Para La Nueva Socia.

Ruby.

Nos pasamos la tarde y casi noche en tienda y tienda, Graham quería que me visera a la altura pues bueno. Jamás imagino que tanto mi hija como yo sabíamos perfectamente en que tiendas comprar.

—Tendré que llamar a la empresa para que nos manden otro auto, ya no caben las bolsas. —Los miramos graciosas ya que ellos aun traen como 10 bolsas cada uno y lo que nos falta. —Aún no se mucho de tu pasado, pero algo me dice que no son lo que yo conozco. —Si supieras Graham, si yo te contará.

—Don de chica.

—No, una chica que apenas puede pagar el alquiler de un departamento no puede saber de trajes de marca o de trajes Luisianos a la medida. —Mi hija y yo solo nos miramos divertidas.

—Saben tengo hambre y quiero pizza.

—¡Oh no mujer! —Respóndeme. ¿Quién eres?

—Si te lo decimos no nos vas a creer. —Respondió mi hija. —Además una observación a tu tutela de mí, no es válida ya que esta incorrecto mi nombre.

—Me están engañando. —Se ve tan lindo confundido.

—Da igual, ya tuviste lo que querías ¿No? —Creo que no. —Ya Sofía irá a Kennedy.

—Chicos porque no se adelantan a la casa, su madre y yo tenemos que hablar. —Uff está muy molesto. Graham le entrego las bolsas a Germán y este se negó a que Sofía le ayudara. Una vez que se fueron se encaminó a un bar-restaurante de la misma plaza comercial. Pidió la mesa más alejada de la entrada y con más privacidad. —Una botella de tequila por favor.

—Graham es demasiado temprano para que comiences a beber. —Se la entregaron con dos tequileros. —Tendrás una hoja en blanco por favor.

—Claro que sí, enseguida. —Se fue la chica.

—¿Qué es lo que quieres?

—Ya lo sabes, ser el padre de Sofía y tu esposo. Creo que lo he dejado bastante claro desde que llegaste a la empresa. —Y valla que lo ha hecho, corrió a un chófer que me pretendía, llego al grado de acosarme después de eso. Tiene orden de restricción. —No sé qué más hacer para que te fijes en mí.

—No puedes ser el padre de Sofía cuando quieras, ella te quiere, se su amigo. Lo lamento Graham. —Tomé mi bolsa y salí del bar, él se quedó bebiendo el resto de su botella.

Ese hombre es perfecto, pero no puedo volver a lo mismo, mi hija no puede sufrir de nuevo por eso.

Tome un taxi para ponerme en camino a casa. Sofía me escribo y me dijo que iría con Germán a comer. Así que estaré sola en casa. Tome la botella de vino que me dio Graham y firme de una vez por todas los papeles del divorcio.

Llamada saliente a Carlos Luisiano.

Carlos, diga.

—Soy yo, solo para decirte que ya están firmados los papeles. Puedes pasar por ellos cuando quieras.

—Sabes que yo no quería esto.

—Claro que sí, pero está bien. Puedes pedirle a tu abogado que venga por los papeles. También va una petición para renunciar a los derechos de Sofía. Así ella dejará de llevar tu apellido y ya no tendremos nada que nos una.

—Adoro a esa niña Ruby, pero me sobre pasa mi orgullo del saber.

—Cierra la boca, no te atrevas a decirlo ya que de tener hijos fue tu idea. Querías un heredero pues te lo di y ve como reaccionaste.

—Cuídala mucho y no le quites mi apellido, te pasaré una pensión para ella. Después de todo no tiene la culpa.

—Ahórratelo, Hay alguien que a pesar de que no lleva su sangre la adora. Así que solo firma y cada quien por su lado.

Fin de llamada a Carlos Luisiano.

No puedo creer que después de tantos años su vos me siga afectando, ame a ese hombre como a nadie. Tanto que no puedo pensar en siquiera ser de alguien más.

Desperté con los gritos de Sofía abajo, está loca de felicidad.

—¿Es mío? —Al bajar esta Graham en la puerta tendiéndole unas llaves a Sofía. Un Charger idéntico al de Germán.

—Claro que sí, ahora ve a darle una vuelta. —Corrió desesperada y yo subí molesta de nuevo. —No seré su padre legalmente, pero si lo seré en presencia. Gane una apuesta y creo que ha sido la mejor de mi vida.

—Te veo en la oficina Graham.

—No lo creo, tengo una reunión para la compra venta de las nuevas oficinas en México. —Diablos lo olvide. —Pedí a Aaron que te consiga una asistente y otra para mí. ¿Las puedes entrevistar por mí?

—Claro, yo me encargo.

—Bien, por cierto, Sofía le darán clases de manejo extras para que te quedes más tranquila. Un instructor irá por ella a la escuela para que no te preocupes si llega tarde.

—Está bien, gracias.

—Oye, lo de ayer fue estúpido, no debí reclamar algo así. No eh sido el padre del año con Germán y quiero serlo con Sofía. —Por fin entendió el punto. —Prometo cambiar y ser mejor para los tres.

—Germán tiene partido hoy, es a las 4.

—Ahí estaré. —Termine de subir las escaleras y entre a mi habitación, desde aquí puedo escuchar los gritos de Sofía. Aunque era muy pequeña cuando me separe de su padre si resintió todos los lujos que le negaron.

Tomé una larga ducha y vestí. Hoy regreso a esa oficina siendo Socia, desde hoy abro mi propia agenda de clientes en la que tengo a uno de los peces más gordos del mundo cuanto a inmobiliarias se tarta.

Bajé a la cocina y me encontré con dos tarjetas doradas con el nombre de Sofía Robledo y otra a mi nombre.
La mía esta con su estado de cuenta, tres millones a favor. Abajo de ella viene una expansión de mi tarjeta.

—¿Quieres que te lleve a la oficina hoy? —Dios santo, la vanidad acaba de entrar a la cocina. —Tengo tiempo de llevarte y luego ir a mi maravillosa escuela nueva. —Solo le puse cara de desagrado. —Ya sé, pero yo no sé lo pedí, y él sabe que amo el auto de Germán.

—Sofía a la primera infracción por lo que sea o bajas tus notas. Adiós auto y adiós tarjetas de crédito.

—¿Tarjetas?

—Graham te dio una expansión de su tarjeta y yo te daré otra, sé que no eres una despilfarradora. Pero solo usa la mía. La de Graham solo en caso de emergencias.

—Está bien, solo la usaré para el combustible y la comida. Se lo que te mataba por lograr esto y lo admiro mucha mamá. —Cómo les dije, Dios me premio con esta niña hermosa.

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