CAPÍTULO 2.

† CALMA BAJO PRESIÓN †

Rusia, Moscú.

Gia.

El frío hizo efecto en mí en cuanto bajé del avión, acomodé el pequeño gorro de lana que el hombre del callejón me había tendido. En todo el viaje no volvimos a hablar y agradecía por ello, todavía me encontraba en un pequeño estado de shock, no podía creer que había asesinado a Jay.

─Aunque sea deberías decirme tu nombre, quién sabe si eres un asesino y me vas a matar por lo que hice hace unas horas ─solté.

─Soy Finn O' Neil, pero no necesitas saberlo, yo solo sigo órdenes de la encargada de ARF, con ella si necesitas hablar.

Asentí y caminé a su lado mientras las personas a mi alrededor dirigían su mirada a mí y lo entendía era más que obvio estaba en pijama con unas botas cafés y ni rostro casi hinchado de las bofetadas de Jay.

─ ¿Esta es la oficina? ─pregunté.

─Este es el campo de entrenamiento.

Era extremadamente grande, un edificio de tres pisos, con diferentes seguridades, hombres, mujeres e incluso adolescentes.

─ ¿Qué edad tienes? ─preguntó.

─ ¿No se supone que sabías todo de mí?

─Esa parte no.

─Tengo veinticuatro recién cumplidos.

Él asintió y se detuvo frente a un elevador dejándome pasar lo cual hice. Colocó el piso número tres y nos mantuvimos en completo silencio.

─ ¿Y tú qué edad tienes? ─pregunté.

─Veintiocho.

─ ¿No se supone que solo son cinco años de servicios? ¿Eres nuevo?

─No ─respondió así de seco.

Me limité en mantener silencio mientras el elevador ascendía hasta nuestro piso. Al llegar a el tercer piso una chica de cabello rizado y tez morena se acercó a nosotros con una sonrisa.

─Mister Finn, dobro pozhalovat', i vy, dolzhno byt', novaya devushka.

«Sr. Finn, bienvenido y tú debes ser la chica nueva»

La chica dirigió su mirada a mí y me tendió la mano, miré en dirección a Finn y hablé; ─Dígale que no hablo ruso.

─Ella no habla ruso ─soltó él en dirección a la chica en un perfecto italiano.

En ese momento me pregunté ¿Cómo lo hablaba tan bien? Desde que nos encontramos en el callejón me habló en italiano y pensé que era de ese lugar, pero ahora mis sospechas estaban por el suelo.

─ ¡Oh disculpa! ─dijo la chica hablando en italiano ─Soy Anne, soy una de las secretarias de la agencia ─me tendió su mano y la acepté.

─Gia Russo, un placer ─respondí.

Continúe mi camino junto a Finn en dirección a una puerta del fondo con una enorme águila a un lado de está. Finn abrió la puerta y frente a mi estaba una mujer de gafas en un escritorio levantó su mirada y sus ojos azules dieron a los míos.

─Aquí está la chica ─soltó Finn.

─Hola ─dije en dirección a ella.

─Gia Russo, italiana, veinticuatro años. ─ la mujer hablaba mientras hojeaba un portafolio frente a ella. ─ ¿Puedo preguntar por qué estás tan desarreglada?

─Yo... me encargué de unos asuntos antes de aceptar la propuesta.

─ ¿Asesinar a tu novio? ─preguntó.

─ ¿Cómo lo sabe?

─Finn me comentó en el momento en que decidiste dormir en el avión.

─Bueno, sí era eso.

─De todos modos no me interesa, estas aquí porque yo mande a que te encontrarán, accediste a pertenecer a la ARF y eso harás. Desde hoy, vives y respiras por cada una de las personas que se encuentran en este edificio y sobre todo tienes que encargarte de cada persona que...

─ ¿Sólo estoy aquí por cinco años cierto? Yo... yo no pretendo toda mi vida ser una asesina, yo quiero cumplir otras cosas en mi vida.

─Nadie en este lugar tiene cosas que cumplir en su vida y deberías cambiar esa pequeña parte de tus pensamientos y dejarla atrás porque ahora ya no serás esa chica ─se levantó de la mesa y caminó hasta a mí, ─Desde este momento te convertirás en una temible asesina y sobre todo una chica letal.

Tragué grueso y desvié mi mirada a Finn quien estaba leyendo una revista. ─ ¿Sabes disparar un arma? ─preguntó la mujer.

─No.

─ ¿Técnicas de defensa personal?

─No.

─Debí suponerlo solo mira tu rostro, pero bueno empezaré desde cero contigo y será en este instante.

─ ¿A qué se refiere con eso? ─pregunté.

─Empezaras a entrenar ya.

Finn se levantó y me tomó del brazo llevándome hasta la puerta.

─ ¿Puede decirme su nombre? ─pregunté

─Sarah ─respondió y asentí.  ─Gia ─habló la mujer dirigiendo su mirada a mí.

─ ¿Sí?

─Nunca pongas tu fe en los hombres, si no en ti misma ─soltó.

─Sarah la entrenaré si no funciona enviaré su cadáver en una bolsa ─dijo Finn a mi lado.

─ ¡¿Qué?!

Finn me llevaba tomada del brazo hasta el elevador, entramos a esté y presionó el botón del segundo piso.

En ese momento lo visualice mejor era un chico de uno ochenta como mucho, complexión gruesa, cabello castaño en una cola, ojos cafés. Era muy atractivo.

─ ¿Que hay en el segundo piso? ─pregunté.

─Un campo de entrenamiento, primero empezaras con combate cuerpo a cuerpo contra otras chicas cuando las derrotes empezarás contra un hombre y luego empezaré a entrenarte con las armas.

El elevador se detuvo y salí en compañía de él a lo que era el segundo piso. Abrió una puerta y frente a mí había cinco chicas peleando entre ellas.

─Ximena ─soltó Finn en dirección a las chicas.

Una chica de cabello rapado a un lado y cubierta de tatuajes camino hasta él. ─ ¿Sí?

─Tienes una contrincante ─dijo señalándome.

La chica sonrió y me tendió su mano la cual tomé ─Gia Russo, mucho.... ─soltó un golpe en mi rostro haciendo que cayera al suelo de inmediato, llevé mis manos a mi nariz y pude ver como la sangre caía a chorros.

─Esto será divertido ─dijo la chica.

─Levántate y pelea ─ordenó Finn.

Me levanté del suelo como pude y me coloqué frente a la chica ─A la cara no por favor ─pedí.

─Como digas niña ─dijo antes de golpear nuevamente mi rostro.

Caí al suelo y lágrimas salían de mis ojos, mi cabello negro ya estaba sobre mi rostro. Esto iba a ser más difícil de lo que pensé.

─ ¿Estás bien Gia? ─preguntó Finn.

─Sí ─respondí levantándome del suelo.

Aquí vamos otra vez.

Me tomó meses aprender a luchar, ser estratégica en mis movimientos, pensar con cabeza fría, conocer el punto cumbre de las personas a mi alrededor. Cargar un arma, conocer todo sobre ellas y lo principal tener el tino necesario para disparar en ese lugar que todos deseaban.

Fue difícil amoldarme a un mundo en el cual no estaba acostumbrada. Pelear con chicas que sabían atacar muy bien, luego pasar a chicos con más fuerza que yo, pero lo logre.

Lo más difícil fue el hecho en aprender a utilizar un arma, saber cada una de las cualidades de una, las balas necesarias, el calibre de cada una, el buen manejo de ellas y sobre todo la puntería que me era más difícil a medida que pasaban los días.

Todo había pasado tan rápido que mi cerebro no lograba procesarlo del todo bien. Pasaban los días y yo aun no me mantenía esperando despertar del sueño en el que me encontraba, pero no era así.

Estaba era la jodida realidad.

Pasé de ser una chica idiota que solo buscaba sentirse bien por un maldito novio abusador a ser esa chica con garras que termino con él y llego a aceptar esta vida.

Esta vida dura, una vida de una asesina a sueldo.

Aun una parte de mi le dolía pensar en que la vida que tenía programada para mí ya no valía de nada, ya que ahora tenía que pasar página y empezar de cero con esta vida que había aceptado.

Así era la vida una mañana te despertabas pensando que todo sería como el día anterior, pero en cuanto pasaban los minutos algo era diferente, y ahora mi vida era así.

Era diferente.

Al tener un gran poder en mis manos me hacía sentir fuerte, diva, inalcanzable y sobre todo letal.

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