Episodio 3. La chica de la Pizzería

Ese mismo día en la mañana

Luego del incidente en la mañana, cuando aquel auto le ensució su ropa, Ashley llega con mal humor a su trabajo, porque era de mala suerte que le cayera agua sucia encima, eso solo significaba que vendrían tiempos difíciles, y ella al comprender ese mal augurio rápidamente pensó:

 «¿Qué más tiempos difíciles pueden aproximarse? ¡¿Es que acaso ya no he tenido suficiente?! »se queja la joven en pensamientos, mientras va al baño para limpiarse un poco.

Cuando sale del baño, ella se viste con su uniforme de trabajo para comenzar su jornada laboral en la pizzería, intentando tener la mejor actitud para que los futuros clientes que ella atendiera, no vieran que había comenzado el día con el pie izquierdo. Y así de esa forma, la joven va hacia el área de las mesas del restaurante, para comenzar su jornada laboral.

—¡Bienvenido a Giovanni´s pizza! ¿En que le puedo ayudar? —ofrece la joven con su mejor sonrisa.

Horas más tarde

—¡Adiós! Nos vemos el lunes, cuídense —se despide la muchacha de sus compañeros de trabajo, los cuales parecían estar a punto de irse a otro lugar que no era sus casas.

—Ashley ¿Por qué no vienes con nosotros?, vamos a un bar de karaoke, y después a un club ¡Acompáñanos es viernes!

Sin embargo, la chica llamada Ashley, con una pequeña sonrisa niega con la cabeza.

—No gracias, Emily. Hoy paso; quiero irme a casa estoy super cansada ¡Pero prometo que iré el próximo viernes con ustedes, lo juro! —promete la joven, juntando sus manos para enfatizar su promesa.

Su compañera de trabajo la queda mirando con sospecha, pero luego de un par de minutos suspira de forma derrotada aceptando su negativa, y su promesa.

—Está bien, vete a casa. Pero ya sabes que el viernes que viene vendrás con nosotros.

—Así será, lo prometo —Ashley se acerca para abrazarla —No hagan locuras ni se emborrachen demasiado, canten canciones divertidas por mí, ¿entendido?

—Claro que sí, bueno… cuídate, no te vayas en esa bicicleta, por favor.

—No, me iré en el autobús, o tomaré un taxi. Me siento muy cansada para estar pedaleando… en fin ya lo les quito mas tiempo, nos vemos el lunes —se despide Ashley con una sonrisa.

Cuando está afuera, la joven tiene planeado pasar por la panadería primero, para comprar unos pancitos dulces y comérselos con una taza de chocolate caliente. Y en eso, mientras ella camina con tranquilidad, se voltea viendo como sus compañeros de trabajo se iban por el camino contrario a ella, es por eso que la joven una vez mas se despide zarandeando su mano, para seguir con su camino cuando de repente, un lujoso auto oscuro se para frente a ella. Ashley rápidamente mira hacia atrás viendo que sus compañeros ya no estaban por los alrededores, en el momento preciso que el secretario de su padre sale del auto diciendo:

—Señorita Lewis, por favor ya deje de hacer esto. Su padre ya no lo tolera más, regrese a casa por favor —pide el secretario de su padre con un tono de voz de súplica.

Al escuchar los ruegos de ese hombre, Ashley lo único que hace es revolotear sus ojos con fastidio respondiéndole:

—No regresaré a casa, ya se lo he dicho un millón de veces, no me interesa su dinero, ni nada que tenga que ver con él —cuestiona la joven mientras se cruza de brazos.

Menos de un minuto después de haber dicho esas palabras, Ashley observa con asombro como del auto sale su padre con una expresión seria en su rostro, yendo en dirección a su hija la cual de inmediato sintió temor, pero no lo expresó a simple vista porque no deseaba lucir débil ante su padre.

—Mírate, eres un completo desastre —dice Brandon, viendo a la joven con desprecio —¿Cómo puede ser posible que la hija de Brandon Lewis, tenga la osadía de trabajar en una vulgar pizzería? —continua —, ya deja de avergonzarme y ¡entra en el auto de inmediato!, si llegan a verte mi reputación se vendría al suelo.

