Una pesadilla.

— ¿Te lo creíste verdad? — No paraba de reírse. — ¡Era una simple broma, sabes que me gusta que me llames así!

— Me gusta esa sonrisa en tu rosto, te hace más hermosa y ese resplandor que me gusta esta hay de vuelta.

Se ruborizo al escucharlo. — Gracias, cambiando de tema ¿No tendrás problemas con la reina Akane?

— No, la verdad, mis hermanos y la reina creen que estoy en un lugar al que voy solo para pensar en una chica especial. — se sonrojo al decirlo. — Paso un día completo allí, así que no me molestan, pero decidí escapar solo para verla en persona apenas supe de la invitación.

Ella al escucharlo se sonrojo sabía perfectamente que era ella, pero lo disimulo.

— Vaya jovencito. ¿Eso es lo que haces? No puedo creerlo, con el gran talento que tienes, solo piensas en chicas y hacer todo evadiendo responsabilidades.

Brendan sonrió pícaramente — No evado mis responsabilidades, solo que me divierto de vez en cuando y, en ese lugar especial también he compuesto canciones que pronto escucharas.

— Esta bien, estoy ansiosa por oírlas, creo que es hora que te vayas o si no se darán cuenta que no estas. —La rubia le recomendó.

— ¿No quieres mi presencia verdad? — puso cara de tristeza.

— No, no es eso, la verdad es que me da miedo que te castiguen por mi culpa, no quiero eso.

— Tienes razón. — Se arrodillo y le tomo la mano. — Nos veremos dentro de tres días bombón.

Se alejó para marcharse, Samanta volvió a salir y lo vio irse. — Hasta luego Señor Brendan, lo esperaremos a usted y a sus hermanos muy pronto—

Brendan sonrió al escucharla.

— Yo estoy ansioso de verte de nuevo pequeño bombón. — Y como una estrella fugaz subió al cielo y desapareció rápidamente.

La reina sonreía feliz observando el cielo, sus coletas se mecían con el viento de poder verlo nuevamente después de muchos años.

— Te espero mi querido Brendan. — Con sus manos entrelazadas en su pecho decía en su mente.

— Mamá ¿Estás bien? — Samanta decía al verla nostálgica y distraída.

— Si, no te preocupes, entremos. — sonreía a la pequeña para que no sospechara — ¿Tienes hambre?

— Si, vamos.

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Legión   Estelar

Brendan aterrizo en el lugar al que siempre contemplaba la luna y pensaba en ella, se arrodillo llorando.

— ¿Que acabo de hacer?  Ella esta con otro, ¿Porque lo hice? Es una mujer prohibida para mí. — Lloraba de desesperación. — Pero no me importa, estaré a su lado así no corresponda a mi amor pase lo que pase.

Se levantó y después de un rato volvió con sus hermanos.

— Oye Brendan ¿Dónde estabas metido? — Decía furioso Dylan al verlo llegar.

— ¡Déjame en paz, sabes perfectamente donde estaba! — Brendan tomo un sorbo del trago más fuerte que había en la despensa.

— Si lo sabemos, pensando en la reina de Eris, pero acuérdate que ya está casada y es la representante de ese lugar. — Ethan le recalco.

— No me recuerdes esa cruda realidad por favor, cambiando de tema quiero decirles que al volver a ese lugar pienso incursionar nuevamente en la música. — Brendan les confeso.

— Pero ha pasado mucho tiempo, solo lo hicimos para buscar a la princesa cuando fue el ataque. — Dylan estaba confundido.

— ¿No quieren estar un tiempo con las chicas que aman? Aprovecharían ese tiempo con ellas, yo ya no puedo hacerlo, pero ustedes tienen posibilidad, solo puedo ser un amigo para ella. — Brendan comento resignado.

— Esta bien lo haremos, si eso te hace sentir mejor. — Dylan le expreso.

— Bien, lo haremos en la fiesta de máscaras del palacio de Eris, no creo que haya problema. — Brendan les afirmo omitiendo que había visto a Clarise.

