Capítulo 8 “Mi dama”

- Y-yo... E... B-bueno... Tenemos que terminar de acomodar todo ésto - dijo Adele tomando un libro titulado "Dame un beso", lo soltó de inmediato.

Reí.

- Claro.

Terminamos de acomodar su biblioteca sin decir una palabra y me senté en un pequeño sofá azul. Adele se sentó en su cama lo más lejos de mí.

Sonreí.

- No haz dado tu primer beso - comenté.

- ¿Yo? Claro que si - dijo moviendo inquieta su pierna derecha.

- Claro que no.

- Claro que si.

- Te has puesto demasiado nerviosa o nunca has dado un beso o yo te pongo nerviosa - comenté - O tal vez son las dos.

Adele se quedó callada.

- Yo... sólo no he conseguido a la persona correcta - dijo mirando sus pies mientras yo la miraba a ella - Y quiero que todo sea perfecto. Como en los libros que he leído, que sea de ensueño. Es tonto, lo sé. Sólo... me gustaría que fuera especial.

Me levanté del sofá y me acerqué a ella. Se tensó.

- Será especial, conseguirás a la persona correcta y será mucho mejor que hasta los libros de Platón.

Adele rió.

- Platón no era escritor.

- ¿Entonces qué era?

- Filósofo.

- Ya sé porqué reprobé literatura.

Adele rió y yo me senté justo frente a ella.

Estiré mi mano queriendo tomar la suya.

- ¿Me permites?

Asintió tímidamente.

Tomé su mano y comencé a hacer círculos en ésta.

- Eres diferente - dije - Diferente a todas las chicas que he conocido. Y... yo sólo quiero ser tu amigo, porque, sería muy cool tener a una diminuta amiga diferente y que cante, ¿te imaginas? Cuando seas famosa te estaría presumiendo con todos porque soy tu fan número 1. - ella sonrió - Solo... ¿podemos ser amigos?

Adele rió.

- ¿No lo somos ya?

(***)

- ¡Y así damas y caballeros se termina un ensayo de diez mil palabras! - exclamé con una sonrisa - Ya estoy exhausto.

- Aunque todo lo hice yo - dijo Adele recostándose en su cama.

- ¿Todo lo hiciste tú? ¿Quién te hizo reír mientras investigabas para que no te durmieras?

- Pues tú no - rió - ¡Te dormiste!

- Si, pero tú te reíste de mí mientras yo estaba dormido ¿ves? Hasta dormido soy un encanto.

Adele rodó los ojos.

Me acosté junto a ella.

Hacer el trabajo no fue nada sencillo. Sobre todo por los padres de Adele tocando cada diez minutos para tomarnos una foto.

- Te haré una pregunta privada, Ady, ¿segura que no eres adoptada?

- Pues soy el clon físico de mi papá, así que no lo creo. Pero son tan diferentes a mí - dijo viendo el techo - Son muy hippies. Aman la felicidad, el amor y la naturaleza, pero sobre todo los colores. Mi hermano y yo somos muy diferentes a ellos.

- ¿Tienes un hermano?

- Si, Liam, tiene siete y es como un koala. Se la pasa durmiendo todo el día, hasta en el colegio. Ahora está en su cuarto dormido.

- Yo tengo un hermano, bueno, es mi primo, pero ya es como mi hermano. Sus padres, mis tíos lo abandonaron cuando era muy pequeño, mi madre lo acogió y lo trajo a Francia. Vive conmigo en la casa de George desde que era un bebé. Pero nuestro hogar siempre será en Venezuela.

- ¿Eres venezolano?

- Cien por ciento.

- ¿Y tu papá?

- Murió cuando tenía un año de edad. No lo recuerdo, pero mi madre, mis tíos y mis abuelos me han contado tanto de él que siento que lo conociera de siempre.

- Oh.

- En fin, ya esta conversación se está volviendo deprimente - dije tratando de animar el ambiente - ¿Sabes qué me propuse hace cinco minutos?

- Siento que no quiero saberlo.

- Te ayudaré a que dejes de ser tan tímida.

- ¿Qué? Eso es imposible.

- Nada es imposible. Haré que dejes de tartamudear, puedas hablar con otras personas, y que puedas mostrarle al mundo tu talento o por lo menos a mí.

- Suerte con eso.

- Apostemos - sonreí travieso - Si no logro ayudarte a que dejes tu timidez... te doy mi camioneta.

- ¿Qué? ¿A tu bebé?

- Si, mi preciado bebé. - sonreí confiando en que ganaría esta apuesta - Pero si logro ayudarte, me darás un beso, un verdadero beso.

No podía dejar de coquetear, estaba en mi sangre.

- ¿En serio? - rodó los ojos.

- Muy en serio.

- Deberías ir buscándote otro auto - rió y me extendió la mano que estreché cerrando la apuesta.

Nunca hubiera apostado a mi bebé si no hubiera estado seguro de que iba a ganar.

(***)

- ...y tiene cientos de libros y de discos, mamá. Y está obsesionada con el orden en lo que es muy diferente a mí.

- Eso lo sé, Adam. Siempre lucho contigo para que no dejes tus zapatos tirados en cualquier lado.

- Pues Adele no tiene ni un papel en desorden - hablaba muy rápidamente, cosa que hacía cuando estaba muy emocionado -  Y su voz. Su voz es como ninguna otra. Tienes que escucharla cantar, mamá. Canta tan bien como tú. Pero es taaaaan tímida, no quiere que nadie sepa que canta hermoso.

- Quiero que sea tu novia, Adam.

Reí.

- No empieces de nuevo, mamá.

- Y tú también quieres que lo sea, hijo. - mi madre sonrió - Por como hablas de ella. Viste cada detalle, me mencionaste hasta sobre las pecas en su rostro y llevas todo el rato sonriendo.

- Pero no me gusta, mamá. Sólo es mi amiga.

- Pues de tanto hablar de tu "amiga" se te ha hecho tarde. Vete ahora mismo, Adam...

- ¡No digas mi segundo nombre! - exclamé dándole un beso en la mejilla a mi madre y tomando las llaves de mi bebé - ¡Adiós, mamá!

Salí de la casa y me dispuse a ir al instituto.

- ¿Por qué siempre llegamos tarde a clase? - pregunté mientras Nathan, Chloe, Amélie y yo caminábamos por los pasillos.

Aunque yo sabía porque estaba llegando tarde hoy en especial.

- Los populares siempre llegan tarde - respondió Nathan.

- Es algo tonto, ¿no creen?

- No es tonto, son las leyes de la vida. Todo el mundo lo sabe - respondió Chloe.

- Sigue siendo tonto.

Nathan y yo nos separamos de las chicas ya que teníamos que ir a biología y ellas a matemática.

- ¿Y cómo va todo con Mélie, hermano? - le pregunté a Nathan cuando ya estábamos en el salón de clases.

- Todo bien, ella es increíble - sonrió.

Era raro que mi mejor amigo y mi mejor amiga estuvieran juntos, pero ya me había acostumbrado.

- Lo sé - sonreí.

- Y tú, ¿sigues con lo de Chloe? - preguntó viéndome serio. Él sabía que este tema era importante para mí.

- Si, Nathan, sabes que ella me encanta, me gusta de verdad - dije imaginándola haciendo círculos en uno de sus rubios y rizados mechones de cabello, o rodando los ojos, o riendo de uno de mis chistes sin poder evitarlo - Pero ella sigue poniéndomelo difícil, hermano. Lo bueno es que yo no me rindo tan fácilmente.

Sonreí.

Amaba mantenerme positivo ante todo. Las personas nunca han entendido cómo soy feliz siempre. Pero estoy vivo, ¿no? No necesito más motivos. Además, soy rico y muy guapo.

- Pero ya son casi tres años, Adam - dijo mi mejor amigo - ¿No crees que deberías... olvidarla?

- ¿Olvidarla? Soy Adam, hermano. No me voy a resignar. Lo seguiré intentando, ella vale la pena. Además, tengo tu apoyo, ¿no?

- Siempre - chocamos puños - Te admiro, hermano.

- Todos lo hacen.

(***)

Cuando sonó la última campana de clases salí casi corriendo del salón.

Fui a los vestidores y me coloqué el uniforme del equipo de fútbol. Tenía que entrenar.

De camino a las canchas vi una cabeza gacha, un libro, suéter gris y pantalón negro. Adele.

- Buenas tardes, señorita - le saludé colocándome junto a ella.

- H-hola.

- Oye, no tartamudees, estábamos teniendo un progreso.

Al menos no tartamudeaba conmigo.

Ella miró a toda la gente a su alrededor y entendí al instante.

Tomé su mano y la arrastré a un salón vacío.

- Pero, ¿qué haces?

Me senté sobre una mesa y Adele se quedó de pie frente a mí.

- La verdadera pregunta es qué haré.

Adele me miró sorprendida y dio un paso hacia atrás.

Reí.

- Tranquila, Ady. Sólo empezaré con mi misión de ayudarte con tu timidez.

Ella asintió.

- Y hoy empezaremos con que me acompañes al entrenamiento.