—¿Qué entre al auto? ¡No puedes venir aquí y decirme lo que debo hacer, ya no soy una niña!

—No eres una niña, pero si continuas siendo mi hija quieras o no. Necesito que me acompañes a una fiesta muy importante que tendré mañana con un socio. Deseo que toda la familia esté reunida, incluyéndote.

—Pues busca un reemplazo porque yo no voy.

Al decir esas palabras, Ashley se voltea para marcharse pero su padre rápidamente la sujeta por su brazo impidiéndole que se vaya, es por eso que la joven se suelta con violencia.

—Ashley, te lo estoy pidiendo amablemente. Lo único que debes hacer es acompañarme a esta fiesta, y no te pediré nada más.

Brandon hace lo posible para controlar la rabia que siente ante la terca actitud de su hija, sin embargo, su paciencia esta a punto de terminarse, cuando escucha como Ashley comienza a reírse ante sus palabras.

—¿No te das cuenta que es una locura lo que me estás pidiendo? ¡Te dije que no quiero saber de ti, padre! ¡Déjame en paz! —exclama la pelinegra volviendo a caminar rumbo a la estación de autobuses.

***

Después de semejante escándalo, Brandon observa en completo silencio como su hija se marchaba con aires de victoria. El hombre tenía tanta rabia que apretaba sus manos hasta que sus nudillos se tornaron blancos, al instante que se acercó a su secretario diciéndole:

—¿Sabes a donde vive mi hija no es así? —pregunta Brandon repentinamente.

—Si, señor. Como usted ordenó siempre seguimos todos sus pasos, ella vive en un pequeño edificio en Queens.

—Bien, contacta al dueño de ese edificio de inmediato y cómpralo a un precio exorbitante. Además busca un personal para que desalojen a mi hija de su apartamento ahora mismo. Quise ser bueno y venir a pedirle decentemente que cooperara con su padre, pero esta jovencita rebelde me obligó a actuar por las malas.

El secretario en el fondo se sorprende por lo que Brandon estaba a punto de hacer, ya que el sabía la historia que había entre Ashley y su padre, sin embargo, su opinión no importaba es por eso que sin pensarlo demasiado siguió las ordenes de su jefe, y comenzó hacer varias llamadas para que el acto de maldad que haría el hombre se consumara lo antes posible, gracias a su poder e influencias.

—Bien, vámonos. Ashley hizo todo un escándalo y no deseo que me vean por aquí —ordena Brandon, entrando de nuevo en su auto mientras veía disimuladamente hacia todas las direcciones, para ver si alguien los estaba observando.

A simple vista no logró ver a nadie, pero lo que el hombre no sabía, era que a varios metros de distancia muy bien escondido tras un árbol, un fotógrafo contratado por un rival empresarial de Brandon, estaba tomando una cantidad considerable de fotos y videos, de esa gran primicia: la hija del millonario Brandon Lewis, trabaja como una simple mesera en un restaurant familiar. Sin duda alguna esa noticia valía millones, es por eso que el hombre cuando cree que ya tiene suficiente, llama de inmediato a su cliente, el cual a tan solo dos repiques contesta:

“Hola, si llamas debe ser por algo bueno.”

—Buenas noches, señor Thomas. Esta vez le tengo buenas noticias, ¡hoy se apareció Brandon Lewis personalmente para buscar a su hija!, grabé y fotografié todo.

“Me parece perfecto. Este mes de investigación valió la pena, ya con toda la información que tenemos, es más que suficiente para hundir la reputación de ese malnacido de Brandon Lewis, ¿Quién iba pensar que el afamado y celebre millonario automotriz, tiene a su hija heredera trabajando en una mísera pizzería? cuando todos se enteren de esto, su carrera se vendrá abajo.”

—Así es señor Thomas. Mañana en la noche será el evento de asociación con IA Corp., y Lewis Motors, también asistiré allá para conseguir más información comprometedora —explica el hombre quien al parecer era mas que un simple fotógrafo.

