Capítulo 3 - Despedida

Gina fue hasta la casa de Dom y Fran. Entró sin problemas, ya que tenía las llaves de la casa. Encontró a Dom ayudando a Alessandro a hacer los deberes

—Hijo, mira bien lo que hicimos antes… ¿ves la manera en que lo resolvimos? Bueno, es muy similar

—¡Papá! ¡No me gustan las matemáticas! ¿Por qué debo hacerlo? — en eso vio a Gina y soltó los lápices— ¡Gina! ¿Vienes a salvarme? – dijo mientras la abrazaba por la cintura.

—¡Uy caramelito! — dijo removiendo sus cabellos— en esta quedas solo, las matemáticas y yo no nos llevamos bien.

—No importa, igual eres genial. Mamá dijo que sacamos de ella el no entender los números.

—Es verdad— intervino Fran— no estoy orgullosa, pero era muy mala en esa área en el colegio. Pero… — miró a su hijo— eso no quiere decir que no debas seguir tratando de hacer los ejercicios. Si lo dejas ahora, no entenderás los conceptos que vendrán luego. Y estarás en un gran, gran problema. 

—Así es— acotó Dom— por ahora puedes descansar, peor luego tu y yo seguiremos.

—Está bien. ¿Entonces te vas a ir de verdad Gi? ¿Te voy a extrañar mucho sabes? — dijo Alessandro mirándola

—Me iré, sí. Pero mamá dijo que me visitarían en dos meses aproximadamente. Tengo que comprarme una casa y debo decorarla para cuando ustedes lleguen. Conocerás a mi otro hermano, ya verás que te adorará

—Sería como mi hermano también no?

—Sí, creo que si. Él es muy bueno en matemáticas, si se lo pides te ayudará.

—De verdad? Ya quiero conocerlo. Y al estar allá, ¿me presentarás a todos tus amigos no?

—Claro que si, caramelito. Estaré feliz de presentarte. Además, tienes a Ali y a Nicki, ellas te visitarán siempre que puedan, además puedes verlas siempre en la galería.

—Lo sé. Me encantan ellas, solo que Dante no permite que yo bese a Ali como quiero. — dijo frotando sus manos

—Es que tú te pasas. Los besos que quieres darle no son de amigos. A Dante no le gusta que alguien se acerque mucho a su novia. Es bastante celoso.

—En fin, ahora que estás aquí aprovecharé para escurrirme de hacer los deberes— susurro el.

—Escuché eso— terció su padre— luego seguiremos.

Una vez que Alessandro se fue arriba Fran se dirigió a ella

—Ya tienes todo listo? ¿Todo empacado? — dijo un poco triste

—Si, si. Nicki me ayudó bastante.

—Qué bueno. ¿Y ella que hará ahora? Sus tíos seguirán insistiendo a que vuelva con ellos y se haga cargo del negocio familiar.

—Lo está sobrellevando, planea hacer un viaje pronto y aclarar sus ideas. Se siente presionada, quiere hacer lo mejor para ella, pero también para su familia.

 —Ojalá pudiera ayudarla de alguna manera, ya le dijimos que cualquier cosa, puede llamarnos y contar con nosotros, además conozco a su marchante y por lo que me contó sus esculturas se venden muy bien. Tiene pedidos y trabajo para rato.

—Lo sé, al menos realizar su arte la mantiene tranquila y la aleja de la locura de su familia

—Bueno… entonces que tal te sientes? ¿Preparada para volver Estados Unidos?

—Si. Hace mucho que no voy. No sé con qué me encontraré. ¿Y si ya no me quieren allí?

—¡Amor! ¿Cómo se te ocurre? Todos estos meses… yo estuve durante las videollamadas que realizabas con ellos y créeme, te extrañan y desean verte sin duda. ¿Y por qué crees que te llevan tanto tiempo insistiendo a que vuelvas?

