[Lilian Caballero]

La relación de Roberto con sus padres iba viento en popa. Ellos siguieron viviendo con Arturo. Nos visitábamos seguido, éramos muy unidos. Roberto era feliz y yo lo era también a su lado. Como un día él lo dijo, ¿Qué más podía pedir? Mi vida era perfecta, simple y tranquila.

Unos días después de la inauguración del bufete de abogados. Roberto cocinó una cena para dos, casi me desmayó de la impresión al ver todo lo que se esmeró en la decoración tan elegante del comedor y en todo lo que preparó. Lo sorprendente era que ¡él mismo cocinó! Esa noche me pidió matrimonio a la luz de las velas. No se si se sintió presionado por las bromas que hizo mi padre, pero me sentí la mujer más feliz del planeta. Roberto me dijo que sintió que era el momento perfecto para proponerme matrimonio, en varias ocasiones él me había confesado que deseaba pasar el resto de su vida a mi lado, por supuesto acepte su propuesta de matrimonio, decidimos que la fecha de nuestra b