2. Lo que sucedió

ALISA

Tres horas después y junto a sus suministros ellos emprendían el viaje de regreso a casa. Alisa conducía por lo que en el momento en que un pequeño cuerpo se cruzó en su camino pisó el freno casi causando un accidente.

-¿Qué sucedió?- Preguntó Harry asustado -¿está bien señor Oslo?

-Estoy bien niño, soy viejo no frágil- contestó el hombre -¿qué sucedió niña Alisa?

-Yo no estaría de acuerdo- contestó Harry al anciano lo que le valió una mirada de reprimenda.

-Creo que una niña se cruzó en mi camino- dijo ella al fin.

Bajaron del auto ella y Harry solo para estar seguros, allí a un lado de la carretera y llorando estaba una niña de cuatro o cinco años.

-Hola, cielo- dijo ella acercándose -¿dónde están tus padres?

-¿Cómo te llamas?- Preguntó Harry.

-Mi nombre es Molly- explicó la pequeña entre llantos.

-¿Y tus padres?- Repitió ella.

La niña comenzó a llorar con fuerza para luego subir sus hombros en el gesto universal de desconocimiento. Ellos buscaron en los alrededores hasta que una mujer comenzó a enloquecer de pronto, gritando el nombre de la pequeña. Unos minutos después llegaba a su lado.

-Gracias- dijo la mujer llorando.

-No hicimos nada- dijo Harry -solo esperamos aquí.

-No la dejaron sola, eso es suficiente.

Un hombre de pelo oscuro llegó entonces corriendo, abrazó a la mujer y la niña con fuerza. Los tres se veían sucios, cansados y bastante delgados.

-Mi nombre es Alisa- se presentó ella por cortesía -es un gusto, ya tenemos que irnos.

-Nosotros somos Mildred, Joseph y la pequeña Molly- contestó la mujer -gracias de nuevo.

La familia comenzó a alejarse cuando su amigo habló.

-¿Necesitan que los lleven?- Preguntó.

-Gracias- dijo el hombre viéndolos -pero llegamos hace unos días. Con las últimas lluvias y luego de los terremotos nuestra casa cedió, se derrumbó completamente, así que intentaremos entrar al refugio.

-El refugio está lleno desde hace meses- explicó ella con pena -muchas personas se quedan afuera y les entregan comida, pero tienen que dormir en el piso.

Los ojos de Mildred y Joseph se apagaron un segundo con decepción, la desesperación era notoria.

-Estaremos bien- terminó Joseph con una falsa sonrisa.

-Vengan con nosotros- ofreció Harry de pronto, tomándola por sorpresa.

Su amigo caminó hasta donde estaban los suministros de la familia junto a dos maletas pequeñas y los subió al auto. El señor Oslo se presentó y si poder negarse ella condujo hasta la residencia. Dejaron al anciano en silencio para dirigirse a su hogar. Estacionaron el auto y bajaron las cosas.

-Pueden caminar a la entrada y esperarnos allí- dijo ella una vez que estuvieron fuera.

Los esposos se miraron unos segundos antes de asentir. Tomando sus cosas se alejaron con la niña.

-¡¿Estás loco?!- Casi gritó ella una vez que estuvo sola con Harry -¿o solo perdiste la cabeza?

-Necesitaban ayuda Alisa- se defendió Harry de inmediato -tú los viste, sucios y hambrientos. Tiene una niña pequeña, ¿qué querías que hiciera?

-No traerlos aquí- refutó ella molesta -por mucho que quiera ayudar no estoy a favor de traer extraños, pueden ser ladrones o asesinos para lo que sabemos.

-No lo son.

-No lo sabes- masculló ella -y ese es el problema.

-Mira, esta casa es inmensa, tiene diez habitaciones y nosotros solo estamos utilizando tres- explicó Harry -podemos dejarlos en la habitaciones lejanas, cerca de la cocina si eso te hace sentir más segura.

-No lo hace, pero ni modo.

Ellos se dirigieron a la casa entonces, allí en la entrada estaba la familia esperando.

-¿Eres una princesa?- Preguntó Molly de pronto.

-Ella nos preguntó si este era un castillo- explicó la madre con una sonrisa incómoda.

-No, yo solo soy la amiga- dijo Alisa riendo y luego señaló a Harry -él es el príncipe.

La niña abrió la boca asombrada para tenderle las manos a Harry. Él la cargó con una sonrisa.

-¿Puedo ser princesa?- Le preguntó Molly en un susurro no tan susurro.

La inocencia de los niños era maravillosa.

-Claro que sí, preciosa- respondió Harry riendo -desde hoy eres la princesa Molly y este es tu castillo.

La niña aplaudió emocionada y eso los hizo reír a todos. Entraron a la casa llamando a Tiana que corrió al escucharlos, esta se detuvo sorprendida al ver a los extraños.

-Tiana te presento a la familia…- comenzó Harry.

-Jiménez- lo salvó Joseph.

-La familia Jiménez- continuó Harry -Joseph, Mildred y la princesa Molly aquí conmigo.

-Soy una princesa- aclaró Molly feliz.

-Un gusto- musitó Tiana y luego se acercó a la niña con una sonrisa -eres bella como una princesa.

-Ellos van a quedarse con nosotros- afirmó Alisa.

Unas horas más tarde y luego de la cena, la familia dormía en su habitación. Tiana había golpeado a Harry por su imprudencia, pero todos habían llegado a la misma conclusión, la familia Jiménez no era una amenaza por los momentos. Se habían quedado dormidos casi inmediatamente luego de ducharse y comer, incluso la pequeña Molly que era enérgica como ella sola, eso hablaba de lo cansados que habían estado.

-Eres un bobo Harry- se quejaba Tiana por última vez.

-Iré a la sala- anunció ella.

-Todos los aparatos están conectados- explicó Tiana -esperamos aquí las noticias.

Ella asintió y se dirigió a la sala de café de la casa. El lugar estaba repleto de cables y conexiones, era allí que se cargaban todas las lámparas que se usaban en la casa. Luego de todos los desastres, la electricidad había quedado anulada junto a todos los sistemas satelitales o por el estilo. Con la recuperación del gobierno y el sistema de suministros se había reestablecido, pero por todos los daños cada ciudad tenía solo dos horas de luz al día. Era por eso que ella se dedicaba esas horas a la búsqueda de información, además de cargar todos los aparatos electrónicos.

Como todas las noches, ella encendió la computadora y esperó a que la conexión a internet se estableciera. Era sumamente lenta, pero al menos servía. Investigó en todos los sitios de noticias que pudo sin obtener nada nuevo. Misiones de rescates, nuevos desastres, estadísticas de muertes, cosas que ella ya sabía. Hasta que un anuncio surgió, la NASA había encontrado explosiones de energía inmensos en la galaxia más cercana a nosotros, al parecer Andrómeda podía ser la causante de todo lo que estaba sucediendo en la tierra, esas sí eran nuevas noticias.

Eran tan grandes las ondas de energía y luz que despedía que los cambios generales que esto producía afectaba al tercer planeta del sistema solar, incluso con toda la protección que ofrecía Júpiter, era devastador. Alisa no podía siquiera imaginar lo que sería vivir aquello estando tan cerca, la ansiedad y el terror cruzaron su cuerpo solo de imaginarlo. Una explicación larga que ella no entendía demasiado pretendía explicar con claridad cómo cada efecto y fenómeno golpeaba los campos protectores de la tierra junto a la atmosfera creando el desastre que se percibía ahora.

Ella siguió leyendo atentamente hasta llegar a la publicidad final de la página web. Revisó sin mucha atención los enunciados hasta que uno extraño llamó su atención con fuerza. Era un simple recuadro blanco, por lo que no parecía publicidad antigua. Ella leyó asombrada la oración sencilla allí escrita “Puedo explicar todo lo que sucede, ¿hay alguien allí?” y sin saber por qué ella accedió al anunció sin esperar demasiado.

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