Lindo apodo.

—¡Mamá, ven juguemos! —­ Le jalaba el vestido a su madre, la reina y Brendan se separaron por la insistencia de la niña.

Brendan se acercó a la pequeña y se agacho para mirarla detenidamente.

— Es idéntica a ti Clare—­ Habló mirando a su amiga.

— ¿Quién eres tú? y porque le dices Clare a mi mamá.

— Pequeña Clarise no seas grosera...es...solo un viejo amigo de mi adolescencia. así me llamaban antes de ser reina.

— Así es, también puedo ser tu amigo...Soy Brendan.

Le estiro la mano a la pequeña y esta le correspondió. —­ Soy la Princesa Samanta...la pequeña Clarise o Clare como mamá...­—Dijo en forma de reverencia como una princesa muy educada.

— Gusto en conocerte Princesa Samanta. ­—Brendan se inclinó en forma de reverencia.

— Lo hiciste bien...hija. —­ sonrió la reina­ al saber que no sería una grosera con su amiga.

Está bien...pero ven a jugar...por favor. —Dijo insistente al chico.

— ¡PEQUEÑA CLARISE! —La reina Jazmín le manifestó.

Samanta estaba triste ­ante el reclamo de su madre. — Perdón por insistir. Pero mamá nunca juega conmigo.

— No la regañes...además me recuerda mucho a ti —Dijo sonrojándose. — juega con tu hija y conmigo...nada pasara.

—Vamos también mamá...ven... ¡sí! ­ —Samanta le hacía pucheros a su madre.

— De acuerdo, pero solo un rato...­ —Contestó convencida la n reina.

Estuvieron jugando los tres a atraparse y correr por el prado, pero en una de esas Brendan iba a atrapar a la Reina Jazmín, pero los dos tropezaron y cayeron frente a frente.

La rubia cayó encima de Brendan, se miraron fijamente, esos ojos color zafiro, no podían respirar, se sonrojaron y se quedaron, así como si el tiempo se hubiera detenido.

Legión Estelar

Dylan y Ethan estaban descansando después de un largo día al lado de la ya reina Keiko, ya no eran las chicas de antes, sino que custodiaban la legión estelar como guardianes al lado de su majestad.

— Oye parece que Brendan se fue a su lugar secreto de nuevo...ya sabes en el que solo piensa en la soberana de Eris. — Decía Dylan bebiendo un poco de su trago.

— No podemos hacer nada, desde que la reina nos dijo que iríamos pronto a Eris, se ha ido para allá para componer canciones solo para ella. – Ethan le menciono resignado.

— No entiendo como no la ha olvidado, si ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos por última vez. – Dylan hablo pensativo.

— Así como no haz olvidado a Mai ¿verdad? –Ethan dijo en tono de burla.

— ¡Cállate! ¡Tú solo piensas en Cora! –Dylan le reclamo muy sonrojado mirándolo.

Se quedaron callados unos minutos para después soltar unas carcajadas que los hizo olvidarse de aquella tonta pelea.

— Tienes razón...tenemos la misma enfermedad de Brendan. — Se reían más y más.

Ninguno de los dos sabía que su amigo estaba lejos de la legión visitando a su amiga.

En las afueras del palacio de Eris.

La reina Jazmín estaba estática viendo los ojos de Brendan con un hermoso traje de caballero de la legión estelar, no sabía qué hacer ni que decir.

Él estaba igual recordando cuando en un campamento de verano cayeron uno encima del otro, cuando su pequeña Abby al abrir la puerta, los hizo tropezar sonrojándose pues sus amigos estaban observando aquel incidente.

Ambos se miraban y por dentro deseaban con locura un beso apasionado.

— ¡Mamá! — Gritaba Samanta. — ¿Se van a quedar hay como estatuas o vamos a seguir jugando?

La joven reina se levantó rápidamente al escuchar el reclamo de su hija.

— Samanta tranquila. — dijo un poco alterada la reina limpiándose el traje.

Brendan se levantó también evitando estar cerca de la chica.

— Disculpe majestad reina Jazmín, fue mi culpa. — Dijo en forma de reverencia.

— No tienes por qué hacerlo, fue solo un accidente, estábamos jugando. — Sonrió la rubia intentando que se levantara.

Continuaron jugando y se divertían muchísimo, hasta que la pequeña Clarise se cayó al tropezar y se puso a llorar por el golpe.

—! Mamá ¡— Gritaba la pequeña adolorida.

— ¡Pequeña Clarise! — Se acercó a ella limpiando sus lágrimas. — Te he dicho que tengas cuidado, tranquila. —La abrazo.

— Pero mamá, me divertía muchísimo que no me fije por donde iba.

Brendan se arrodillo y la miro — Si te pones a llorar no podrás divertirte. — Le toco la nariz.

Jazmín escucho y recordó el día que tuvo la cita con él antes de aquella cruel batalla contra el enemigo, lo miro y él estaba sonriéndole. Volvió su mirada a su hija muy rápidamente.

— Pequeña Clare, eres una niña valiente, no debes llorar. —Jazmín le daba ánimos a su hija.

— Si, eres una niña muy fuerte y si lloras no podremos jugar más en este lindo lugar. —Brendan le guiño el ojo.

— Es mejor que volvamos al palacio si te duele mucho, deben revisarte. —Jazmín le sugirió intentando cargarla.

— ¡No! Yo quiero jugar. — La niña se levantó rápidamente evitando así que su mamá la alzara. — Ya no me duele. —Samanta le grito valerosamente.

— Vaya que fuerte eres igual a tu madre, entonces seguiremos jugando. — Brendan le dio su mano para que la estrechara.

— ¡si! — Samanta sonrió limpiándose por sí sola las lágrimas.

— ¿Pequeña Clare seguro que estas bien? —Jazmín pregunto preocupada.

— Si mamá tranquila, vamos. — La niña salió corriendo hacia el hermoso jardín de flores y los dos se vieron directamente a los ojos sonriendo ante la inocencia de la pequeña.

— ¿Que sucede? — Brendan pregunto ante su mirada.

— No puedo creer que recordaras nuestra cita. — Jazmín se sonrojo de solo decirlo.

— Como olvidarlo, si fue el día que me di cuenta que me enamoré de ti. — Brendan le confeso muy avergonzado.

— Brendan …— Jazmín se sintió tan incómoda por esas palabras.

Brendan sonrió. — Olvídalo

— ¡Oigan vengan a ver esto, es muy lindo! — Samanta grito desde donde se encontraba.

Se acercaron y vieron el lindo atardecer, se sentaron los tres en un árbol.

— Es hermoso, hace tiempo no veía uno. — Jazmín suspiro nostálgica.

— Sí que te la pasas ocupada en tus deberes de reina. — Brendan le recalco.

— Mamá no tienes tiempo para mí. — Samanta expreso con tristeza.

— De ahora en adelante estaré siempre para ti. — Jazmín la abrazo.

— Lo ves, tu mamá no es tan mala después de todo. — Brendan le acaricio la frente a la pequeña.

— Oye, no digas eso Brendan, tengo responsabilidades, no como tú. — Jazmín se molestó ante las palabras del chico.

— Claro que tengo responsabilidades, solo que, me gusta divertirme de vez en cuando. —Brendan se avergonzó.

Una voz se oyó muy lejos, era la nana de su hija, pues ya se estaba acercando la tarde y debían volver al palacio, imaginaron que ya se habían dado cuenta de su escape.

— ¡Reina Jazmín! ¿Está usted aquí? Princesa Samanta.

— Pequeña Clare, ya es tiempo de regresar al palacio, nos están llamando, deben estar buscándonos.

— Pero mamá ¿porque? — Decía Samanta un poco triste al dejar ese lindo lugar.

— Tendremos la visita de una vieja amiga. — Dijo sonriéndole a la pequeña.

— ¿Quien? — Dijeron al unísono Samanta y Brendan.

— Tú la conoces Brendan, es nuestra aliada Zero, vendrá de África para darnos un reporte de todo lo que ocurre allí.

— ¡Es cierto papá dijo que vendría y que la conocería personalmente! —Samanta hablo entusiasmada, pues nunca la había visto, solo escuchaba leyendas de ella.

