Capítulo I: Hundido.

Mientras un corazón herido buscaba sanar otro latía desesperado, intentando estabilizar con vida y no hundirse en su propia miseria, porque nada hiere más que saber que se a lastimado al ser amado, no importa cuándo tiempo pase, el sufrimiento propio nunca será suficiente cuando se a causado una herida que deja huella en tu alma gemela y aún más cuando se cometió un error consciente de su propio.

3 meses habían pasado ya, los más largos de toda su vida... su corazón dolía con cada latido que daba, nunca imagino que la ausencia de alguien pudiera doler tanto, la sensación de vacío se había instalado en su pecho y parecía no querer abandonarlo.

Dolía... cómo nunca imaginé que podría doler un amor, ni siquiera en sus años de juventud, cuando había sido plantado en el altar por Clarisa; su corazón había dolido tanto como ahora.

Y lo peor de todo era que ni siquiera entendía lo que realmente había pasado, recordá esa noche significó un gran pesar para él, había tomado más de la cuenta y había terminado enredado con Litzy... ¡con Litzy!.

Ese había sido el final de su cuento de hadas, todo se rompió gracias a eso y no tenía justificación para lo que había pasado, no recordaba haber tomado de más; había tomado una que otra copa, quizás no había llevado un control real de cuantas copas había compartido con los invitados.

Sentía pena... no podía describir cómo se había sentido al despertar con Litzy entre sus brazos, la chica se veía tan perdida como él y con gran pesar le explicó lo que había pasado.

Mónic los había encontrado juntos en la habitación, al saber lo que había ocurrido se había marchado y quizás para siempre.

Mónic... pensar en ella hacia que su corazón doliera, de manera indescriptible; sus ojos comenzaban a arder al solo pensar en ella, su lindo mundo se había ido abajo en el momento que las palabras salieron de los labios de Litzy, y todo empeoróba al ver los arrepentida que se notaba la mujer.

Había herido a Mónic, de una forma en la que jamás se lo perdonaría; no había sido su intención pero le había fallado, se sintió la peor persona del mundo y realmente lo era, Mónic era la persona con el corazón más puro que podía existir y él había herido ese corazón de tal manera que creía jamás podría perdonarlo y estaba Seguro que ella jamás lo haría, jamás lo perdonaría.

Le había roto el corazón, en miles de pedazos y nadie mejor que él conocía ese sentimiento, cuando creyó estar enamorado de Clarisa; cuando lo dejo plantado en el altar y luego la miro besarse con otro, su corazón había sido herido, herida que tardo muchos años en sanar y solo lo había hecho por Mónic.

Por esa niña inocente que le había regresado el sentido a la vida, que le había enseñado a perdonar y aceptar el amor una vez más en su corazón.

En amor más puro y sincero que podía albergar el corazón de una persona lo había experimentado él por Mónic y ahora ella sufría por su causa, 3 meses sin verla, 3 meses contra su ausencia; anhelando verla una vez más, poder disculparse, aunque sabía que eso no sería suficiente para sanar la herida de su corazón.

Había traicionado su confianza, la había herido y no había podido darle la cara, explicarle lo que realmente había ocurrido, ni siquiera hablar, absolutamente nada.

Y a Litzy... ha Litzy la había usado, su que no era su intención, pudo ver la desilusión en sus ojos cuando se dió cuenta que él no recordaba Absolutamente nada; había herido a 2 mujeres que merecían ser felices, que solo merecían lo mejor. 2 mujeres que lo habían amado y ambas habían terminado heridas, aunque no era su intención.

Suspiró al pensar en aquella noche, 3 meses habían pasado en un abrir y cerrar de ojos; se sumergió en su trabajo, esforzándose por ahogar ese sentimiento de vacío y dolor en su pecho, en su corazón.

En ese momento estaba en su oficina, había terminado todo su trabajo pendiente pero no quería regresar a casa... ¿que sentido tenía?, ¿que encerraría en su departamento?. Absolutamente nada, solo sufriría con el recuerdo de Mónic, todo siguió un intento desde que se había marchado.

No quería mover nada, las pertenencias de la muchacha aún ocupaban su lugar en la habitación que compartían, tenía la pequeña esperanza de que regresará; poder explicarle todo y quizas poder esforzarse para conseguir su perdon.

¿Se merecía el perdón de Mónic?, ¿su amor sería suficiente para recuperar a Mónic?... sinceramente lo dudaba, sabía que un corazón roto era imposible de reparar con facilidad.

—Dominick— escucho que le llamaban desde la puerta, una voz femenina muy conocida para él. Levantó la mirada para encontrarse con Litzy asomando la cabeza por la abertura de la puerta—¿puedo pasar?— indagó la mujer, observando a Dominick sentado en su lugar junto al escritorio de caoba.

— Claro, adelante— respondió mientras acomodaba algunas carpetas sobre su escritorio. La mujer se adentro en la oficina hasta tomar asiento en una de las sillas del otro lado del escritorio.

—¿Te gustaría acompañarme a comer?— indago un poco indeciso la mujer, Dominick ni siquiera la miró a los ojos; evitaba hacer contacto visual directo.

— No lo sé Litzy, tengo mucho trabajo pendiente— mintió, no quería hacer cosas que se prestaran para mal interpretación de la chica; sabía que en el fondo aún tenía sentimientos por él, aunque tratara de ocultarlo y ser discreto.

— Vamos, Dominick, no saliste a almorzar y ya llevas días así... solo estoy preocupada ¿si?— realmente estaba preocupada por Dominick, sabía que se estaba sumergiendo en su trabajo; esforzándose por aislarse del mundo.

— No lo sé, Litzy— no sabía que otra escusa podría decir, observo a Litzy por un momento, en su mirada podía ver plasmada la preocupación.

—Por favor— pido la chica en un puchero, Litzy coloco su mano por sobre la de Dominick que tenía posada sobre el escritorio, Dominick observo la única de sus manos un tanto incómodo , suspiró resignado; no deseaba lastimar más a la mujer.

— Está bien, pero debo regresar rápido... hay trabajo pendiente— se excuso; salir a comer no le haría daño, tratar de distraer un poco su mente aunque fuera solo un rato.

— Muy bien, iré por mis cosas— Litzy sonrió feliz, al fin tenía una oportunidad de acercarse a Dominick y pasar aunque fuera un rato en su compañía.

Desde su fiesta de cumpleaños Dominick estaba muy distante, pero estaba segura que con un poco de esfuerzo podría ganarse una vez más el cariño de Dominick, sabía que en el fondo él aún albergaba sentimientos por ella y ahora que su prima Mónic se había alejado todo sería más fácil para ella.

—Está bien, Litzy... en 10 minutos salgo— respondió Dominick fingiendo una sonrisa, no quería hacer incómoda la convivencia con Litzy, después de todo era su amiga y una persona muy importante para él, aunque no tuviera un interés romántico en ella; al menos su amistad y su compañía lo hacía distraerse un poco, olvidar la metida de pata más grande que había podido cometer en su vid.

Suspiró con pesadez cuando Litzy se marchó, al menos ella pareció feliz y conforme con su amistad, pero él no pudo evitar sentirse hundió, en un agujero sin salir del que por más que se esforzaba por salir no logró sino hundirse aún más.

¿Las cosas en algún momento mejoraría?, deseaba conservar la esperanza pero cada día que pasaba sentía que aunque todo iba peor, se puso de pie dispuesto a salir de la oficina para acompañar a Litzy a almorzar, esperaba estar tomando la decisión correcta algo dentro de él le decía que estaba cometiendo uno de los peores errores de su vida...

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