— ¡Pero es en dos días y solo tenemos la canción que hicimos a la princesa! —Ethan se puso nervioso.

— No se preocupen, aquí está la letra de estas canciones, las compuse especialmente para ella.

El chico castaño vio la letra de cada una y se impresiono. — Al parecer no perdías el tiempo en ese lugar, son una maravilla.

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Reino de Eris.

Entraron al palacio, la pequeña se dirigió a su habitación, la reina se adentró en sus aposentos para estar lista para su visita, se miró al espejo.

— No creí, verte de nuevo, después de ese…— No pudo terminar de decirlo, pues le empezó a doler el pecho, tosía muchísimo y se sentó en la cama, pero seguía aun peor. — No entiendo porque me pasa esto, no tengo nada, descansare un poco.

Un rato una de las doncellas del palacio toco a su puerta.

— ¿Majestad? —Hablo una de las mucamas despertándola.

— ¿Si? —Se levantó de inmediato al no sentir aquel dolor.

— La señora Zero acaba de llegar majestad. —Le comunico.

— Dile que voy en un momento por favor. —Se acercó de nuevo al espejo arreglando su corona en su cabeza.

—Si alteza.

Salió de la habitación llamo a Samanta para que bajara y esta le dijo que iba en un momento. Bajo las escaleras principales hechas de cristal, allí estaba con un hermoso vestido verde la gran Zero

Se trata de una mujer joven, alta, delgada, de piel clara, cabello rubio ondulado y ojos rojos, en su apariencia inicial mantiene su cabello largo y rubio, este se vuelve rojo a medida que se alarga, entonces su vestimenta es un vestido blanco largo que arrastra por el suelo mientras permanece descalza.

Es muy dulce y comprensiva cuando es ella misma. No obstante, cuando estuvo poseída por la maldad de los enemigos del reino de Eris, tuvo una personalidad totalmente diferente.

Era una mujer de un carácter muy fuerte también muy violenta y temperamental. Es peor que cualquier villano antes visto, pero si alguien la traicionaba, o ya no le servía, lo elimina sin piedad.

— Majestad. — Se arrodillo ante la rubia en cuanto la vio.

— Zero, que bueno verte de nuevo, no hagas eso por favor, llámame simplemente Clare. — La reina se acercó a ella y le dio la mano para ayudarla a levantarse.

— Siempre eres cálida y bondadosa con todos. — Dijo tiernamente la mujer.

— Esa es mi forma de ser, no dejare de ser así ni siquiera por ser reina. —Sonrió. — Dijeron que vendrías mañana. ¿Sucede algo en tu legion?.

— No, es solo que quise venir antes, no tenía nada más que hacer, así que decidí adelantar mi viaje para estar unos días en este bello lugar. ¿Dónde está la pequeña de la que todos hablan? — Zero le comento muy emocionada.

— Parece que está demorándose mucho, la iré a buscar. — La reina decidió ir por sí misma para saber que ocurría.

— Espérenme, ay... —Grito quejándose la pequeña al bajar las escaleras y tropezar.

Samanta bajaba las escaleras tan rápidamente que su pie tropezó con su vestido y cayó al frente de ellas, empezó a llorar avergonzada de dar esa impresión a Zero, su madre se acercó a ella calmándola.

— Mi pequeña Clarise, tranquila, no ocurrió nada malo...— decía ayudándola a levantarse.

— ¡Me da vergüenza! Quería impresionar a la señora Zero, pero hice todo lo contrario. — Se aferraba a su mama.

— ¿Recuerdas lo que te dijo él? No llores — La reina le decía recodándole las palabras de Brendan.

— No te preocupes, eres una niña muy linda y una hermosa princesa. — Zero le decía al ver la tristeza de la pequeña. — No llores más, tienes un hermoso y único resplandor, eres una niña muy linda y además algún día serás una reina excepcional igual a tu a madre, me gustaría ser tu amiga. — Le tomo la mano y la miro cariñosamente.

— ¿Lo ves? Te dije que era una amiga muy especial, mi querida hija. —Su madre le dio ánimos.

— Si ya lo veo mamá. — la pequeña sonrió. — Si quiero ser tu amiga.

Se fueron a la sala de estar, donde bebieron té y hablaban de las cosas que habían pasado desde que no se veían.

La pequeña Samanta se quedó dormida después de estar escuchándolas hablar de aquella increíble y decisiva batalla del pasado.

— Parece que se quedó dormida al escucharnos tanto. — Dijo Zero riendo.

— Si…— Suspiro llena de nostalgia.

— ¿Te sucede algo? — Pregunto preocupada la pelirroja.

— La verdad, si, hoy volví a ver a Brendan...— Se levantó y se acercó al ventanal donde se veía la luna muy cercana a la tierra.

— ¿Vino? — Dijo sorprendida.

— Si, pero tuvo que irse, ¿sabes? Quede sorprendida al verlo en un hermoso traje de caballero de la legión Estelar, parecía un príncipe.

— Clare, veo que lo amas. ¿No es así? —Zero no pudo evitar comentar aquello.

Jazmín al escuchar eso se alteró y se puso nerviosa pues era la primera persona que lo notaba en años.

— No puedo mentirte a ti, pero no quiero hacerle esto a Arthur. — Exclamo triste la reina. — El me ama demasiado, el solo pensar en Brendan sería como traicionar el amor que me tiene Derek.

— Disculpe majestad, no fue mi intensión hacerla sentir mal con algo como eso. — La mujer dijo arrodillándose llena de vergüenza.

— No hagas eso. — Se sintió muy mal que hizo que se desmayara finalmente.

— ¡Majestad! —Grito la pelirroja muy asustada.

Ella no despertaba y los sirvientes la llevaron directamente a su alcoba, todos estaban tan preocupados que de inmediato llamaron a su esposo.

En las tinieblas del espacio una risa malvada hizo que en esa ocasión la reina despertara, pues estaba flotando desmayada en ese lugar.

— JAJAJAJAJA ,¿Creíste que no iba a haber riesgo al utilizar el poder que posees y que vivirías para siempre? —Le dijo aquella entidad maligna que no mostraba su verdadero ser.

— ¿De qué hablas? —Pregunto desesperada.

—No seas tontita, me refiero al deseo que le cumpliste a tu estrella, usaste parte del poder de tu esencia, quiero decir, parte de tu misma vida. —Le menciono.

— ¿Quieres decir que estoy en peligro? —La rubia hablo con miedo.

— Si, lo estas desde el momento que cumpliste ese deseo, dijiste que se cumpliera sin importar lo que pasara. ¿no es así reina Jazmín?

— ¡No! ¡es mentira! ¡es mentira! ¡No.…!

— Vas a morir si usas de nuevo la capacidad de todo tu poder y yo acabare con todos los que amas, mira.

Vio al frente de ella a Arthur, Samanta y Brendan, una espada atravesó a los tres por sus corazones y cayeron muertos.

—¡Samanta...Arthur...Brendan…Noooooooo...!

Se acercó a los tres y abrazo a Brendan, esto le dolía demasiado, ver a sus seres queridos y su planeta destruirse por completo por alguien que ni siquiera conocía.

— Parece que te importa solamente él. ¿Verdad? — Decía la oscuridad rodeándola.

— ¡Te equivocas!, ¡Amo muchísimo a los tres y soy capaz de dar mi vida por salvarlos! ¿Porque lo haces? ¡Eres un maldito! ¡Eres lo peor que existe! — Decía llorando amargamente.

— ¡Llora! Eso es lo que quiero, ver sufrir a la heredera de la luna hasta verla morir.

Una espada atravesó su pecho, que cayó muerta ante aquella entidad. — Así será mi triunfo en esta m*****a tierra.

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