II

Al ir bajando las escaleras, Sophie no le quitaba los ojos de encima, mientras ella seguía poco a poco hasta que habían llegado a la planta baja. En cuanto Rose la vio se alarmó y soltó una taza que llevaba en la mano.

—¡Señora! —Se asustó, pero de inmediato Haley le sonrió y negó con la cabeza—. Debería estar en cama, si se esfuerza su condición...

—Esta bien Rose, solo voy afuera un minuto, quiero ver el atardecer con Sophie. —Rose no puso queja, pero sus ojos mostraron la preocupación que no podía mencionar.

Sophie y su hermana salieron por la puerta, mientras que a Rose con la mirada triste se le humedecían los ojos. A ella la vio una chica joven, otra de las sirvientas de la casa y un mayordomo que se acercó a verla.

—¿Qué ocurre? —le preguntó viéndola casi al borde de las lágrimas.

—No es nada, no ha pasado nada —dijo Rose, dándose media para agacharse a recoger los trozos rotos de la taza. Mientras la muchacha y el mayordomo la veían en silencio. Su gesto les decía todo.

Afuera, Sophie y Haley bajaban por las escaleras y dieron unos pasos rodeando la casa llegando hasta un jardín posterior, en donde se detuvieron en un montículo para sentarse en el césped frente al rosal, desde allí podían ver más allá de los árboles al extenso horizonte y el sol ocultándose con sus últimos rayos de su luz sobre la línea de bosques.

—Es muy bonito, ¿no te parece? El ocaso —decía con la mirada perdida en la distancia—. El final de un día, es también algo triste, pero tan hermoso, cada vez que un día termina, aunque sabes que habrá otro, sin embargo no puedes evitar que te ponga sentimental, es un final y con él viene otro comienzo. Eso es muy bello.

— Sí, lo es... —respondió su hermana enfocada en la última luz de la tarde.

Ambas se quedan allí por un momento, mirando como la tarde pasa al crepúsculo en silencio y la brisa mueve los árboles tranquilamente, detrás de ellas escuchan la puerta de la casa abrirse, al voltear ven cómo el marido de Haley está caminando hasta la escalera que baja al jardín donde están. Las miraba a ambas sin decir nada mientras sus ojos parecen más sombríos, quedando unos momentos en silencio.

—Haley —llamó a su esposa la cual esbozó una sonrisa de resignación antes de voltear a su gemela. Sophie no se sintió muy cómoda con la visión que ella tenía de el marido de su hermana, percibía que él mantenía un gesto duro e impasivo, pero notaba sus ojos un tanto distantes.

Acercándose a ellas, estuvo a un lado de Haley colocando una mano sobre su hombro, viéndola a ella únicamente con ojos enternecidos, ella puso la suya sobre la de Lucyan mirándolo para sonreirle antes de que él cambiara su gesto y mirara a Sophie aparentemente disgustado.

—¿Podrías darnos tiempo? —Mantuvo la lejanía en su voz, pero Sophie lo miró con mala cara, había algo de su aspereza que a ella no le gustaba—. Me gustaría un poco de tiempo a solas con mi esposa. —Sophie seguía observándolo con desconfianza.

Estaba a punto de replicarle a Lucyan para confrontar su gesto hostil, pero antes de abrir la boca y decirlo fue Haley quien los interrumpió contestando.

—Perdón, debo volver adentro... —le habló a su hermana levantándose, miró a Lucyan expresando algo en sus ojos.

—Me iré adelantando —le dijo, respirando antes de fruncir los labios. Dio algunos pasos dejándola despedirse de su hermana, Haley se volvió hacia su gemela para hablar.

—Espera un minuto, debo hablar con él —le decía volviéndose y caminando hacia la escalera donde su esposo la esperaba, al llegar cerca de él, fue sostenida con cuidado para ayudarla a andar lentamente, ambos fueron poco a poco hasta estar dentro de la casa cerrando la puerta tras de ellos.

