9. Investigación

VILKANK

El momento complicado del viaje había llegado. Tenía dos ciclos completos viajando en el espacio hacia la tierra, desde que la investigación inicial les había dado esperanzas Velkank no había dejado de buscar datos que los ayudaran en el proceso de reconocimiento y aunque agradecía que alguien lo estuviera ayudando en el trabajo también le daba demasiada presión. Comprender que la vida de su hermano, su madre e incluso del compañero Raknik dependía de las frutos de aquella exploración era demasiado para manejarlo. Por esa razón había tenido que recluirse en su habitación algún tiempo para poder desprenderse de la presión.

Su hermano aligeraba también esa carga, hablaba de los humanos como un tesoro tan grande como los recursos naturales y aunque ambos comprendían que no funcionaba de la misma manera él sabía que Alisa era real, tan inteligente como pensaba, así que tal vez pudieran trabajar con eso. Claro que, no deseaba exponer a la especie ingenua al mercado negro de esclavos que todavía seguía vigente en los sitios más oscuros de las galaxias lejanas. Todo el mundo quería evitar hablarlo o mencionarlo, pero no por eso dejaba de pasar, sobre todo considerando que el Consejo siempre estaba bajo la pista de estos criminales.

Fue la insistente y resonante alarma la que lo alertó de que habían llegado a la zona de peligro, las luces vibraban con un suave color rojo que lo distrajo de su trabajo. Salió de la habitación dejando sus cosas allí para reunirse con su hermano en el centro de mando de la nave. Las pantallas holográficas mostraban varias rutas factibles para atravesar aunque ninguna estadística era demasiado favorable, vio como Velkank luchaba por encontrar la mejor estrategia por lo que se acercó para ayudarlo con los cálculos que comprendiera, al final una de las rutas fue la mejor opción.

-Siéntate y coloca los seguros- ordenó su hermano en ese papel de comandante piloto que lo caracterizaba -esto será revoltoso y complicado.

Él hizo exactamente lo que le pedían. Cuando los seguros estuvieron alrededor de su cuerpo la nave comenzó a moverse de forma desordenada y bastante riesgosa bajo las órdenes de Velkank, las luces rojas regresaron con más fuerza mientras los instrumentos fueron asegurados en sus sitios para que nada saliera volando. Su hermano hizo lo posible para no chocar con nada, pero cuando un gran desecho de estrella cambió sorpresivamente de dirección no le dio tiempo de reaccionar, él casi gritó cuando de pronto un rayo cubrió la nave formando un escudo y destruyendo el desecho en el proceso.

Fue rápido, pero estaban a salvo. Se mantuvo en silencio hasta que lentamente salieron del peligro y los hombros de su hermano se fueron relajando del mismo modo.

-Ahora podemos preparar la nave para la hipervelocidad de nuevo- comentó Velkank con una sonrisa -eso significa que llegaremos dentro de poco a la tierra.

-No sabía que esta nave pudiera hacer algo como eso, fue impresionante- soltó él sin pensar en nada más.

-Es por eso que quise tener a esta dulzura- convino su hermano con una sonrisa -es mucho más segura que otras naves.

-¿No crees que pudiéramos salvar a la tierra del mismo modo?- Preguntó él imaginándose la teoría en su cabeza -si usamos este rayo para protegerlos de la basura que acabamos de atravesar sería…

-Eso es imposible- interrumpió su hermano -para poder hacer eso necesitaríamos al menos una flota de naves militares como esta, un espacio tan amplio supera la capacidad del escudo. Y de hacerlo, existe un alto riesgo de que los desechos cambien su trayectoria causando aún más daño, para asegurar el éxito tenemos que tener todas las naves.

-¿Cuántas se necesitan?- Inquirió él todavía considerándolo.

-Lo mejor serían cincuenta- explicó Velkank volviendo a revisar la pantalla -pero lo mínimo requerido serían treinta.

-Supongo que necesitamos a esas veintinueve a nuestro lado- comentó él luego de un tiempo.

-Sí, eso pienso- aceptó su hermano -y no hay forma de pedir ayuda sin que nos arriesguemos a ir prisión.

-Este viaje ya es un riesgo de por sí- musitó él.

Su hermano asintió, las luces rojas desaparecieron y fue entonces que la hipervelocidad estuvo activa de nuevo.

-Entonces, ¿listo para conocer a tu dulce Alisa?- Le dijo Velkank con una sonrisa.

-No es mía- intentó Vilkank -y no sé si estoy listo, pero tengo que estarlo para cuando lleguemos allí.

Velkank lo miró con interés antes de que una sonrisa creciera en sus labios.

-Supongo que tienes un plan- comentó su hermano -no creo que llegar al planeta y aterrorizar a los humanos esté en las normas de exploración que tanto amas.

-Eso es lo que he estado haciendo todo este tiempo- recalcó él con más fuerza de la que necesitaba -tengo que bajar en la lanzadera de camuflaje, es mejor que me quede en un sitio alto para que nadie me vea salir. Luego debo encontrar a los humanos.

-Supongo que llevarás una pulsera de camuflaje para ti- comentó su hermano.

-Es necesario que la lleve- asintió él -para poder hacer contacto es necesario no alterar a la especie nativa, luego cuando se confirma su comprensión de los hechos se puede proceder con todo lo demás. Los humanos nunca antes han tenido contacto con especies diferentes, esto puede ser demasiado para ellos.

-Esperemos que no lo sea- ofreció Velkank -porque nuestras vidas dependen de eso.

Un silencio algo siniestro se esparció en el espacio de la cabina de mando sin que ninguno pudiera detenerlo. Allí estaba de nuevo, esa presión de la que tanto había querido escapar intentando ocultarse en su habitación, con incomodidad intentó pensar en alguna excusa para poder irse del lugar. Su hermano se movía con la misma actitud optimista que había tenido desde que sus investigaciones de la tierra habían comenzado, lo vio revisar todos los procedimientos de la nave con cuidado.

-Yo también he hecho mi propia investigación- comentó Velkank sin verlo a los ojos e interrumpiendo sus pensamientos -aunque no creo que sea de tu agrado.

-¿A qué te refieres?- Preguntó él sabiendo que su curiosidad científica lo llevaría hasta el final de aquella conversación.

 -Cuando noté que nuestra ubicación o información personal no puede ser captaba por la tecnología terrana- le explicó su hermano -indagué con más intensidad en los archivos disponibles hasta que pude acceder a toda una red de información que los humanos crearon. Es bastante impresionante la verdad, aunque tiene algunos problemas de seguridad.

-¿Qué descubriste?

-Fueron demasiados datos disponibles para la computadora de la nave- siguió Velkank -por lo que tuve que priorizarlos.

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