5. La nueva directora del hospital

[Roberto Abad]

Ver a Lily me removió por dentro, pero a la vez me molesto la manera en que ignoro mi presencia hace un momento. La foto de nuestro beso circulaba por todo internet en el estado y ella como si nada. O no le importaba o era una mujer muy fuerte.

Después de que ella se fue a toda prisa de donde estábamos, me despedí de mi hermano y mi cuñada.

—¿Qué haces aquí Andrea? ¿A que viniste? —le pregunto aniquilándola con la mirada una vez que llegamos al estacionamiento del hospital y me aseguro que nadie nos está viendo.

—Vine a hablar con la doctora, quería escuchar su versión del asunto del beso y ¿sabes que fue lo que me dijo? – me dice con cierta malicia.

Arqueo una ceja.

—Que el beso de ustedes ha sido un error, que tú querido, no le interesas para nada —espeta con gran satisfacción en su tono de voz.

Entonces eso es, a Lily no le importa lo que digan sobre nosotros porque tampoco le importo yo, ya veremos si es así. Lily ha cometido un error muy grave, la mayor adicción para un hombre, que una mujer lo rechacé, ahora no se podrá deshacer de mí tan fácilmente hasta que sea mía. Ella se ha metido en mi cabeza como no tiene una idea y no la dejare tranquila.

Abro la puerta del auto de Andrea y ella entra. Baja el vidrio de su ventana.

—No quiero volver a verte cerca de ella, ¿entendiste? – le advierto con enojo.

—Pero… —dice haciendo un puchero.

—Pero nada – no le dejo lugar a replica.

—Está bien, me dejé llevar por el impulso, nos vemos amor — me envía un beso en el aire al mismo tiempo que me guiña un ojo, esos gestos que hace ella a veces me desesperan, parece una niña malcriada.

Me dirijo hasta el lugar donde está mi auto.

—¡Roberto! —escucho la voz de mi hermano.

Me giro para verlo.

—¿Qué ha sido eso de allá adentro? – me cuestiona en tono molesto.

Me encojo de hombros.

—No sé a qué te refieres —digo esbozando una sonrisita con sorna.

Arturo ladea la cabeza, nunca me ha tenido paciencia y eso me divierte.

—Ana y yo estamos preocupados por Lily, cuidado con lo que haces porque, si la lastimas te las veras conmigo, ella es una buena chica y no está sola, te lo advierto — la voz de mi hermano parece una amenaza más que una advertencia, ruedo los ojos con fastidio.

—Me parece que Lily ya es lo suficientemente grandecita para saber lo que hace, ¿no crees? Ahora… ¿cómo sabes que no fue ella quien se abalanzo sobre mi para darme un beso?... yo tengo una relación estable con Andy, lo acabas de ver, incluso ella ha tomado con serenidad todo este asunto de la fotografía – le digo de manera convincente.

Arturo frunce el ceño.

—Te lo advierto, si ya tienes a alguien contigo deja a Lily en paz – me amenaza claramente.

Mi hermano se da vuelta y regresa al auto donde lo espera mi cuñada. La saludo a la distancia, me responde con una media sonrisa.

[Lilian Caballero]

Como se lo prometí a papá vine a casa a cenar con él y mamá. Me pregunto ¿que será ese asunto tan importante que tiene que tratar conmigo? La ama de llaves me indica que ellos están en el jardín esperándome, cuando llego allí, quedo boquiabierta al ver una hermosa mesa puesta. Mi madre ha sacado la vajilla blanca con toques dorados que trajo de uno de sus viajes por Madrid.

—¡Woow celebramos algo importante! —exclamo con sorpresa mientras los saludo con un beso en la mejilla.

—En realidad si hija —me pasa una copa con vino, miro a mi padre el también esta sonriente.

—No estoy entendiendo nada —frunzo el ceño —¿Qué se supone que estamos celebrando? – cuestiono emocionada.

—Siéntate Lily, te lo diremos —dice mi padre y yo tomo asiento —hay una noticia que tu madre y yo queremos darte y tiene que ver con la sesión que tuvimos el día de hoy con los hermanos Abad – dice con seriedad.

Arrugo la frente.

—Lily tu padre y yo hemos planeado un viaje desde hace tiempo – ahora es mi madre quien habla.

—Ustedes hacen muchos viajes, les encanta viajar —digo restándole misterio al asunto.

—Si, pero este viaje será diferente porque nos iremos por unos meses – afirma seriamente.

—¿Meses? —pregunto, de repente siento que mi espalda se tensa. Mis padres están preparándome para decir algo importante.

—Ahora tu hermano y tu son mayores —mi madre se muerde el labio al hablar —cada uno está viviendo su propia vida, tu padre y yo nos hemos quedado solos en esta casa y hace tiempo que deseábamos hacer un viaje largo por Europa – dice con un deje de preocupación.

—Ahora que el hospital está en uno de sus mejores momentos, está estable económicamente, emprenderemos nuestro viaje, planeamos que sea medio año, estaremos visitando varios países de Europa como si fuéramos adolescentes – me cuenta ahora mucho mas animada, muy ilusionada.

