Capitulo 5 - Fiesta para Gina

Dylan y Gina llegaron a casa de sus padres aproximadamente a las once de la noche. Estos los estaban esperando en el salón, ya que Gina previamente les había pedido que no salieran, que ya llegaban.

—¡Hola, mis niños! — dijo su madre contenta.

—¡Mamá! —gruñó Dylan— tenemos 26 años.

—Pero serán siempre nuestros niños. Lo entenderán cuando tengan sus propios hijos — aportó su padre.

—Mejor cambiemos de tema papá— respondió Dylan.

—Bueno, dinos hija, ¿por qué querías hablar con nosotros? ¿Está todo bien? ¿No has cambiado de idea y te irás pronto no?

—No mamá, no es nada malo, ¡bah! Creo que no. Debo contarles algo y espero que no se molesten conmigo.

—Puedes decirnos lo que sea hija. ¿Qué sucedió?

Gina le contó a sus padres lo del encuentro con sus padres biológicos, como la querían y lo mucho que la cuidaron estando en Italia. Cuando finalizó su relato, les preguntó si estaban molestos y si le perdonaban por haberle ocultado la verdad tanto tiempo.

(…)

—No hay nada que perdonar. Nos hubiésemos sentido mas tranquilos si sabíamos que estabas con personas que te amaban con nuestra misma fuerza.

—Mi madre me dijo eso, pero como ella dijo que luego de unos años dejaron de enviarles fotos mías, creí que ya no querían que tuviese nada que ver conmigo.

—No mi amor ¿recuerdas que nos mudamos? Bueno, perdimos la dirección a la que enviar las fotos. Por más que buscamos, no encontramos y, aunque planeamos investigar, lo fuimos posponiendo hasta que lo olvidamos. 

—Bueno, ellos me buscaron, pero vieron que éramos felices y no quisieron intervenir y cambiar mi vida. 

—Es una verdadera lástima, nos habría encantado verla nuevamente y conocer a tu padre. La manera en que se separaron es muy triste, por suerte se volvieron a encontrar y ahora tienen otro hijo. ¿Cómo es el niño?

—Alessandro es un amor, en varios aspectos es muy parecido a mi. Tiene muchos amigos le encanta andar en skateboard con ellos. Mamá cada vez que sale teme por el, que tenga algún accidente o algo, pero es un niño concienzudo y lleva protección siempre. Papá le dijo que si bajaba el rendimiento académico le quitarían el skate, así que el procura ser bueno en sus estudios. Papá lo ayuda siempre que el no entiende algo o se le dificulta. Son muy buenos padres y nos quieren mucho. Vendrán en dos meses, deben dejar sus cosas bien atadas allá antes de siquiera pensar en venir hacia aquí. 

—Lo que nos cuentas es maravilloso, podrían quedarse aquí, con nosotros. Hace mucho que no tenemos un niño a nuestro alrededor. 

—De hecho… pienso comprarme una casa. He vendido muchas de mis pinturas a un muy buen precio y además tengo un muy buen contrato aquí. Tengo dinero mas que suficiente para comprarme algo me guste. Me encanta estar aquí, en esta casa, los recuerdos me embargan, pero me acostumbré tanto a mi independencia…

—No me agrada que te vayas hija… pero debes hacer lo que necesites. Eso sí, con una condición.

—¿Cuál? — preguntó dudosa ella.

—Que nos permitas comprártela. Queremos mimarte por todo el tiempo que te fuiste.

—No deben hacerlo, yo…

—Vamos Gina, deja que se salgan con la suya— comentó Dylan.

—Está bien— suspiró ella

—Excelente— dijo su padre— ¿y tu Dylan? ¿Hay alguna mujer en tu vida?— preguntó con esperanza. 

—Mmm, nada nuevo papá… quedé escarmentado con Elizabeth.

—No todas son como ella hijo. No te merecía y por suerte pudiste verlo a tiempo.

—Si, estaba ciego. Ya dejé ese tipo de romanticismo…

Siguieron charlando largo rato, Gina se enteró en detalle de lo que había sucedido con esa mujer. Ya sabía a grandes rasgos lo que Elizabeth le había hecho, pero no había querido indagar antes porque no quería hurgar el dedo en la llaga. Le encantaría ir a buscarla y hacerle pagar por lo que le hizo a su hermano, pero había un tiempo para todo. Nadie dañaba a su hermano y salía feliz y contento.

Al otro día se levantó cerca del mediodía y cuando salió al jardín vio que estaban poniendo mesas y decorando el lugar.

—¿Qué está sucediendo? — le preguntó a un hombre que llevaba unas sillas.

—¡Oh! Disculpe. Debemos tener todo listo antes de la noche. Tenemos prisa.

—No. Pregunto… ¿qué están haciendo?

—Habrá una fiesta y …

—Ohh, gracias— dijo ella para luego salir apresuradamente. Cuando entró, divisó a su padre yendo a su despacho. —papá… la fiesta… ¿para qué es?

—¿Como que para qué? Tu madre te dijo ayer que haríamos una fiesta en tu honor… tenemos una sorpresa para ti. Dylan ayudó.

—¿Una sorpresa? pero creí que…no necesito una fiesta.

—Claro que si. Tu y Dylan son lo mas importante para tu madre y para mi. Ahora que estas aquí nuestra felicidad es completa.

—¡Ay papá! Eres el mejor. Te quiero mucho— dijo abrazándolo

—y yo a ti cariño.

—¿podemos unirnos a ustedes? — preguntó Dylan que llegaba junto a su madre.

—Vengan aquí— dijo su padre abriendo los brazos para enlazar a su esposa e hijo.

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Rato después, Gina salió y fue a un consultorio médico, le había prometido a sus padres que iría a controlarse regularmente y ella siempre cumplía las promesas.

El doctor la revisó concienzudamente, le preguntó que estaba tomando y le hizo muchas preguntas. Ella le contó lo de su operación y el doctor se maravilló de su estado. 

Ella le comentó que su padre lo llamaría y le pidió que le cuente en detalle su estado.

Gina volvió a su casa contenta, todo marchaba bien, su familia, su salud, esa noche se reencontraría con amigos y conocidos. Una vez que llegó vio a su madre alterada, preocupada se acercó a ella y le habló

—Mamá, ¿qué sucede?

—¡Gina! No sabía dónde estabas, me tenías preocupada. Y tu teléfono lo dejaste aquí.

—Ohh... bueno... estoy acostumbrada a no avisar cuando voy o vengo. Pero ahora ya estoy aquí , ¿para qué soy buena?

—En tu cuarto hay un vestido y zapatos perfectos para ti. En pocas horas será la fiesta y quiero que esta sea tu noche.

—Está bien, está bien. Ahora subo. ¿Dylan durmió aquí? ¿está aquí?

—No. Fue a buscar tu sorpresa. Y no intentes hacer que te lo diga, ya conozco esa carita— 

Ella sonrió porque había descubierto su treta, así que suspiró dramáticamente y dio la media vuelta, encaminandose a su habitación.

Ya allí, observó el vestido que estaba sobre la cama y se maravilló. La textura, el color, el talle... era ideal para ella.

Agarró su celular y salió al balcón. Escuchó los mensajes en su correo de voz, dos eran de sus padres, Fran y Dom, con su hermanito de fondo quien pedía hablar con ella y tenía tres más de su madre que le preguntaba dónde estaba y a qué hora volvería.

Luego de escucharlos, se prometió que llamaría mas tarde, a la madrugada, luego de la fiesta. La diferencia horaria era atroz así que sería difícil comunicarse por el momento.

◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇

Dylan estaba con su amigo mirando unos documentos de la empresa de la que eran socios. En cierto momento Ryan le comentó

—Papá me dijo que habrá una fiesta en casa de tus padres, que habrá una sorpresa.

—Así es, mis padres harán una fiesta en honor a mi hermana. Por supuesto estás invitado. Tenemos una sorpresa tanto para los invitados como para Gina.

—¿Y qué es?

