4. ¿Un traidor?

Los días se tranquilizaron luego de eso y nos enviaron a casa por el resto del año. Gran parte de la escuela se vio afectada y debía ser reconstruida, por eso nos enviaron a casa. Tenía la firme esperanza de que las cosas se acomodaran notoriamente y ahí me quedé, con mis padres vampiros, oculta de la sociedad. Al menos así era, hasta que me llegó una carta justo dos días antes de regresar a clases.

Al regresar, todo había ocurrido de la misma forma que el año anterior y lo mismo con el trabajo, teníamos que continuar haciéndolo. Aunque claramente ya no era lo mismo, luego de todo lo ocurrido, mis pensamientos se intensificaron. Ahora, no hay manera que me saque a David de la cabeza, inevitablemente vive ahí todo el tiempo y eso estaba haciéndome estallar. 

—Delia —Esa voz otra vez, esa voz que tanto me estuvo torturando, esa voz que no quería volver a oír. Pero lamentablemente esa voz, estaba detrás de mi

Me di la vuelta, ahí estaba el. David con su cabello cuidadosamente peinado, su túnica limpia y pulcra, esos ojos que tanto me gustaban. Estaba ahí, justo frente a mi, no sonreía, se mantenía serio. Quería huir, salir corriendo muy lejos y no volver a acercarme a el. Que loco, antes de venir estaba deseando verlo y ahora quiero alejarme de el para siempre, recién caigo en cuenta de la verdad.

Somos muy distintos

Yo soy vampira y el humano

Yo soy impura y el es puro

Mi familia es de vampiros y la suya es humana.

No importa que pasé. Entre el y yo jamás podrá pasar nada. No es solo que somos diferentes o el hecho de que moriré pronto, sino que deseo alimentarme de el cada maldito segundo. El año pasado demostré que soy incontrolable, que soy un peligro. Asesiné cinco hombres lobos, les absorbí la sangre por completo y aunque ellos no sean considerados humanos, la verdad es que lo son o al menos una parte de ellos.

—¿Podemos hablar? —preguntó el y yo asentí, supe que era el momento de enfrentarlo y acabarlo de una buena vez.

—¿Qué es lo que quieres David? —pregunté está vez yo, la verdad es que las cosas estaban escalando a medida.

—Se que te mordió un lobo y también se las consecuencias que eso conlleva, además de que estás loca por ocultarlo —contestó el y a lo último me dio una mirada irónica. 

—No se a que te refieres —dije sin más, hacerme la tonta es una de mis facetas más sencillas.

—No te hagas la tonta —espetó el molesto y yo de repente quedé: "m****a, me descubrieron"

—¿Eso que tiene que ver contigo? —pregunté como última defensa, la verdad es que ya no estaba siendo nada fácil pensar en ello.

—Nada, pero de todas maneras te lo digo. No son tontos, lo descubrirán tarde o temprano y es mejor que tu lo digas —decía el y yo solo podía pensar en que se estaba metiendo donde no le llamaban.

—¿Hay cura para la mordida de un lobo? —pregunté de repente y el negó con la cabeza.

—Creo que no, la última cura se fue con Francisco Cudaqui —contestó el en modo pensativo, que bueno que es en historia.

—Entonces no tiene sentido que les diga, al final no podrán hacer nada por mi y moriré eventualmente —fue lo único que se me ocurrió decir y simplemente opte por irme, pero el me detuvo.

—Cuando dije que era mejor que murieras, solo fueron palabras, no lo pienso realmente. Lo siento por haber dicho semejante tontería —sus palabras eran bastante vergonzosas, pero no como su cara. Eso literalmente era un tomate con patas.

—Ya, no le des demasiada importancia —murmuré y luego de eso, me fui a clases.

Al salir, pude notar que estaba nevando, el mejor momento del año a mi parecer. Aunque de repente sentí una poderosa molestia y corrí al baño para revisarla. El veneno de hombre lobo, era una pequeña marca negruna, que recorría todo mi cuerpo y lo penetraba por completo. Todo mi brazo, abdomen y espalda, estaba recubierto por esté liquido oscuro y solo faltaba que llegara a mi cuello, cabeza y piernas. De está manera se volvería mortal para mi.

Un año ha estado alimentándose de mi y era claramente obvio que pronto me haría mucho daño, pero aunque crean que este veneno puede matarme, no es tan así. Dejen que les explico. Este veneno mata el alma, pero no el cuerpo y eso tiene claramente un significa, si el cuerpo sigue vivo pero el alma y la mente se mueren por completo. Me convertiría en una especie de zombie asesino, definitivamente no es el final que deseamos tener. 

Puede que pronto no hubiera nada que conseguir, puede que todo termine. Pero por el momento planeo disfrutar el aquí y el ahora, sin ninguna demora, descanso o arrepentimiento. Por eso decidí que era un perfecto día para jugar en la nieve y disfrutar de cada momento mientras estuviera viva. La vida, no nos dura para siempre y hay que disfrutarla, exprimirla al máximo mientras aún se pueda. Nosotros los vampiros, vivimos más que los humanos, pero no para siempre.

—David, estabas acá —dije cuando lo vi, estaba solo en un rincón— ¿Qué pasa? Ni que te hubieran fallado tus amigos —lo último fue más un chiste que otra cosa, pero su cara me dejó en claro, que no estaba para chistes.

—Digamos que si me han dejado un poco solo, a lo mejor debería cambiar de amigos. Los míos, últimamente se han vuelto muy... banderita roja —dijo lo último con algo de gracia y lo supongo, se nota bastante distinto cuando ellos no están. 

—Se nota que no están, tienes un buen cambio —solté sin pensar y el solo se rió.

Parecía algo triste y yo estaba siendo testigo de esa tristeza, me agache en el suelo y junte un poco de nieve en mis manos para luego lanzarlo a su espalda. El se volteó y por unos minutos lo vi enojado. Rápidamente abandonó esa mirada y se dispuso a enfrentarme en una gran pelea de bolas de nieve, una de verdad y realmente fuerte. Cada golpe se sentía doloroso en la espalda.  

Nieve volaba de aquí y haya, era difícil seguirle el ritmo. Es bastante rápido, pero en varias ocasiones lo escuche maldecir, cuando una bola de nieve enviada por mi, aterrizo en su rostro. Un rato después nos sentamos en un árbol, muertos de frío. La nieve que cayó en nuestros rostros nos hacía temblar y algo de nieve se metió por nuestras bufandas y enfrió bastante la situación. La nieve puede parecer hermosa, pero realmente no es una munición de pelea muy cómoda.

A un lado nuestro había una rosa, una rosa que parecía triste y apagada, estaba muriendo debido al frío. En ese momento no entendí, el porque David se sintió tan apegado a esa rosa, el se sentía mal porque estaba muriendo y quiso salvarla. Hoy se la verdad, el era esa rosa, era ella como el. Ambos estaban perdidos y muertos de frío, nada en ellos estaba normal y yo en el fondo sabía, que al final así serían las cosas.

El también era un rosa en medio del frío, muriendo por intentar adaptarse a un lugar al que no pertenecía, un lugar al que habían obligado a estar, un lugar que moría por abandonar. Yo fui para el, lo que fue para el la rosa. El salvo a la rosa del frío y yo lo salvé de convertirse en algo que no debía ser, algo que querían que fuera pero que no es. Eso lo entiendo ahora, no lo entendí en ese momento.

—Es bonita, ¿verdad? —decía el, mientras la observaba. Me levanté de su lado y me coloqué enfrente, quería apreciarlo mientras contemplaba la rosa.

—Si, lastima que esta muriendo. El frío no es bueno para la rosa —el me dio la razón, la rosa no estaba hecha para sobrevivir al frío y eso ambos lo sabíamos.

—Hay que llevarla adentro, antes de que se muera —Guardó la rosa en su bolsillo, parecía tan encariñado con ella, no sabía el porque pero me había enternecido muchísimo ese gesto.

Nunca creí que lo vería tener tal acto, preocuparse por una rosa que estaba muriendo de frío. Eso solo demuestra, que hay más en el que esa estúpida fachada. Es más que un niño arrogante, que solo quiere fastidiar a todos y ser el centro de atención lastimando a otros. Claramente no es esa clase de chico, pero se que también intenta llamar la atención. No debe pasarla bien en casa, las actitudes en las personas casi siempre, son un reflejo de la familia y un pedido de ayuda.

"Delia" grito alguien.

Ese grito, me hizo abrir los ojos de par en par y pensar en la visión que había tenido aquella vez. Cuando David cayó en mis brazos en la biblioteca y tuve esas intensas ganas de morderlo y chuparle la sangre por completo. Recuerdo que tuve varias visiones, pero esta fue una. ¿Acaso vi el futuro? ¿Mi futuro con el? Todo esto es una terrible y absurda locura, ¿cómo puede ser siquiera posible?

—¿André? —pregunté bastante nerviosa, no podía entender que lo que había visto era real.

—¿Qué haces con ese sujeto? —preguntó, ignorando por completo mis palabras y centrándose únicamente en lo que el quería trasmitir. 

—¿Tengo que darte explicaciones de algo? —pregunté yo, algo confundida. No sabía que André era mi dueño y que debía decirle con quien estaba.

—No, pero es sentido común no salir con alguien que te desea la muerte —dijo el de repente y yo pensaba contraatacar, hasta que caí en cuenta de lo que dijo.

—¿Cómo sabes que me deseo la muerte? —pregunté incrédula y David me observó detenidamente. 

—Ahh... —comenzó a decir el, pero simplemente se quedó en silencio.

—¿Acaso tu... —yo también 

Me fui de ahí sin detenerme a pensar, realmente era más de lo que en ese momento podía soportar. Algo estaba mal, lo tenía claro y me negaba a pensar que mi amigo podría ser el traidor. Eso era algo que claramente no quería pensar, en absoluto. Me senté en el suelo, en medio de la biblioteca y me puse a pensar, ¿cuánto de lo que me dijo era verdad y cuánto era mentira?

—¿Te deprimiste? —preguntó de repente una voz. David estaba a unos metros de mi.

—No, solo estoy pensando —contesté tranquila y de repente analicé la situación— ¿Acaso estás amable conmigo? Eso es nuevo.

—Tuvimos una experiencia traumática en la escuela, que más da si nos llevamos bien o mal. Al final las reglas ya están decididas y no hay manera de cambiarlas —sus palabras eran claramente de rendición y ese es el problema. Como hay reglas humanas que protegen a los vampiros, se están dando muchos descontentos.

—¿También crees que los vampiros deberíamos ser fusilados? —pregunté mirando al frente y sentí sus movimientos cuando se sentó a mi lado.

—La verdad no lo se —contestó mirando al frente también— En casa dicen que si, pero en la escuela siempre hablan de no discriminar y al final no se si tengo una opinión propia respecto a esto —Siguió diciendo y yo solo me quedé pensando.

Me quedé un rato así, a su lado y solo pensaba que la vida era tan triste y horrible. ¿Por qué tuve que nacer vampiro? ¿Por qué no puedo simplemente ser humana? Por eso me esfuerzo tanto, por eso estudio sin descanso. Quiero ser humana y solo seré humana si me graduó, podré elegir y ya no tendré que aguantar la discriminación y la angustia. Podré tener una vida normal, ser normal y todo eso se terminara para siempre.

—¿Por qué los vampiros quieren ser humanos? Esa es la razón por la que estudian acá, porque quieren ser humanos —su pregunta me hizo pensar, la verdad es que es una razón muy simple.

—Solo quiero una vida sin discriminación y sin sentirme como un monstruo. Ser humana es la puerta a esa vida y ser vampiro es simplemente un obstáculo —contesté con cuidado, personas como el no lo entienden. Estudia acá solo por tener sangre vampiro, pero el es humano, ochenta porciento humano y yo solo soy un treinta.

—¿Planeas abandonarte a ti misma solo para tener una vida feliz? —su pregunta me dejó pensando, la verdad es que no es así. No me estoy abandonando, porque no me siento vampira y no lo seré solo porque la genética lo decidió. 

—Me siento humana y lo seré desde el momento en que salga de está escuela y tendré una vida normal. No me estoy abandonando, porque así soy y así seré feliz —esperaba que mi respuesta saciara sus dudas, pero no era lo único que debía saciar. Mi cuerpo exigía un poco de la sangre artificial que estaba a acostumbrada a beber.

Saqué el bote de sangre de mi mochila y me la bebí toda de una vez, bajo la atenta mirada de David. El es humano, no necesita sangre porque su parte vampiro es muy baja. Es claro que nunca la ha probado, cuanta envidia le tengo, más de lo que sería correcto admitir. El aire siempre era espeso a esta hora y todo se tornaba más complicado cuando estaba hambrienta. Por algún motivo, la sangre artificial no saciaba mi sed y todo había pasado desde que mordí a esos lobos. La sangre de estos animales es tan deliciosa, ahora la sangre artificial es muy poco para mi estomago exigente.

—¿Estás bien?

—No, desde que mordí a esos lobos, todo es malo —contesté con nerviosismo y el solo me observó— Su sangre era tan cálida y sabrosa. La sangre artificial no me surte efecto, ya no sacia mi sed —le expliqué y el pareció entenderlo.

—La sangre artificial, claramente no debe compararse con la sangre real y menos la sangre animal —murmuró el.

—Normalmente no consumo sangre artificial, siempre cazo animales, pero mamá creyó que era mejor no cazar en la escuela y simplemente beber la sangre artificial. El problema es que la sangre de hombre lobo, es una mezcla entre animal y humano, es diferente a la de los otros animales y demasiado sabrosa —Me dio vergüenza dar mi explicación, entre los humanos suele haber cierto morbo por nosotros. Ya saben, eso de que chupamos sangre. En varios libros tiene connotación sexual.

Es verdad que morder es un acto algo intimo, pero no es sexual. La sangre es un alimento y la victima es solo el envase de ese alimento, nosotros somos depredadores y no tenemos una vida sexual mezclada con la chupada de sangre. Las parejas no se chupan la sangre entre ellas, eso es solo un mito, una tontería inventada por personas que no saben nada de vampiros. Nuestra relación con la sangre está muy lejos de ese ambiente, pero las personas no lo entienden y mezclan las cosas hasta un punto triste y deplorable. 

—Entiendo, claramente es un gran problema —comentó el y yo supe que las cosas se volverían algo complicadas desde ese momento.

Ya nada sería de la manera que debería ser y por lo general así es todo. Triste y deprimente a niveles insuperables o en situaciones insuperables. Estaba por cumplir quince años y ya odiaba cada parte de mi existencia. Maldigo a esos humanos que mutaron, maldigo a quien creó el maldito virus y maldigo a mi madre por haberme parido. Si nunca hubiera nacido las cosas serían más sencillas para mi y al final no tendría que estar luchando para encontrar mi lugar en una sociedad humana que me discrimina todo el tiempo.

—Se acerca la fiesta de quince, te toca este año —soltó el de repente y yo lo pensé.

Es cierto, este año seré una quinceañera. Solo esperaba que esta vez, no nos atacara una horna de hombres lobos con ganas de matarnos. Enserio era algo que quería olvidar. Todo esto se estaba volviendo un maldito infierno del que jamás podré escapar.

—Delia, tienes que saber toda la verdad —dijo de repente André y los nervios me invadieron.

¿Qué me querrá decir?

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