- ¿Entrenamiento? ¿De fútbol? ¿Con los populares y las porristas? - me miró asqueada - Mátame primero.

- Ven, no tendrás que hablar. Además, somos buena gente.

- Si, claro - rodó los ojos.

- Mis amigos lo son. Tienes que conocer a Amélie, a Nathan y a Chloe. Bueno, a Chloe ya la conoces. Pero ella no es tan mala como parece, es increíble.

- Se le nota. - habló con sarcasmo.

- Es en serio, ella es buena gente. Divertida, valiente, atrevida, guapa.

- Vale, entendí que te gusta. Pero igual no iré al entrenamiento.

- ¿Qué me gusta? Pff, para nada - dije nervioso.

- Adam - me miró seria.

- ¿Tan obvio es?

- Todo el instituto lo sabe.

Reí.

- Vendrás al entrenamiento y no es una pregunta.

La tomé de la mano y la acerqué a mí.

- Sólo será un rato. Quiero que aprendas a salirte un poco de tu zona de confort y conozcas nuevos lugares y personas.

En ese instante alguien entró al salón.

Chloe.

- Oh. - dijo mirándonos de arriba a abajo. Se le veía sorprendida.

Se veía buenísima con el uniforme de animadora.

- Nathan te está buscando, Adam. - dijo y salió del salón.

- Súper simpática - dijo Adele sarcástica.

Nos dirigimos al entrenamiento donde estaban las animadoras de un lado y los jugadores de otro. Le dije a Adele que se sentara en las gradas, ella se sentó en el rincón más escondido y se encerró en el grueso libro de medicina.

Vi hacia las animadoras. Amélie estaba hablando con un chico que estaba sentado en las gradas dibujando o algo así.

Chloe estaba mirando a Adele mientras calentaba.

Estaba muy seguro de que estaba celosa, lo que era buena señal para mí.

Sonreí y comencé a calentar.

(***)

- Buen trabajo, chicos. - me despedí de cada uno y corrí a las gradas - Entonces, ¿la médula espinal es más importante que el entrenamiento?

- Créeme que lo es. - rió Adele levantando su vista hacia mí - Juegas muy bien.

- Lo sé.

Ella se levantó y miró su teléfono rápidamente.

- Me tengo que ir, pero admito que no fue tan espantoso estar acá - sonrió - Al menos tuve la suerte de no hablar con nadie.

- Pues pronto tendrás la suerte más grande de hablar con todos. Me gustaría presentarte a mis amigos.

- Buena suerte con eso - Adele rió y bajó de las gradas para salir del lugar - Adiós.

- ¡Adiós!

Se fue con la cabeza enterrada en el libro y yo sonreí.

Tomé mis cosas y me dirigí a los vestuarios.

Luego de un largo baño salí para dirigirme a mí camioneta.

A lo lejos vi una melena rubia sentada en un banco en el jardín del instituto.

Sin pensarlo corrí hacia allá y me senté junto a ella.

Tenía el cabello húmedo como yo porque nos acabábamos de bañar. Por separado, lamentablemente.

El instituto estaba solo como siempre estaba a esta hora. Los entrenamientos eran largos y los demás estudiantes no se quedaban.

- ¿Por qué tan pensativa? - pregunté tratando de sacar tema de conversación.

- Porque si. - se encogió de hombros.

- Me encanta lo expresiva que eres - dije sarcástico y ella sonrió.

- ¿Es tu novia? - preguntó de la nada.

- ¿Quién? ¿Tú? Aún no tengo ese honor.

- La chica, la que viste de funeral.

Reí.

- ¿Adele? Tiene nombre y no, sólo es mi amiga.

- Claro, se notó en el salón y cómo la llevaste al entrenamiento.

- ¿Estás celosa? - pregunté con una sonrisa.

Chloe me miró como si estuviera loco.

- Claro que no. Sólo que es raro. No eres así con las chicas.

- ¿No? Si soy todo un caballero - hablé - Sólo me hace falta mi dama.

La miré fijamente.

- ¿Recuerdas lo que te dije ayer después de cantarte la canción? - dije girándome para verla de frente.

- Dijiste muchas cosas.

- Dije que el próximo beso no sería en la mejilla.

Ella asintió.

- Quiero que seas mi dama.

Chloe sonrió y colocó su mano sobre la mía.

¿Me estaba mandando una indirecta?

Miré sus labios y al notar que ella miró los míos sin pensarlo la tomé por la nuca y la besé como siempre había soñado.

Deseando que este momento no acabara y sabiendo que siempre quedaría guardado en mi memoria.

- Yohannie<3

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