CAPÍTULO 1.

† PROPUESTA POSITIVA †

Gia.

La vida a veces puede ser una caja de sorpresa. Puede mostrarte hasta tus más profundos secretos, estar a tu favor o incluso tratarte como la m****a. Pero de eso debemos aprender. Tenemos que levantarnos como un rascacielos y volver a brillar con esa luz que nos caracteriza a todos desde un inicio.

Puedes encontrar situaciones desagradables, tratos de m****a, pero nunca dejes de sonreír y repetirte la gran suerte que tienes de estar en este extraño mundo porque fuiste digno de estar aquí.

Siempre me repito eso, siempre trato de mantenerme positiva y olvidar la jodida vida de m****a que he empezado a tomar desde que quede sola en este loco mundo.

Me levanté de un sobresalto de la cama cuando sentí agua fría caer en mi rostro.

─ ¡¿Pero qué m****a?! ─grité al ver frente a mí a Jay con una jarra de aluminio.

─Duermes demasiado y la casa está sucia ¿Porque mierdas no limpias?

Volteé mi mirada a la habitación y pude ver jeans, bóxer y camisetas de él por todo el suelo incluyendo botellas de cerveza.

─Jay limpié ayer antes de acostarme, fuiste... ─Inmediatamente se abalanzó hasta a mí y colocó su mano en mi cuello, apretó hasta conseguir que el aire poco a poco hiciera falta.

─ ¿Acaso estás tratando de decir que yo soy el que ensucia?

─Su... suel... suéltame.

Soltó el agarré de mi cuello, pero a esto se le sumó una bofetada que hizo eco en la habitación, volteé mi rostro a un lado.

─ ¡Eres una malagradecida! ─gritó caminando de un lado a otro en la habitación. ─Yo te saqué de las malditas calles, si no fuera por mi estuvieras muerta o fueras una prostituta.

Empecé a toser repetidas veces para aspirar el aire y miré en dirección a él ante sus malditas palabras. ─Eres un imbécil, yo... yo no estaba en las calles, está casa es mía y tú... ─otra bofetada llegó a mi mejilla en compañía de un jalón de cabello inmediatamente salí de entré sus brazos y corrí hacia la cocina.

Ya no más.

Tomé un cuchillo de pan y lo levanté en dirección a Jay, sus ojos dieron a mí desde el marco de la puerta con una sonrisa burlona.

─ ¿Es enserio Gia? ¿Vas a matarme? ─preguntó con sus ojos cafés puestos en los míos. ─No sabes ni agarrar un maldito cuchillo, rebanar un pan y piensas matarme, eres tan imbécil que...

Levanté el cuchillo a una altura promedio, mientras que mis manos no dejaban de temblar. No tenía idea de que estaba haciendo, pero ya estaba harta de esta vida y si la única manera de tener paz y ser feliz era estar tras las rejas y acabar con Jay pues entonces lo haría.

─Si te acercas un centímetro más cortaré tu garganta ─exclamé y él soltó una carcajada haciendo que mi ira creciera más.

─Me das vergüenza ─dijo antes de voltearse.

En ese momento la ira me cegó, todos esos años de abuso físicos y psicológicos por parte de él llegaron a mi cabeza nuevamente. Como gastaba el dinero que mi madre adoptiva dejó para mí, como chocó el auto que era mío y sobre todo como me convirtió en una adicta hicieron estragos en mi cabeza.

Corrí hasta él y clavé el cuchillo en su espalda haciendo que él soltará un grito desgarrador, saqué el cuchillo y volví a enterrarlo hasta que él cayó al suelo.

─ ¡Te odio! ─grité antes de enterrar nuevamente el cuchillo hasta tener mis manos cubiertas de sangre. ─Infeliz.

Minutos después tenía frente a mí el cuerpo de Jay con más de tres puñaladas en su espalda, mis manos estaban cubiertas de sangre y el cuchillo seguía en su espalda.

Nunca había asesinado a alguien, pero sabía que tenía mucho que perder por el simple hecho de tener mis huellas en el arma blanca. Me limité en llorar como una idiota frente al cuerpo de Jay, no podía creer lo que acaba de hacer, pero ahora sentía una pequeña paz en mí. Por mi cabeza pasaron distintas situaciones y una de esas fue llamar a la policía decirle que fue en defensa propia. Jay era un jodido adicto y muchas veces me golpeó, abuso de mí y siempre me trató como una m****a.

Podía ganar este caso, sé que lo haría, pero luego que sería de mi vida. No tenía un trabajo, no estudiada, no era nadie más que una chica lastimada por la vida. Una chica que recurrió a las drogas para olvidar todo el mal que empezó a rondar en su vida.

Pasé una de mis manos por mi cabello negro y pude sentir como las lágrimas rodaban por mi mejilla de manera descontrolada. Tenía que pensar en algo, pero no era el momento, mi cerebro no estaba funcionando del todo bien al tener el cuerpo de Jay frente a mí con un charco de sangre a su lado.

Sin pensarlo dos veces, me levanté del suelo y caminé hacia la puerta principal y empecé a correr sin rumbo fijo, no tenía idea hacia donde corría y sobre todo hasta donde llegaría. Era muy temprano cosa que muchas personas seguían durmiendo y eso me facilitaba de que ellas me observaran correr en pijama con mis manos cubiertas de sangre.

Me detuve en una pequeña pared y empecé a hiperventilar, el aire me hacía falta, estaba entrando en un ataque de pánico podía notarlo. Mis manos empezaron a temblar y me volví una m****a en ese momento.

Una camioneta negra se acercaba poco a poco a mí, inmediatamente seguí mi camino hasta meterme en un callejón sin salida.

─Maldición ─solté a la nada cuando vi la camioneta estacionarse. ─Si se acerca llamaré a la policía.

De ese enorme auto bajo un hombre con un traje negro, podía tener unos treinta años como mucho, su cabello castaño estaba peinado perfectamente hacia atrás. ─No te haré daño, quiero hablar contigo ─soltó el hombre caminando hasta a mí.

Di dos pasos atrás hasta quedar completamente pegada a una pared ─Quédese en su lugar, puede hablar conmigo desde allá ─ordené.

─ ¿Eres Gia Russo? ─preguntó.

─Sí ¿Cómo me conoce?

─Se mucho sobre ti ─aclaró. ─ ¿Tu padre era cadete?

─Sí, pero eso lo sabe todo mundo.

─Te he seguido el rastro desde hace dos semanas, aunque no salgas de tu casa he estado aparcado frente a la casa y...

─Vaya al grano ─pedí.

─Tu perfil nos llamó la atención, podemos ayudarle a desarrollar sus talentos y habilidades.

─ ¿Talentos y habilidades? ¿Como cuáles?

─Una mente aguda, calma bajo presión, y una cierta cantidad de ira le puede ser útil, sin embargo, usted es una llave en blanco. Es decir que tiene el potencial de abrir muchas puertas ─exclamó.

─ ¿Me estás ofreciendo trabajo? ─pregunté.

─Le estoy ofreciendo un nuevo comienzo, un año de entrenamiento militar, cuatro años de trabajo en terreno.

─ ¿Y si no lo hago qué?

─Hace cinco minutos no tenía un futuro ¿Quiere saber las condiciones? En cinco años será libre ─soltó desviando sus ojos cafés.

─ ¿Entrenarme? ¿Entrenarme para qué?

─Puedes trabajar en la ARF.

─ ¿Y qué m****a es eso?

─Agencia Rusia de Florida.

─Llegas hasta a mí y vienes a decirme estas...

─Acabas de asesinar a tu novio pronto la policía empezará la búsqueda, te quedan máximo unos cinco minutos para que así te encuentren, si vienes conmigo te sacaré de Italia e iremos a Rusia, conocerás a la encargada y empezarás a entrenar para tu nuevo trabajo.

─No voy a ser una asesina a sueldo ─solté.

No quería convertirme en un ser desalmado que acabara con la vida de personas inocentes porque yo me sentía una persona inocente y no querría eso para mí. Pero necesitaba salir de aquí, ya que todo podría ser peor para mí.

¿Qué perdería si aceptaba?

─Tienes tres minutos. ─inquirió el hombre frente a mí.

─ ¿Si acepto en cinco años puedo dejar ese trabajo? ─pregunté.

─Así es.

Lo pensé detalladamente en mi cabeza y él tenía razón podrían llegar a la casa y ver el cuerpo de Jay.

─Un minuto.

─Está bien, iré contigo ─respondí.

Sólo esperaba que esta fuera una buena decisión y si no era así mi vida ya era una m****a desde que todos mis seres queridos me dejaron sola así que podía recurrir a la muerte y nadie me echaría de menos.

Caminé en dirección al hombre y tomé lugar en el asiento de atrás de la camioneta. Él arrancó su auto y salimos a toda marcha del callejón.

Mis ojos dieron a la ventanilla y observé la hermosa Italia que hoy dejaría de ser mi hogar. Por mi cabeza pasaban muchas cosas, pero la principal era en que me convertiría en un ser horrendo, desalmado y sin corazón.

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