CAPITULO 3

Ella me miraba con furia en su mirada y tenía razón, acá no había amor, no había cariño, solo era la m*****a atracción del lazo. ¿Qué si yo me enamoraría de ella?, claro que si podría pero observando el carácter de ella lo veo imposible. Ella es una loba dominante, es una mujer que no se queda callada y siempre dice lo que piensa, para mí no está mal, bueno en realidad no quiero una mujer que me esté metiendo en problemas cada vez que abra la boca.

No, no la necesito y tampoco estaré rogando por ella, si ella se quiere marchar, pues que se marche, tengo miles de mujeres que están dispuestas hacer lo que yo quiera.

─Bueno, si te quieres ir pues vete, nunca le he rogado a nadie y menos lo hare contigo, y es verdad lo que dices, yo no te amo, tu no me amas.

─Al fin comprendes, mañana a primera hora me marchare y no los volveremos a ver.

─Es un hecho, con tu permiso me marcho.

Salí de su habitación, caminando directo a la mía, ya era tarde y estaba cansado, de solo pensar en ella me producía gastritis, ella quería alejarse, no se lo voy a impedir, que se marche si así ella lo quiere.

(…)

No había podido dormir casi nada, solo me daba vueltas en mi cama, es que no tenía sentido, sé que me siento así por el lazo, pero algo me impide que ella se marche, en realidad no quiero que se marche, quiero que se quede por siempre acá conmigo, ¿pero cómo la voy a convencer?, si ella no me quiere, y también dijo que jamás se enamoraría de mi ¿estaría dispuesto a vivir un matrimonio sin amo? Joder no sé, mis padres estaban tan enamorados, me encantaba ver como mi padre la miraba con esa mirada llena de amor, admiración, y como mi madre respondía esas miradas con sonrisas llenas de felicidad por él, sé que soy un superficial de m****a, pero siempre he querido que me amen tanto como mi madre amo a mi padre.

Al llegar al gran salón, ya todas los, alfas y su gente estaban en sus sillas esperando mi llegada para tomar desayuno.

Busque con mi mirada, y ahí estaba ella con su cabello tan blanco como la nieve, tomado en una alta cola de caballo, dejando algunos mechones sueltos por su hermoso rostro. Sus ojos conectaron con los míos por algunos momentos, pero nuestro juego de miradas fue interrumpido por un chico que estaba a su lado, ella lo miro dándole una hermosa sonrisa, una sonrisa que hizo que mi corazón se detuviera.

¿Qué demonios?

 ─Rey Alfa, queremos agradecer que su hospitalidad ─ hablo el alfa de la manada noche negra

─No hay nada que agradecer lo necesitaban, y no soy tan desalmado para dejarlos a la deriva ─ hable, mientras me acomodaba en mi silla

─Bueno, ya que estas aquí Rey Alfa, quiero darles un anuncio ─ hablo Jack ─ Quiero anunciar mi compromiso con Amber, como todos ya saben la Diosa de la luna me ha dado una hermosa compañera Alfa de la manada azul, así que alfa Alexander espero tener su bendición junto al de su luna.

─Por supuesto que si Rey beta Jack, es un honor para mí y mi manada ─ el padre de Amber se levantó de su silla para luego abrazar a Jack ─ He ganado un hijo más, serás mi cuarto hijo.

─ ¿cuarto hijo?, no es que tiene solamente dos hijos Alfa Alexander ─ pregunte con el ceño fruncido ya que va contra la ley adoptar o tener hijos y no registrarlos

─ Oh, sí, Mis hijos biológicos Amber de veintidós y Sofía de doce años y están mis hijos del alma mi quería Nieves y Ahora Jack ─ el miro con amor a nieves

─No sabía que la había adoptado, ¿supongo que hizo el registro?

─No está entendiendo mi alfa,  Nieves no es adoptada, ella es mi hija del alma, es mi ahijada, siempre la he cuidado, protegido y amado como si fuera mía, sus padres son nuestros mejores amigos─ el alfa Alexander acaricio la mejilla de nieves.

Nieves, hermoso y único nombre, le hace honor al color de su cabello tan blanco como la nieve.

─Si, desde que con su madre supimos que estábamos embarazadas al mismo tiempo, no podíamos mas de felicidad y más al saber que las dos eran niñas, y desde ahí ambas no se han separado bueno hasta ahora, que mi Amber se tendrá que quedar a vivir acá en la manada real ─ hablo la luna y madre de Amber

Mire a nieves quien se encontraba con la mirada baja, podía escuchar como su respiración se entrecortaba; al ser el rey alfa tenia mis sentidos mucho más agudizados que los demás lobos.

─Ella puede quedarse si así lo desea ─ hable, todos los de la mesas me miraron sorprendidos, nieves levanto su mirada, entrecerrando sus ojos amenazadoramente.

─Oh, eso….es…bueno…grandioso, pero no queremos ser una molestia mi Rey, nieves se devuelve con nosotros a su manada.

─Pero, papa sería una muy buena idea, necesito mucha ayuda con el matrimonio, mama no puede quedarse por sus deberes, por lo menos que se quede nieves─ Amber le hizo un puchero a su padre mientras le ponía esos ojos de cachorro

─Hija, sabes que eso no está bien, Nieves tiene mucha responsabilidad aparte si su compañero se entera que está en la casa de otro lobo, no se vería bien.

─No seas machista Alexander, deja que la niña se quede luego llamaremos a Robert y le explicaremos─ la madre de Amber regaño a su marido, algunos de su manada soltaron una pequeña risa, al igual que yo, pero la trate de ocultar.

─ ¿quieres quedarte hija? ─ pregunto a nieves, ella me miro, luego miro a su amiga quien tenía las manos juntas en suplica.

Negó con su cabeza mientras soltaba un suspiro.

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