“Consigue toda la información que puedas para hundir a ese desgraciado. Envíame las fotos, y revisa tu celular porque acabé de transferir tu paga. Mañana tendrás el resto cuando encuentres algo interesante, debo colgar… adiós.”

Así mismo, el fotógrafo revisó su celular viendo que efectivamente le habían transferido una suma considerable de dinero, de su cliente llamado Thomas Hong, él era el presidente de Hong automotriz, la competencia directa de Lewis Motors, quien deseaba acabar con la empresa de Brandon luego que el padre de Ashley le hiciera un juego sucio a Thomas, sacando al mercado un modelo de auto sospechosamente similar al modelo que ellos iban a lucrarse ese mismo año, y a un precio más económico tres meses antes que Hong automotriz. Es por eso que, cuando fue el turno de la empresa de Thomas, ellos quedaron por debajo de las ventas y además los acusaron de plagio, cuando el verdadero culpable había sido Lewis motors. Desde ese momento, el hombre le declaró la guerra a Brandon y haría cualquier cosa para hundirlo, porque era evidente que al parecer Austin no era el único que deseaba lo peor para Brandon.

***

Minutos después Ashley llega al edificio donde vivía. Con un andar cansado se dirige al elevador para ir al piso correspondiente donde quedaba su apartamento, mientras pensaba que al llegar lo primero que haría seria darse un baño tibio, y luego comer todos esos panes que ella llevaba en la bolsita, acompañados de chocolate caliente, sin embargo, cuando llegó al pasillo, se dio cuenta que unos hombres estaban en su apartamento sacando todas sus cosas. Ella mas sorprendida que nunca corre para llegar lo mas pronto posible, tirando su bolsa de pan al suelo, entre tanto le quita la maceta con flores que uno de esos hombres traía en us manos gritando:

—¿¡Pero que es lo que está ocurriendo, por qué se llevan mis cosas¡? ¡Hey deja eso ahí, espera!

—Solo seguimos ordenes, señorita. Nos dijeron que desalojáramos este departamento, si tiene alguna queja, llame al dueño —explica uno de los hombres de forma aburrida.

Ashley envuelta en la desesperación mira como arrojaban sus cosas a la calle, es por ese motivo que, la joven rápidamente se vuelve a acercar a ese hombre diciéndole:

—¿El dueño? ¿Se refiere a la persona que me rentó el departamento?¡No puede ser, yo lo renté por seis meses y apenas llevo tres, lo llamaré ahora mismo, no puede estarme pasando esto —exclama Ashley, mientras sus manos temblaban por el nerviosismo.

—No, me dijeron que le diera este número, debe llamar aquí.

De inmediato Ashley llama a ese número que le había dado aquel hombre, y mientras los repiques sonaban, el corazón de la muchacha se aceleraba el doble porque veía como seguían sacando sus cosas; pero luego, al tercer repique la persona de la otra línea contesta antes que ella dijera una palabra.

“¿Aprendiste tu lección, hija? Regresa ahora mismo a casa, si no quieres que las cosas se pongan peores. Cuando yo te doy una orden, debes obedecerla ¿Comprendes?”

Ashley de inmediato reconoció esa voz, que era de su padre.

—¿Hiciste que me desalojaran para que vaya a tu tonta fiesta? —pregunta ella sintiéndose indignada.

“Así es. Afuera mi secretario te está esperando para que regreses a casa, donde perteneces. Será mejor que no te rehúses, porque no te conviene hacerme enfadar…”

Luego de haber dicho esas palabras, su padre cuelga la llamada, y Ashley envuelta en la rabia y frustración, siente como las lágrimas salen de sus ojos sin poderlas contener, pero ella con la mayor rapidez que puede, limpia su rostro con el reverso de su mano, porque detestaba llorar, sabiendo que su vida no era en lo absoluto un cuento de hadas, ya que la joven desde que tenía uso de razón, se sentía como una prisionera de su padre.

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