Capítulo Ocho

Me mantengo en silencio no sé por cuanto tiempo, sin decir nada con respecto a sus últimas palabras.

¿Acaso está coqueteando conmigo?

Le observo ponerse de pie al tiempo que recoge los pocos platos que hemos usado para cenar. Me miro de reojo, guiñándome unos de sus hermosos ojos grises, sumada una pequeña sonrisa burlona.

Esa mirada sin duda comenzaba a hacer estragos en mí.

― ¿Necesitas ayuda con los platos? ―ofrecí, era lo menos que podía hacer luego de todas sus atenciones; aunque lavar platos no era lo mío, jamás había lavado platos en mi vida, pero no veía problemas en hacerlo.

No parecía una labor muy difícil.

― ¡Oh! ¿Me hablas a mí, muñeca? ―voltee los ojos; lo cual, hizo que sonriera―. Es que pensé que te habías quedado sin voz después de probar mi maravillosa comida.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo