Sólo son negocios
Sólo son negocios
Por: Kar
Capitulo 01

Arya se sentía cansada de todo lo que tenía que soportar, su día solo iba de moda en peor no parecía mejor por ningún lado aunque para ella casi todos los días eran así y por eso se sentía tan cansada y si ella se sentía de esa forma no podía imaginar cómo se sentía su hijo que solo tenía 5 años y tenía que escuchar como su abuelo la trataba y soportar como a veces la trataba a ella.

—Eres tan idiota como tú madre— Gritó  enojado. Caminaba de lado a lado por toda la oficina como si de un león enjaulado de tratase — Quiero que te largues de una buena vez, solo espero con ansias el día que decidas casarte un muerto de hambre como esos que tanto te gustan y por fin salgas de esa casa para no volver nunca más — Le dijo, se detuvo un minuto y la miró con asco para luego volver a lo que hacía — No me eres útil estorbó — Dijo sin ningún remordimiento

— Eso cree usted — le retó— Por si su mente no lo deja recordar esta casa era de mi padre y me la dejo a mi, su hija así que aunque le moleste demasiado o lo que sea esta casa me pertenece a mi — No había dudas que ella no le tenía miedo, ya era costumbre — Así que le repito no me iré de aquí.

Arya se había acostumbrado tanto a los malos tratos de su abuelo que había comenzado a no retarlo si no incluso amenazarlo, ella sabía que tenía razón y que por ningún lado el ganaba 

— Más te vale cerrar la boca Arya— le ordenó, si las miradas mataran, Dios sabe que la pobre Arya estaría muerta

— Porque haría eso?— Pregunto la pelinegra — No estoy mintiendo ni nada que se le parezca solo le recuerdo los hechos y se que usted sabe, lo vio en el testamento, esta casa es mía por derecho — Volvió a restarle una vez más.

Aquel hombre esta rojo de la furia que sentía en el momento.

— Que cierres la boca he dicho — Grito— Si continúas hablando sabrás que

la puerta se abrió de forma repentina haciendo que el viejo dejara de hablar rápidamente, ambos miraban aquella puerta que apareció el pequeña Liam junto a la empleada doméstica, este lloraba como si no hubiese un mañana.

—Señorita, disculpe— hablo la empleada doméstica sumamente nerviosa porque sabía que había interrumpido algo.

— Mi bebé — Arya camino hasta su hijo — ¿Que es lo que sucede? ¿Porque ese hermoso bebé está llorando?— Le pregunto a este para luego mirar a la empleada — ¿Que sucedió?— Pregunto mientras ella colocaba a su hijo en el suelo 

— Señorita Arya lo que sucedió es que— Su voz se escuchaba temblorosa — El corría y chocó conmigo y cayó al suelo al igual que la bandeja con todo lo que tenía encima, no se golpeó ni nada señorita pero llora porque no lo deje comer fruta que se había caído — Se podía norte con facilidad que estaba nerviosa y con miedo.

—— ¿Por es lloras?— Le pregunto a su hijo — Oh no mi bebé hermoso la fruta del suelo no se come — Lo abrazaba para que esté dejara de llorar, cosa que parecía funcionar pero muy lentamente

— Señorita perdón, se que debo estar más pendiente porque bebé, perdóneme por favor — Está se arrodilló junto a ella y junto las manos.

Algo dentro de Arya quería estallar.

— ¿Que haces?— Pregunto pero la mujer ni lo miraba a la casa — Levántate y no hagas eso, no debes arrodillarte ni mucho menos rogar — A pesar de sentirse molesta y no porque su hijo se haya caído y ella le haya negado comer fruta del suelo porque ella suponía que ninguna madre se molestaría porque cuiden a sus hijos de comer bacterias si no por hecho de que ella se estaba arrodillado.

— Señorita perdóneme — Volvió a decir ignorando que Arya le pedí que se levantará— Por favor le ruego que no me despida, tengo una hija

Y eso era algo que Arya sabía bien 

— Denis no debes preocuparte por eso — La ayudó a levantarse — Sabes que yo no te voy a despedir — Le dio un abrazo cosa que tomo por sorpresa a la empleada — Eres la única en esta casa que trata a mi hijo cómo suyo además se bien que tienes una hija.

— Muchas gracias, Señorita. Le juro por lo más sagrado que no volverá pasar, se lo juro estaré mucho más pendiente del bebé— Dijo la empleada agradecida.

Arya prefirió no decir absolutamente nada.

*****

Alan se levantaba de su cama, después de una noche de tragos, junto con su mejor amigo Samuel, se ducho y visto lo más rápido que pudo para luego ir a desayunar, se había despertado con mucha hambre. 

Al bajar deseo con todo su corazón que su padrastro, el señor Camilo del río , no se encontrase por ninguna parte de la casa porque definitivamente no quería toparse con él y eso era algo que deseaba a diario pero no siempre se le cumplía. Bajo las escaleras y para su suerte, él no se encontraba, no estaba por ninguna parte de la casa cosa que agradeció de forma silenciosa. Decidió sentarse y tomar el desayuno con tranquilidad ya que podía disfrutar de esa tranquilidad sin aquel hombre ahí para molestarte o perturbar.

