Luchaba contra de dormirse teniendo poco éxito. Podía escuchar todo a su alrededor, pero sus ojos estaban tan pesados que por más que intentara no podía abrirlos, parecía que le hubiesen echado pegamento, además de sentirse como si estuviera volando – benditas pastillas – pensó ¿Cómo se le había ocurrido tomarse tantas? Si una la relajaba sin problemas. - Leila ¿estás bien? Chica despierta que me estas preocupando – escucho decir a la rubia. Su nombre no era Leila pero ¿qué caso tenia corregirla? Intentó nuevamente abrir los ojos sin tener éxito era inútil seguir intentando, se quedó un momento pensando, no podía abrir los ojos pero si podía hablar o eso creía. - Estoy bien, solo son las pastillas que me tomé para la ansiedad – dijo con voz condensa pero lenta. - Vaya – escucho decir a la rubia – estas bien, eso me tranquiza un poco, descansa un poco entonces, estaré aquí a tu lado mientras te recuperas. La morena se relajó un poco quedándose dormida, el sueño la hab
Tom se retiró dejando a Dayla y a Alise en la habitación, la rubia se sentó al lado de la morena entrelazando su brazo con el de ella como si fueran las mejores amigas. - Le caíste bien a mi primo – anuncio la chica con una sonrisa – pocas veces ha invitado a personas para que comparta con nosotros, me siento emocionada creo que seremos buenas amigas, ¿quieres bajar a tomar algo? – Alise hablaba con fruición. - No creo que sea buena idea, aún estoy un poco mareada por las pastillas. - Cierto, las pastillas – afirmó aun sonriendo – aunque también podríamos tomar algo que no lleve alcohol; me gustaría conocerte más, eres muy hermosa, amo tu color de piel, yo por más que me bronceo y jamás quedo así, amo ese tono, mi primo dice que un color canela pasión. Dayla sonrió ante el comentario. Alise parecía ser una chica extrovertida y vivaz, debía tener unos veinte pocos años. La miró detenidamente mientras ella le sonreía, era una chica encantadora sin embargo debía ser muy caut
Alise volvió a donde estaban ellos parados, al ver que regresaba dejaron de hablar. La vocecita en la cabeza de Dayla le gritaba que lo que pretendía hacer era un terrible error, que ese no era el plan, a lo que ella misma se respondió que en todo el tiempo que había estado allí se había apegado a lo que en ese momento pensaba que era un majadero plan y no había servido para nada, ya era hora de improvisar. Sin embargo era consciente de que Piero estaba en el clan de Evans, fuera culpable o no de lo que su ex esposo hubiera hecho, andaba en las movidas y aunque lo había conocido hace un tiempo no tenía la certeza de que era una persona de fiar. La pareja la acompañó a su automóvil, se había sentido tranquila al ver que no había rastro de su jefe por ningún lado. Se montó en el auto sin decir una palabra, la proposición del chico le daba vueltas una y otra vez en la cabeza, “nueva vida, nuevo comienzo” había dicho, eso era lo que pedía desde hacía muchos años. - ¿Qué tienes
La adrenalina del momento se le estaba agotando, comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza y ganas de vomita; Una ambulancia pasaba cerca se detuvo al ver la la multitud uno de sus ocupantes bajo al auxilio del accidente, este hizo seña y otro par de sujetos bajaron de la ambulancia a ver que sucedía y miraron a la chica parada al lado del auto sujetándose con una mano en el auto destrozado, las personas alrededor hablaban todos a la vez así que uno de los hombres de la ambulancia alejo acercándose a ella- Señorita ¿Se encuentra bien? La conciencia que reaccionaba más rápido que ella dijo en su mente - Mi automóvil acaba de dar vueltas en el aire zopenco, ¿te das cuenta cómo está? ¿Cómo jodelines vas a preguntar si estoy bien? – Estoy bien – respondió la c
La pelirroja salió de la habitación dejando a Dayla y al hombre solos. La morena echó la cabeza hacia atrás apenas poniendo la cabeza en la almohada tenía un fuerte dolor de cabeza propiciado por el golpe, cerró los ojos y respiró profundo, se sentía nostálgica necesitaba escuchar la voz de su padre diciéndole que todo estaría bien.- Sé en lo que estás pensando, los encargados del hospital los llamaron pero ninguno contestó, por eso me llamaron a mí, no sabía que me tenías como familiar – ella cerró los ojos con más fuerza tratando de evitar que cayeran las lágrimas.- Nena – dijo el hombre parándose de sillón, ubicándose a su lado y tomándole la mano – quiero que sepas que estoy a tu lado, confía en mí para lo que necesites.
Era la tarde del segundo día luego de muchos exámenes Dayla fue trasladada a su casa acompañada por Aileen y Piero. Miguel aún no confiaba en el chico y así que le había ordenado a la chica que cualquier cosas extraña que viera en él no tuviera repelos en clavarle una bala en la cabeza.- Gracias por traerme pero no es necesario que ninguno de los dos estén aquí – dijo cuándo apagaron el auto en el estacionamiento del departamento – puedo cuidarme sola.- Puedes verlo como un apoyo – contestó Piero alejándose – subiré a ver si esta todo despejado – le dio un giño a Dayla entró por la puerta del edificio.- ¿confías en él? – preguntó la pelirroja cuando ya no se veía.- Nos presentaron hace años, no tengo dudas de que en ese
Habían pasado cuatro días del accidente y Dayla se reusaba a hablar, andaba como alma en pena, echaba de menos a sus padres, Aileen pasaba por su casa un par de veces al día a mirar lo que hacía y a dar un reporte pero la morena se reusaba a hablar con ella o con Piero quien iba a verla una veces al día. La mayor parte de la mañana al despertar se la pasaba llorando o vagando por la casa, en esos cuatro días se había dedicado a leer, aun no había llegado el medio día y ya se había leído cinco novelas, su madre adoraba leer, era una lectora compulsiva, tenía colecciones gigantes con las que presumía con sus amiga, ella siempre intentaba atraer a Dayla con cualquier nuevo libro por el contrario a la morena le gustaba más pasar el tiempo en con su padre en la mecánica, le gustaba armar y desarmar todo tipo de instrumentos.<
Los tres chicos se miraron y luego a la rubia. Dayla se sentía agobiada por todo lo que había tenido que pasar en una semana, eso era agotador para ella.- Alise te presento a Aileen, es mi vecina de la casa de abajo.- okey - respondió la rubia secamente - pero no me contestaron ¿quién es Piero?- Lo siento chica confundí al joven con mi hermano, su suponía que debería estar aquí cuidando de mi amiga mientras yo estaba en el trabajo – respondió la pelirroja sagazmente con un acento cubano – lo siento chico. Piero asintió como si nada pasara. La morena los invitó a sentarse pero rubia no dejaba de mirar a Aileen desafiantemente ya que esta miraba a chico con enojo. La tensión que había en el salón se podía cortar con el cuchillo, esto le provocaba a D