Capítulo 1

Me encuentro en mi habitación, organizando mis pertenencias, sonrío al ver mi cuaderno preferido, allí se encuentran mis más recientes dibujos, lo coloco en mi nueva cama.

Mi nueva cama... quién diría que ahora viviré tan lejos de mi país y encima con mi bff.

Me dirijo a una de las cientos de cajas que se encuentran aquí y en ésta encuentro unas cortinas blancas, las tomo y me dirijo al ventanal, cierro el cristal para que sea más sencillo y tomo una pequeña meseta, para poder alcanzar el pequeño murito que sostiene las cortinas.

Al poner las cortinas, las corro a los lados y miro hacia el exterior, solo observo el jardín, mi habitación se localiza en la segunda planta, así que tengo una vista clara de todo, permanezco observando la pequeña pradera que tenemos en la parte lateral de la casa, es bastante llamativa, aún estando de noche.

Es una noche fría y clara, tal y como me gusta.

Me recuesto en la cama a teclear el teléfono, tengo que llamar a tía Jenna.

***

Pasan los minutos y continúo observando mi nuevo hogar, pero sucede algo que atrae toda mí atención:

En el jardín delantero veo un celaje, cruza muy rápido así que no puedo detectar qué es, en unos segundos desaparece hacia la parte trasera de la casa.

Me pareció una sombra, pero fue algo claro, un color blanco, pero a la vez turbio, no se si fue una persona o algo más.

Luego de permanecer con la vista fija en el jardín decidí no darle importancia al tema e ir a ver que hace Jon, mi mejor amigo, hace unos días decidimos mudarnos juntos.

Salgo en dirección a la cocina y me burlo mentalmente al ver que las cajas de la mudanza de Jon permanecen intactas al salir de su habitación.

Entro a la cocina y encuentro a un tonto mirando de manera sorprendida el frigorífico.

- Jon- lo llamo, el me mira- ¿qué haces?- pregunto alzando una ceja y sonriendo, mientras coloco mi mano derecha en mi cintura.

El niega aún confundido.

- no hay nada de comer, pensé que irías al supermercado- dice y hace un puchero.

- no- digo sarcásticamente mientras me burlo- te dije que fueras e incluso te di una lista- digo riendo- pero buen intento- digo palmeando su hombro y dirigiéndome a la sala.

Me recuesto en el sofá y Jon se sienta en el sofá de al lado.

-¿compramos comida china?- pregunta y sacude su cabeza.

- por mi está bien- digo y sonrío, mientras observo la pantalla de mi celular.

Él se levanta y se dirige a su habitación, en búsqueda de su celular.

Empiezo a contemplar la casa, el techo es muy alto, es en forma de diamante y de el cuelga un hermoso candelabro.

Me recuerda a nuestra casa en Italia.

Continúo inspeccionando las paredes del pasillo, el pasillo es muy largo, lleva a un baño, a una habitación y a los escalones que llevan al segundo nivel.

Al fondo del pasillo veo un parentesco a la pequeña pradera que tenemos en el jardín lateral, hay un hermoso tapiz de flores.

De un momento a otro veo acercándose la figura que hace rato vi, es lenta, a diferencia de ahorita, parece de un material o componente transparente, algo nada sólido, mas bien un líquido evaporado, parece humo, continúo observando con atención, deseando que Jon se aparezca.

Sea lo que sea no me da un buen presentimiento, ya atravesó el pasillo, continúa por la sala y viene en mí dirección.

Mis nervios aumentan y el aire me empieza a faltar.

- ¡Jon!- grito algo asustada y la criatura acelera su paso.

Al llega a mí, no se detiene, es como si quisiera introducirse en mí, pero al rozar mi piel, ésta quema, sale una lágrima de mi ojo derecho y de una manera áspera y brusca,  la criatura me lanza al suelo.

Me asusto más, grito el nombre de Jon de nuevo, veo a la criatura acercarse nuevamente y cierro los ojos.

Pero no sucede nada, solo siento unos brazos que me zarandean rápidamente, provocando que me despierte.

Al parecer todo fue un sueño... y sí, esa fue la primera vez que soñé con Hades. Extraño ¿no?

