La suplente del millonario
La suplente del millonario
Por: Alexa bosquet
Prólogo

Prólogo

Mi nombre es Maite, él lo único que tengo claro porque se supone que mi apellido es López, son la familia de la alta sociedad que me adoptó para limpiar su reputación después de un escándalo. Típico en estas familias, creen que pueden esconderlo todo con algo más grande encima.

Ahora quieren cobrarme ese favor, aunque no puedo quejarme, a mi hermana Lucía le están haciendo lo mismo y es su hija biológica.

yo debo casarme con Ramiro Viera, su familia es más humilde que la familia del novio de mi hermana, pero no son para nada pobres, ella se tiene que casar con el heredero de los Nuñes, la familia de más renombre en todo el país.

Porque es esto de los matrimonios? simple. Mi padre hizo tantas malas inversiones que le debe dinero a todo el que le podía prestar, y la manera más simple de pagarlo es vendiendo a sus hijas. Ahora mismo la discusión está frente a mí en lo más alto de su apogeo

  - ¿en serio ustedes piensan que me importa quién sea su familia?-  les está diciendo mi hermana.

Ella es linda, tiene el pelo rubio y largo, adjunto sobre su trasero, sumamente esbelta, inteligente y al parecer mucho más valiente que yo, continua.

- yo no soy Maite, no voy a permitir que manden en mi vida y me digan con quien casarme, estoy harta de tener que pasar por esto, ya sé que no tienen ni un centavo, pero esta no es la solución. ¿Al menos han escuchado de la reputación del heredero de los Nuñes? - se ve eufórica

 - si , hemos escuchado, y creemos que esas son estupideces de la gente sin sentido común.

- ¿crees que los Nuñes aceptarían a una persona que tiene que ver con drogas y mafia en su familia, mucho menos hacerlos su heredero. Josema Nuñes no está loco - le responde mi madre.

Lucía ríe - ¿y por qué crees que tiene que casarse para tener su herencia? - un punto para ella

- no me caso - Lucía decretó

 - vas a hacerlo- le grita mi madre

- la boda es mañana Lucía, ya bastante de perretas de niña -

mi hermana y yo sabemos que con esto está dando la discusión por terminada, se aleja dejándonos solas en el innecesariamente grande salón

 

- ¿es normal que me sienta rabiosa? - pregunta mi hermana, reacomodo mis gafas, ya no las necesito tener do el tiempo; sin embargo, no quiero dejar de usarlas, me hacen sentir segura

 

- supongo que sí, te están forzando a hacer algo que no deseas -

se ríe, eso me da miedo, quiere decir que está tramando algo

  - están intentando forzarme - responde

- no va a conseguirlo -

se pone de pie, se voltea para irse y luego regresa

- te voy a decir algo, tú tampoco deberías consentir que te fuercen, mucho menos con Ramiro

 - ¿de qué hablas? -  ella siempre ha sido la que mejor me ha tratado en esta casa

 

- te voy a dejar un regalo encima de tu cama, sólo no lo ignores para complacer a los señores López, eso te puede lastimar de por vida -

termina de irse y yo me quedo mirando al vacío, no sé que quiso decir con el comentario que hizo sobre Ramiro, es verdad que no es mi tipo para nada. Sin embargo, nunca lo consideré una mala persona.

- no le prestes mucha atención a Lucía - me dice mi hermano Manuel, al parecer estuvo escuchando la conversación desde el principio

- sabes que no es demasiado sensata - ¿qué otro consejo podía darme? Él es el menos interesado en que la empresa se vaya a la quiebra dado que es el heredero de la familia

- no te preocupes Manuel - le dije me puse en pie

- ya di mi palabra y no pienso retractarme tan fácil -

tampoco quiere decir que no vaya a hacerlo en algún momento

- me alegra escucharlo, no quiero que nuestros padres se decepcione de ti -

ese es un golpe bajo, sabe que toda la vida me la he pasado buscando la aprobación de los López, cada una de las cosas que he hecho en mi vida, tengo veintiún años y jamás me he enamorado, no he tenido tiempo para eso porque estaba demasiado ocupada para pensar en amores, ocupada volviéndome una buena profesional por ellos, y también siendo la hija perfecta, o al menos intentándolo

 

- como dije -

me pongo en pie y me dispongo a ir a mi habitación

- no te preocupes -

subí a toda prisa, para no tener que escuchar más de su sermón y también porque tengo curiosidad por lo que dejaría Lucía sobre mi cama.

Entré y sobre la cama hay un sobre, tiene una nota encima y es lo primero que tomó en las manos

"aquí tienes tu regalo, tomamos también como una despedida y no me culpes por dejarte con todo, no soporto más a esta familia. No te cases sólo porque ellos te lo pidan, yo soy su hija y no voy a hacerle"

muy buenos consejos los de mi hermana, de esta nota puedo sacar unas cuantas conclusiones, en primer lugar nunca me consideró su hermana, claramente dejó claro que sus padres, no son mis padres, pero no se lo voy a tomar en cuenta.

En segundo lugar, se va a alguna parte, eso es cosa suya y no pienso decirle a nadie de sus planes,y en tercer lugar; que lo que haya dentro de este sobre ella considera que es algo importante para que cambie mi opinión sobre casarme.

Abro el sobre, lo primero que veo es a mi prometido con una chica, no es que me duela, no lo amo. Pero me molesta, desde que comenzamos con esta relación fui fiel y sincera con él, una detrás de otras las imágenes siguientes eran de él con alguna chica diferente, otras bebiendo en bares, otras que no entendí y que no me esforcé por interpretar, otras en locales de juego. En fin, una total perdición y una sorpresa, no es para nada como él se muestra ante el mundo

  - señorita López - llama fuera de mi puerta el ama de llaves

- su prometido la espera en el salón - increíble, no pudo llegar en mejor momento, o en menor.

Si hubiera llegado una hora después mi reacción no hubiese sido tan extrema. Salí de la habitación con todas las fotos en mi mano, casi corrí escaleras abajo y allí estaba él de pie.

 

- hola mi linda Maite - ese siempre es su saludo, tan falso como él, le lancé las fotos a la cara

- ¿qué estás haciendo? - me pregunta

- lanzándote en la cara tus mentiras - le respondo, no sé de donde saco el valor

- ¿o es que puedes explicar todo esto? - señaló las evidencias en el suelo

 

- no, no lo puedo explicar ni tampoco quiero hacerlo - me responde de manera sínica - este matrimonio es concertado, no seas tan ingenua - sonríe de medio lado - o al menos no tan ingenua

 

- sí, soy muy ingenua por creerme tu acto de niño modelo de la alta suciedad - le digo casi gritando

 

- ¿qué está sucediendo aquí? - dice mi madre asomándose desde la segunda planta de la casa

 

- sucede que no me voy a casar con él, no hay manera de que lo haga. Bajo ningún concepto - fui contundente con la afirmación

 

- esa no es tu decisión y lo sabes - me dice mi autoritaria madre

 

- tiene razón señora López - interviene Ramiro - yo lo decido

 

- y tampoco me quiero casar, su hija está completamente loca

 

- sí, estoy loca - le grité y él se fue, no sé dé donde saqué el calor para decir todo esto. Pero fue agradable desahogarse, mi madre baja las escaleras a toda velocidad

 

- ve y discúlpate - como si yo fuera a hacer algo como eso

 

- no voy a hacerlo - mantengo mi posición - bajo ningún concepto

 

- ya veo mucho que te gustan los conceptos - me dice - pues te voy a dar el mío, me lo debes, se lo debes a esta familia

 

- no lo hago, no les pedí que te adoptaran -

tampoco lo hicieron porque sean buena gente, tenían sus motivos, yo fui una cortina de humo.

Me voy de allí para no tener que seguirla escuchando, cuando vi que me siguió tomé mi bolso y salí de casa, caminé sin rumbo por un rato y luego tuve la idea del momento, hacer algo que nunca he hecho para así sentirme más libre con este golpe de fortaleza, ¿y qué es ese algo? Ir a un bar.

Entro en el "Cuanto", lo escogí porque está en los límites que dividen la alta sociedad del resto de los mortales, donde termina esta calle comienza un barrio muy poco agradable dónde se supone que venden drogas, hay pandillas e incluso hablan de una antigua familia que tiene colecciones con la mafia, que por casualidad es la familia materna de mi futuro cuñado, así que si me sucede algo solo tendría que llamarlo. Pensé con sorna.

Entre en el bar, todo está tranquilo. No hay casi nadie y supongo que sea por la hora, son apenas las cuatro de la tarde, me acomodó en una mesa y levanto la mano para que vengan a atenderme

 

- ¿en qué puedo ayudarla? - me pregunta un chico, es muy educado; sin embargo, me mira de arriba a abajo

- si está perdía y necesita dirección solo dígalo - no tengo por qué molestarme, de seguro parece que estoy perdida

 

- no, no están y pérdida ni necesito indicaciones - hablo de forma cortante para que quede claro

- todo lo que necesito es una cerveza - me apetece beber cerveza - ¿crees que puedas ayudarme? -

el chico sonríe y asiente

 

- de inmediato - un estoy vestida para nada como alguien que va a un bar, tengo puesto un traje ejecutivo color rosa pastel y unos tacones a juego, es la ropa que utilizo para ir a mi trabajo en la compañía de los López, o las bien a mi aprendizaje. Aún no le dejan hacer nada por mi cuenta, como así algo que yo hiciera pudiera ser peor que lo que consiguió mi padre. El muchacho de antes llega con mi primera cerveza

- ve poniendo otra - me empinó de la botella sin siquiera verterla en un vaso, tengo por costumbre beberme mi primera cerveza así según mis amigas de la Universidad eso impide que te emborraches, el chico se retira y lo veo ir tras la barra, regresa de inmediato con otra botella en la mano

- ¿vas a hacer lo mismo con esta? - me pregunta, niego de inmediato

- no, está le va a durar un rato - vierto el contenido de la botella en el vaso que me trajeron antes, saco de mi bolso algunos papeles que tome de la empresa, son en su mayoría cuentas que no me parecen claras y que quiero analizar, a medida que avanza la tarde se va llenando el lugar, yo pido una cerveza tras otra, y a pesar de que mi tolerancia al alcohol es buena ya comienzo a sentirme mareada, levanto la vista para pedirle al mesero que me traiga un refresco y quedó impactada con el hombre que está sentado en la barra, es alto, muy alto. Está sentado y aun así soy capaz de notarlo, su piel es muy trigueña, y su pelo muy negro. Es todo lo que una mujer puede desear. Además, se ve demasiado peligroso, él y su acompañante. Me hacen recordar dónde estoy, o son traficantes, o pandilleros, o ambos. Quito la vista de ellos, pero no antes de que choque con sus ojos, levanto una mano y el mesero me mira

- ¿otra cerveza? - me grita asombrado desde la barra, repaso mentalmente la cantidad que he bebido hasta ahora y tengo que reconocer que es para estar asustado, niego a su pregunta

- un refresco - necesito azúcar para aminorar el error de la bebida - y algo de comer - eso tampoco haría mal

Pasaron un par de minutos antes de que depositarán en la mesa el refresco y un plato de papas fritas, levanto la vista para dar las gracias y me quedo helada, es el hombre que estuve mirando antes, es imposible que trabaja aquí

- aquí tienes - se inclina un poco sobre la mesa - esto es porque habitual - me dice después de mirar los papeles 

- ¿a qué te refieres? - le doy un sorbo a mi refresco para ocultar mi nerviosismo

- a que normalmente las personas vienen aquí para divertirse, no para trabajar - me dice

- vine a divertirme - le dejo saber

- ¿puedo sentarme? - me pide y yo asiento mirándolo embelesada, se sienta frente a mí y toma una de mis papás fritas - vi que me estabas mirando antes - que observador

- si, pero me parece que debes estar adaptado a eso

- si? ¿Por que crees eso? - me desespera la falsa modestia, por la forma en la que camina estoy segura de que sabe cuán atractivo es; sin embargo, si quiere escucharlo no soy yo quien va a negárselo

- eres un hombre muy atractivo - suelto de golpe, es increíble lo que puede hacer el alcohol, logra que una persona como yo se deshiniva - lo suficiente atractivo como para que las mujeres te miren todo el tiempo - es desconocido se ríe - ¿me equivoco? - le pregunto

  - no, no te equivocas - me da la razón - y tú eres lo suficientemente descarada como para decírmelo en la cara - si supiera que realmente no lo soy

- por hoy puedo serlo, es mi día de liberación - recuerdo todo lo que le dije a mi ex prometido y no puedo evitar sonreír 

- vamos a brindar por eso, y si te parece me cuentas - creo que la vida me está premiando por ser valiente, un hombre como él me está coqueteando, le pide un trago de wiski y una cerveza al mesero - yo invito - doy un trago a mi botella ignorando la advertencia de mi cuerpo de que mi límite está cerca.

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