—Me siento tan insegura.! Este último año solo nos mantuvimos en contacto por Skype y redes sociales.

—Te recibirán con los brazos abiertos. Nosotros te amamos, adoramos que estés aquí, pero si sientes que es momento de volver nosotros comprendemos. Queremos que seas feliz y estamos muy contentos que hayas encontrado una oportunidad semejante, aunque sea lejos nuestro.

—Fran tiene razón, además pronto iremos a verte, no te desharás de nosotros tan rápido. —dijo el hombre con una sonrisa.

— Y no quiero hacerlo. Haberlos encontrado, haber contado con su apoyo y amor fue lo mejor de haber venido a Italia.

—Tú te mereces lo mejor cielo. Y recuerda lo que nos prometiste.

—Si si. Debo contarles a mis padres toda la verdad.

—Exacto. Bueno, ¿quedarás a comer con nosotros? Haremos tu comida preferida, y de postre… 

—¡Wooow! me encanta, sin duda me quedo aquí. ¿Mañana me acompañarán al aeropuerto?

—Intenta detenernos, además Alessandro no nos perdonaría que no te llevemos. Está ansioso por faltar al colegio.

—Ese niño es una copia mía— se río ella— yo era igual mucho antes de que me detectaran mi enfermedad. Después de descubrirla ir al colegio era un logro para mí, mis padres me llevaban de aquí para allá buscando alguna solución para mi problema.

—Ya todo eso pasó mi niña. Debes ir al médico en Estados Unidos, cuando halles un doctor allí, dale mi contacto. Querré hablar con él o ella.

—Está bien, está bien. En todo este tiempo no he olvidado un día ir a controlarme. 

Siguieron charlando un buen rato, Dominic, después del almuerzo se despidió y se marchó a la clínica, debía acabar unos papeles importantes y que no debían retrasarse.

Mas tarde, cuando cruzó el umbral del departamento, escuchó el sonido de un grifo, fue a verlo y se encontró con un hombre con el pecho descubierto y tan solo una toalla rodeando su cintura. Carraspeó y dijo

—Disculpa… ¿pero tu quién eres?

—Ohh… soy Carlo. Tú has de ser Gina. Nicki habla muy bien de ti. — en eso escuchó que se abría la puerta de la habitación de Nicki y esta salió envuelta en una bata y con los cabellos alborotados.

—Disculpa Gi— la agarró de las manos y la llevó hasta la sala. — sé que prometimos no traer hombres al departamento, pero una camarera sin querer tiró el té sobre él y como estábamos cerca lo traje aquí a que se cambie. Luego, bueno… nos dejamos llevar.

—Tranquila Nicki. No tienes que explicarme nada, esa regla era válida antes. Cuando el departamento era el otro más chico. Este es lo suficientemente grande para no… ya sabes. 

—No me lo recuerdes. Te voy a extrañar demasiado. Solo pensar que me quedaré sola aquí… creo que pronto iré a Chicago a verte. ¿Me recibirás no?

—Por supuesto que sí. Me encantará tenerte allí. ¿Ya planeaste tu viaje de reflexión?

—Si. Espera un momento, le diré a Carlo que se vaya.

—No, no lo hagas por mi. Me gustaría conocerlo, ver si es lo suficientemente bueno para ti.

—Sabes que no soy de esas chicas Gi, no es esa la clase de relaciones que mantenemos él y yo. Con mi historia, no creo que podré mantener una relación normal con un hombre. Para mi no existirá un y vivieron felices por siempre. — dijo ella con la cabeza gacha y yéndose al cuarto a despedir a Carlo.

Una vez que quedó sola fue a mirar las esculturas que estaba haciendo su amiga. Sus trabajos eran muy expresivos y realmente maravillosos. Pasado unos minutos su celular sonó y cuando vio quien era sonrió

—Ángelo…creí que nos veríamos mas tarde.

—Lo siento cara es que me surgió una reunión de negocios muy importante, debo ir a Grecia en unas pocas horas así que me parece que no te veré más.