Mi madre sonríe abiertamente y ellos se abrazan frente a mi mientras trato de procesar sus palabras.

—Eso quiere decir ¿que no los veré por medio año? —me digo en voz alta, ellos asienten —esto es raro, tener unos padres tan libres, si es lo que los hace felices, váyanse tranquilos, sólo no se olviden de llamar de vez en cuando porque los voy a extrañar un montón —al final de la última frase mi voz se quiebra, no pudiendo con la emoción me abalanzo hacia mis papas y nos abrazamos.

—También te extrañaremos, a ti, a tu hermano, a Diana y a los niños – me afirma mi madre.

Vuelvo a mi silla. Observo a mis padres, los veo tan felices que me hacen sentir igual por ellos. Mis padres siempre han sido así, desde que me gradué de la universidad han estado viajando mucho. Ellos están disfrutando su vida, han trabajado por muchos años, también dedicaron su vida entera a cuidarnos y es justo que ahora vivan su vida nuevamente.

—¿Cuándo se van? —pregunto de manera curiosa.

—La próxima semana —dice mi padre —sobre eso, hay algo que debes saber, hoy en la junta tratamos este asunto ya que me retiraré del cargo de director del hospital por lo que votamos por un director que me reemplace – su rostro denota seriedad.

—¿Quién te reemplazara? – le cuestiono, aquello es algo que sin duda es importante saberlo.

—Tú —dice él, y yo, siento que la sangre se me baja hasta los pies.

—¿Yoooo? —mis padres asienten. Estoy entrando en una especie de shock emocional, mi hermano es el mejor candidato para quedarse en el lugar de papa, él está preparado —¿Por qué yo? —esbozo sin poder creerlo.

Mi padre carraspea. Mi mirada esta fija en alguno de los árboles frente a mí, yo no me esperaba esta noticia, no me siento lo suficientemente preparada para asumir el puesto de papá.

—Hija, los socios fueron quienes votaron por ti —dice mi padre.

—Dile —habla mamá. Frunzo el ceño, confundida.

—¿Qué pasa? —pregunto un poco nerviosa.

Papá carraspea.

—Roberto fue quien te propuso como candidata para el puesto de director del hospital —mi espalda se tensa al instante, un nudo aparece en mi garganta, trago saliva ¿Por qué él haría eso por mí? —en cierta manera él convenció a Ana y Arturo para que votarán por ti, los candidatos que teníamos era tu hermano Christian y Ana, pero por ahora Ana no puede por los niños, ella fue la primera candidata porque también es socia del hospital.

Asiento.

¿Pero y Christian? —titubeo, mi hermano está preparado para ese puesto.

—Bueno Christian es uno de los mejores cirujanos que tenemos en el hospital por lo que no quisiera que se redujera el ritmo de sus cirugías, Lily, estoy convencido de que harás tú mejor esfuerzo y serás digna del puesto, sé que puedes y tus padres creemos en ti, ¿verdad Alma? – dice mirando a mi madre quien me asiente.

—Si cariño —dice mamá dedicándome una tierna sonrisa llena de orgullo.

Sonrío a medias, no muy convencida.

—Tengo un poco de miedo de ser la nueva directora, es una responsabilidad muy grande llevar la administración del hospital entero pero lo haré por ustedes, haré mi mejor esfuerzo, ustedes siempre me han apoyado aunque a veces las decisiones que he tomado no sean de su agrado, como lo de independizarme e irme a vivir sola, pero siempre han estado a mi lado, los quiero mucho papás… eso sí, cuando regresen deberán nombrar a alguien más porque no está en mis metas ser directora del hospital por mucho tiempo – digo con honestidad.

—Está bien hija cuando regresemos veremos – afirma mi padre.

Esbozo una sonrisita.

La cena con mis padres estuvo de lo más entretenida, nos la pasamos recordando anécdotas de cuando Christian y yo éramos pequeños, cuando entramos a la universidad y nos graduamos. En nuestra familia la mayoría de los miembros son doctores, mis padres siempre soñaron con que nosotros lo fuéramos y aunque tuve una etapa de rebeldía en mi adolescencia donde quise estudiar diseño de modas, finalmente termine haciendo la admisión a medicina. Recuerdo que al principio esta profesión no me gustaba, se me hacía muy difícil y tediosa, después conocí a Ana, nos hicimos amigas, ella amaba la medicina y poco a poco comenzó a contagiarme su amor por nuestra carrera, fue así que cuando hice mi internado en el hospital San José me alegraba tanto por ver a mis pacientes recuperados, por hacerlos sentir mejor y sanarlos de sus enfermedades, era una gran satisfacción, ahora me gusta mi trabajo, soy doctora, pero la verdad, es que no quiero estudiar una especialidad, ni ser directora del hospital, quiero vivir mi vida así como esta por ahora. Tranquila y en paz. No tengo metas ni ambiciones fuera de mi alcance, sólo disfruto de lo que la vida me trae.

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