— ¿Hoy lo sabrás— dijo misterioso el.

—Vaya... en fin... ¿sabes si está con alguien? ¿O cuanto tiempo estará en Chicago? ¿O qué es lo que esconde? — lanzó las preguntas una detrás de otra.

—Verás… se quedará al menos un año. Tiene una importante oferta para vender su arte. La tiene muy emocionada. No me dijo nada de estar saliendo con alguien, pero igualmente siempre fue muy reservada. Cuando íbamos a Italia ella se dedicaba solo a nosotros, un par de veces la escuché hablando con unas amigas … pero nada más. 

—Mmm… pero esconde algo… tu mismo lo has dicho. Se volvió a morder las uñas.

—Es verdad, pero no me corresponde a mi contártelo. No es nada malo igualmente.

—Está bien. Ya trataré yo de sonsacarle.

—No la presiones Ryan. Conozco a mi hermana y cuando se pone cabeza dura se cierra y no le sacas nada. 

—La quiero Dylan, te contaré lo que sucedió hace años…

(…)

—Disculpa que te lo diga, pero tu papá es un snob. Ya sabía yo que le miraba a Gina de manera diferente. 

—Si, y desde que se casó con Melanie se ha vuelto más insoportable y molesto. El aún no sabe del regreso de Gina y espero que no intente arruinarlo en esta ocasión.

—Haz que Gina se de cuenta que es más importante que cualquier otra persona. Se que no debería decirte esto, pero ella, luego de enterarse que era adoptada… por mucho tiempo se sintió insegura, por mas que mamá y papá nos contaron que su madre biológica la amaba, ella aún se sentía rechazada. Y luego … lo de su enfermedad… comenzamos a tratarla de manera diferente como si fuese una muñeca de porcelana. Hacíamos todo lo que ella quería, hasta hoy día si ella me pide que le regale mi mejor coche lo haría. Solo quiero que sea feliz.

—Lo se, mi padre quería hacerme creer que era una caprichosa y oportunista. Que se aprovechaba de su familia adoptiva y que seguramente ella fue la perdición de su familia bilógica. Antes que digas nada, debes saber que nunca le hice caso y defendí a mi pelirroja. Hubiese deseado ir tras ella luego de que se fue, pero mi padre tuvo la ese pequeño infarto y debía quedarme, ocuparme de sus negocios… no fue fácil. Por suerte al poco tiempo se recuperó del todo, pero ya era tarde. Cuando fui a buscarla ya estaba con otro chico, parecía muy feliz. Así que volví y continué con mi vida. 

Los amigos continuaron hablando un momento más de cuestiones personales y luego arreglaron cosas del trabajo.

◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇

Ya era la fiesta, había música, baile y todos parecían estar divirtiéndose. Gina seguía saludando a quienes llegaban, con una sonrisa. A algunos no conocía, eran amigos de sus padres y ella los saludaba amable.

Al rato vio llegar a Ryan con su padre y una jovencita castaña. De pronto recordó que el hombre se había casado nuevamente y tuvo la satisfacción de verlo palidecer al verla allí a ella.

—Buenas noches señor, señora, Ryan— dijo ella con efusividad fingida.

—Buenas noches muchacha. No sabíamos que habías vuelto.

—Tal vez usted no. Vi a su hijo ayer.

—Ahhh. Te presento a mi esposa Melanie. Melanie, ella es Angelina... hija de los Steptlon.

—Mucho gusto— dijeron ambas.

Ryan se quedó junto a ella una vez que su padre y madrastra fueron a saludar a otras personas. Le dijo

—Estás muy bella. Quiero hablar contigo pelirroja.

—¿De qué? — preguntó nerviosa ella

—De nosotros.

—No hay nosotros. Ya no. Me gustaría que nos llevasemos bien, tal vez amigos, no lo se.

—Tu y yo no podemos ser solo amigos pelirroja. Entre nosotros hay más que amistad.

—No. No puede haber nada. Nuestro tiempo ya pasó. Hace años

—Vamos a hablar. Hazte la idea— le dijo enojado el para luego marcharse.