—Entonces te vas?

—Si cara, disculpa. — dijo sonando apesumbrado.

—No te preocupes. Espero que te vaya muy bien. ¿Sabes que aquí termina lo nuestro no? Eso no quiere decir que no quiera seguir siendo tu amiga. Podrás contar conmigo siempre.

—Lo sé bella. Te extrañaremos por aquí y Gina… tu también puedes contar conmigo cuando quieras. 

—Gracias. Has sido muy bueno conmigo Ángelo.

Una vez que cortó la llamada vio que Nicki estaba recostada sobre el marco de la puerta.

—Disculpa, no quería interrumpir tu despedida.

—Ángelo es un muy buen amigo. Lo extrañaré, a pesar que lo conozco desde hace muy poco, se ha ganado un lugarcito en mi corazón.

—Bueno bueno… quitemos estas caras largas. Llamaré a Alina para que venga aquí y charlemos y te despidamos como Dios manda.

—Está bien, está bien. Me iré a duchar.

—Excelente, yo iré a comprar las bebidas y algo rico para cocinar.

Después de más de media hora Nicki regresó y con ella venía Alina.

—Mira a quien me encontré en el recibidor. Alina trajo películas y yo traje de todo a ver que inventamos. 

—¡Gina! – Alina la abrazó y besó, si, así era ella, super cariñosa y demostrativa— siento como si fuese ayer que nos conocimos. Es increíble todo el tiempo que ha pasado.

—Sí, hemos cambiado con los años. Ahora somos chicas exitosas, viviendo de nuestro arte, lo que más nos gusta y aun teniéndonos a nosotras.

— Así es. Y tú ahora regresarás a Chicago. ¿Pensaste en que allí también habrá cambiado todo?

—Sí, me da un poco de miedo reencontrarme con las personas de allá.

—¿Con Ryan verdad? ¿Aún no lo has perdonado no?

—No es eso. Ya lo perdoné, pero eso no quiere decir que me siga doliendo que me haya despreciado. Yo lo amaba y él destrozó mis sueños sin titubear. Largo tiempo creí que era mi culpa. El estar enferma y ser adoptada… su padre dio a entender que yo era menos por eso y les aseguro que me hizo sentir inferior escucharle hablar de mí de forma tan fría.

—Era su padre quien dijo eso no Ryan.

—Sí, pero él no me defendió, eso es lo que más me afectó. Pero ahora ya pasó, me lo cruzaré seguido así que debo actuar normal. No sé si podremos ser amigos, pero al menos quiero ser amable. Ya crecí, crecimos, he de dejarlo atrás.

—Bien dicho! Esa es mi amiga— dijo Nicki— como siempre dije, eres mucha mujer para él.

—Nicki! Tú no sabes lo que pasó, si Gina dice que podrían ser amigos… tal vez sea lo mejor. 

—Bueno… no sé cómo serán las cosas. Solo quiero volver a ver a mi familia, los extraño mucho, ha pasado tanto tiempo. En fin… cambiemos de tema… que extraño que no vino Dante, ¿estaba ocupado? — dijo mirando hacia Alina

—De hecho, insistió en traerme, dijo que seguramente íbamos a hablar cosas de chicas y mencionó algo de ir a jugar al póker con sus amigos. Sin embargo, mañana si te acompañaremos al aeropuerto.

—Ahh pensé que no iba a despedirse de mi. Debo advertirle que te cuide. Ahora que Nicki también se va, quiero saber que estás bien. A lo largo de los años se ha convertido en un hermano para mi.

—Lo sé. Las quiere mucho, solo me pidió que regrese a casa a dormir. Te veremos en el aeropuerto para despedirte.

—Me encanta la idea. Bueno Nicki— miró a su otra amiga— cuéntanos quien era el moreno guapo con el que me cruce hace rato.

—Verdad que es guapo?... 

