7. El escape

VILKANK

Todavía no podía creer que estuvieran haciendo aquello, correr a través de un puente de carga interplanetario para que nadie los notara en el momento en que se subieran a una nave militar, una que robarían, para poder viajar hasta la galaxia cercana. Si le hubieran dicho que eso realmente estaría pasando, Vilkank se hubiera reído en el rostro del tipo que claramente había perdido la razón, en ese momento sin embargo, se sentía como si eran ellos los que habían perdido la cabeza. Él esperaba que su hermano tuviera razón y que llegaran a la nave militar antes de terminar encerrados en una nave de contención junto a los delincuentes que se movían hasta sus planetas de origen en una muy mala forma.

Ese ciclo había comenzado tranquilo, luego de los mensajes de comunicación con Alisa había resuelto que era necesario ir al planeta más rápido de lo previsto, al parecer el anillo de escombros que destrozaría el pequeño planeta se estaba volviendo cada vez más grande a medida que los efectos de la gravedad en los planetas cercanos los compactaban en un cúmulo inmenso e imparable. Y temía haberse equivocado en algún tipo de interacción social terrana cuando ella le había preguntado su nombre. Había tenido que improvisar, ya que el nombre que le había dado su madre resultaría extraño para ella como los nombres de los Torcquas resultaban para aquellos de su especie.

Pensó que llamarse Víctor Porter era aceptable, no demasiado llamativo y según sus archivos, bastante común. Claro que Alisa no se había concentrado en ese punto luego de preguntarle si había podido conectarse y compartir la información que le había dado a ella. Había tenido que mentir de nuevo, no había forma de que pudiera comunicarse con su gobierno, creando pánico, sin antes haber hecho contacto con el planeta, un estudio real de sus suelos y su especie. Sería romper todos los códigos de exploración impuestos por el Consejo, algo que no deseaba agregar a la lista de crímenes que no hacía más que aumentar.

-¡Vamos, Vilkank!- Lo apresuró su hermano intentando ocultarse con una carga de cajas de comestibles que abordaban en una de las naves a partir -no te detengas hasta que estemos dentro. No tenemos tiempo y los créditos que le ofrecí a Raknik no serán suficientes si nos encarcelan a los tres.

-No tengo tu resistencia física, lo sabes bien- se quejó él sin aliento -y pensé que el tal Raknik te cubriría en el trabajo, ¿qué tiene que ver él con esto?

-Te lo diré cuando estemos en la nave- fue todo lo que soltó Velkank antes de seguir corriendo.

Finalmente llegaron a la nave y luego de que su hermano colocara el código de seguridad alternativo, ambos pudieron subir. Corrieron de nuevo hasta la cabina de navegación donde las dotes de Velkank se pusieron en acción rápidamente. Se quedó a un lado dejándolo hacer su trabajo, era mejor no molestar en aquel proceso, lo había aprendido cuando era joven y su hermano lo había golpeado solo por meterse donde no debía. No había sido nada demasiado fuerte, pero servía para recordar el mensaje.

-¿Me dirás ya lo que tiene que ver tu amigo Raknik con todo esto?- Insistió él cuando Velkank esperaba los mensajes de despegue.

-Es obvio que necesitábamos a alguien que nos diera el permiso de despegue sin hacer demasiado alboroto- le explicó su hermano sin dejar de ver las pantallas holográficas que mostraban millones de datos que no comprendía del todo -es imposible llevarse una nave como esta sin activar las alarmas, alguien debe aprobarlo primero.

-Así que lo hiciste cómplice de nuestros crímenes, excelente- comentó él con el estrés en su estómago.

-Tuve que contarle nuestro plan, Vilkank- afirmó su hermano -Raknik no iba a aceptar el trato de otro modo. Fue solo así que comprendió por qué nos estábamos arriesgando tanto y decidió aceptar, solo porque sabe que serás inmensamente rico cuando todo esto termine. No lo hace por el bien de la ciencia, lo hace por los créditos, como la mayoría de los machos.

-Seremos inmensamente ricos, Velkank- reprochó él -tú también formas parte activa de la tripulación de este viaje de exploración y además eres mi hermano. Serán los nombres de ambos los que se presenten al Consejo cuando la tierra sea considerada valiosa por sus recursos.

-No lo esperaba, pero no voy a negarme a ese honor- dijo su hermano con una sonrisa haciéndolo reír.

-Bien, porque no voy a retirar la oferta- afirmó él -así se hará.

Un tiempo después su hermano por fin recibía la aprobación de despegue y de inmediato la nave se alzó. Flotaron hasta la entrada del puerto para salir a toda velocidad hasta que el puerto se perdió en la imagen del planeta 354 de la galaxia Andrómeda, su hogar asignado por el pasado ciclo universal. Era extraño, pero había olvidado como se veía el lugar desde el espacio, las comunicaciones se abrieron y ellos se tensaron cuando se anunció un mensaje entrante. Velkank respondió.

-Deben estar fuera de peligro para este momento- el rostro en la pantalla holográfica debía ser el de Raknik porque su hermano sonrió -nadie los perseguirá mientras yo esté aquí para despistarlos. Suerte en la misión y por favor no mueran en el proceso, no iré a la cárcel por ninguno de ustedes.

Con esas motivadoras palabras la pantalla se volvió a apagar junto con una carcajada de Velkank.

-Todo un optimista, tu amigo- comentó él con una mueca.

-Al menos nos deseó suerte- dijo su hermano todavía riendo -eso significa que Raknik de verdad quiere que triunfemos.

-No lo defraudemos entonces- ofreció Vilkank con exaltante emoción.

Su hermano asintió antes de comenzar a revisar la información que ofrecía la nave en comparación con los planos de navegación que había hecho él para poder llegar a la tierra mucho más rápido. Intentaban que los planos se amoldaran para que la nave pudiera hacer los cálculos por ellos y de ese modo comprender a lo que se enfrentaban en el viaje. Fue cuando el pitido de la máquina llegó que ambos vieron las dificultades.

-Según esto, podemos ir a hipervelocidad hasta cierto tramo del viaje- dijo Velkank señalando las distancias -luego tendremos que hacerlo lentamente porque deberemos atravesar una parte de los desechos que se dirigen a la galaxia y al planeta que intentas salvar. Si logramos atravesar eso, estaremos bien.

-¿Crees poder lograrlo?- Preguntó él intentando ser realista.

-Soy el mejor piloto del puerto que acabamos de dejar- afirmó su hermano -claro que puedo hacerlo.

-Solo quería confirmar- comentó él con una sonrisa -creo que mejor iré a revisar las habitaciones de la nave y a preparar un plan factible para llegar al planeta.

-Haz lo que tengas que hacer mientras yo sigo aquí- dijo su hermano sin verlo -tengo que prepararnos para la hipervelocidad.

-De acuerdo.

Vilkank caminó por los pasillos sintiéndose perdido en medio de la inmensa nave, era impresionante lo grande que era el lugar. Llegó al sector de habitaciones siguiendo las señales hasta que entró en una de las habitaciones principales, debía serlo por lo grande y lujoso que lucía todo. Dejó sus cosas en una de las esquinas del lugar antes de inspeccionarlo un poco, los gavetines estaban llenos de ropa militar de camuflaje que sería realmente útil cuando pisara por primera vez la tierra.

Regresó hasta el bolso lleno con sus pertenencias y dejó la mayoría en el escritorio del espacio, repasó un millón de veces lo que debía hacer hasta que fue demasiado, su estómago gruñía en ese punto. Tomando el aparato de comunicaciones que había adaptado y usado hasta ese momento se encaminó hacia la cabina de navegación une vez más. Al llegar allí su hermano daba vueltas por el lugar con un plato a medio comer en las manos.

-Será mejor que me enseñes como pedir comida antes de que muera de hambre- le dijo él anunciando su llegada.

-No queremos que eso suceda- comento Velkank riendo.

Le enseñó lentamente cómo hacer que la computadora le diera la comida que deseara y disfrutaron juntos del silencio y el pequeño momento de calma.

-¿Bajarás conmigo?- Preguntó él cuando ambos habían terminado de comer.

-¿A la tierra?- Dijo su hermano con una sonrisa -así es como lo llamas, ¿no?

-Así es como lo nombra su especie nativa- explicó él.

-De acuerdo- asintió Velkank -no creo que sea prudente que ambos bajemos al planeta. Si los cambios climáticos están causando tantos problemas como mencionaste, podría ser peligroso que ambos nos quedáramos varados en el planeta sin acceso a ningún tipo de comunicación.

-Entiendo, tienes razón- convino él -debo descender en un lugar que sea relativamente cerca de una población para poder obtener datos sin ningún tipo de intervención. Luego debo encontrar a Alisa.

-¿Alisa?- Preguntó su hermano confundido -¿qué es un Alisa? ¿Encontraste algún recurso valioso?

-Es una hembra- explicó él sintiéndose extrañamente tímido. Sentirse de ese modo resultaba poco común en su personalidad curiosa.

-¿De qué hablas? ¿Una hembra humana?- Siguió Velkank -¿cómo es que sabes que es una hembra? ¿Y cómo es que pudiste comunicarte con ella?

Él sonrió un poco por la sorpresa de su hermano.

-Con esto- señaló él al aparato que había modificado -fue necesario hacer unos ajustes al diseño original, pero funciona bien. Pensé, de hecho, en que lo conectaras con la nave para poder tener una mejor conexión y ver si hay nuevos mensajes.

-Eso rebelaría nuestra ubicación, Vilkank- afirmó su hermano con censura -es muy peligroso.

-No si esta especie sabe cómo acceder a los datos de ubicación- explicó él -y aunque he confirmado que son seres inteligentes por los mensajes que me envió la hembra, es obvio que no han llegado al nivel de avance que se requiere para comprender nuestra tecnología. No creo que estén demasiado lejos, pero tendré que estudiarlo cuando esté allí.

-Espero que tengas razón, Vilkank- fueron las palabras de su hermano -porque de lo contrario les estaremos dando la oportunidad de derribarnos.

-Tengo razón, estoy seguro- afirmó él aunque una pequeña duda creció en su pecho.

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