— Así es, debemos estar listas para recibirla. ¿no crees? —Le toco la punta de la nariz.

— Si, Señor Brendan ¿Usted vendrá también a verla? — Dijo Samanta mirándolo llena de ilusión.

— No, la verdad tengo que regresar a la legión Estelar en este momento, estoy aquí desde anoche sin el permiso de la reina Akane. — Se puso la mano en la cabeza y sonrió avergonzado.

— ¿Viniste a escondidas verdad? — Dijo la reina un poco burlona.

— Si. — se sentía avergonzado.

— ¡Ya lo sabía, ustedes los adultos también hacen travesuras y nadie los regaña! — Samanta cerró los ojos y cruzo los brazos.

— ¡Samanta! — La reina grito al escuchar lo que su hija decía.

— Sin duda es tu vivo retrato. — Se acercó a la pequeña arrodillándose ante ella. — volveré dentro de tres días, la reina Akane de nuestra legión va a venir para la para el baile de máscaras por el décimo año del reino de Eris.

— ¿De verdad? ¿y jugaras conmigo de nuevo? — La pequeña lo veía haciéndole cara de emoción ante la noticia.

— Si, además conocerás a mis hermanos y a la reina de la legión Estelar. — decía sonriéndole.

— Esto alegrara a las chicas, me imagino a Mai y Cora emocionadas por la presencia de los chicos. — decía entusiasmada la reina Jazmín.

— Si, los tres estamos emocionados, yo no me aguante las ganas y vine antes. —Se sonroja al mirar a la reina, mira de nuevo a Samanta. — ¿Este encuentro puede ser un secreto entre los tres, pequeño bombón?

— ¿Pequeño bombón Clare? me llamo Samanta. —Le recalco la jovencita.

— Si lo sé, es que eres idéntica a tu madre, es una forma de llamarte de cariño, a tu madre le digo bombón o Clare y como tú eres su hija, ese apodo te queda perfecto. — le sonrió cariñosamente.

Jazmín estaba atemorizada esperando la respuesta de su hija, pues sabía que no permitía que la llamaran de otra forma.

— Pequeña Clare, no vayas a....

— Esta bien, llámame de esa forma, es lindo. — Dijo alegremente.

La reina se sorprendió al ver la actitud de su hija ante su amigo, era realmente raro que se comportara de esa manera, pues solo lo hacía con su padre.

— Y no te preocupes, este será nuestro secreto. — Se dieron la mano estrechándola como un pacto de viejos amigos. — No vuelvas a hacer travesuras como esas, estas muy grandecito... ¿no crees? — los tres se rieron ante el comentario de la chiquilla.

— Al fin la encuentro majestad, debe volver ahora, esto puede ser peligroso para usted y su hija. —Dijo la nana de la pequeña.

— Esta bien volveremos en este momento. — Jazmín le menciono a su ayudante.

Regresaron a la entrada del palacio, pero antes despedirse, Brendan se acercó a Samanta.

— ¿Podrías dejarme un momento a solas con tu madre? — Le pedía cariñosamente a la niña.

Los sirvientes que habían llegado entraron al palacio con la niña, los dos se quedaron solos, la reina veía alejarse a su hija contenta por la actitud que tuvo con alguien desconocido y que era su mejor amigo.

— No había visto esa actitud en mi hija, es un poco presumida y testaruda, la he descuidado por mis responsabilidades desde que nació, prácticamente la cuida su nana o las chicas cuando están aquí.

— Al igual que tu cuando te conocí bombón, tiene un resplandor único igual al tuyo, pero como te lo he dicho. ¡Quien podría resistirse a mis encantos! — hizo una pose seductora como cuando era una estrella musical.

— La verdad que no has dejado de ser el mismo chico antipático de años atrás. — sonreía alegremente. — Además me llamas de esa forma que no es permitida en una reina. — Cerro sus ojos y se cruzó de brazos.

— Lo lamento majestad, es solo la costumbre de llamarle así, — Se arrodillo ante ella, eso hizo que la reina soltara una carcajada muy fuerte.

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