Les contó a grandes rasgos quien era y cómo lo conoció.

Cocinaron divertidas mientras escuchaban música y hablaban entre gritos. Después miraron una película de comedia y ya de madrugada, acompañaron a Alina abajo, a tomar el taxi.

Al otro día Gina se despertó cuando la alarma sonó. Se duchó, vistió y armó el bolso de mano que iba a llevar consigo, en el asiento. Luego desayunó algo rápido con Nicki y escucharon en timbre sonar.

Sus padres y Alessandro las llevarían al aeropuerto y se quedarían con ella hasta que abordara.

Una vez en el aeropuerto, cuando escucharon el vuelo de ella, Gina se despidió entre abrazos y lágrimas.

Se dirigió a Nicki

—Te quiero mucho, y desde ya te aviso que una vez me instale y tu hayas vuelto de tu viaje, quiero que vayas a visitarme— se dirigió a Alina— y a ti también te adoro, eres como la hermana que nunca tuve, cuídate, cuídense mucho y cuando tú, Dante, tengas un tiempo, me encantaría que fueran a verme. Cuídala mucho Dante, confío en ti.

—Eso ni lo dudes, mi propósito en la vida es protegerla y hacerla feliz, y te prometo que iremos a verte pronto— respondió el abrazándola y dándole un beso en la cabeza.

Una vez que la soltó, Gina se aproximó a sus padres y mirándolos con amor dijo.

—Los voy a extrañar horrores, gracias por estar junto a mi estos años. Encontrarlos, conocerlos, fue una de las mejores cosas que me pasó aquí. — luego tomó el rostro de su hermano y le dijo— y tú, mi caramelito… eres el mejor hermano menor que me pudo haber tocado. – lo besó con cariño y dijo. — bueno, ahora si me voy, los llamaré cuando haya llegado.

Gina escuchó la voz de la azafata anunciar el aterrizaje y comenzó a ponerse nerviosa.

una vez bajó, recorrió el aeropuerto dispuesta a buscar un taxi y una vez que lo encontró le dio la dirección de la mansión. Tenía un poco de miedo, en ese instante recordó que debía avisar a su padres y amigas que ya había llegado y envió un mensaje al grupo de chat de sus amigas. Luego envió un breve mensaje a sus padres diciéndoles que una vez instalada los llamaría o haría una videollamada.

El chofer le ayudó a bajar todo su equipaje y ella respiró hondo. Había llegado la hora. Abrió las verjas y la puerta con el mismo código de siempre y entró. Allí vio a la señora Daniels

- Angelina! Que sorpresa! Tus padres no me dijeron nada.- dijo emocionada la mujer que estaba pasando el plumero por el recibidor.

-hola señora Daniels- dijo con una sonrisa- mis padres no lo sabían. Están aquí?

-si si, pasa pasa. Llamaré a Robinson para que lleve tus cosas a tu habitación.

-gracias. Donde están?

-están tomando el te.

-iré a saludarlos primero.- fue directa al saloncito con una confianza renovada. La señora Daniels estaba contenta de verla y eso que durante su niñez y adolescencia fue bastante traviesa y pilla. La había saludado con tal efusividad que a ella no dudó en responderle con igual cariño.

Cuando entró, los vio charlando y sonriendo como siempre.

-buenas tardes señores …!- dijo con emoción desbordante

-Angelina? Gina!- dijo su madre levantándose instantáneamente del regazo de su padre. -viniste! Por qué no nos dijiste que venías? Te hubiésemos ido a recoger.- la abrazó y besó con emoción.

-mamá! Te extrañé tanto!- respondió correspondiendo su cariño.

Su padre se levantó también y las abrazó a ambas.

-mi amor! Has vuelto. Nosotros te extrañamos más. Pensamos que ya no querías volver. Que habías decidido quedarte en Italia.