Sophie se quedó ahí sentada, mirando la puerta hallándose inquieta por saber qué hablaría su hermana con él, pero tal como le pedía, esperaría un momento para dejarla a solas con él.

Dentro de la casa, Haley se había desplomado nada más entrar, temblaba un poco y respiraba roncamente, sosteniéndose en los hombros de su esposo y pegando su mejilla en su pecho, él la envolvía en sus brazos para sostenerla mientras están parados en el pasillo de entrada. El gesto de él era frío y lóbrego.

—No deberías forzarte así, es más de lo que puedes aguantar —le susurró él apoyando su mentón en su cabeza. Parecía hablarle distante aunque se mostraba cálido y cuidadoso al sostenerla—, deberías tener más cuidado.

—Te preocupas demasiado —contestó ella con la voz débil—, solo salí unos minutos, no he caminado mucho. —Ella se apegó a él sosteniéndose de sus brazos para estar de pie.

—No me pidas que no me preocupe... Sabes que si no tienes cuidado... —decía, pero apretó sus labios con disgusto antes de terminar su frase.

—Entiendo que temes que si me esfuerzo eso acorte mi tiempo. —Ella tenía una media sonrisa y sus mejillas se mostraban rosadas cuando levantó sus ojos cristalinos por la humedad y los dirigió hacia él—. Pero me duele decir que ya no importa, ya mi tiempo esta contado.

—No digas eso, hallaremos cómo, ganaremos tiempo —le contestó con voz ronca. Ella le sonrió con la mirada fija en él antes de volverse a resguardar en su pecho y dejarse acunar por él. Sentía como su corazón palpitaba azarosamente.

La mirada de Lucyan era oscura y se enfocaba al suelo antes de cerrar sus ojos y dejar escapar un resoplido casi mudo.

Sophie, por su parte seguía inquieta en el césped, mirando la puerta de entrada esperando los agobiantes minutos con ganas de levantarse e ir hasta su hermana, no sabía porqué cuando Lucyan llamó a Haley, pareció mirarla a ella de una forma severa, casi parecía que apuñalaba a Sophie con su mirada.

Era normal para Sophie sentir que él la viera de esa forma un poco hostil a ella, pero esa vez le pareció ver que había una amenaza en sus ojos, comenzaba a pensar que en verdad el marido de su hermana realmente la odiaba.

—Bien —murmuró levantándose del césped limpiando su vestido—, nada voy a hacer aquí esperando, iré a ver de qué tanto hablan. —Mientras se encaminaba a la puerta. Una vez entró a la casa ni su hermana ni el gélido cuñado estaban allí, ya no se hallaban en el pasillo de entrada, cuando abrió una de las puertas logró ver a Rose que organizaba una mesa en el comedor de la casa colocando los platos y cubiertos junto con otras dos sirvientas.

»Disculpa Rose, ¿dónde se ha ido mi hermana? —La mirada de la mujer estuvo turbia unos segundos, pero lo ocultó con una sonrisa.

Sophie no logró percibir que a espaldas de ella las otras mujeres habían dejado brevemente lo que hacían antes de volverse a ocupar. Sin darse cuenta las inquietó su pregunta.

—La señora se está dando un baño, estamos preparando la mesa para la cena y nos pidió que le hiciéramos un lugar a usted —respondió de manera tranquila.

—Oh... Esta bien —decía Sophie mientras miraba por las escaleras pensando que su hermana debía hallarse arriba, no le daría vueltas al asunto, ya podría verla en pocos minutos cuando baje para cenar. Podría esperarla allí.

—Le pido que no se preocupe, en cuanto la señora se halla dado un baño y se halla cambiado podrá venir a cenar con nosotros —le dijo la más joven de las sirvientas, una chica de unos diecinueve con el cabello negro sujeto en una trenza y con ojos de un gris opaco.

