esté. Ya llegará un engreído y prepotente hombre dispuesto a salir con una mujer tan superficial – Se burló de mí con frialdad, lo que terminó de destruirme por completo – Pero para que vea que no soy tan malo, le daré algo para que se sienta mejor.

–Mire joven Nicolás, ya que estamos fuera de la empresa le diré dos cosas. No se atreva a acercarse más a mí y estoy hablando muy en serio. Lo segundo es que nada de lo que me pueda dar me puede interesar, así que le pido por favor que se retire – Respondí alterada, pero más que eso muy nerviosa.

–No le estaba preguntando si quiere lo que voy a darle o no, señorita Grace. Simplemente se lo daré cómo un gesto de cortesía de mi parte – Sentenció petulante mientras se acercaba más a mí.

A medida que él se acercaba yo retrocedía hasta que no tuve más espacio detrás de mí, quedando recargada en una de las paredes del estacionamiento. 

Entonces él se acercó hasta quedar a milímetros de mis labios despertando en mí, miedo, nervios y muchos sentimientos que no podía ni describir. Instintivamente cerré los ojos y entonces él me sujetó de la nuca con fuerza quedando mi cabello enredado en su muñeca y entonces tiró de mí, para acortar la distancia que nos separaba para besarme intensamente devorando mi boca al instante y haciéndome sentir adrenalina desbordándose por cada poro de mí piel, él me succionaba los labios con mucha pasión y deseo para después introducir su lengua con violencia a mi boca, moviéndola sensual y exquisitamente, haciéndome desear algo más que ese beso. 

Empecé a sentirme de pronto muy desesperada, tanto que comencé a gemir agitada en su boca sin poderme controlar y entonces él con brusquedad me soltó, dejándome en el limbo por un momento hasta que sus palabras me volvieron a la realidad.

–Listo, ya le he dado mi cortesía. Eso fue para que sepa lo que es besar a un hombre de verdad y no a los niñitos estúpidos a los que debe de tener por pretendientes – Manifestó con seguridad.

–Es usted un patán. No se atreva a volver a besarme nunca más, ¿Me ha escuchado? Se lo prohíbo.

–Hecho señorita Grace, recuerde eso cuando usted próximamente vaya a mí a rogar por mis besos – Afirmó él con esa seguridad que me doblaba las piernas y se fue del estacionamiento.

Yo me quedé temblando, con mi cuerpo todavía afectado por lo que acababa de pasar. Nunca nadie me había tratado así, pero tampoco nunca nadie me había besado así.

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