CAPÍTULO 5

¿Enamorado de mí? Sokolov enamorado de mí, esto tiene que ser una jodida broma.

Este es el momento donde salen las cámaras y el “te lo creíste wey” Pero no, no aparece nada.

— ¿Cómo? ¿Cuándo? —lo miro incrédula, aun sin poder creer lo que acabo de escuchar.

—Desde el primer día me gustaste, enamorarme de ti fue solo cuestión de tiempo —su mirada está llena de cariño. Nunca pensé que Sokolov llegaría a mirarme así.

—Esto no puede ser, está todo mal —respondo nerviosa—. Además, lo único que has hecho es hacerme de mi internado un infierno —veo en su mirada un atisbo de tristeza.

—Fue mi manera de alejarte y de hacerme saber que no debía enamorarme de mi interna, pero el corazón no escucha, solo siente Lena —me sorprendo al escuchar mi nombre, es la primera vez que se lo escuchó decir y déjenme decirles que se siente bien.

—Sí, eres guapo, caliente y sexy pero no siento nada por ti —lo miro con pena— ¿Cómo hacerlo cuando siempre pensé que me odiabas? —Muerdo mi labio inferior—. Se me es difícil creerte.

— ¿No me crees? —Niego—. Entonces me temo que tendré que convencerte con una de las mejores cosas que se hacer. Déjame decirte que jamás he estado tan loco por una mujer como lo estoy por ti —confiesa quedamente.

—Que c…—sus suaves labios son estampados contra los míos. Su mano libre desciende a mi cintura atrayéndome más a él. Joder, besa bien, pero no como los de Nikolav, esos besos si son únicos y malditamente ardientes—. So…Sokolov ... pa…para —intento quitármelo de encima pero el maldito gruñe.

—Pensé que tenía un personal eficiente en mi hospital.

Automáticamente nos separamos al escuchar esa furiosa voz. De todas las malditas personas que existen nos tuvo que ver Nikolav.

—Y lo tiene, se lo aseguró —habla firmemente Sokolov —. No volverá a pasar escenas como esta en horarios de trabajo —se acomoda su bata como si nada hubiera pasado.

Nikolav ríe y recién me atrevo a mirarle la cara. Joder que me hubiera quedado viendo la p**a pared de blanco a estar observando cómo nos mata lentamente con su mirada, la misma que me calienta y causa terror.

—Oh claro que no volverá a pasar —sonríe y no, no es de esas sonrisas que derriten, es de esas que prometen cosas y no muy buenas—. Hasta hoy trabajas para mí y señorita Petrov la quería en mi oficina... ¡ahora!

M****a.

—Los dos cometimos el error. Si él se va, entonces yo me tendré que ir, sería lo justo.

—Tranquila Lena, fue mi culpa.

Exacto, fue su culpa... no me quería ir.

— ¿Lena? —Se asombra Nikolav—. Ya se hablan hasta con el nombre de pila. ¿Acaso son novios?

—No.

—Si.

Contestamos al unísono. Me beso y ya piensa que tenemos algo idiota, además que no olvido las cantidades de veces que me envió hacer tactos rectales, aún tengo el amargo recuerdo del ano con pelos.

Nikolav aprieta tan fuerte su mandíbula que no me extrañaría que se rompiera en cualquier momento—Termine su jornada y lárguese addio— se voltea— Petrov a mi oficina— seguido se encamina con paso rápido y me tardo unos segundos para analizar el panorama y salir corriendo para alcanzarlo.

—Deja de caminar tan rápido que no, nos vienen siguiendo como si nos fueran a matar—sonrió tratando de bajar la tensión.

—Camino rápido para evitar un asesinato— responde mientras se pasa repetitivamente las manos por su cabello desordenándolo, haciéndolo ver más sexy. Trago fuerte.

El resto el camino no hable y me mantuve lo suficiente alejada para no encabronar más a Nikolav.

—Entra— abre la puerta. Me debato internamente si lo hago o no, no quería enojarlo aún más, además que tengo que hablar con él para que no se vaya el Doc. Sokolov — no lo volveré a repetir Lena— habla entre dientes.

—Ya, está bien— entro espaciosamente. Escucho como cierra con seguro y automáticamente siento pequeñas corrientes en mi vagina, puedo sentir su mirada quemándome, mi respiración agitarse y mi cuerpo desear un mínimo roce de su parte. Nikolav provoca tantas cosas en mí que me odio por ello, jamás sentí algo parecido a esto y me gusta, esta m****a me gusta más de lo que me gustaría admitir.

—Respira tranquila Lena, no te haré nada— por su tono de voz sé que también esta excitado— a menos que me lo pidas— esto último lo dice mientras me voltea, quedando cara a cara.

—Sokolov es uno de los mejores doctores de este hospital, no lo puedes sacar Nikolav.

—Claro que puedo Lena, además ya lo hice— responde burlón

—¿Por qué? —pregunto.

—¿Por qué, que?

—Sacarlo. Es injusto.

—No voy a dejar que ocurran esas estúpidas escenas en mi hospital— arruga su entrecejo mientras de nuevo aprieta su mandíbula.

—Entonces yo también estoy fuera— me mira

—No Lena— sus manos ascienden a mis mejillas acariciándolas— solo te advierto que no me controlare si te vuelvo a ver besándote con alguien que no sea yo—lo miro confundida.

—¿Acaso estas celoso? —pregunto incrédula.

—¿Celoso, yo? —dice sarcástico— no, porque debería cuando tú sabes que soy mejor que el Princesa— me acorrala contra el escritorio— tu hermosa, eres mía y solo mía—rosa sus labios con los míos.

—¿Desde cuándo soy tuya? — susurro.

—Desde que te subiste a mi automóvil— me quita la bata— la próxima vez que te beses con alguien lo mato— de nuevo esa mirada fría que te hiela todo— ¿entendiste Lena? — su tono de voz es amenazador y sé que debería de asustarme, pero m*****a sea estoy mojada.

Mi garganta esta seca se me hace imposible siquiera responderle— no me gusta repetir Lena, ahora responde— sus manos se meten bajo mi camisa, acariciando la piel debajo de ella mientras un escalofrió me recorre junto con descargas eléctricas que terminan en mi vagina.

—No soy tuya— mi voz sale ronca.

—Eres muy mía Srta. Petrov— su pecho choca con el mío— y te lo mostrare—sus manos viajan al borde de mi camisa quitándomela para después seguir con mi pantalón—. Es usted muy hermosa y completamente mía —dijo mientras me recorre con la mirada— te voy a tomar aquí y ahora. Hoy veras las estrellas Lena— ni siquiera alcanzo a responder porque me veo atacada por sus labios callando todo, incluido el gemido que sale de mí.

La textura de sus labios es suaves y carnosos, nunca antes había probado unos labios tan exquisitos ni los de Sokolov. Empieza a marcar un ritmo lento mientras su lengua abre paso atacando toda mi cavidad bucal, en el momento en que se encuentra con la mía siento un calor inexplicable, su mano viaja a mi espalda con el solo objetivo de desabrochar mi sostén mientras la otra me arranca de un solo tirón mis bragas. Gruño.

—Tu…es...estas...con...muc...mucha ropa— hablo entre cada beso mientras mis manos torpemente quitan su saco, corbata y camisa. Me separo lentamente para admirar el adonis que tengo enfrente y joder debería de ser un delito ser tan malditamente hermoso y caliente. Mis manos viajan a su abdomen mientras toco cada uno de sus cuadros, su abdomen se contrae y suelta un gruñido cuando masajeo su erección.

—No lo hagas, perdería el control— me amenaza.

—¿Quién dice que te tienes que controlar? —pregunto.

Me mira fijamente como un depredador a su presa mientras una perfecta sonrisa aparece en esa estúpida cara— no tienes idea a quien desataste Lena, la oficina esta insonorizada así que grita y gime sin privarte— observo como se quita rápidamente todo quedando desnudo. Su miembro, nunca antes había visto uno así de grande.

Me sube al escritorio mientras sus labios me atacan el cuello dando leves mordiscos y chupando sé que dejará marcas, pero en este preciso momento no puedo pensar con claridad, además no me importa solo quería seguir sintiéndolo. Poco a poco va descendiendo empezándole a dar atención a mis senos, los masajea chupa muerde y lo único que puedo hacer es gemir me siento en la cúspide donde solo Nikolav es capaz de llevarme. Mi cuerpo arde y estoy tan caliente que me vengo cuando solo introduce de golpe tres dedos en mi interior arrancándome un gran gemido, perdiendo la poca cordura que me quedaba.

—Eso fue rápido Lena— habla mientras se lleva los dedos a su boca y los empieza a chupar—. Es usted una delicia, andante.

—Ni...Nikolav por…favor—gimo.

—Dímelo y te lo daré— se abre paso entre mis piernas. Gimo cuando siento su gran erección rozando mi entrada.

—Follame Nikolav, follame duro— lo beso en el cuello erizándose inmediato.

—Estamos para complacer, cariño — y así como termina entra de golpe soltando un gruñido mientras doy un pequeño grito de dolor, joder se siente más grande aun—¡Mierda!

—Muévete—gimo. Empieza con un ritmo lento pero certero mientras empezamos una guerra con nuestras lenguas donde ninguno está dispuesto a perderla, saca por completo su miembro metiéndolo de golpe y juro que lo sentí en mi estómago. Enrosco mis piernas en su cintura sintiéndole aún más adentro de mí. Jalo de su cabello escuchando gruñidos de su parte. Baja la intensidad para seguido aumentarla—. Oh…Nikolav… así…si —chillo. Continuamos varios minutos con el mismo ritmo hasta que para y quería morir.

—Voltéate y abre las piernas— exige— te follare desde atrás. Hago exactamente lo que me dice y parezco una p**a sumisa. Recoge mi cabello con su mano y tira del mientras sus labios se posan en mi oído—. Eres mía… solo mía.

No sabía que m****a acababa de decir, pero que me cayera un rayo si ese acento ruso combinado con el francés no me había calentado aún más.

—Ah —gimo. En esta posición lo siento más, mis paredes lo succionan apretando fuerte su miembro.

—Sostente Lena —sus embestidas son fuertes duras y rápidas una de sus manos viaja a mi botón de placer y no aguanto— Vamos Lena dámelo, vente para mi cara—solo basto con susurrármelo para llevarme a un orgasmo delirante donde toco todas las putas estrellas por varios segundos. Es el orgasmo más largo que he tenido. Gimo cuando lo siento venirse fuertemente dentro de mí, mientras sigue moviéndose llenándome por completa de él, terminando con un fuerte gruñido.

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