Era la misma que había visto en el jardín al llegar.

—Em... Sí, de acuerdo. Gracias... —murmuraba Sophie, vislumbrada con las bellas facciones de la muchacha, ¿qué hacía una chica tan joven y guapa trabajando como servidumbre en esa casa? Normalmente Sophie solo vería a chicas de esa edad y belleza en los catálogos de revista de moda en los cuales añoraba verse tan bien como ellas.

—Lily, mi nombre es Lily —respondió mientras que dejaba algunos aperitivos en la mesa ayudando a Rose a que estuviera lista para traer la cena.

La otra muchacha junto a ella también era muy atractiva, una guapa chica de cabellos dorados y ojos café.

—Esperaré afuera si no te molesta Rose, quiero esperar a Haley —dijo girándose hacia la mujer.

Evitaba observar de frente a las chicas que tenía en frente sintiéndose intimidada por su aire elegante y facciones perfectas.

—Como desee señorita —le contestó con una sonrisa mientras que Sophie salía a las escaleras para estar allí y respirar, cuando encendió su teléfono entró una llamada al poco rato. Contestó apartándose hacia la puerta de entrada.

—Diga.

—Me han contado que llegaste. —La inconfundible voz de un hombre joven sonaba en la llamada. Sus ojos se hicieron distantes y suspiró antes de hablar con voz cansada.

—Sí, he llegado. Estoy visitando a alguien, ¿quién te habló de mi regreso?

—Me he enterado por alguien, rodaba por ahí la conversación y pude escucharla, ¿a quién estás visitando? Creí que después de tanto tiempo querrías ver a tu novio.

—Honesta, honestamente Will... —respiró—, yo estoy muy cansada y me gustaría dejar nuestra reunión para otro día, hoy quiero ver a mi hermana y después descansar. No he dormido desde que tomé el avión. —Parecía agotada mientras habla.

—De acuerdo, no estás disponible —respondió sin evitar la decepción—. Solo que, me parecía que luego de el tiempo que llevas fuera en tu última gira, quería un poco de atención también. Te fuiste a solo dos días de que empezábamos a salir, quiero tiempo contigo hoy.

—Oye, y cuando pensaste en eso, ¿te detuviste a pensar en mí? Necesito tiempo para estar tranquila, el viaje fue muy largo. —El disgusto era obvio en su voz, pero evitó hablar de forma que alguien más la oyera moderando su voz.

—Oye aguarda, no te pongas así. Tampoco es necesario que lo tomes de esa manera —respondió.

—¿De qué otra forma quieres que lo tome?, si haces planes con alguien deberías respetar que esa persona no puede estar disponible... No era para que te decepcionaras como un niño al que no lo dejan salir a jugar.

—Si así te vas a poner creo que no debí llamar, yo solo quería pasar tiempo contigo.

—Y yo algo de espacio, me gustaría descansar y tampoco es que fuera a declinar de mala manera, pero no me gusta que reacciones así sólo porque te digo que debemos dejarlo para otro día.

Al otro lado de la linea se escuchó suspirar al novio. La discusión se extendió por un largo rato hasta que finalmente cedió en decir de mala gana una respuesta complaciente.

—Está bien, de acuerdo. Estás sensible respecto al tema, hablaremos en un mejor momento.

—Sí, opino igual. —Cortaron la llamada y ella se colocó una mano en la frente, comenzando a sobar sus sienes con los dedos. Cuando se dio la vuelta vio a Rose allí parada en la puerta, parece que llevaba algo de tiempo allí esperándola.

—No quise interrumpir señorita, pero la cena esta lista —le comentó mirándola fijamente, ella miró la hora, ¿de verdad había tardado tanto en esa corta llamada?

—Ah, sí, enseguida Rose. —La siguió dirigiéndose al comedor, pero al llegar no estaban presentes ni Lucyan ni su hermana—. ¿Dónde esta, mi hermana? —preguntó mirando las sillas vacías.

—La señora no podrá cenar con usted esta noche, disculpe, pero no podrá bajar a estar presente. —La voz de Rose sonaba apagada y sin sensación alguna—. El señor bajará en unos momentos para cenar con usted.

—¿Por qué...? —preguntó Sophie decepcionada—, ¿por qué Haley no bajará a cenar?

—La señora esta algo cansada, me pidió que la disculpara ya que ella necesita descansar, le hemos llevado su cena a la cama, ahora se encuentra arriba en su habitación durmiendo. —La mirada decaída de Sophie hizo oscurecer la expresión de Rose con depresión—. Lo lamento mucho señorita, son órdenes.

—¿Órdenes?, ¿de quién? —inquirió Sophie de inmediato.

—Mías. —Resonó la voz profunda y tranquila de Lucyan que entraba por la puerta y la miraba con los ojos fríos, parecía traer el ceño fruncido—. Yo di la orden —dijo antes de tomar asiento en su lugar en la mesa.

Sophie endureció el gesto mirando al taciturno anfitrión frente al que se hallaba sentada mientras que este la ignoraba por completo sin dirigir ni una palabra.

—¿Por qué? —murmuró Sophie después de un rato sin haber tocado el plato para nada, Lucyan levantó su mirada hasta verla directamente—, ¿por qué no has dejado que ella viniera a cenar? Prefiero mil veces cenar sola y un millón más hacerlo con Haley que estar en el mismo lugar contigo. —La voz de Sophie era hostil sin esconder el filo de las palabras.

—Señorita... —Trató de hablar Rose, casi escandalizada al verla y bastante incómoda con el tenso ambiente, su expresión mostraba sorpresa de verla ser tan tajante con Lucyan, pero antes de que hablara él levantó su mano para señalarle que no siguiera hablando. Lucyan entrecerró los ojos y de forma ronca solo respondió tras un suspiro.

—Ella necesita dormir, está cansada. —Dejando el plato con su cena a un lado prácticamente sin tocarlo. Volvió a dirigir sus ojos a los de ella—. En lo personal tampoco estaría aquí, pero ella me ha pedido que no te dejara sola para la cena.

—Entonces debo agradecer a tu gran amabilidad de que estoy cenando contigo, pero no puedo ver a mi hermana. —Sophie se veía dolida, había disgusto en que solo estuviera unos momentos con su gemela, que no fueron muy largos.

—Ha sido precisamente ella quien me ha pedido que esté aquí cenando, agradece a ella, de mi parte, yo no estaría. En lo personal tengo mejores cosas de las que ocuparme .

Cuando terminó limpió sus manos con un pañuelo y se levantó de la mesa.

»He terminado, Rose me retiro —le dijo a su ama de llaves mientras desaparecía por la puerta, Sophie por su lado se había quedado en la silla bastante caldeada por el intercambio de palabras y se levantó de su lugar para irse.

—Gracias por todo Rose, pero es algo tarde sabes, yo debo irme. Después vendré a ver cómo sigue mi hermana, él tiene razón, hoy dejaré que descanse un poco, creo que también necesito descansar, si no te importa avisa a Haley que vendré diariamente a verla.

Sophie tomó sus cosas y se apresuró a retirarse aunque se veía deprimida. Por dentro de ella iba disgustada y maldiciendo amargamente al témpano que su hermana tenía por esposo.

—Señorita... Como guste, le avisaré a la señora que espere su visita mañana —decía sumisamente mientras que veía la larga melena pelirroja de Sophie esfumarse por la puerta y cerrarse tras de ella.

El inconfundible sonido del motor al encender el auto se hizo escuchar mientras se alejaba en la distancia. En la habitación de Haley, ella se hallaba dormida plácidamente; mientras que al fondo, Lucyan estaba en el balcón mirando hacia la luna sobre él iluminar la noche con un brillo tenuemente azul.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo