—Así que le di la orden a Ofelia de colocar esa carta ahí. Para que tú la encontrarás, se lo dijeras a Ignacio y él la botara. Pero todo salió mal ¿por qué creo que tú no se lo dijiste o si?—No se lo dije —le respondo secamente.Es verdad, yo le entregué esa carta a la señora Adelaida, la noche que iba a ver ha Ignacio. Hasta hicimos un trato yo no le diría a Ignacio de la carta y ella no le diría nada a mi madre de mi relación con él.Entre nosotras hay una pequeña distancia, a su alrededor están esos hombres que parecen ser sus escoltas. Sol sigue cerca de la puerta, me mira con preocupación. Pero ella no puede entender nada de lo que estamos hablando. La madre de Ignacio interrumpe mis pensamientos, comienza hablar otra vez—Unos días antes de tu cumpleaños mi asistente me pasó unas facturas de las tarjetas de créditos de mi hijo… Me dijo que él había realizado un gasto enorme.—Cuando revisé esas facturas me enteré que él había rentado un lujoso restaurante y comprado un collar d
Carlota Laurent, se me quedo mirando molesta cuando me iba. Ni idea de lo que ella estaba pensando. Bueno podría ser algo así como te… destruiré si te acercas ha Ignacio. Algo que no tiene sentido ya porque creo que nadie podría destrozarme más, de lo que ya lo hizo él. Limpios las lágrimas que ruedan por mis mejillas. Unos minutos después le pregunto al Señor Franco —¿Usted puede tener problemas, con la presidenta Isabel Besnier por mi culpa si me ayuda? —No, porque en esa mansión solo manda la señora Victoria y él Joven Ignacio es el que estás a cargo ahora. —Puedo llevarla a la clínica con él Joven si eso desea. —No gracias, mejor lléveme al aeropuerto. —Es una pena, que la señora Victoria este en una cama postrada. Se que ella, nunca fuera permitido que la presidenta la tratara así. —Usted no estaba cuando nosotras hablamos señor Franco —le digo, porque no sé cómo él lo sabe. —Pero trabajo en esta familia desde hace treinta años. Supe lo que pretendía la señora Isabel Besnier
Tenía años, que no venías a estas oficinas, desde que murió mi padre. La última vez que vine era un niño de cinco años. Papa me trajo, es que le dije que queria conocer donde el trabajaba. Él paso ese día en su escritorio revisando y firmando papeles. Mientras yo jugaba con mis carros en el piso. Estaciono mi auto frente a la entrada del edificio mas grande. Los vigilantes no me dejan pasar, me dijeron que tampoco me podia estacionar en el frente. Saco mi identificación, al mirar mi nombre y mi apellido. Ahora no solo me dejan entrar, ya no me pone problema por el auto. Pero en fin todos los edificios de la empresa los remodelaron, los hicieron más amplio hace un par de años. Espero que la oficina de presidencia siga funcionando aquí. Voy hacia la recepción una señora de ojos azules, peli roja me atiende usa un uniforme gris. —Buenas tardes, me puede decir dónde queda la oficina de la presidenta Isabel Besnier. —¿Buenas tardes usted es? —responde con una pregunta ella. Su hijo
No me importa lo que tu digas, pasaré el resto de mi vida con ella te guste oh no —me doy la vuelta para irme cuando voy llegando a la puerta. —Quiero que te olvides de esa chica, para mí ella es una cualquiera —réplica molesta. Me regreso cabreado —Nunca más vuelvas a expresarte así de mi novia. Ella no es ninguna cualquiera, tú que te acostaba con tu escolta, no tienes moral para hablar así de ella. Me acerco a su escritorio de la molestia que tengo paso mis brazos por el y mando abajo todo lo que estaba ahí. Se escucha el ruido que hizo la laptop y sus papeles cuando cayeron al piso. —Mientras yo esté en París no me llames, ni si quiera te me acerques. Olvídate de que yo soy tu hijo, ah, y ve pensando qué le inventas a la prensa y a los Laurent… Porque yo no me voy casar. Cuando la miro sus ojos color miel están cristalizados —Ignacio no permitiré que se repita la misma historia. —¿Qué historia, de que hablas? —le pregunto con desconcierto. —No permitiré que cometas los mism
—Sí es que cuando tú padre murió tú abuela trato de dar con ellos, pero huyeron de su residencia.En él apartamento donde ellos vivían, los investigadores consiguieron un cuaderno con tres fotos, que decía pagaran por todo lo que le hicieron a mi madre; había una foto tuya, una de tú abuela y una mía.—¿Estas diciendo que allá afuera tengo un hermano que se quiere vengar de ti, de la abuela y de mí? —pregunto impactado.—Si, Ignacio hay otras cosas que tengo que decirte, pero lo haré cuando tu abuela recupere el habla. Quiero que ella misma admita unas cosas que hizo, porque no quiero ocultarte más nada.—¿¿En serio??, ¿¿Todavía hay más secretos?? —le pregunto indignado.—¿¿Todavía ocultan mas cosas tú y mi Abuela?? —mi tono de voz es de rabia.—Sí —responde con sus ojos cristalizados.—Te exijo que me los digas.—No lo haré —responde seria —Me encargaré que sea tu abuela, que te diga lo que hizo, ella también tiene muchas cosas que confesar.—Ignacio perdóname, yo estoy arrepentida d
Eres Mía ¡Hola! mi nombre es Camila Orellano tengo dieciocho años... Hace diez años llegué a la Mansión de los Besnier. Nunca me imaginé conocer a alguien como él... ni lo que iba a pasar después, Ignacio el heredero del grupo Besnier un rebelde resentido con la vida. Apesar de parecer tenerlo todo, un futuro prometedor, un apellido importante, toda clase de lujos, e incluso: "Los ojos verdes mas lindos que he visto" Su conducta parece la de alguien muy infeliz. Pienso que él debe ser así por alguna razón... siempre me hago preguntas: ¿Si tendrá falta de amor? ¿Por qué su rostro denota irá otras veces tristezas? ¿Por qué detesta a su madre? ¿Por qué solo con siete años... decide dejar Francia su país natal? "Venir a vivir a Nueva York". Autora: STEFI ¡Está obra es mía espero les guste! Capítulo 1 a Mansión de los Besnier Recuerdo el día que llegué a la mansión Besnier. La tarde estaba tan fría cargo mi cazadora rosada y botas de invierno. —¿Mamá, por qué tenemos que vivi
De nuevo le pregunté y me volvió a ignorar y de tanto que me jala, llegamos al tercer piso y entramos en la sala donde está el piano. —Siéntate frente al piano —le escuchó decir su tono de voz es autoritario. —No, usted dijo anoche, que no tocará sus cosas—respondo un poco nerviosa. —Olvida lo que dije y haz lo que te digo. Pienso será que él siempre habla así, con ínfulas de grandeza y con ese tono tan dominante. —¿No escuchaste? dije que te sientes, quiero que toques la sinfonía que estabas tocando ayer en la noche. —¿Después podré irme? —le preguntó tartamudeando. —Si, después podrás irte —está vez me respondió con suavidad. Me siento y empiezo a tocar, mis dedos se deslizan por las teclas como si fueran uno con ellos. Puedo oír el fluir de esa hermosa sinfonía que tanto me gusta y me relaja. Cuando terminó de tocar lo observo su mirada parece indescifrable. —Ya terminé joven Ignaci
Camila Horas después, ya estoy en casa después de bañarme me cambio me coloco un vestido blanco más abajo de mi rodillas con pepas azules y una zapatilla. Luego comienzo hacer mis tareas es de matemática, mañana tendré examen de eso. Un rato después bajo a la cocina almorzar cuando veo la comida no se que es. Pero igual me siento al lado de mi madre y como. En esta mansión mayormente cocina es platillos franceses. Tengo entendido que al joven Ignacio no le gusta comer otro tipo de comida que no sea la de su país. cuando son las tres subo a tocar el piano. Pero él no está, no llegó hoy. No sé por qué pero siento una tristeza en mi corazón. Tenías tantas ganas de verlo su presencia me agrada aunque se que su manera de ser es difícil. Las veces anteriores que he subido ha tocar para él. Se para en la ventana, con un rostro tan serio aunque también he notado un rastro de nostalgia ¿Quisiera saber en qué piensas cuando se para cerca de la ventana? ¿Y por qué sus cambios de animos tan r