Tres

  Esa búsqueda por saber quién era me tenía ansiosa, en mi habitación revisé cada cuaderno o rayón de las hojas, cada espacio importante e incluso mi propia computadora, pero había muchísimos libros y documentos, no había música más que la de muestra propia de la computadora y nada de imágenes, como si yo fuera una aburrida estudiante que solo le interesaba la medicina, hasta la papelera de reciclaje estaba vacía, eso era tan extraño, como si alguien lo hubiera borrado.

 Decidí despejar un poco mi mente y me desvestí para colocarme uno de los traje de baño que tenía guardado, quería probar la piscina. Salí al baño del pasillo donde descubrí que había un espejo de cuerpo completo y me miré tal vez un poco más de lo necesario acostumbrándome a la imagen de mí, los rasguños y marcas permanentes de mi cuerpo e incluso hice unas cuantas muecas para saber cómo me veía haciendo eso. Me voltee recogiendo mi cabello y me sobresalté colocando mis ojos como platos, un tatuaje, ¡Tenía un tatuaje!, estaba ubicado cerca de la parte posterior de mi cuello de modo que no se me veía con las camisas de cuello alto o con el cabello suelto, me acerqué para ver qué rayos era, parecían ser unas letras, busqué otro espejo para reflejar el primero, pude ver que decía:

 “Mi Zol” la “Z” era un poco más grande que el resto de las letras, todas dentro de la silueta de un pequeño y negro corazón en mi pálida piel. Maldición, un tatuaje, y ni siquiera sabía lo que significaba, excepto que hubiera sido un tatuaje sin sentido. Dejé mi cabello suelto y fui a la piscina intentando no mortificarme por sentirme inútil, me bañé un poco aun pensando en la tinta permanente de mi piel y luego salí a acostarme en uno de los reclinatorios de plástico para gozar del sol, sin embargo poco a poco fue arrastrada por el sueño.

 -Eso debe  doler es decir, están quemando la piel con tinta –dije acostándome boca abajo en la camilla, las paredes rojas a mi alrededor estaban llenas de figuras e imágenes extrañas.

 -No duele, el dolor está en la mente, y solo tu controlas tu mente –escuché que dijeron a mis espaldas, era esa voz, ese profundo vocablo tan familiar y a la vez tan ajeno, voltee mi cabeza hacia la voz, pero apreté mis ojos cuando comencé a sentir el dolor de la aguja pintar mi piel.

 -En mi mente solo te veo a ti aplastando ratones –murmuré como si fuera una broma privada, escuché su carcajada y luego sentí sus labios sobre los míos aliviando el dolor, sintiendo que ya nada era importante, solo la promesa que hacíamos con la tinta en mi piel.

 Me seguía besando, pero no se sentía de la misma forma, no había esa emoción, esa chispa ni la intensidad que sentía hace segundos en mi ensueño, abrí los ojos observando a Tolmer inclinado sobre mí, su perfume embriagante me invadió, pero sentía que me dejaba sin respiración, así que lo empujé un poco por los hombros.

 -Hola, pequeña Danna –Susurró a centímetros de mis labios antes de volver a besarme, se suponía que tenía que permitírselo, era mi novio, pero maldición no me provocaba el mismo efecto, ¿acaso era la misma persona de mi sueño? No parecía la misma voz.

 Lo aparté un poco por los hombros y lo miré fijamente sintiendo duda.

 -¿Te gustan los tatuajes? –pregunté. El pareció fuera de si por un momento y soltó una carcajada empujando mis piernas un poco para hacerse espacio y sentarse a mi lado.

 -¿Quieres hacerte uno? –Alzó las cejas-, los tatuajes en una mujer no son muy atractivos que digamos, nunca me gustaron ¿Por qué?

 Al parecer, definitivamente yo tenía un amante.

 -Solo preguntaba –dije- ¿De verdad tenemos tanto tiempo juntos?, ¿Nosotros nunca… nos dimos un tiempo?

-Nunca terminamos en estos seis años –dijo-, tu siempre decías que el amor era incontrolable, no lo eliges; él te elige a ti –agregó-, y para nosotros que nos encontramos, el amor nunca se detuvo desde que nos conocimos, fue instantáneo, yo no tuve ojos para nadie más y tú nunca para otro más, siempre hicimos que funcionara.

 Maldición, si existía otro más.

 Aclaré mi garganta y acaricié su cabello sintiendo un poco de culpabilidad, pero si teníamos tantos años se suponía que ya habíamos intimado, eso quería decir que él hubiera tenido que ver ese tatuaje en algún momento, excepto que guardáramos castidad.

  -¿Nosotros ya estuvimos juntos? –Murmuré sonrojándome de vergüenza por la pregunta- es decir… ¿juntos, juntos?

