Anciana + caballos= desastre

El rey, acostumbraba a llamarlos a todos de esa manera, era algo… despreciable, mi vida terminó siendo totalmente diferente de lo que había pensado, le lo que había soñado, de igual manera debía acostumbrarme en algún momento, pero ese momento, no había llegado aún.

Compré un par de cosas en el mercado, quería ver a aquella familia que vi la última vez que estuve aquí, de esa manera, podría sentir que hice algo bueno antes de cambiar de vida, después de caminar un poco, los vi a la distancia, estaban casi en el mismo lugar.

—Aquí tienen— dije extendiendo lo que había adquirido con una enorme sonrisa.

—No… No es necesario, eso… sería una gran molestia para usted— dijo la señora un poco avergonzada.

—No, no lo es, lo traje expresamente para ustedes, no tienen por qué preocuparse— respondí aún con mis manos extendidas.

El niño se acercó y lo tomó, el brillo de sus ojos fue la más pura expresión de gratitud que jamás había visto.

—Me gustaría mucho poder hacer más por ustedes, pero por el momento no puedo, pero les prometo, que me esforzaré por hacerlo— Hice una reverencia mientras me alejaba, atrás podía escuchar la voz de la señora, la cual numerosas veces me agradeció.

Estaba en el medio del mercado, había muchos niños jugando, todos parecían tan felices y despreocupados, me encontré sonriendo y siendo feliz por solo ver la alegría de ellos, me gustaría que pudiesen crecer en un lugar seguro y pacífico, lo cual era, por poco, imposible.

El sonido de unos caballos me sacó de mis pensamientos, al dirigir mi mirada a dónde se suponía venía es sonido, vi a una anciana que estaba recogiendo algunas frutas que se le habían caído. Los caballos estaban más cerca, corrí lo más rápido que pude, logré quitarla del camino, pero esos caballos… parecía que iban a pasar por sobre mí.

Cubrí mi rostro esperando el golpe, pero los caballos se detuvieron justo antes de golpearme, lentamente abrí mis ojos y me coloqué en pie, los ojos de todos estaban puestos en mí. Tomé las frutas que se le habían caído a la anciana y se las devolví sin prestar atención a lo que pasaba al rededor.

—¡Espere! ¿Se encuentra bien?— Escuché una voz masculina.

Ha de haber sido el loco de los caballos, debería aprender a montarlos primero.

—Si necesita que alguien le dé clases para controlar un caballo, conozco un buen lugar— dije mientras me daba la vuelta.

—¿En serio? Y… ¿Dónde está ese lugar?— Tragué grueso.

—Su-su majestad, discúlpeme, pensé que era el hombre que acostumbraba seguirme— Dije haciendo una reverencia.

¿Un hombre que me seguía? ¿A caso eso era creíble? Más me vale que el cabeza hueca lo haya creído.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo