Hope Evans...

Hope Evans había vivido dentro de una burbuja la mayor parte de su vida. Su madre murió el día de su nacimiento, y a partir de ahí, su padre sobreprotector tomó las riendas de su destino.

 Gerald Evans, más conocido por todos en el pueblo como: Sr. Evans, mantenía a la chica vigilada las 24 horas del día. La joven contaba con un horario tan ajustado y con un personal altamente calificado a su alrededor, dignos de una princesa; sobrenombre con el cual era conocida en los alrededores.

Por las mañanas recibía clases de sus profesores privados en un salón que su propio padre había mandado a construir para ella, dentro de los límites de su propiedad. En las tardes, según el día de la semana, recibía clases de ballet, gimnasia, esgrima y defensa personal. Y, cada noche, justo a las 8 en punto, cenaba con su padre, quien la sorprendía siempre con un nuevo obsequio.

El Sr. Evans tenía otras dos hijas con su matrimonio anterior, a las cuales amaba con locura, pero siempre se refirió a lo que sentía por Hope, como algo especial. Fue quizás, la impotencia que sintió el día de la muerte de su esposa, la mujer que más había amado en todo el mundo, lo que lo marcó su fijación particular con Hope, y la necesidad de protegerla constantemente. 

Quiero ir a Francia.  dijo la chica a su padre justo en medio de la cena.

¿Por qué Francia?  preguntó intrigado.

Es la ciudad del amor.  respondió ella ilusionada.  He leído en los diarios de mamá que añoraba conocerla, y besarte bajo la torre Eiffel. Quizás, si vamos tu y yo, ella desde el cielo se sienta feliz.

Gerald estaba emocionado, pues, a 18 años de la muerte de su esposa, aún no había sido capaz de superarla. 

Podríamos ir la próxima semana.  respondió mientras secaba sus lágrimas.  El lunes que viene tengo una reunión de negocios, cuando la termine tomaremos un avión y visitaremos París los dos juntos. 

Hope se sintió más feliz que nunca antes; pues, finalmente saldría de su casa y conocería una pequeña porción del mundo. Se levantó de la mesa, y caminó de prisa hasta su padre para llenarlo de besos y agradecerle. Él se sentía orgulloso, jamás había visto a su hija tan emocionada y le alegraba haber sido el responsable de la sonrisa en sus labios, y la alegría en sus ojos.

Los días pasaron lentamente, como suele ocurrirles a esos que con tantas ansias añoran la llegada de algo especial. Por esto, cuando llegó el lunes, mientras Hope esperaba a su padre en el aeropuerto, sentía que su corazón estaba a punto de estallar de tanta emoción. 

Sin embargo, las horas pasaron y su padre nunca apareció. La emoción se transformó en nerviosismo, y luego en preocupación. Su padre jamás había llegado tarde a una cita con ella, mucho menos faltado, por lo que, sea lo que fuera que estuviese ocurriendo, no podía ser nada bueno.

Hope buscó su teléfono dentro del bolso, y justo cuando iba a llamarlo recibió una llamada de un número desconocido.

Hola ¿Me habla Hope Evans?  preguntó la voz del otro lado del teléfono.

Sí, soy yo.  respondió Hope.

Llamo desde el hospital Saint Mary, su padre acaba de ser ingresado.

¿Qué le ha pasado a mi padre?  preguntó Hope mientras lloraba cual niña pequeña.

Su padre tuvo un accidente automovilístico, en estos momentos el cirujano a cargo está intentando estabilizarlo.

Al escuchar esto, Hope salió corriendo a toda prisa del aeropuerto y tomó, por primera vez en su vida, un taxi, ya que su chofer se había retirado luego de dejarla.

Llegó al hospital completamente desesperada y pidiendo por ayuda. Una enfermera que iba pasando, notó el estado de la chica y se acercó para ayudarla.

¿Te encuentras bien jovencita?  preguntó la enfermera.

¡Es mi padre, necesito verlo!  exclamó Hope.

La enfermera la acompañó hasta el buró donde estaba la encargada de distribuir las habitaciones a los pacientes de nuevo ingreso y pidió la información necesaria. Luego la llevó a la sala de espera cercana al salón de operaciones y se quedó con ella hasta que el cirujano salió en busca de un familiar para contarle sobre el Sr Evans.

¿Es usted su hija?  preguntó el médico.

Sí, soy yo.  respondió ella.

Su padre acaba de atravesar una operación muy delicada. Por ahora se encuentra estable, pero debemos dejarlo en observación por unos días, para controlar su evolución. 

Escuchar estas palabras fueron un rayo de luz para Hope. Su universo entero se resumía en su padre, sin él, su vida no tenía sentido.

¿Puedo verlo?  pidió la joven con voz temblorosa.

Puedes pasar, pero solo por unos minutos.  respondió el médico.  Acompáñame. 

Ni viviendo mil vidas, Hope sería capaz de olvidar la horrible sensación que sintió al entrar a esa habitación, y verlo acostado, prácticamente sin vida.

Todo a su alrededor era blanco y gris, y escuchar el bip del aparato conectado al pecho de su padre para marcar las pulsaciones de su corazón, en vez de animarla, la hacían sentirse cada vez más nerviosa.

Tengo miedo.  dijo Hope al médico.  Mi padre es todo lo que tengo, la vida sin él no tiene sentido para mí.

Debes tratar de relajarte, y pensar en positivo.  respondió el médico cirujano.  Yo mismo dirigí y realicé la operación de tu padre, prácticamente podría asegurarte que se encuentra fuera de peligro.

¿Entonces por qué no lo aseguras?  preguntó ella. 

Las primeras 24 horas son cruciales. Debemos checar su evolución, solo después de ese periodo de tiempo me atrevería a afirmarte mi postura. Lo que no significa que hasta el momento no sea favorable. La operación fue todo un éxito, ahora le toca a tu padre batallar por vivir.

Pero, ¡está tan pálido y su rostro luce tan triste!  exclamó Hope mientras se arrodillaba junto a su padre y acariciando su rostro comenzaba a llorar.

¡Tienes que ser fuerte!  dijo él.  Estoy completamente seguro de que tu padre no querría verte así.

Al escuchar estas palabras la chica comenzó a llorar aun con más fuerza. Su padre la había preparado para todo en la vida, menos para estar sin él. 

Creo que ya hemos pasado demasiado tiempo aquí.  dijo el médico mientras la levantaba del suelo.  Vayamos juntos a la cafetería, a ambos nos espera una larga noche en este mugriento hospital. 

En un inicio, ella se negó, pero sabía que, en el fondo, el médico tenía razón, y finalmente se decidió a acompañarlo. 

Cuando llegaron a la cafetería, ella se sentó en una mesa, y esperó a que él regresara con los cafés.

Me llamo Andy, doctor Andy Michelson. 

Yo soy Hope. 

Aunque las condiciones no sean las mejores, me alegra haberte conocido.  le dijo Andy.

Gracias.  respondió ella, sin notar las claras intenciones del chico tras esas palabras.

¿Tu estudias?  preguntó él.

No.  respondió ella. Estudiaba desde casa, pero hace poco terminé la secundaria. 

¿Qué hay de la universidad?

Nunca he pensado en eso.  dijo Hope mientras hacía una pausa.  Ni siquiera sé si papá me lo permitiría. La universidad está lejos de casa, y yo jamás he pasado una noche fuera.

Andy se quedó sorprendido al escuchar esto, una chica hermosa, de 18 años y bien posicionada económicamente que jamás había pasado una noche fuera de casa, era simplemente inimaginable.

Yo acabo de graduarme de la escuela de medicina.  dijo él.  Siempre soñé con hacerme cirujano para trabajar en urgencias, y así salvar la mayor cantidad de vidas posibles. Pero mi padre es dueño de una clínica privada en Redwood, y me obliga a trabajar con él. Bueno, tampoco es como que me obligue, pero si entiendes lo que quiero decir. No quiero decepcionarlo.

Mientras el chico decía estas palabras, Hope entró en un trance. Andy era, lo que muchas describirían como el chico perfecto: alto, con músculos que se marcaban por debajo de su bata blanca, hermosos ojos azules y cabello dorado. Estaba tan encantada escuchándolo habar que apenas notó cuando le preguntó:

Y tú, ¿tienes algún sueño? 

No creo.  respondió ella.  Siempre quise ir a París con papá, pero ese no era mi sueño, era el de mi madre. Siendo honestos, la mayor parte del tiempo, ni siquiera sé quién soy.

Deberías ir a la universidad.  sugirió el chico.  Ahí fue donde realmente crecí como persona. Aprendí mucho de la vida, y me hice más fuerte. Eso sin mencionar, que hice los mejores amigos del mundo.

¿Amigos?  dijo Hope con asombro.  Yo nunca he tenido ningún amigo.

Entonces piensa un poco sobre lo que te conté esta noche.  dijo él.  Si me necesitas para hablar, de lo que sea, ya sabes dónde encontrarme.

Muchas gracias.  dijo ella.  Por todo lo que has hecho hoy por mí.

–Gracias a ti por hacerme un poco de compañía  dijo él sonriendo.  Ahora debo irme. Debo visitar a mis pacientes de esta noche, y evaluar su recuperación.

Los jóvenes se despidieron, y justo cuando Andy se hubo marchado, la enfermera que la había ayudado antes, vino corriendo en su búsqueda.

Finalmente te encuentro.  le dijo emocionada.  Tu padre ha despertado, y está preguntando por ti.

Al escuchar estas palabras, el alma le regresó al cuerpo. Ambas corrieron hasta la habitación del Sr Evans, y desde el momento que Hope lo vio con los ojos abiertos, comenzó a llorar.

No me vuelvas a abandonar.  dijo entre lágrimas.  Te he echado mucho de menos.

No te preocupes hija mía.  respondió su padre mientras tomaba aire para continuar.  De ninguna manera abandonaría esta vida sin asegurarme antes de que tú seas feliz y tengas una familia que cuida de ti.

Ella lo abrazó y lloraron juntos.

Tuve mucho miedo.  le dijo Hope.  Pensé que no volvería a verte, y el mundo se me vino abajo.

Pero ya estoy de vuelta.  respondió él.  Ya nunca volverá a ocurrir nada como esto.

¿Qué fue lo pasó?  preguntó Hope.  ¿Cómo ocurrió el accidente?

Todo fue muy rápido.  dijo él.  Un auto se nos vino encima en la calle Álamo, y cuando mi chofer intentó detenerse, los frenos no respondieron.

¿La calle Álamo?  repitió ella sorprendida.  Pensé que ibas de camino al aeropuerto, ¿Qué hacías en esa zona?

Me desvié por unos minutos, quería pasar por una tienda de regalos a comprarte un obsequio.  le explicó su padre.

Me estás diciendo, ¡que casi pierdes la vida por comprarme un regalo!  exclamó Hope.

No era cualquier regalo.  respondió él.  Busca en el bolsillo de mi traje, debe estar ahí. 

La chica fue rápidamente hacia donde estaba colgado el traje de su padre, y al ver lo que le había comprado, comenzó a llorar. 

Es una manilla del viajero.  explicó él.  Tu madre tenía una, pero nunca alcanzó a llenarla. Después de nuestra conversación sobre París, me di cuenta de que mi miedo a perderte te mantenía presa, y supe que había llegado el momento de dejarte volar.

Al escuchar a su padre hablando, lo único que Hope pudo hacer, fue llorar con más fuerza.

Mi plan, era ir contigo a París, y luego dejarte elegir por ti misma. Moroco, Japón, Islandia, o a donde sea que quisieses ir, quería brindarte la oportunidad, de, por primera vez en tu vida, elegir tu destino.

Yo no quiero estar lejos de ti.  le dijo Hope a su padre.  Tu eres mi hogar. 

Eso lo dices porque nunca has sido libre, pequeña mía.  dijo Gerald mientras apretaba con fuerza las manos de su hija. 

Lo digo porque te amo, y sin importar lo que digas, mi felicidad siempre estará cerca de ti.  respondió ella.

¿De verdad no quieres viajar, y conocer el mundo?  insistió él.

Por ahora no.  afirmó ella.  Por ahora quiero quedarme aquí, bien cerca de ti, y quizás matricular el próximo semestre en la universidad.

¿La universidad?  preguntó asombrado.  Me parece una magnífica idea, ¿llevas pensándolo mucho tiempo?

No.  respondió Hope.  Hoy estuve conversando con el cirujano que te salvó la vida, y me hizo reflexionar sobre mi futuro.

¿Dónde está ese hombre?  exclamó Gerald.  Necesito conocer al hombre que salvó mi vida, y cambió la de mi hija.

La enfermera que estaba de guardia en la habitación salió rápidamente en busca del doctor Michelson, y regresó con él tomado del brazo.

¡Asi que tú eres el hombre que salvó mi vida!  exclamó el Sr Evans.  Te imaginaba mayor, y menos atractivo.

Al escuchar esto, todos los presentes se echaron a reír.

Me alegro mucho de su pronta recuperación.  dijo Andy.  Su hija estaba muy preocupada, pero yo tenía fe en el trabajo que realizamos con mi equipo durante la cirugía. 

Estoy muy agradecido por lo que han hecho por mí.  dijo el Sr Evans.  Especialmente contigo, porque además de salvarme, le brindaste apoyo a mi hija.

No tiene por qué agradecerme.  dijo Andy sonrojado. 

Cuando salga de aquí, te invitaremos a cenar.  agregó el Sr Evans.

No puedo aceptarlo.  dijo Andy.  Lo que hice fue parte de mi trabajo, no hice nada especial.

Acompañar a mi hija en el peor momento de su vida, consolarla y animarla no era aparte de su trabajo.  dijo el Sr Evans.  Créeme cuando te digo que estaré eternamente agradecido por todo lo que has hecho por mi familia en las últimas horas.

Muchas gracias por esas palabras Sr Evans.  dijo Andy apenado.  Dicho lo dicho, no crea que pueda continuar negándome a su invitación. 

Así me gusta.  dijo el Sr Evans.  Hope, toma su número telefónico y salgan todos para que yo pueda descansar.

Está bien papá.  dijo ella.  Enseguida regreso.

Ve a dormir a casa.  ordenó Gerald. 

El golpe en la cabeza debe haberte afectado si crees que te dejaré solo esta noche.  respondió ella enfadada.

Perdóname hija por olvidar que habías estudiado medicina.  dijo sarcásticamente. 

Yo no estudié medicina.  dijo ella con ingenuidad mientras Andy intentaba ocultar su risa.

Si no estudiaste medicina no tienes nada que hacer aquí.  dijo su padre riendo.  Ahora, si de verdad quieres ayudarme, vete a casa y regresa mañana con ropa limpia para mí. 

Hazle caso a tu padre.  dijo Andy.  Lo único que conseguirás si te quedas es dormir en una incómoda silla de hospital, y una espalda torcida en la mañana. Tu padre sabiendo esto, no descansará apropiadamente, y lo necesita. Además, la enfermera de guardia estará al tanto de lo que necesite, y si llegase a ocurrir algo, yo mismo te llamaré. 

¿Estás seguro de querer que me vaya padre?  preguntó un poco más convencida. 

Claro que sí mi pequeña.  respondió.  Pero regresa mañana a primera hora.

Yo mismo te llevaré a casa.  dijo Andy.  Es muy tarde para que te vayas en un taxi.

Podría llamar a mi chofer.  respondió ella.

Aprovecha la oferta del doctor hija. Ve con él.  insistió su padre. 

Nos vemos mañana.  dijo ella y lo besó en la frente.  Te amo.

Yo también te amo hija mía.  dijo mientras le devolvía el beso.

Hope abandonó la habitación junto a Andy y caminaron sin decir una sola palabra hasta el estacionamiento. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo