Episodio 7. Erick y la chica fastidiosa

Austin ni siquiera preguntó el nombre de esa chica, porque realmente no le interesaba. Es por esa razón, que él decidió ignorarla por completo hasta que ambos llegaron al elevador, y no les quedó de otra que irse juntos, en un incómodo silencio que la chica interrumpía porque estaba titiritando del frío. El rubio al ver que esa mujer estaba que se moría de hipotermia, decidió ofrecerle su chaqueta en completo silencio, pero Ashley se negó diciendo:

—No gracias, estoy bien —miente Ashley que no deseaba nada de ese hombre, el cual no le parecía nada amable a pesar que en ese instante, fingiera serlo.

—Como gustes —es lo único que dice Austin, colocándose su chaqueta una vez más.

Ashley frunce sus labios porque pensaba que iba haber un poco mas de insistencia por parte de “Erick”, pero él desistió de inmediato a su ofrecimiento, es por eso que ella,  aunque estaba muriéndose del frío pensó:

«Es un idiota, por lo menos hubiese insistido un poco más »piensa ella abrazándose a sí misma, con un gesto algo malhumorado en su rostro.

Aunque Ashley estaba agradecida porque él intentó salvarle la vida en ese bochornoso mal entendido, no quitaba el hecho que era un completo patán y resentido de quien sabe qué, es por ese motivo que ella decidió ignorarlo en ese pequeño cubículo del elevador deseando llegar a planta baja lo antes posible.

En el instante que llegan al lobby del hotel, Austin va rumbo a la salida porque ya deseaba marcharse de allí, mientras que Ashley también va en la misma dirección que él. Al notar eso, se detiene volteándose para verla, porque desde su perspectiva, parecía como si esa mujer lo estuviera siguiendo, al igual que Ashley, quien pensó exactamente lo mismo que el rubio, y fue en ese instante cuando estaba a punto de salir, que recordó algo muy importante.

«¡Mi bolso! ¿Dónde lo dejé?». Piensa la joven, corriendo de nuevo al interior del hotel.

Ashley corre lo más rápido que puede yendo justamente al sofá donde había estado sentada, dándose cuenta que su bolso no se encontraba donde lo había dejado. La pelinegra al comprender que la habían robado, se lleva las manos a su cabeza como señal de preocupación, pensando que por haber estado distraída había perdido sus cosas, y lo peor de todo es que su celular no tenía clave, por lo cual la persona que lo tuviera en su poder, iba a saber que su padre era Brandon Lewis, y posiblemente leería esos horribles mensajes que ambos se dedicaban.

«¡Dios mío! Tengo que encontrar mi bolso». Exclama en pensamientos, corriendo rumbo a la recepción del hotel.

En cuanto llega, le dice al recepcionista con un claro tono de voz preocupado, que ella había olvidado su bolso en el lugar donde había estado sentada. Cabe destacar que la joven también se tomó el tiempo de explicarle una mentira al trabajador, para justificar su fugaz huida del salón de fiestas. Además, Ashley le hizo una descripción rápida de como era su bolso al hombre que, para su alivio y sorpresa siempre estuvo al tanto de su presencia, por lo cual había guardado su bolso en un locker, esperando que, cuando se enterara que lo había extraviado, lo viniera a buscar sin problemas. Y así, en el instante que el hombre le entregó sus pertenencias, ella suspiró aliviada, sacando de inmediato su teléfono, observando que tenía varias llamadas perdidas de su padre y muchos mensajes.

Ashley los leyó todos rápidamente, viendo que estos decían que ya su padre se había marchado con su familia, por lo cual ella podía irse por cuenta propia, de momento no le quedaba otra opción que regresar a la mansión, tendría que quedarse ahí hasta que consiguiera un lugar donde vivir. Sin embargo, ahora que se ponía a analizar la situación, ¿para que su padre la invitó, si apenas y estuvieron juntos durante la fiesta? No importaba, asumía la joven planeando pedir un Uber para que la llevara a la casa de su padre. Es por eso que, mientras salía del hotel, tenía su teléfono en la mano, viendo que auto estaba más cerca de ella para que la pudiera llevar, cuando en eso, observa que a unos metros de distancia, se encuentra el “hombre engreído” que ahora tenía un nombre: Erick.

Ella lo observó de reojos, notando que este parecía estar llamando por teléfono, luego colgó, y pretendía irse a pie «¿Está loco acaso? ¿Cómo pensaba caminar con ese frío que había?», pensaba Ashley quien no pudo evitar sentir preocupación por ese hombre, es por eso que corrió hacia donde él estaba, porque si quizás no tenía dinero para tomar un taxi, ella podía ayudarlo, posiblemente ser asistente de ese tal Austin Collins no era el mejor trabajo del mundo, fue allí cuando ella comprendió parte de la razón de su mal humor, cualquiera estaría así si trabajaba con alguien horrible todo el día.

—¡Erick! ¡Hey!—exclama Ashley, viendo como el instante el rubio se detiene, sin voltearse.

Escuchar que alguien lo llamara por ese nombre luego de tantos años, hicieron que Austin se detuviera a causa del impacto que sintió, se sentía extraño, y fue en ese instante que comprendió, lo malo que fue haberle dicho a esa mujer su verdadero nombre, quizás no todo el tiempo tenía que pensar en cada detalle y las cosas que salían por su boca, asumió el hombre, volteándose para observar que la chica ahora estaba corriendo hacia él.

«¿Acaso está loca?». Se dijo en pensamientos, viendo a la chica ahora frente a él.

—¿Te vas a ir caminando? Justamente acabé de pedir un Uber… si quieres te puedo dejar cerca de la estación de metro o de tu casa, cualquiera que sea más cerca, ¿qué dices? —propone Ashley con una pequeña sonrisa, mientras que Austin, está completamente serio viéndola.

—No necesito tu ayuda, así que no te preocupes —es lo único que dice, volteándose para seguir caminando.

Pero cuando se voltea Ashley lo toma por su brazo para impedirle que se marche, y es ahí cuando Austin se voltea, viendo específicamente la mano que la chica estaba usando para tocarlo, dejando en claro que estaba cometiendo un grave error al ponerle tan solo un dedo encima. La chica de rasgos asiáticos no tuvo que ser demasiado detallista, para darse cuenta de esa evidente advertencia visual que le lanzó aquel rubio, es por eso que, de inmediato lo soltó encogiéndose de hombros.

—Está bien, como gustes. Ya mi Uber llegó, me iré entonces. Cuídate, Erick y… comprendo porque eres tan amargado. He escuchado que trabajar con el señor Austin Collins es terrible, tengo un amigo que trabajó en su empresa, y fue un infierno —miente Ashley con una pequeña sonrisa.

Por otro lado, Austin queda mirando por unos segundos a Ashley con su típico rostro serio e inexpresivo de siempre y decide irse sin decir una sola palabras más, porque no lo encontraba necesario ¿Es que acaso esa mujer pensaba que eran amigos? Pensaba el hombre, mientras se va en dirección contraria a ella. La pelinegra se da cuenta que Erick se va sin despedirse, es por eso que ella grita diciendo:

—¡Adiós! —exclama Ashley, viendo como ese hombre ni se voltea a mirarla.

«¿Por qué no me sorprende? Después de todo es un patán»

Así mismo, Austin continua caminando porque él realmente no se iría a pie, simplemente su auto se encontraba estacionado en otro lugar donde ya le estaba esperando su chofer para llevarlo a su mansión, a las afueras de la ciudad. Así pues, cuando llegó a su auto, el chofer se encargó de abrirle la puerta y él entró mientras emitía un suspiro cansado, reposando su cabeza sobre el cómodo asiento trasero de su auto, entre tanto cerraba sus ojos pensando, en lo mucho que deseaba acabar con ese hombre con sus propias manos lo antes posible, ¿cómo se pudo atrever a nombrar a su padre en aquella conversación? ¿Cómo pudo decirlo sin el más mínimo cargo de conciencia?

«Ese hombre es un psicópata… »piensa Austin con una pequeña sonrisa llena de odio, mientras continuaba con sus ojos cerrados.

Y justo en ese momento su teléfono comienza a vibrar, al mismo tiempo que su chofer ya se encargaba de llevarlo a casa. Austin no espera mucho tiempo viendo que tenía una llamada entrante. Hace poco había hablado con su secretario sobre temas de trabajo «¿Qué deseaba ahora?» Pensaba Austin sin fijarse en el número que lo llamaba, y es por eso que, aun sin percatarse quien era, contesta diciendo:

—¿Diga?—Responde el rubio, con sus ojos cerrados.

“Señor Austin ¿Lo llamo en mal momento? Es Brandon Lewis ¿Está todo bien? Estábamos hablando, y al parecer tuvo que atender un asunto muy importante que lo ausentó el resto de la velada”

Austin de inmediato abre sus ojos, y sin poderlo evitar forma una sonrisa en sus labios respondiendo:

—Si, todo está bien. Disculpe la forma tan abrupta en la que me fui, pero puedo recompensarlo ¿Qué le parece si el sábado que viene tenemos un almuerzo en mi casa? Invite a toda su familia —propone Austin, reincorporándose en su asiento.

“¡Me parece perfecto! ¿Entonces el sábado que viene un almuerzo en su casa?, estaremos todos ahí sin falta”

—Bien…—acepta Austin, pensando que posiblemente podía ir adelantando su plan, lo antes posible.

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