Él sonrió bajando la mirada casi con timidez, luciendo increíblemente inocente.

 -Claro Danna –dijo-, creo que deberíamos recompensar el tiempo perdido y refrescarte la memoria.

  Era claro para mí que algo ocurría, o Tolmer me estaba mintiendo o yo era una zorra engaña novios, porque no podía creer que él no supiera del tatuaje. Él comenzó a inclinarse otra vez, pero yo coloqué una mano sobre sus labios deteniéndolo.

 -¿Cómo era yo antes? –Murmuré-; antes del accidente.

 Tolmer miró hacia la piscina por un largo rato y luego hizo una mueca entretenida.

 -Un poco odiosa –sonrió-, te encantaba tocar el teclado, leer acerca de nuevos avances de la medicina o de las conductas de las personas, en fiestas siempre hablabas coherentemente, la verdad siempre fuiste muy prudente, una chica decente.

 -¿Nunca tuve problemas? –Dije- ¿es decir, nunca anduve en malos pasos?

 -No –se encogió de hombros-, cuando venias los fines de semana te la pasabas en mi casa cocinando con mi madre o cuando yo iba a tu residencia siempre andabas estudiando o simplemente viendo alguna película.

¿Entonces por qué mi madre dice lo contrario de mi Antigua vida? Pensé, pero esa era una pregunta que no debía formularle a Tolmer, porque no me lo diría, al parecer al igual que mi madre, no querían decirme quien fue realmente Danna.

 -¿Tú conociste a Abril? –me atreví a preguntarle, mis padres no me quisieron dar alguna información de ella, más que se había ahorcado. Tolmer frunció el ceño y negó con la cabeza.

 -Creo haber escuchado de ella, era  hija de una familia disfuncional, sufría de depresión y la encontraron un día en el baño ahorcada –dijo Tolmer-, pero fue hace muchos años, su padre era el director Ronkine de la preparatoria donde fuimos, renunció después de eso…

 Director Ronkine, entonces ella era Abril Ronkine, tenía un nombre que buscar en internet, tal vez ella solo fue una antigua amiga, pero puede que eso me ayudara en algo.

 -Basta de tanto hablar, pequeña –se inclinó y pegó sus labios a los míos-. Te necesito, ahora, han pasado tantos meses –susurró volviendo a besarme-, te extrañé demasiado…

 Su lengua obligó mi boca a abrirse y sus manos comenzaron a tocar la piel expuesta por mi traje de baño, intenté dejarme llevar, disfrutarlo o hacerme sentir cómoda, pero simplemente no se sentía bien ni correcto, mi cuerpo estaba reaccionando involuntariamente, porque mi mente estaba enfocada solamente en intentar recordar algo.

 -Tolmer –susurré sintiendo mi piel erizarse cuando comenzó a besar mi cuello mientras su mano se deslizaba dentro de la parte inferior de mi traje de baño-,  deberíamos ir más despacio, por favor…

 -¿No te gusta? –murmuró volviendo a besar mis labios, le detuve la mano y se la saqué de mis bragas sintiéndome completamente acalorada, él rompió el beso y me miró en espera de lo que le diría.

 -No me siento cómoda –confesé-, necesito volver a enamórame de ti porque ya no siento nada.

 Ni siquiera me importó como le afectarían mis palabras, era lo que sentía y no me arrepentía de decírselo. Tolmer pareció perplejo, sus mejillas se sonrojaron y aclaró su garganta guardando algo de distancia entre ambos.

 -Lo siento –continué-, pero no logro recordarte, mi cuerpo no te recuerda, no logro sentir nada emocional, solo es físico y no me agrada.

Tal vez por eso lo engañaba, para poder sentir algo emocional.

 -Bueno, tal vez deberíamos ir más despacio –dijo con notable molestia en su rostro-. Yo necesito comprar unas cosas para el negocio, te veo mañana ¿si?

No esperó a que yo respondiera, me dio un pequeño beso en los labios y entró a la casa para buscar la salida. Eso había sido más extraño de lo que pensé, no hubo ni siquiera una confesión de amor, o una tonta promesa falsa de “hacer todo lo posible para que funcione”, simplemente se fue molesto porque no quise tener sexo, que imbécil.

Subí a mi habitación y rápidamente busqué a Abril Ronkine en g****e, me salieron varios links, unos decían “suicidio diabólico” otros “la reina de la muerte cumplió su promesa” y terceros “La historia de Abril Ronkine, suicidio por presión”. Comencé con el último titular, ya que me pareció un poco más realista e interesante.

