Cap. 4

Los días pasaron y con ello el avance de Alba en su plan por estar cerca de los Magnates, en este caso lo obtuvo con Izan que después de dos semana se comunicó con ella, para invitarla a salir; eso no lo espero Vega, pero su amigo Hugo estaba contento con el avance de las cosas, ya pronto vería dinero en los bolsillos de ambos, porque cada día que ella llegaba a su casa, le recordaba que gracias a él todo se está dando; algo que odiaba admitir la pelirroja.

  Por lo que hoy Alba; estaba vestida para un almuerzo con Izan que la iba a buscar, al parque que ella le pedía desde siempre recogerla, no quería llamar la atención o menos llevarlo a su departamento que era una pocilga y más; para un hombre como él que lo tiene todo; así que respiró hondo sentada en la banca de ese parque muy conocido de la capital, miro a muchas personas ir y venir con sus hijos o parejas, hizo una mueca de solo saber, que la gente es tan cursi expresando su amor.

   Miro su reloj uno de cuero, que compro con sacrificio trabajando en una tienda de ropa, ese por los momentos es su trabajo actual no quiere levantar sospechas; pero odia ese trabajo y tener que limpiar pisos, sabiendo que no nació para ello, sino para triunfar y tener todo en la palma de su mano, pero eso le va a dar el impulso para que Izan piense en ayudarla financieramente; sonrió de lado de solo imaginarlo.

     Cuando paso quince minutos se impaciento, dónde se puso de pie para irse de una vez, casi suelta una maldición, que al mirar detrás de ella nota que Izan viene acercándose junto a su guardaespaldas que nunca lo deja solo, como lo detesta porque siempre la ve ¿como buscando saber más? de su persona; solo carraspeo optando una sonrisa amable que era su gancho.

   El rubio curvo una sonrisa, por volver a verla eran tres semana de tortura, que no podía seguir viviendo; algo dentro de su pecho le decía que debía verla y lo comprobó, al recibir un abrazo de ella, no dudo en estrecharla en sus brazos para poder sentir su aroma a rosas como cítricos, fue algo que le gustó en gran manera, luego del abrazo pudo ver su rostro muy alegre.

— Lamento la demora, el deber llama y con ello no puedo faltar. — Informo el asunto y ella solo asintió entendiendo.

— No hay problema Izan… supongo que el trabajo te acapara demasiado. — comento algo desilusionada, al bajar la mirada.

    En el momento que él ve ese movimiento, solo toma su mentón en alto y hace que lo mire a los ojos, su mirada neutral causo algo de nervios en Vega por lo que le dijo unas simples palabras.

— Ten en cuenta Vega Hill, que jamás debes bajar la mirada ante nadie y menos en mí. ¡Entendido! — explico y ella estuvo de acuerdo.

— Lo haré señor. — susurró, mientras él vio sus labios de color rosa resaltar bien en esa boca.

    El silencio entre ambos causo que él carraspeara y se alejara de ella, para darse media vuelta; invitándola a seguirlo cosa que ella no dudó en hacerlo fueron a su auto negro muy llamativo, le abrió la puerta y ella ingresó feliz, miro a su guardaespaldas que estaba muy serio eso notó que no dudo en cerrar la puerta un momento; para después acercarse a su mano derecha.

   Cuando logro; estar delante del caballero moreno como de cabello rapado, colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón negro, como todo su traje excepto la corbata en tono blanco, cortesía de su Madre que siempre busca hacerlo cambiar de usar tonos muy oscuros, pero fijo su mirada escrutadora, sobre el caballero que lo miró esperando alguna orden de su parte.

— Dime ¿Que te pasa? Has estado últimamente extraño estás semanas. — exigió saber, dónde su guardia lo miró sin decir nada.

— No es nada señor… ¿No entiendo su pregunta? — aclaró estando de forma pasible.

     En la mente de Izan; no se equivocaba con respecto a la actitud de Sánchez uno de sus guardaespaldas más fuertes, lo conoce desde que era un niño su Padre le dio trabajo, porque vio potencial en él, aún sabiendo que era mexicano, sin tener papeles para estar en un país europeo como lo es Londres, así que bufo por lo bajo y le dio una advertencia por su actitud.

— Cambia la actitud Sánchez o me olvidaré de que eres mi guardaespaldas. — ejerció su mandato, mientras él aludido solo estuvo de acuerdo, sin responder es su manera de dar respeto a su jefe.