- ¿qué pasó?- pregunta inspeccionandome con la mirada- estás toda sudada- hace una mueca de asco y se aleja de mi.

- pesadilla- sacudo la cabeza.

Hago una mueca de dolor al levantarme y él me observa aún confundido.

Estuve trotando ayer, casi no siento las piernas.

- llamé al restaurante, es extraño que la comida aún no halla llegado- dice dejándose caer en el sofá.

Me siento a su lado y empiezo a contarle todo lo ocurrido en la universidad esta mañana, fue un día realmente agotador.

Kaprow.

Luego de ser desterrado del cielo, pasando a ser ángel caído, y convertido en un niño de apenas 5 años, de etnia italiana.

Recuerdo que me encontraba vagando en las calles de Polonia cuando un vehículo enorme y negro aparcó a mi lado y de él salió una señora de unos 30 y tantos, habló unos minutos conmigo, preguntando por mis padres o algún familiar, pero se imaginarán que yo solo negaba, trataba de no mentir y por ende no podía decir nada.

Aquella señora posteriormente se convirtió en mi madre adoptiva, Emely Evans y en conjunto con su esposo, quien ahora es mi padre, el señor Carlos Kaprow de unos 40 y tantos.

Es una familia de raíces italianas, pero actualmente su residencia se encuentra en Arabia.

Lo único lamentable son sus negocios deshonestos, pero aparte de esto, son las personas más dulces que conozco.

Todo el tiempo he tratado de mantenerme apartado del negocio familiar, pero luego de sentir afecto por ellos, me fue imposible no ayudar.

Me he convertido en el hijo que jamás pudo tener el señor, y la señora fue para mí como la madre que jamás tuve.

Sí, tuve, falleció cuando mi cuerpo carnal alcanzó la madurez de 15 años.

El mundo es tan nefasto y a la vez curioso, me he adaptado en el mundo de tal forma que he empezado a desarrollar sentimientos humanos, como ira, odio, repulsión y hasta cierto punto cariño.

Merlina.

Escucho un pitido insoportable, abro los ojos y es cuando noto que me quedé dormida en el sofá.

Aquél pitido se trata de la voz de pito de mi mejor amigo, sonrío por su tonta danza erótica y me levanto del sofá, me quedé dormida con todo y la ropa con la que salimos anoche.

Llevo un vestido corto, amarillo claro, con lentejuelas a juego, sí... parezco la típica rubia follable que ves en el antro.

Mientras camino veo una de mis zapatillas en el suelo y al entrar a la cocina, donde baila mí estúpido amigo, encuentro la otra.

No me malentiendan, se trató de una cita, obvio no mía, de mi amigo danzarín con su casi novia y yo, prácticamente soy su casamentera...

¿Lo ven? No soy ninguna rubia follable.

- al fin te despiertas Mel- dice abrazándome.

- cualquiera con la obra que estás armando- digo y río.

- lo siento- dice ofendido, yo vuelvo a reír- es que Shelsey viene a comer y sabes que no me concentro sin música- dice haciendo un puchero.

- al fin decides ir al supermercado- digo volteando los ojos.

- alguien tiene un humor de perros hoy ¿no es así?- pregunta sonriendo de lado.

- es normal luego de tomar tanto- alzo las cejas- tú eres extraterrestre- Jon niega y me sonríe.

- ¿quieres comer con nosotros?- hago una mueca y niego.

Veamos... eso implicaría verlos comiéndose entre sí y ser hipócrita con la víctima de Jon.

- nah... mejor paso- Jon hace un puchero- me iré a dormir a mí habitación, así que baja un poco la música y tu timbre de voz- digo sonriendo y emprendo mi camino hacia la habitación.

- que solecito- dice riendo.

Yo solo lo ignoro y cierro la puerta tras de mí.

Me acuesto en la cama con un salto y la abrazo, debo decir que es muy suave.

Me coloco boca arriba y sonrío, hoy es un día bueno, está nublado y hace un poco de frío, pero dudo que llueva, amo los días como hoy.

¡Espero les guste la historia! ¡Un besote!

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