Capítulo 3

Nick

Como siempre, fui puntual en mi práctica. Para mí el basquetbol no es un juego, es mi vida. Y si sigo esforzándome es mi pase para irme para siempre de esta ciudad que ya no es suficiente para mis aspiraciones. Creo que ya he cogido con todas las chicas de la escuela y de más allá. Es hora de ampliar mis horizontes.

Pero aún faltan meses para salir de esta pocilga. Mientras, debo buscar nuevas emociones pues me aburro siempre con lo mismo.

Es una molestia enorme llegar con mi equipo, del cual soy el líder y encontrarme a la diminuta muchacha intentando hacer cabriolas. Es la hora de nuestra práctica, no entiendo que hace aquí. Un calor se apodera de mi pecho y estoy a punto de ir a reclamarle cuando el idiota de Stephen tira la pelota intentando encestar pero a última hora se desvía impactando en la cabeza de la intrusa. "Se lo merece por estar donde no debe", me digo a mí mismo para justificar la acción de Stephen. Pero me preocupo cuando pasan los segundos que se acumulan en minutos y ella no reacciona. Está allí , despatarrada, las piernas y brazos abiertos, la cabeza hacia un lado y una parte de su sudadera subida exhibiendo un trozo de piel de su abdomen. Su cabello cubre su cara . No me atrevo a tocarla por miedo a empeorar su cuadro. 

—Kathy, Kathy —la llamo.

Y si están preguntando como sé su nombre pues, simplemente lo sé. Conozco a todas las chicas aquí. Solo que yo decido a quienes acercarme. Esta y su grupito de amigas son las "marcadas" para no tocarlas ni con un palo. Aunque mirándola de cerca mientras intento que despierte veo de cerca su cuello perfecto, su piel lisa sin manchas ni marcas allí donde está exhibiendo parte de su anatomía, algo que por supuesto, no haría jamás en su estado consciente. Conozco a las de sus clases, son demasiado tímidas e inseguras de sí mismas por eso llevan... ¿qué diablos tiene puesto?...un pantalón de gimnasia ancho que parece dos o tres tallas más grandes, una sudadera y una campera igual de grandes. ¿Qué intenta ocultar?, me pregunto siempre que veo a estas mojigatas, como si uno no se diera cuenta de lo que hay abajo. Todas tienen lo mismo. 

Sigo con el escrutinio, mientras la llamo por su nombre.

—Mikael, tendrás que llamar a emergencias —ordeno al ruso. Él siempre está disponible para realizar cualquier tarea que le encargue. Lo miro y solo asiente clavando sus ojos celestes en la muchacha desvanecida.

—Kathy, si me escuchas, responde —le repito, esta vez intento moverla un poco para que se despierte. Tomo su hombro y lo sacudo levemente. Esto parece estar funcionando. Primero abre un ojo y luego otro. 

—Al fin reaccionaste. Estaba por llamar a emergencias —le confieso con cierto alivio pues tendría que dar explicaciones al director acerca de lo que ha ocurrido y eso quitaría tiempo para las prácticas. 

Una vez que ella toma sus cosas y sale prácticamente huyendo, nuevamente me dirijo a Mikail.

—Averigua lo que sepas de ella.

Una vez más solo recibo un gruñido y un asentimiento con su cabeza. Definitivamente, Mikail es un tipo de pocas palabras.

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