III - Excelentes vistas

FRANCO

-Ella no sospecha nada. -William y su esposa sonrieron cómplices. -Y si me quieren cerca deberán hacer parecer que ella tuvo la idea. -Franco les explicaba a sus nuevos jefes aquella mañana luego de ver a Lilia entrar a su clase, y él se fuera a hablarles. -Esta tarde ella tiene presentación. La escuché hablar con sus amigas y luego de eso piensan ir a una fiesta. Puedo estar, pero sin que ella me vea, a menos que me invite.

-Trata de que te invite. No queremos que se aleje demasiado, no hagas que beba demasiado. 

-Si me permiten... puedo dormirla y traerla. 

- ¿Dices... drogarla? -Franco alzó los hombros a la pregunta de Grazia. -Siempre que puedas traerla antes de las once de la noche. Los demás guardas estarán cerca para traerlos en la camioneta. 

-Solo no te pases de listo con ella. -William le hizo una seña a su esposa y ella salió de aquel estudio de música. -Tienes razón al respecto. Lilia debe tener la idea para que tú estés cerca. Para eso hay que crear un plan, aún no puedes mudarte pues sospecharía, mi niña es más lista de lo que parece. -El hombre mayor se sentó sobre su escritorio y miró al más joven. -Lo tengo. Hazte su amigo, un confidente, su secuaz. Que te vea como un cómplice, y cuando eso suceda... fingiremos que perdiste tu residencia. Ella no dudará en ayudarte. 

- ¿Y viviría aquí? -"Parece un mafioso..." 

-Seguramente. ¿Podrás ser un buen actor?

-Totalmente. Es mi trabajo. 

***

LILIA

-Y ese niño que entró a estudiar es un platillo completo... Los demás, solo bocadillos. -Escuchó el comentario de su amiga y bebió un poco de su jugo para fingir que ella no pensaba lo mismo. "Pues lo he tocado, perra". -Dinos Lilia, ¿No piensas lo mismo?

-Pues tiene lindos ojos. -Le respondió a Macarena. 

-Niña, no solo los ojos, la cara, los labios, el cabello, el cuerpo. Fue hecho por un ángel, bendito el gusano de seda de dónde sacaron el material para hacer las sábanas donde sus padres lo hicieron. Bendito sea el día en el que su madre usó la lencería sexy... Alabado sea el creador de todos los hombres guapos. 

-Estás exagerando demasiado. Dirías lo mismo si mi hermano se parase frente a ti. 

-Lilia, tu hermano es un Dios Romano. Benditos sean los genes italianos, han hecho maravillas. Pero Franco es español. Oh Dios, bendito Jesús, María y José, me volví una creyente de los milagros al ver a ese hombre. Cariño, de este semestre no pasa que logre tenerlo en mi cama, yo tengo que disfrutar de ello. 

-Para como hablas, estoy empezando a desear que sea gay. -Sonrió haciendo pestañear a su amiga. -Macarena, ya... Por favor. Deja de hablar de todos los chicos guapos. 

-Lo haré, si lo logras invitar al cabaret. Invítalo, y si logro tener su número de celular... pues dejaré de hablar de chicos. 

-Eso se llama extorsión ¿Sabías? -Rió, sabía que su amiga no se quedaría tranquila. Fue a su siguiente clase de música y baile. Junto a Macarena y Beatriz practicaron una nueva coreografía. Ella observó cómo el nuevo estudiante las miraba en la pista, trató de no hacerle caso en absoluto, aunque notó como su amiga le ponía muchas más ganas a cada uno de sus pasos. Quiso reír de inmediato, Macarena no podría ser más obvia. 

-Lilibeth baila tan bien... -Franco escuchó el comentario de uno de los hombres en medio de la clase, no le tomó importancia, razón número uno, tenían razón. Aquellos pantalones rosados ajustados la hacían lucir muy bien, y los pasos resaltaban su trasero respingado. Segundo, su verdadera atención la tenía la morena al lado de ella. La chica se estaba esmerando en bailar y en mirarlo. Conociendo el lenguaje corporal, estaba dedicándole aquel momento. -Y esa canción de ella, está... Ufff... 

Franco apenas entendía, el inglés no era lo suyo y aquella canción, completa, estaba siendo entonada por Lilia en su idioma natal. -Ojalá viniera con subtítulos. -Dijo sin darse cuenta de que lo estaban mirando. 

-Bueno, soy el mejor amigo de Lilibeth. Un gusto, soy Maximiliano. -Sonrió aquel rubio. -Te la puedo presentar y que te la cante en español. 

-Eso sería muy bueno... Soy Franco. 

-Fantástico. Solo por preguntar ¿No eres gay?

Franco alzó una ceja y negó. -No, adoro las mujeres. 

-Yo igual, las adoro, son misteriosas, poderosas, y, de hecho, de elegir me enamoraría de ellas, pero me encantan los hombres y le soy completamente fiel. -Maximiliano al ver a Lilia acercarse le dio dos besos en las mejillas. -Preciosa, estuviste divina. 

-Estoy cansada, agotada, no puedo más. -Miró de reojo a Franco y le sonrió. -Hola. 

-Divina, él es Franco, y está ansioso por saber que dice tu canción porque no la entiende. 

-Ya había visto a Franco anteriormente, Max. -Abrazó a su amigay de lado y miró al muchacho. "Invítalo al Cabaret...", recordó el pedido de Macarena y soltó el aire. -Te canto "Sparks" en español siempre y cuando vengas conmigo en la noche, hay una persona que está loca por poder hablar contigo. 

-Adivinaré, la prostiputigolfa de Macarena. 

-Ella misma. -Miró a Franco sonriéndole. -Y estuvo bailando, y la viste. La morenita. 

-Acepto. -Lilia recogió su cabello en una cola alta y tomó a Franco del brazo en cuanto dijo aquella palabra, junto a Max se llevaron a Franco a un salón vacío y cerraron la puerta con seguro. -Esto no es algo que pase todos los días. 

- ¿Qué una chica sexy y un gay te secuestren? -Maximiliano obligó a Franco a sentarse frente a la pequeña tarima. -Pondré la base cielo, deberás cantar y bailar. ¿Puedes hacer eso?

-Como que soy Ellie Lilia L. Bethlem. -En el momento que el chico gay tomó su celular y puso la base de la canción, Lilia comenzó a bailar y a cantar. Franco no paraba de verla, era talentosa, y la letra, bastante romántica pero también tenía su toque picante. Era muy buena. 

Al acabar, Lilia bajó del escenario entre risas. -Y así es en español, y como lo prometiste, irás esta noche. Y para asegurarme de ello, te iré a buscar, mi cabeza rueda si no te llevo, Macarena te va a agradar, es una... chica... que se encarga de sobarle el ego a los hombres. 

-Demasiado. -Ellie y Max se echaron a reír frente a Franco. -Dale tu dirección a esta lady, tiene una moto que te mueres. 

-Ay por Dios, no reveles mis secretos, es privado. -Miró a Franco y se mordió el labio un poco sin darse cuenta. -Entonces, tu dirección niño bonito. Tienes locas a la mitad de las mujeres en esta escuela. -Tras recibir la dirección de Franco la guardó en su bolsillo. -Gracias. Eres un amor. Vámonos Maxi. -Ambos salieron del salón abrazados entre risas. -No puedo creer que me hicieras hablarle. 

-Se iba a excitar viendo como bailar niña. Es un delito que no muestre tu trasero por ti. 

-Ay, cállate. 

***

FRANCO

-Está hecho. Lilia me invitó. -Dijo por teléfono para avisarle a su jefe. -Iré con ella a esa fiesta. -averiguó que "CABARET", era solo el nombre del bar al que irían. Estuvo listo al momento en el que ella llegó. Se quedó impactado al ver cómo iba en aquellas calzas que no dejaban nada a la imaginación y sus muslos se marcaban, más aún porque su moto parecía la de una Barbie. Completamente rosada. 

-Ya llegué, y como tú tienes moto, podrías venir conmigo en una carrerita. -Le dijo tras quitarse el casco y mirarlo con su chaqueta de cuero negra. -Me gusta... 

-Claro, acepto el reto. ¿Qué gano si llego a ganar?

-No lo sé, te invito a un trago. Pero si yo gano, me darás esa chaqueta. 

-Si yo gano entonces me dejarás tocarte los senos, pero no por sobre la ropa, tendrás que quitarte la blusa. -Dijo con picardía. 

-Okay. -Sonrió Lilia y se puso de nuevo su casco. -En sus marcas, listos, fuera. -La miró acelerar a toda velocidad. "Tramposa", pensó. Tan rápido como pudo, subió a su moto y comenzó a conducir a alta velocidad, no había reglas, solo era una carrera, pero él no iba a perder. Conocía las calles de Madrid como a sus manos, así que en el primer atajo que encontró acortó camino para poder alcanzarla. Al pasar al lado de ella, sonrió y la saludó, aceleró pasándola y llegando primero al bar. Se quitó el casco y esperó a que llegara, al quitarse ella el casco, lucía molesta. -Eso no se vale. 

- ¿No? -Se echó a reír y alzó una ceja. -Tú hiciste trampa, en mi opinión experto, gané, limpiamente, esperaré mi pago luego. -Se bajó de su moto y entró al bar. Estudiantes de la universidad se reunieron allí para beber. Todo el rato vigiló de cerca a Lilia, y a la vez, le recordaba que tenía una apuesta que le debía, y las deudas tenían que ser saldadas. Le presentaron a Macarena, bailó con ella un par de canciones y, de alguna forma, acabó con ella en los sanitarios mientras la morena le practicaba sexo oral. 

Al no beber, y al ver a Ellie ebria, terminó por llevársela. -Si vaaaaasa micasa te pago lapuesta. -Le dijo medio borracha arrastrando las palabras. La moto de Lilia fue llevada en grúa hasta la casa. La dejó dormida en su habitación y acarició un mechón rubio de su cabello teñido. 

Al salir del cuarto miró a su jefe. -Al menos llegó antes de las dos de la mañana y sin fotos de paparazzis. Lo hiciste bien. 

-Es mi trabajo señor. -Terminó por regresar al bar por Macarena, que, para su suerte, pasó la noche en su cama. 

***

Al menos podía decirse que eran amigos. Aún no había cobrado su apuesta, pero charlaban. Aquel día durante el almuerzo, Lilia lo invitó a comer con ella. -Y Macarena no para de hablar maravillas de ti, y no vino el día siguiente a clases. Dice que nunca había estado tan satisfecha. 

-Oh vamos, no voy a contarte. No ganas nada con saber. -Lilia miró el cuello de Franco marcado por un chupetón, mordió su sándwich. -Por favor, Lilia. 

-Canta conmigo. -Sonrió y comió un poco más. -Hablo en serio. Eres bueno, te escuché cuando cantaste esa de... ¿Cómo se llama?

-Sígueme. -Le contestó. - ¿De verdad te gustó esa canción? Hace años no tocaba, o cantaba. 

-En serio, es buenísima. Como de antro. Si cantamos juntos haríamos un dúo fantástico. 

-Yo acepto, pero siempre y cuando pagues tu apuesta. Aún me debes. -Lilia se puso roja. 

-Bien... Sígueme. -Se terminó por levantar de su silla y miró a Franco sonriente por encima de su hombro. Él la siguió hasta un salón vacío, la vio cerrar la puerta con seguro y se echó su cabello hacía atrás. -Soy mujer de palabra, pago mis deudas. -terminó por sacarse su sweater y lo echó al suelo. Tras poner sus manos a sus espaldas se desabrochó el brasier dejándolo caer. 

"Oh Dios, son reales... No como las de... ¿Estás comparando? Da igual, excelentes vistas", asintió y terminó por acercarse sin miedo para acariciar sus pechos. -Veo que sí, eres mujer de palabra. 

-Te lo dije. -Lilia echó su cabeza hacía atrás sintiendo las caricias de Franco, él terminó por acercarse y mordió fuertemente uno de sus pezones haciendo que se sobresaltara y gritará. -Eso no era parte de la apuesta. 

-Lo sé, pero tenía que... -Se alejó de ella y la miró vestirse de nuevo completamente roja y sonriente. -Veo que cumples tu palabra. 

-Pero nadie debe saber. Si Macarena se entera, me mata. Te trae ganas. 

-Lo sé. No hay problema, soy hombre de palabra y no diré nada al respecto. 

Al irse a ver a su amiga Macarena ella se desplegó en alabanzas hacía Franco. -Cariño, ese niño en la cama, es un maldito dios. Es delicioso a morir. No sé con quien aprendió, pero tiene una manera de... Agh, te deja loca. Acaba contigo, literal. 

-No quiero saber eso, felicidades Mac... Lo lograste. -Sonrió contenta por su amiga. 

***

Los días pasaron y así también crecía su amistad. Lilia no mencionó aquel momento con Franco y él tampoco lo hizo mientras disfrutaba sus momentos con Macarena. Se iban juntos a la universidad y cantaban a veces, al menos cuando le tocaban juntos las tareas. Franco avisó a sus jefes que ya era bastante amigo de su hija. -Entonces... lo harás hoy. -Fue su contestación. 

Aquella mañana lucía molesto, cansado, era una actuación más, pero para Lilia era real. -Oye ¿Qué te pasa?

-Nada, Lilia. -Contestó secamente. Se levantó fingiendo molestia y se dirigió hasta el gimnasio de la escuela. Lilia se sentía desconcertada, lo siguió hasta ver cómo se deshacía de su camisa y tras ponerse las vendas en las manos comenzaba a golpear sin tregua un saco de boxeo. 

-Santa virgen de las vírgenes. -Lilia miró el cuerpo de Franco sudar mientras se mordía el labio. Sus músculos estaban más que bien trabajados. -Wow. -Se acercó, de alguna manera la química del aire la atraía. -Oye, sé que no me incumbe, pero en serio quiero saber que tienes. -Se sobresaltó al sentir un último puñetazo de Franco en el saco de boxeo. 

-Perderé mi casa. ¿Contenta? -Suspiró molesto y se volvió a poner su camiseta. Alzó su mirada y la vio directo a la cara. -Subieron el condominio, no puedo pagar la renta, ya tuve que desalojar pues debía mucho, desgraciadamente no soy un niño millonario que...

- ¿Estás culpándome por tener dinero? Solo tienes que pedirme si necesitas. 

-No. Tengo orgullo ¿Sabes? -Lilia pensó. -Me gusta ganarme lo que... me gusta obtener las cosas, no que me las den. 

-Podrías... -Pensó Elle. "Si lo contrato en mi casa... sería un empleado..." -Quiero que seas mi chófer. Tendrías un trabajo, te pagaré bien, al reglamento, para que no sientas que te ando comprando, evitarás a mis guardias y, te dejaré vivir en la casita de atrás de mi casa. Para privacidad.

- ¿Con cuanta frecuencia haces cosas así? Nos conocimos hace semanas. -Dijo para que ella creyera que quería lo contrario. 

-Lo sé, pero eres mi amigo, me caes bien. Y digo ¿Qué tiene de malo? En mi casa hay espacio de sobra, no me hagas decir "tómalo o déjalo". 

Franco sonrió. -Acepto. 

-Cada que dices acepto me vienen unos momentazos a la cabeza. -Rió la chica poniéndose roja. -Okay, entonces prepara todo, de mi mami y papi me encargo yo. Les diré que es una emergencia, no sé. -Con Franco terminó de ir a su casa. Al explicarle a su padre la situación se enojó porque él no estuvo de acuerdo, luego de pelear una media hora, sonrió suficiente pues lo había logrado. -Sígueme. -Lo llevó hasta la casita del jardinero en la parte de atrás. -Joe solía quedarse aquí, pero... papá le dio su jubilación y anda en alguna parte de Grecia. Aquí te quedarás, te dejo instalarte. -Lilia lo dejó solo. Franco sonrió, lo había logrado. Aquella noche, luego de cenar, Lilia se acercó a su balcón. -Seré igual a Macarena. -Dijo viendo a Franco por las ventanas. Andaba sin camisa, en pantalones de deporte moviéndose por su nueva residencia. -Bendito seas... -Se ocultó al verlo salir, comenzó a correr por todo el patio trasero, supuso que estaría haciendo ejercicio. Se descubrió apretando los muslos, ella no era ninguna santa y aquel despliegue de masculinidad la estaba provocando. Franco al voltear la vio y le saludó, ella hizo lo mismo y se metió dentro de su habitación, la curiosidad pudo más al escuchar unos golpes. Elle veía desde su balcón, aquel bombón estaba fuera de su casa, sin camisa, golpeando sin parar un saco de boxeo. El sudor le recorría la piel y marcaba cada uno de sus músculos. -Santa virgen de las vírgenes. -Abrió su boca sorprendida en el instante en el que lo vio tomar la botella de agua, beber un poco y echar en su cara un poco de aquel líquido tal cual lo haría un modelo de publicidad televisiva. -Santa madre del señor de los cielos. -Abrió la boca sorprendida. -Agradezco ser caritativa. Que vistas... 

***

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