Capitulo 4.

—Cálmate — me gruñó el imbécil de mi jefe, Dios, no sé qué m****a tiene en la cabeza, siempre he sabido que está loco, pero con esto está llegando al límite, es demasiado

Aún así no lo pensé tanto, respiré profundo y nos sentamos juntos en la mesa, Ramón comenzó a decirme sobre que debía hacer y decir, pero con cada frase que decía mis ojos se abrían más y más

—¿¡Estás loco!? — Dije y me levanté de la mesa — no me voy a casar contigo pendejo — caminé hacia el ascensor cuando de repente, Ramón me tomo con fuerza, y a decir verdad, ya ni siquiera sentía el dolor que provocaba su mano alrededor de mi muñeca, llevándome de nuevo a la mesa, me hizo sentar, y resignada, así lo hice, respiré profundo, otra vez, y mis ojos comenzaron a observar todo a mi alrededor

Era un restaurante demasiado lujoso, pero no era algo lujoso y moderno, al contrario, era algo antiguo, era como estar en un palacio; No me sorprendía que Ramón hubiese escogido lugares así para “proponer matrimonio”, era lo que él solía hacer, siempre quería aparentar, y que mejor lugar que un restaurante que posiblemente valdría millones de dólares, incluso la gente que recurría estos lugares se les notaba el dinero que cargaban en sus cuentas bancarias, podía observar a mi alrededor hombres de negocios, mujeres con vestidos costosos, peinados perfectos y maquillaje resplandeciente, los únicos que parecíamos no encajar en el lugar, éramos Ramón y yo.

Lo mejor de este restaurante eran los grandes ventanales que daban una hermosa vista hacia la hermosa ciudad, de repente, mis ojos se desviaron hacia una figura en movimiento, era un hombre que se estaba levantando de su mesa, era grande, llevaba un traje azul oscuro, los músculos se flexionaban bajo este, su cabello era oscuro y se veía inusualmente suave, daban ganas de poner tus dedos allí y sentir tal suavidad, desde mi lugar no podía ver su cara y eso lo hacía tan misterioso como asombroso, de repente, aquel hombre comenzó a caminar hacía el ascensor, haciéndome volver a mi realidad, mire a la persona que estaba sentada frente a mí y tuve una idea

—Necesito ir al baño — Dije rápidamente, esperando por la reacción de Ramón, él solo puso los ojos en blanco y suspiro

—Ve, y date prisa, mis padres están a punto de llegar — dijo y bajo su vista hacia su teléfono celular

Me levanté rápidamente y corrí hacía el ascensor, esta era mi única oportunidad de escapar, de lo contrario, estaré condenada a ser la prometida del imbécil de mi jefe.

Sin pensarlo mucho, entre al ascensor y presioné el botón de la planta baja lo más rápido que pude, recé para que la puerta se cerrara rápido, desde allí dentro pude ver a Ramón observarme con ira, entre en pánico y retrocedí hasta la esquina del ascensor

—¡Detente! — Gritó y quiso correr hacia el ascensor, pero un mesero justo iba caminando frente a él y tuvo que esperar, y para mi suerte, justo en ese instante la puerta del ascensor se cerró

Llegué a la planta baja y cuando la puerta del ascensor se abrió, salí corriendo a la velocidad de la luz, aunque no llegué muy lejos, porque justo frente a mi estaba una pareja mayor, eran la viva imagen semejante de mi jefe, en definitiva eran sus padres… susurré un lo siento y caminé rápidamente a la entrada del edificio, apenas cruce las puertas, el frio invierno golpeo mi cuerpo

Caminé hacía la avenida y comencé a llamar a los taxis, pero como si el mundo se hubiese puesto en mi contra, ningún taxi se detenía, estaba desesperada, mi cuerpo no paraba de temblar, no sabía si era por el frio o por lo nerviosa que estaba, estaba empezado a perder la esperanza, tenía que darme prisa antes de que el idiota de mi jefe apareciera

De repente, sentí algo cálido cubrir mi cuerpo, gire mi cabeza y vi al hombre del restaurante, me estaba cubriendo con su chaqueta, lo miré a los ojos y vi en ellos un escape, mi vista bajo por su cara y pude ver lo guapo que era, sus facciones eran afiladas, sus ojos eran grises, su barba de varios días le daba un aspecto maduro, su cabello de cerca se ve aun mas sedoso de lo que se veía a lo lejos.

Era guapo, demasiado guapo.

—Muchas gracias, pero no tenías que hacerlo — Le dije y comencé a quitarme su abrigo para entregárselo, pero él me detuvo

Mi cuerpo aun temblaba, pero ya no sabía si era por el frio, aunque este se estaba yendo, o si era por los nervios, o si en definitiva, era por la cercanía de aquel guapo hombre, quien estaba de pie frente a mí con una camisa blanca y corbata azul oscuro, la cual combinaba con sus pantalones y el abrigo que yo tenia sobre mí

—Tenía que hacerlo — Respondió con confianza, pero sin mostrar muchas expresiones en el rostro, al sonido de su voz, mi cuerpo reaccionó, provocando que mi piel ahora se convirtiera en piel de gallina, estaba erizada por completo, mis ojos se perdieron en los suyos, hasta que una horrible voz me sacó de mi trance

—¡No la toques! ¡Suéltala! — Escuché sus gritos, y asustada me gire hacia la voz, al tiempo que mi cuerpo se escondía tras el hombre guapo  

—Ramón, no — susurre con miedo, el dueño del abrigo debió notar el miedo en mi voz, porque sin pensarlo mucho me cubrió mejor con su cuerpo

—Aléjate de ella — Le dijo “mi héroe” con una voz desafiante

Esto no le hizo mucha gracia a Ramón, quien comenzó a reír y camino con confianza hacia nosotros, mi corazón no dejaba de acelerarse con cada paso que Ramón daba

—Será mejor que te quites de mi camino, pendejo de m****a, te voy a golpear tan fuerte que ni tu propia madre te va a reconocer — le dijo mi jefe

Sentí como un coche se detenía justo detrás de nosotros y tuve más miedo, porque ahora estábamos entre Ramón y el auto, aunque comparado el tamaño de mi jefe, con el tamaño de “mi salvador”, este ultimo era casi el doble que Ramón, sabía que no tenia muchas formas de ganar

—Súbete al auto — me susurro “mi salvador” girando un poco su cabeza para que solo yo escuchara y sin despegar su mirada de su ahora oponente

Inmediatamente hice lo que me dijo, porque… no lo sé, solo confiaba en él.

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