— Buenos días niño Alan, anoche lo sentí llegar muy tarde y seguramente muy tomado — Alan miró y escucho con atención el "regaño" que su nana le estaba dando —. ¿Porqué llegaste tan tarde? Me tenias muy preocupada ¿Donde andabas? Te espere despierta y no logré dormir hasta que escuche que llegarás— Dijo rápidamente.

—Tranquila, nana. Estoy bien— le indico dandole un abrazo. 

—¿Donde estás tú muchachito?— le preguntó por segunda ves, esta vez sentando frente de el.

—Estaba con Samuel, nana. Anoche fuimos a divertirnos un rato, ya sabes decidimos ir a un antro — le informo, seguido de meter en su boca una cucharada de aquella sopa que tanto le gustaba tomar en las mañana, luego de una borrachera.

—Mi niño Alan ya debe de dejar eso, por favor — le pidió, aquella mujer que lo había criado prácticamente se sentía muy preocupada y el lo sabia—. Eso no te hace bien, eso es dañino y tu no eres así — le dijo con la voz inyectada de tristeza.

—Yo no era así nana, antes ahora sí lo soy — respondió con seriedad.

Su nana sabia, que esta conversación era muy tensa para los dos, pero al menos debía intentarlo.

—Mi niño...— le tomo de la mano y lo contempló con la mirada—. No permitas que la amargura te gane de nuevo, piensa con la cabeza fría — posó su mano libre encima del hombro de Alan—. Te costo demasiado aceptarme en tu vida...

Levantándose de golpe de la silla, haciéndola callar rápidamente.

—No la vuelvas a mencionar, nana. Sabes que está prohibido— le ordenó furioso—. Ni tan siquiera la pienses ella no se lo merece — volteo a verla, sus ojos estaban inyectados de dolor y amargura.— Esa mujer esta muerta para esta casa así que nadie debe hablar de ella si quiera.

Su nana sabía el dolor que el sentía dentro, el odio, la amargura y sabía que era un tema muy delicado pero ella tenía que hacer que el no la odisea tanto porque ella a pesar de todo era su madre.

*****

El abuelo de Arya anuncio que recibiría un invitado muy importante en la mansión y por Ender quería todo perfecto, así que le ordeno a todas las empleada que se encargaran de preparar todo para le almuerzo que tenia planificado semanas atrás, que específico que tenía que ser "Perfecto". Se sentía deseoso y ansioso porque ya quería  ver la cara de su nieta, cuando se enterará de lo iba a suceder. El sabía perfectamente que ella no querrá aceptar lo que el había decidido para ella, pero no le iba  quedar más remedio que aceptarlo, ella no tenía más opciones y si de casualidad por su mente de rebelde se le pasaba la posibilidad de no hacerlo, el se encargaría de que ella viviera un infierno y no pudiera vivir con la culpa de no haber aceptado lo que su abuelo había decidido para ella.

— Ramiro Castillo, que placer volver a verle. Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos— le dice su invitado muy contento, cuando la sirvienta le dejo pasar al comedor, donde el viejo Ramiro ya lo estaba ansioso.

—Señor Camilo, el placer siempre será mío— le saludo primordialmente con una reverencia y luego estrecharon sus manos de forma educada.

— Es un gusto y un places hacer negocios contigo mi queridísimo amigo Ramiro — Dijo Camilo 

—Así es— confirmó el viejo Ramiro— Bien, tomemos asiento. Comencemos con los negocios, que para eso lo he invitado a este almuerzo para hacer negocios y beneficioso para los dos como me gustan.

Ambos tomaron asiento y charlaron por largo rato mientras tomaban su almuerzo mientras las empleadas domésticas observaban cada uno de los movimientos que hacían. Murmuraban cosas entre ellas mismas, hasta que la nana Arya se dio cuanta que estaban escuchando las conversaciones de los señores. Era sumamente inapropiado de su parte que estuvieran escuchando conversaciones que no le conciernen a ninguna de ellas.

—¿Que hacen espiando al señor Ramiro y si invitado, señoritas?— le preguntó con superioridad. — Eso es muy inapropiado y las a ser despedidas si siguen así — Le dijo 

—No es lo que parece, no estábamos escuchando nada señora. Solo estábamos esperando ordenes del señor Ramiro— aseguro una de las chicas obviamente mintiéndole en su propia cara cuando ella misma las cogió escuchando las conversaciones de los señores.

—¿Piensan mentirme en mi propia cara?— Le pregunto molesta— Acabo de verlas espiando la conversión de los señores 

—Le juramos que no estábamos espiando al señor. Solo velábamos que no necesitaran nada— hablo otra de las empleadas.

