Capitulo 5

Me estoy mirando al espejo después de haberme arreglado y haber puesto mi nueva habitación patas arriba. 

Nada más que me dijo la señora lo de aquella fiesta, ahora que lo pienso qué maleducada me vuelvo, ni el nombre le pregunté a la pobre, me puse para esta noche un vestido blanco corto con mangas caídas, mi escote y mis hombros están al descubierto, es de manga larga bombachas. Escogí una lencería blanca de encaje de las que me regalaron las locas de mi madre y mi hermana, aunque no sea para otra cosa debo utilizarla aunque sea el tanga. Voy sin sujetador este vestido es para ir sin él. Elijo ponerme unas botas marrones planas que me lleguen a las rodillas, mi pelo medio rubio suelto ondulado. El vestido blanco resalta mi piel morena, como mis ojos azules celestes.Estoy bastante satisfecha con mis resultados, me pongo un maquillaje delicado y lista. Cojo una chaqueta marrón también de terciopelo con pelito por dentro, fue muy buena idea traer toda la ropa de invierno, estoy orgullosa de mí. Recojo mi bolso, más bien llevo mi bolsita de doraemon, llevo de todo, es un bolsón, pero me encanta, llevo desde un bolígrafo y una libreta a compresas y tampones. Cositas de mujer.

Me miró por última vez en el espejo, veo que estoy perfecta y salgo hacia el pueblo. Por suerte en la casa entraba un coche, mejor para mi la verdad, desde donde está la casa hasta el pueblo hay unos pocos kilómetros por la carretera y la verdad eso de caminar no es de mi estilo.

Llegó a la zona donde me dijo la señora y todo está completamente hermoso, sus decoraciones de flores son perfectas, son una maravilla para los ojos. Hay una hoguera grande en el centro de la plaza donde la gente danza a su alrededor con toda naturalidad, a la izquierda una mesa gigantesca con comida y jaras que seguramente están llenas de alcohol.

Me centro en buscar a la señora, pero no la encuentro y optó por acercarse a un chico y preguntarle sobre el museo.

-Disculpe.- Digo tocándole el hombre.- Me podría indicar donde se encuentra el museo vikingo, soy extranjera y me gustaría conocerlo.

-Wow, para ser extranjera mi idioma lo hablas muy bien.- Me dice el chico atractivo.- Es ese edificio que hay enfrente, ahora creo que estarás un poco sola, todos los que estamos aquí lo vemos siempre y estamos acostumbrados a las cosas de dentro. Espero que te guste.- Me dice con una sonrisa en sus labios.

-Gracias.- Digo devolviéndole la sonrisa y poniendo un mechón de pelo en la oreja.

Giro hacia el edificio y empiezo a andar, poco a poco que me acerco a él me siento atraída por entrar, no entiendo que es esta sensación.

-¡Ei!.- Dice el chico con el que había hablado antes.- Toma, esto resaltará contigo.- Dice poniéndome una corona de flores blancas y rosas.

-¡Ooo! es preciosa muchas gracias.- Esto es genial.- Será un bonito recuerdo cuando me vaya.

-Es tradición y al fin de cuentas las flores resaltan la belleza de las mujeres.- ¡Uy! aquí tenemos un espécimen de galán.- A y toma, esto es una jarra de hidromiel, dicen que es el manjar de los dioses, pruebalo, es algo fuerte pero a lo mejor te gusta. Cuando salgas del museo estaré allí por si no quieres pasar tiempo sola.

-Muchas gracias, emmm no se tu nombre.- Dije despistada.

-Me llamo Erick encantado.- Dice dándome la mano.

-Jade.- Digo contenta de al menos conocer a alguien nuevo.- Bueno nos vemos Erick.

Me despedí y me dirigí cargada de la jarra al museo. Cuando entre a él, todo lo que vi me encantaba, desde las formas de vida, hasta su joyería era como si te trasladaras a la época. Me encantaron siempre las historias vikingas, sobre todo por el hecho de que la mujer era poderosa y fuerte como el hombre, no como en España que la mujer era menos que él. Por eso decidí empezar a dar clases de lucha a temprana edad y hasta ahora me puedo defender yo solita.

Decido salir y sentarme alrededor de la hoguera, quiero pasar tiempo sola conmigo misma y mis pensamientos. Fijo mi mirada en la jarra que no he probado en ningún momento, decido hacerle caso a Erick y probarlo con naturalidad. Estaba buenisimo. Terminé la jarra completamente y sentí que me mareaba. Me apoyé en el asiento y mis ojos se cerraron.

……………………

Abrí mis ojos por sentir como la luz me daba directamente.

-Dios! que alguien apague esa luz quiero seguir durmiendo.- Dije ofuscada. Me volteé cómodamente en la cama, espera esto no es la cama, empecé a palpar.

Estaba en un suelo, como podía ser eso posible. Abrí los ojos automáticamente y no podía creer lo que veían mis ojos, solo había árboles, tierra mojada y un riachuelo.

-¡Dónde m****a estoy!- grite desesperada.

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