La guarida de Alex

Capítulo 6

Al parecer nunca se imaginó que le preguntara algo como eso, su semblante cambio por completo, de estar relajado paso a tenso, su entrecejo se arrugo. Se quita los lentes, aprieta levemente el puente de la nariz y se vuelve a colocar los lentes.

—Hay cosas que no podemos controlar, hay personas que siempre buscan su propia felicidad a costa de otros, lo que nosotros queramos no importa... mucho antes de nacer ya todo lo tenían planeado. Sin ninguna escapatoria. Así se manejan los negocios hoy día— recupera la compostura, su voz es plana, sin emoción de ningún tipo.

—Entonces nosotros somos simples marioneta, tenemos que dejar que otros nos manipulen a su antojo. Pensé que esa cultura había queda atrás hace mucho tiempo. ¿Cuál es mi destino? —No sé de donde estoy sacando el valor para hablar de esta forma con él, espero que pueda mantener la compostura y sacar algo de información.

—Tu destino es a mi lado como mi esposa, nos guste o no— apoya su brazo derecho de la pierna, mientras con la otra juega con las llaves del carro.

—¿Qué hay con nuestro mundo?— lo veo tensarse, se levanta de donde esta y da unos pasos hacia el arroyo.

—No hay nada que pueda decirte sobre eso y lo mejor para ti es que dejes todo como esta —me da una mirada de advertencia— Es mejor que regresemos, te invito a almorzar —da unos pasos hacia el carro.

—No, hasta que respondas mis preguntas— estoy cansada de que todos me vean como un juguete y no como un ser humano con derecho de pensar y tomar sus propias decisiones.

—¿No?— me pregunta con cierta diversión en su voz. Retrocede los pasos que avanzo— a diferencia de otros, a mí me encanta que me reten —desliza el dorso de su mano por mi mejilla— lo hace más interesante —chasquea la lengua con total intención haciéndome sobresaltar.

—Necesito respuestas — me alejo de él, sin dejar de mirarlo a los ojos— ¿Por qué aceptas todo esto? Si amas a Bridge ¿Por qué te vas a casar conmigo?

Empieza a caminar hacia el carro sin siquiera darme una respuesta, lo enciende y desde adentro abre la puerta del copiloto, su mirada es impasible, me doy por vencida. Hoy no obtendré respuesta.

Entro al carro y el arranca, en todo el camino no hizo ningún comentario, ni una mirada, es como si yo no estuviera a su lado. Estaciona frente a la casa pero mantiene la vista al frente.

—¿Qué esperas para salir?— parece otra persona, no creo que él sea lo que demuestra.

—Es que yo...

Baja del carro con brusquedad y se dirige a mi puerta, la abre y me saca a tirones, cierra nuevamente y con el control le coloca el seguro para que yo no pueda entrar en el otra vez. Se me acerca con sigilo, como león a su presa, me acorrala contra el carro sin dejar que escape.

—Entiende algo muñeca, te guste o no tú serás mía, no hay nada que puedas hacer para cambiarlo— roza sus labios con los míos y me besa, esta vez su beso es delicado como si quisiera deleitarse en ellos, rodea mi cintura con su brazo y su mano izquierda la coloca en la parte de atrás de mi cuello profundizando el beso, mis defensas se vienen abajo y me dejo llevar.

Libera mis labios de a poco y coloca su frente sobre la mía, mantengo mis ojos cerrados e intentó normalizar mi respiración. Me siento confundida, a estas alturas mi hermana ya no debe estar aquí, de lo contrario me moriría de la vergüenza si me viera besando al hombre que ama. No sé qué me pasa con él, apenas siento su cercanía o un toque y todas mis defensas se vienen abajo.

—Regresa adentro y saca de tu cabeza todas esas cosas, no lograras nada. Quiero protegerte. Nunca te haría daño, no sería capaz— me asegura— pero ambos sabemos que tu padre si sería muy capaz de ello y hasta que no seas mi esposa, no poder defenderte. Aguarda hasta la boda y prometo contarte todo.

—No me daré por vencida, aun no— Le digo sin titubear— ¿Cómo podría confiar en ti?

Se aleja de mí sin decir nada más, sube al carro y lo prende, me aparto un poco y se marcha, me quedo allí pensando en todo lo que acaba de pasar.

Me voy a la habitación de mi hermana para cerciorarme que ya se ha ido, al cruzar la puerta veo todo apagado, enciendo la luz, sus cosas ya no están, la cama esta desnuda. Cierro la puerta de su cuarto dirigiéndome a la mía, busco mi móvil para intentar llamarla y contarle lo que está pasando. Umar tiene un aura misteriosa, sus acciones y palabras dicen una cosa, pero su mirada, la forma en la que me trata cuando estamos en compañía de otras personas no es la misma  si estamos solos.

Marco su número y escucho la voz de la operadora, es demasiado tarde, se ha ido. Debo buscar la forma de comunicarme con ella, pero ¿Cómo?

—Ella se fue al poco tiempo en que te fuiste— Alex entra a mi cuarto preocupado.

—Eso temía, debe haber una manera de comunicarme con ella —camino de un lado a otro exasperada.

—Yo puedo ayudarte en eso, no solo soy bueno en música sino en muchas otras cosas, sígueme —sale de la habitación asegurándose que lo estoy siguiendo.

Lo sigo hasta su cuarto y él se detiene frente a su biblioteca, saca unos libros y mete su mano hasta el fondo, la biblioteca empieza a moverse dejando a la vista una puerta, lo veo con curiosidad.

—Bienvenida a mi guarida, sabía que en algún momento la necesitaría, las damas primero.

Se hace a un lado para que yo entre a un túnel, al final se prenden unas lunes que me permiten visualizar el camino, al llegar veo computadoras, una gran pantalla central, estantes y muchos libros.

—¿Cómo lograste todo esto?— digo asombrada sin dejar de ver a mi alrededor, ¡todo es tan sorprendente!

—Ahorrando hermanita, todo lo compre en efectivo y con diferentes identidades— me responde con orgullo de su logro.

Se acerca a una computadora teclea en ella y la pantalla principal se enciende, diferentes páginas se abren en la pantalla y coloca la información de Brid, a un lado de la pantalla aparece un mapa y un punto titila en el, volteo hacia Alex y lo veo un poco confundido, me acerco a él.

—¿Pasa algo? —me coloco detrás de él para saber qué pasa, pero no entiendo absolutamente nada de lo que tiene frente a él.

—¿A dónde te dijo que se iba?— me pregunta, me deja ver que algo no está bien.

—Francia ¿por qué?

—Está en Rusia y mi GPS nunca se ha equivocado —me dice tecleando en su computadora.

—¿Rusia? Debe ser un error, ¿por qué me mentiría? ¿Qué hace ella allá? ¿Qué está pasando? —me dejo caer en la silla que está a un lado. Me masajeo la frente está a punto de comenzarme una migraña.

—No tengo respuestas para tus preguntas, pero puedo ayudarte a buscarlas si me pones al corriente de lo que está sucediendo —gira su silla hacia mí viéndome con curiosidad.

—Entonces empecemos, no hay tiempo que perder —decido contarle todo, sin obviar detalles, quizás de este modo pueda descubrir lo que esté pasando por alto.

Pasamos gran parte de la tarde en "La Guarida" buscando información de lo que está pasando, Alex logró hackear todas las cuentas de Brid y poder ver todos su movimientos bancarios. Fue poco lo que descubrimos, pero estamos tranquilos porque estamos seguros que secuestrada no está.

Al llegar la noche, salimos a comer algo y al llegar a la cocina vemos a nuestros padres sentados en la mesa esperando que les sirvan.

—¿En dónde estaban?— pregunta mi padre viéndonos de arriba abajo.

—Me estaba ayudando con una tarea de la escuela —le responde Alex con total tranquilidad, como si en verdad estábamos haciendo eso.

—¿Cómo te fue en la mañana con Umar?— mi madre cambia de conversación.

Me cae de sorpresa su pregunta, intento ser cuidadosa para que ellos no sospechen lo que estaba planeando y lo nuestras intenciones.

—Todo bien... ¿Saben si Brid llego bien a Francia? No he podido comunicarme con ella —les pregunto de forma casual sentándome frente a mamá.

—Ella est...— mi madre habla pero enseguida es interrumpida por mi padres de forma brusca.

—Es mejor así, ella tiene muchas cosas en qué ocuparse— se levanta y se marcha dejando una gran tensión en el ambiente.

Al día siguiente intento ignorar las advertencias de Umar y me voy caminando al instituto, al llegar a la plaza me siento frente a la fuente para relajarme en aquel hermoso lugar. Siento a alguien sentarse a mi lado, no tengo necesidad de voltear a ver quién es, es más que obvio que solo una persona haría algo así.

—Desde el primer momento en que te vi supe que no eras igual a las demás, pero nunca me imaginé cuan diferente eres —escucho que dice Andrew haciéndome sobresaltar en mi puesto.

—Tú... ¿Qué haces aquí? —me sorprendió, pensé que sería Umar, pero resulto ser Andrew.

—Esperabas a alguien más ¿verdad?— su mirada era diferente, arrogante, calculadora. En momentos su mirada da miedo.

—Eh... no, solo no esperaba verte por aquí— sentí su agarre en mi brazo cuando me iba a levantar de mi lugar.

—Tengo las respuestas a tus preguntas... ¿Las quieres? —afloja su agarre sin soltarme.

—Ella no necesita nada que venga de ti, y es mejor que te mantengas al margen, esto no es de tu incumbencia— Umar se acerca con sigilo mostrando que este es su territorio, se coloca frente a mi alejándome de Andrew.

—Eso es algo que le toca a ella decidir, no a ti— coloca sus manos en los bolsillos del pantalón, me guiña el ojo y se marcha.

Umar se gira hacia mí, su mirada me aterra, me toma del brazo y me lleva hasta el carro. Por más que le pido que me suelte no me escucha, mi brazo duele y a duras pena logró llevarle el paso. Me suelta bruscamente haciendo que caiga al suelo, me raspo la rodilla y mis manos.

—Yo no planifique ese encuentro, así que no tienes por qué ponerte así— me levanto, apoyándome del carro trato de limpiar las heridas con un poco de agua que siempre traigo conmigo.

Arde como el infierno. Umar es un bruto.

—Fui claro al decirte que yo te llevare al instituto y te traeré de vuelta, espero que sea la última vez que no cumplas mis órdenes —me señala con el dedo índice, su tono de voz está cargado de ira.

A partir de ahora debo ir con más cuidado sino quiero que las cosas se me salgan de control.

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