CAPÍTULO 3.

† QUINCE MINUTOS †

Un año después…

Gia.

Salí a toda prisa del elevador sujetando con fuerza mi bolso, pasé por una pequeña vitrina y aprecié mi peluca rubia.

Solté un suspiro y observé el restaurante buscando al hombre que necesitaba aniquilar.

Esta era mi primera prueba de fuego y tenía que darme a conocer, tenía que lograr que Sarah confiara en mí Este año fue algo definitivamente lejos de mi zona de confort ya que no estaba acostumbrada a pelear y aprender sobre armas día y noche.

─Señorita ¿Tiene reservación? ─preguntó el camarero a mi lado.

Había aprendido a hablar ruso, italiano, español, portugués y francés gracias a Sarah.

─Excusez-moi?  je ne peux pas le comprendre ─solté en mi perfecto francés.

«¿Disculpe? No logro entenderlo»

Era una buena excusa para adquirir tiempo y lograr ser la típica chica extraviada.

─ ¿Que si tiene una reservación? ─preguntó en un perfecto francés.

─Sí, mis amigos están en la mesa del fondo.

Él camarero asintió y me dejó pasar, inmediatamente emprendí mi caminata hasta la mesa en donde estaba el ruso que hoy dejaría de respirar.

Miré mi reloj de mano y me quedaban aproximadamente ocho minutos.

Me acerqué a la mesa y sonreí mirando hacia el hombre de barba poblada.

─Dobryy den', vy kandidat v prezidenty?

«Buenas tardes ¿Usted es el candidato a presidencia?»

El hombre asintió con una sonrisa, se levantó de su silla y me tendió su mano ─Sí, mucho gusto preciosa.

─El gusto es mío ─respondí.

Inmediatamente saqué el arma de mi bolso y le disparé entre sus ojos.

Todos los presentes empezaron a correr hacia la salida, los guardaespaldas del que sería el nuevo presidente se levantaron y empezaron a disparar hacia mí.

Corrí hacía una mesa y la volteé colocándola como escudo, apunte a dos hombres y les disparé, uno de los hombres me tomó del cabello haciendo que soltará mi arma. Di media vuelta en el suelo y lo tumbé con mi pie, me coloqué sobre él y tomé uno de los tenedores del suelo enterrándolo en su pecho.

Tomé su arma y la mía, levanté su cuerpo del suelo y lo coloqué de escudo mientras que continúa disparando hacia los pocos hombres que estaban frente a mí. Uno de ellos cayó al suelo, corrí hasta él y disparé en su rostro, él otro me tomó del brazo y lo volteó a mi espalda, pero gracias a Ximena ya lograba salir de esa llave.

Encorvé mi espalda volteando el cuerpo del hombre sobre mí hasta que cayó al suelo, tomé mi arma y le disparé en la cabeza. Aprecié el lugar y ya no había ningún hombre con vida, las personas que estaban comiendo habían abandonado el restaurante incluyendo los trabajadores.

Corrí hacia la puerta de salida, me deshice de los guantes negros, el abrigo de felpa y la peluca. Frente a una carretera estaba un auto de color rojo con Finn dentro, aceleré mi recorrido y llegué hasta esté cerrando la puerta de un portazo.

─Tres minutos de retraso ─soltó Sarah desde el asiento de atrás.

─Tuve... tuve que pensar en una táctica para llegar a su mesa ─respondí tomando aire.

─Eso no es excusa, estas entrenada para hacer todo dentro de quince minutos, ni un minuto más ni un minuto menos.

Rodeé los ojos y asentí.

─Toma, limpia tu rostro ─exclamó Finn tendiéndome un pañuelo.

Arregle mi cabello negro desde el pequeño retrovisor, junto al flequillo que ahora había decidido llevar sobre mi frente. Observe mis ojos cafés que ya se encontraban dilatados.

Eso era la adrenalina del momento. No quería esta vida y ahora estaba hecha para esto y lo peor de todo es que lo amaba.

─Tengo otro trabajo para ti Gia ─soltó Sarah hojeando un portafolio.

─ ¿Para cuándo? ─pregunté.

─ ¿Como qué para cuándo? Esto es rápido, para mañana es tarde.

─ ¡¿Qué?! ¿Se supone que lo tengo que hacer ya?

─Tienes que viajar hoy, te mantendrás una semana en ese país hasta que elimines a la mujer que pronto conocerás y luego puedes tomarte una semana de vacaciones.

─ ¿Qué país? ─pregunté.

─República Dominicana.

Nunca había ido a ese país.

─Tendrás un pasaporte nuevo, dinero, documentos para que conozcas a la mujer que eliminaras y un auto.

─ ¡¿Un auto?! ─grite con entusiasmo.

─Sí, un auto y deja de gritar ─soltó Finn.

─Muchas gracias, yo... yo lo haré.

─Habrá un baile de beneficencia dentro de cuatro días y tienes que estar ahí para que nos informes cómo se comporta ella y cuando te dé la señal podrás eliminarla.

─ ¿Quién es la mujer? ─pregunté.

─Monserrat Ramírez, hija de un sicario de México que pronto conocerás.

Asentí y Sarah me tendió los documentos, revisé las hojas y di con una chica de cabello rojizo, en una de las fotos se encontraba bajando de un avión.

─Finn déjala en el departamento para que haga sus maletas ─ordeno Sarah.

─Dentro de dos horas pasaremos por ti para llevarte al avión privado.

Asentí y me mantuve en silencio.

Siempre soñé con viajar por distintos países, conocer el mundo a mi alrededor y mantenerme siendo la chica que era antes de entrar a este mundo, pero ahora era una persona completamente diferente y aunque aún poseía lo que me caracterizaba sé que con el pasar del tiempo empezaría a quedar atrás y la nueva yo empezaría a tomar semblante en mí.

Mis manos empezaron a temblar y las apreté logrando que las uñas se enterraran en la palma de mi mano.

La jodida ansiedad y mi tiempo de rehabilitación estaba empezando a joderme de formas que Sarah ni Finn aun conocían y lo peor era el hecho de que tenía miedo que en algún momento descubrieran que mi mente se estaba cenizas.

Y eso era grave porque la mente de una persona es lo más importante y lo que realmente te deja en la nada.

─── † ───•

Después de recoger algunas de las pequeñas cosas que mantenía en mi departamento estaba en el auto con Finn y Sarah nuevamente.

Solté un suspiro al llegar al lugar en donde me esperaba el avión privado.

Finn detuvo el auto y salí. Inmediatamente la nieve se hizo presente en mi cabello.

─Ayúdala con las maletas ─soltó Sarah.

Caminé hasta el asiento trasero y abrí la puerta dando con los ojos azules de Sarah ─ ¿No piensa darme un abrazo? ─pregunté con una sonrisa.

─No ─respondió tendiéndome tres tarjetas de crédito, un pasaporte y más documentos.

─Sé que me vas a extrañar ─solté y ella negó con la cabeza.

─Vete Gia y acaba con esa mujer.

Asentí y caminé hasta el avión en donde Finn me esperaba con mis maletas. ─Gracias Finn.

─Buena suerte Gia ─exclamó y me rodeó en un abrazo que igual respondí.

Las manos de Finn se dieron paso en mi cintura y luego de unos minutos gire mi rostro para dejar el abrazo y su rostro quedo a centímetros del mío lo cual me tomó por sorpresa así que deshice el abrazo.

Subí al avión y solté un suspiro antes de mirar a la camioneta en donde aún permanecían esperando que el avión saliera de este lugar.

Tomé lugar en uno de los asientos. Aun no podía creer que me había convertido en una asesina a sangre fría, era jodidamente excitante llegar a un lugar y jugar a ser cualquier persona solo para llegar a mi objetivo y después de eso acabar con la vida de esas personas.

Ahora tenía en mente a la tal Monserrat era una nueva ficha que debía borrar del mapa, como todo lo que hacía.

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