 Hablaba de que fue criada por sus padres al norte de Trino (donde yo vivía), estuvo envuelta en un conflictivo divorcio donde discutían por la custodia, hasta que su padre obtuvo su custodia total. Ella era dueña de un popular sitio de internet llamado “Reina de la muerte” donde había información oscura de ritos diabólicos, imágenes gore e historias de asesinos incomprendidos, luego de una exhaustiva investigación se confirmó que todo era inventado por Abril y las imágenes Gore eran extraídas de páginas policiales o periódicos digitales. Fue la creadora de “La noche del ahorcado” y al verse comprometida ante la presión legal por demandas y cargos por los actos vandálicos dio fin a su vida en el año 2013, cuando cumplía 18 años, donde se le enjuiciaría y cargaría una condena de 22 años de prisión, previamente la adolescente había publicado en su blog que satán se le había aparecido en sueños diciéndole que esperaba por ella y luego anunció mediante un post que debía despedirse de este mundo, toda la evidencia permanecía vigente en su blog de internet.

 Tocaron la puerta y me sobresalté dando un brinco en la cama, había estado absorta por la historia de Abril, pobre chica, no podía imaginar la presión que debía de tener para tomar esa decisión. Pero eso quería decir que si éramos amigas yo también debía de tener un estilo similar al suyo, ella me había tomado una foto el día de la noche del ahorcado y la había subido a su blog, puede que yo también fuera una extraña niña diabólica y puede que también hubiera recibido cargos por ser cómplice de Abril, tal vez mis padres no querían que lo recordara.

 -Señorita Danna –escuché la voz de July e insistió tocando la puerta, le dije que podía pasar-, señorita, ¿se encuentra bien?, ¿necesita algo?

 La miré un momento grabándome su rostro y su voz, según mis padres ella tenía trabajando casi diez años con nosotros, prácticamente ella era parte de la familia, debía de rodar los cuarenta, pequeña y delgada con rasgos fuertes.

 -No, gracias July –dije-. Oh, un momento, espera, quiero preguntarte algo, ven, siéntate un momento conmigo.

 July pareció dudar en la puerta y se limpió las manos con el delantal casi de manera incomoda.

 -Tengo… estoy lavando la ropa señorita Danna –dijo-, no creo que sea…

 -Por favor July –insistí-, acompáñame un momento.

 Ella suspiró como si temiera meterse en problemas y dio unos pasos ligeros hasta sentarse en una esquina de la cama.

 -Mis padres no son sinceros conmigo, ni siquiera Tolmer –comencé-, tú has estado con nosotros todo este tiempo, necesito saber cómo era mi vida antes, como era yo en realidad.

 -Señorita, no por favor –dijo levantándose, pero la tomé por el brazo-, tengo que echarle detergente a la ropa.

 -Eso puede esperar July –insistí-, por lo menos necesito saber si verdaderamente, Tolmer es mi novio.

Si no lo era, eso cambiaría muchos las cosas de todo lo que me habían estado diciendo.

 -Es su novio, presentado y aprobado por sus padres señorita –afirmó soltándose de mi agarre y brindándome una sonrisa leve.

Al parecer si era mi novio, maldición, me sentía que buscaba una aguja en un pajar.

 -Mi madre me dijo que yo era amiga de Abril, ¿Qué tan amigas éramos? –Dije-, ¿de esas que hacen pijamada y se cuentan secretos o de esas que apenas se saludan?

 -De esas que apenas se saludan –tragó pesadamente y se disculpó con la excusa de que tenía que ir a echarle detergente a la ropa.

 Fruncí los labios y suspiré pesadamente, nada tenía sentido, mi cabeza comenzaba a dolerme así que decidí dejar de frustrarme y busqué el blog de Abril para leer su nota de despedida.

 “Amigos y no amigos, escribo esto solo para que sepan de antemano lo que voy a hacer o ya hice, probablemente mientras lean estas palabras yo estaré colgada en mi baño con una cuerda atando mi cuello, y mi padre por fin habrá puesto una expresión que no sea decepción al verme,  ¿soy una cobarde? No lo creo, voy a buscar las promesas que me hizo mi padre, un reino donde podré ordenar a los ángeles caídos que maten a todos los que alguna vez me hicieron daño y protejan a los que me defendieron, tengo fe que adquiriré el poder que coseché en la tierra, un poder sobrenatural, soy una vencedora, soy una reina; reina de la muerte. Ahora hermanos míos, les doy mi fuerza, sigan mi ejemplo así como mi orgullo Danna Banana, seguidora fiel, te amo princesa, creo que a ti será la única persona que extrañaré por un tiempo (aunque no será mucho, espero, ¡me lo prometiste!)

Hasta que todos caigan y nos encontremos en el inframundo.

Abril Ronkine, Reina de la muerte.

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