   No quiso seguir hablando, porque al ver a la pelirroja sonrió de lado, para subir después al auto y comenzar avanzar; los esperaba un restaurante elegante, necesitaba pasar tiempo con ella, al menos hasta donde le permita su trabajo, dejo ese pensamiento de lado al fijar su atención en ella que le contaba su día de trabajo en una tienda de ropa, eso le agrado es una chica fuerte en trabajar; sin esperar que la mantengan no sabía ¿cómo?, pero todo en ella le daba curiosidad por conocerla a profundidad.

  …

    Por otro lado; la familia Price estaba en una reunión de ejecutivos, dónde el Sr. Gonzalo junto a su hijo mayor Darío, oían como cada departamento de su empresa llevaba todo en sumo control; pero en momentos ellos daban órdenes, al ver fallas que al instante de finalizar la reunión tenían que modificar, sino se verían sancionados por no hacer su trabajo como es debido.

    En el momento que terminó la reunión, los dos se quedaron solos mirando desde su gran ventanal, toda la cuidad y como la gente que desde su posición se ven como hormiguitas yendo a sus propias vidas, como también detallo a parte del personal de ellos como los de su competencia, Darío veía todo deleitándose con el cielo, era increíble de ver, pero la mano de su Padre sobre su hombro lo hizo volver a la realidad.

— Hijo… tengo que anunciar algo importante. — hablo su progenitor, cosa que él se giró para verlo de frente.

— ¿Que sucede Padre? — pregunto algo preocupado y más cuando su Padre se tocó la nuca, algo inseguro de hablar.

— Verás… hablé con Elia y me pidió una vacaciones en el Caribe, dice que tengo mucho estrés del trabajo y mis huesos los siento algo débiles, haciendo que mis músculos duelan por momentos, al estar mucho tiempo sentado. — los ojos de Darío se ampliaron por la noticia.

— ¿Cómo dices Padre? Te has sentido mal y no has dicho nada. — frunció el ceño, mientras su Padre afirmaba.

— Sí… pero no es de gravedad, solo debo cuidarme, para que mis huesos estén bien como mis músculos y eso lo puedo hacer, al darme esas vacaciones. — informo la duda de su hijo, pero solo recibió una negativa al conocer lo que sucedía.

— Señor Price jamás haga que su hijo se preocupe de esta manera. — lo reprendió, haciendo reír al caballero, que sólo llegó hasta él para abrazarlo.

      En solo segundos se separaron y su Padre lo tomo de la mejilla como siempre ha hecho, con sus hijos varones, al darles un consejo o reprenderlos; curvo una sonrisa para ver los ojos azules claros de su hijo iguales a los de su esposa.

— Necesito que te quedes al mando; mientras vuelvo en dos meses, puedes con el trabajo Darío Price, sin olvidar que tú hermano debes cuidar también. — soltó su petición, para verlo aceptar.

— Lo haré Padre… entonces te veré en dos meses, seguro saldrás mañana. — comento.

— No. Me voy hoy en la tarde, así que desde ya, tienes toda mi autorización; incluso Gómez sabe que estarás a cargo al irme. — manifestó y su hijo volvió a negar, al conocer que su Padre es muy precavido.

— Todo estaba calculado señor …

— Así es hijo, te llamaré cada día; así sea una hora, a espaldas de tu Madre claro; sabes que no le gusta que al vacacionar seamos interrumpidos. — le dio la razón, porque Elia es muy fuerte de carácter.

— Entendido viejo, nos vemos entonces cuídate, no te olvides de hablar con Jhony. — completo y su Padre estuvo de acuerdo.

— Eso voy hacer. Bueno debo irme, quedas a cargo señor Price. — ordenó y su hijo asintió viéndolo irse de la sala de juntas.

    Para cuando estuvo solo, volvió a ver la gran vista de la ciudad, junto con sus edificios; recordando que mañana debe asumir el puesto de su Padre en solo dos meses y no va a fallar, nació para ejercer el mundo de los negocios; como también le encanta pintar es un hobbies que lo usa en sus momentos libres, al estar en la casa familiar, dónde pronto tendrá que rentar el apartamento para estar cerca de la empresa; ya que la mansión Price, queda algo apartado de la misma ciudad por petición de sus Padres así lo hicieron, respiró hondo optando una mirada de seguridad; como fuerte para ejercer su labor de CEO en la industria textil.

— Bueno aquí vamos. — dijo en voz alta, para luego irse de esa sala y llegar a la oficina de su Padre.

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