—No se hará lo que tu quieras — susurró ella.

En cierto momento de la noche Dylan reunió a todos los invitados y comenzó a decir

—La mayoría de los que están aquí presentes vinieron con el desconocimiento de la llegada de mi hermana, como todos saben se marchó a Italia a finalizar allí sus estudios y si bien regresó en algunas ocasiones tengo el placer de decirles que ahora volvió para quedarse. Detrás de este telón hay algunas muestras del talento que hay en Gina, de lo maravillosa que es y de su capacidad como artista. En fin... las obras hablan por si mismas.

Dylan quitó el telón y Gina pudo ver con sorpresa algunos de sus cuadros, los primeros de hecho y con los que, a partir de su venta siguió animándose a exponerlos y venderlos. La emocionó que hayan comprado su arte sin siquiera ella saberlo. Ella no hubiese permitido que lo compraran, se los hubiera regalado con todo el amor del mundo. Se acercó a su familia y los abrazó encantada.

—¡Gracias! Aún a la distancia me ayudaron mucho.

—Fue la idea de tu hermano cariño, el llamó a tu representante y arregló todo.

—¡ay Dylan! ¿Por qué eres tan lindo? No podría pedir un hermano mejor que tu.

—Recuerdalo siempre enana. Te quiero mucho.

Los invitados fueron acercándose a la pared y fueron mirando las pinturas, luego se aproximaban a ellos y la felicitaban.

Gina charló con algunas personas, conocidos y socios de sus padres, conversó con amigos que hace años no hablaba de verdad, en profundidad, rió y rememoró anécdotas que la hicieron casi llorar de la melancolía.

Horas después, cuando ya había terminado la fiesta Gina fue a su cuarto y se duchó. Estaba exhausta, tantas conversaciones, abrazos acabaron con su energía. Se puso la bata y salió al balcón a mirar el cielo. Estaba estrellado y había un frescor relajante. Se sentó con los pies suspendidos en el aire. 

Bostezó y agarró su celular, decidió llamar a Italia, a sus padres. 

—¿Hola? — contestaron del otro lado

—Hola caramelito, llamaba para saber como estaban, como se arreglaban si mi – dijo ella aguantando la risa.

—Mamá y papá me dijeron que llamarías hoy. Así que desde que me levanté estoy cerca del teléfono.

—Si, no quise hacerlo antes. No se si te acuerdas, pero aquí todavía es de madrugada.

—Lo se, lo sé. Te extraño Gi. Ali y su novio vinieron ayer. También Nicki, dijo que te extraña, que se siente sola sin ti. Adelantará su viaje a África, dijo que la emociona.

—Ya lo se. Yo también te extraño. Espero que le haga bien. Hará algo muy bueno, no se si yo me atrevería a hacer algo así.

—¿Ya le contaste a tu familia de nosotros?

—Si, ayer de hecho. Se pusieron contentos por mi y ansían conocerlos.

—¿Y Dylan? ¿tu otro hermano? No me reemplazará ¿verdad? ¿Me sigues queriendo como siempre no?

—Por supuesto que te quiero, caramelito. Y nadie te reemplazará. Les hable de ti.

—Mira… mamá y papá bajan. ¿Quieres hablar con ellos?

—Claro— dijo ella. Se levantó y entró nuevamente al dormitorio. Cerró las puertas del balcón y se acostó en la cama. Charló con sus padres y le contó como había sido su día, la fiesta que le hicieron y los cuadros que habían comprado sin su conocimiento. También preguntó por sus amigas y estos le comentaron que Alina estaba feliz, como siempre, con Dante apoyándola y cuidándola y también le hablaron de la decisión de Nicki de irse.

Ya terminada la conversación se levantó una vez mas y salió al balcón. Fue un día lleno de emociones, lo que más le alteró fue ver a Ryan, tan guapo como hace años. Con su voz susurrante y los ojos que penetraban su alma. Suspiró y cerró los ojos.

—¿Quién es caramelito?— preguntó una voz que conocía demasiado bien.

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