3

Agatha subió al coche, sin tener más remedio que seguirlo obedientemente. No tenía dónde pasar la noche, era tarde y la noche oscura se estaba volviendo demasiado peligrosa para luchar. Al elegir entre pasar la noche afuera y seguirlo, no había tardado en elegir. El único inconveniente es que el hombre no ocultó su estado de ánimo. Como si ya se arrepintiera de acercarse a ella.

- ¿Entonces adónde vamos? Preguntó ella.

Volvió la cabeza y solo vio un rostro ensombrecido por la noche.

- En mi casa. Finalmente respondió. Es tarde y no me reuniré con tu amiga en este momento.

Agatha se clavó las uñas en la palma nerviosamente. La idea de acudir a un extraño, a quien conocía desde hacía unas horas, no estaba en sus hábitos. Especialmente cuando el extraño en cuestión no dejaba de ser hostil.

Prefirió no decir nada y volvió a concentrarse en la carretera. Sus ojos se cerraron por un momento antes de sentir que el auto se detenía en un camino estrecho. El pánico que había estado tratando de reprimir durante horas resurgió cuando de repente todo se volvió oscuro.

Agarrándose del asiento de cuero trató de visualizar el lugar.

- Tú ... Vives en ... Donde ... Balbuceó Agatha.

- Bueno, yo vivo en una villa, reclusa, aquí mismo. Declaró saliendo a un callejón iluminado por focos.

- ¿Dijiste recluso? Dijo con voz estrangulada.

- Sí, es mucho más fácil estrangular a mis víctimas ...

Agatha volvió lentamente la cabeza hacia él.

Por supuesto que él se estaba riendo de ella, sus ojos brillaban divertidos, una sonrisa lentamente asomaba a sus labios mientras apagaba el motor.

Cuando sus ojos se encontraron, Agatha se sintió más nerviosa. Su estómago estaba hecho un nudo.

¿- Entonces? ¿Entras? ¿O duermes en el coche? 2

Agatha inhaló imperceptiblemente y salió del coche para demostrarle que no tenía miedo. Pero fue todo lo contrario. Miró, el gran edificio que, por lo que le decían las luces, era marrón, muy masculino, muy ... Frío, distinguió un montón de cubos, apilados unos encima de otros, para darle una estructura impecable e impresionante.

Ella lo siguió y subió los escalones, casi tropezando. Abrió la puerta y entraron en la oscuridad antes de que él se dignase a iluminar.

Agatha entró tímidamente en el pasillo, mirando a su alrededor con los labios entreabiertos.

Era hermoso, lujoso, bañado en opulencia. Agatha estaba casi mareada.

- Es Realmente muy ...

Agatha saltó cuando rugidos y ladridos feroces estallaron en la distancia. Mortificada, vio a un rottweiler de pelo negro que corría hacia ella.

El hombre se paró frente a ella y comenzó a ladrar órdenes a su vez en ruso. Agatha se agarró el abrigo y puso la cabeza detrás de la espalda para esconderse.

- No tengas miedo, solo ataca si se lo ordeno.

Agatha se apartó lentamente de él y miró con recelo al perro sentado a los pies de su amo.

- Ra ... Me alegro de conocerla. Agatha tartamudeó, alejándose lo más posible del perro grande.

- Se asegura de que no seas peligrosa. Apolo explicó mientras se acercaba a la aterrorizada joven.

- Soy el ser humano más agradable del mundo. ¡Estaría agradecido de poder traducirlo! Lloró de pánico, con los ojos fijos en su perro.

- Su nombre es Rov y no te hará daño. Aseguró Apolo, recogiendo su bolsa en el suelo. Ven conmigo, te mostraré tu habitación.

Apolo ya no estaba seguro de que su acto fuera tan puro como quería. De hecho, por primera vez en su vida, se enfrentó a una mujer joven completamente diferente a lo que estaba acostumbrado a ver. Ninguna mujer había invadido hasta ahora su espacio privado, es decir, su casa, su hogar. Entonces, ¿por qué estaba aquí en medio de su salón con una mujer? ¿Listo para instalarlo en uno de sus dormitorios? Sin mujeres, sin problemas, pero la regla era clara.

Pero Apolo no pudo resistir la tentación de ayudarla. Ella había aumentado su adrenalina. Desde que se había convertido en multimillonario, Apolo lo tenía todo ... Respeto, dinero, confianza, las mujeres caían a sus pies como moscas. Sus amigos lo adoraban, sus enemigos lo temían. Pero todas las mañanas, cuando se levantaba, Apolo no tenía el mismo entusiasmo de hace cinco años, su deseo de conquistar el mundo había desaparecido porque conquistarlo ya estaba hecho. Hoy volvió la adrenalina cuando la joven le recordó quién era.

La guio hacia las escaleras y subió los escalones, buscando cuál de sus habitaciones podría corresponderle. Tez fresca y suave, cabello dorado ... Apolo abrió la última puerta al final del pasillo en el segundo piso.

- Ahí, espero que les guste, lo siento, no es muy femenino.

- Oh, estaré bien, es fabulosa.

Dejó la bolsa en la gran cama y lanzó otra mirada a esta extraña joven.

Sus ojos azules estaban tristes, su figura febril a cada paso.

- Prometo, no molestarte, seré invisible. Dijo sentándose en el borde de la cama. Y especialmente si empiezo a hablar demasiado, es porque estoy nerviosa, entonces cállame. A veces hablo, hablo, bajo el nerviosismo y me quemo agotando a los demás, es absolutamente horrible, ¿ves?

Apolo sonrió débilmente. De hecho, habló mucho, a diferencia del auto.

- Intentaré recordarlo. Si alguna vez hablas demasiado, te amordazaré.

Ella se sonrojó y bajó la cabeza.

Apolo dejó de mirarla y se acercó al armario para sacar una manta. La envolvió en él, sin pedirle opinión. Inmediatamente, ella se puso rígida, mirándolo con incredulidad. Pero ella la abrazó.

- Gracias...

Apolo fue hacia la puerta, y cuando llegó el momento de simplemente salir y cerrarse detrás de él, se dio la vuelta.

- Toma una ducha, vístete bien y acompáñame a cenar, ¿está claro?

- Es una orden? Preguntó, levantándose de la cama, sus ojos brillaban de ira.

- Exactamente

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