Mentirosa pensó

—No les creo nada, señoritas. Que falta de profesionalismo el de ustedes— les hablo incrédula. No podía creer que fueran capases de hacer tal cosa—. Será mejor que se vallan hacer sus deberes ó ¿prefieren que le notifique esto que acaban de hacer con el señor? No le gustara en lo absoluto que estén espiando sus conversaciones— Si, las había amenazado

—No, por favor— rogaron a la vez —. No le diga nada al señor, no lo volveremos hacer— prometieron ambas—. No queremos problemas con el señor, por favor. 

—Salgan de aquí, antes de que me arrepienta. 

—Si señora como usted indique— Dijo una de ellas 

Las sirvientas salieron de allí casi corriendo, hacer sus deberes para evitar un despido.

La nana de Arya sabia que lo que estaban hablando esos dos no podría ser bueno. No le convenía en lo absoluto que las sirvientas escucharan las conversaciones que ella sabia que se trataba del futuro de Arya, de su niña adorada. Ella protegía a su niña como si fuera de ella. 

—Fue un placer hacer negocios con usted, amigo— hablo contento su invitado, firmando el ultimo documento. 

Parecía bastante feliz 

—En dos semanas haremos oficial estos documentos— sentencio el señor Ramiro de muy buen humor.

—Así es— confirmo el hombre—. Después de estas dos semanas, nuestros problemas estarán resueltos, espero que no se eche para atrás.

—De ninguna manera— se negó totalmente—. Este documento se hara oficial y punto, te aseguro que quiero salir de este problema lo antes posible

Si, de eso no había duda que para el era un problema que debía de ser resuelto y ambos estaban de acuerdo con deshacerse de sus dos problemas, era un acuerdo mutuo. 

Antes de salir de la mesa de comedor, las chicas llevaron el postre, retirando los platos utilizados anteriormente. Finalizando la conversación entre ellos, el señor Camilo se retiro, dejando solo al señor Ramiro sumamente contento por su nueva alianza. 

Estaba contento con este negocio.

—Señor— hablo la nana de Arya

—¿Si?— respondió a su llamado.

—Señor, si le soy honesta— suspiro mirando al suelo. No podía sostenerle la mirada que le daría cuando le dijera lo que pensaba—. No estoy de acuerdo con lo que esta hacinado con mi niña Arya— dice con tristeza.

— Escucha muy bien, por que no lo pienso repetir— le habla con seriedad mientras la observaba muy molesto—. Me importa muy poco si estas o no estas de acuerdo con lo que he hecho. Yo soy el que manda aquí. Soy el que decide que se hace y que no se hace ¿Te quedo claro?

—Si, señor. — Respondió rápidamente

El señor se pone de pies y se acerca a ella, quien aun mira el suelo.

—No se meta en mis asunto. No me haga arrepentirme de haberla dejado trabajando en esta casa.

*****

Alan salía de la empresa a toda prisa. Se supone que se encontrara con su amigo en un lugar hace dos horas, y no había podido salir antes, gracias a la junta de inversionistas que tenia la empresa. Aunque no podía hacer cualquier movimiento sin el consentimiento de su padrastro, eso lo comía por dentro. Deseaba que el desapareciera de su vida para siempre. 

Bajó de su auto casi corriendo, una ves se estaciono cerca del lugar al que se reuniría con su amigo. Estaba a una cuadra para llegar al lugar, cuando de pronto tropieza con alguien, cayendo al suelo de inmediato.

—¡Oye, fíjate por donde caminas!— exclamó molesto, pero su molestia se esfumo cuando la vio.

—¿Disculpe?— cuestiono ella—. Usted tropezó con nosotros no fue al revés— estaba muy tranquila, sin necesidad de alterarse.

—¿Nosotros?— cuestiono con desprecio—. Solo es usted, yo no...— no terminó de hablar, cuando ella lo interrumpe.

—Si, nosotros— dijo ella trayendo a su lado al pequeño con lagrimas en sus ojos.

Samuel esperaba a Alan muy cómodo en aquel restaurante, por dos largas horas. Le había enviado varios mensajes, para saber si estaba por llegar, pero no recibió ninguno de vuelta. Samuel ya iba por su tercer vaso de limonada, cuando por fin a Alan aparece 

—Hasta que te dignas en aparecer, hombre. Llevo dos horas esperando por ti aquí. Si hubiera tenido que esperar por una chica, no lo hubiera hecho, ni por que me pagaran millones.

—Disculpa, tuve un retraso en la empresa. Y luego cuando venia para acá

Se detuvo a pensar lo que había pasado unos minutos atrás.

—¿Cuándo venias para acá que?— cuestiona Samuel luego de darle un sorbo a su limonada. 

—Tropecé con una chica y su niño.

— Y eso ¿que?— volvió a cuestionar con ganas de saber algo más.

—Me hizo recordar a...

Suspiró ante el recuerdo.

— A la mujer que me abandonó cuando era un mocoso— Dijo un profundo odio.

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