Gina se sentó sobre el regazo de su padre y les dijo

-perdón. Vine de sorpresa porque no estaba segura de que aún querrían que volviera. Dejaron de llamarme con regularidad y de insistirme a que vuelva, que pensé que estaban enojados conmigo.

-Nunca mi amor- declaró su madre- no queríamos presionarte, siempre que te llamábamos o tu a nosotros estabas tan feliz, nos contabas de tus amigas, la galería, la ciudad… íbamos ir allí el próximo mes. Todo el mes  contigo, pero ahora que regresaste… cuánto te quedarás?

-por un buen tiempo de hecho. Firmé un contrato con una galería muy importante aquí. Además me encargaron exponer nuevas obras para un edificio que se está construyendo.

-de verdad? Y cómo es que recién nos enteramos? Ay mi amor, eso es estupendo!

-lo es. Estoy muy contenta. Mi representante me dijo que es una oportunidad única. Tengo tantas cosas que contarles- suspiró ella. Aunque una importante cosa no se sentía preparada para decirles.

-hija! Tenemos que hacer una fiesta en tu honor. Si, si. Eso debemos hacer.

-tranquila Oli- dijo riendo su padre.- haremos eso y mas. Pero ahora dejémosle que aclimate. Han sido muchas horas en el avión y la diferencia horaria es un espanto.

-papá tiene razón, iré arriba a ducharme y cambiarme. En un rato bajo. Y Dylan dónde está?

-no recuerdas que ya no vive aquí? Ahora tiene su propio penthouse. Pero teniendo en cuenta la hora seguro está en el gimnasio.

-Fantástico, debo inscribirme a un gimnasio también yo. Me dan la dirección de donde vive y del gimnasio? Probaré suerte primero ahí. Ansío ver a mi hermano mayor preferido.

-hija, no tienes mas hermanos, así que obviamente Dylan es tu hermano preferido.

Gina se removió  incómoda. Debía contarles muchas cosas.

-bueno, enseguida bajo.

Gina entró a su cuarto de siempre. Las cosas estaban tal como las había dejado. Se dio cuenta que mientras ella estuvo charlando con sus padres la mucama la dejó impecable y con un aroma muy rico en su habitación. La ropa de cama recién cambiada y los muebles relucientes. Sus peluches, sus fotos sus libros, estaban allí. Fue hasta el baño y comenzó a llenar la tina, colocó las sales que solía utilizar con frecuencia, luego de un día ajetreado o en el que anduvo por muchos lugares y quería purificarse.

Una vez que terminó, se puso ropa cómoda y bajó a buscar a sus padres. Ambos estaban esperándola con un una copa. Ella miró con los ojos desorbitados.

-es lo que creo que es?

-si, aún sin saber, hoy la señora Daniels preparó el flan casero que te encanta. Ella también está feliz con tenerte de nuevo con nosotros, tanto que prácticamente le quitó de las manos esta copa a su marido, justo cuando este lo iba a probar.

-no debió hacerlo… pero … la tentación es tan grande. Necesito darle una picadita a eso.

-tranquila Gi. Dylan esta en el gimnasio aún así que tienes tiempo todavía.

-está bien, no lo puedo resistir- dijo mientras se estremecía por el delicioso sabor del postre.

-en que irás? Le pedimos al chofer que te lleve?

-puedo ir en tu coche papá? Prometo no rayarlo.- dijo poniendo la cara que siempre hacía cuando quería algo.

-ya me lo has dicho otras veces cariño- dijo pellizcando con cariño sus mejillas- Pero haré como que te creo. Espera que te traiga las llaves del despacho.- dijo mientras daba la vuelta y se encaminaba a su despacho.

-estoy tan feliz de tenerte aquí cariño, tanto que aún no me lo creo.

-yo estoy feliz de haber regresado, voy a extrañar Italia, a mis amigas, pero iré de visita y ellas vendrán a verme aquí. Encontré hermanas en un país que desconocía.

-me alegro tanto mi amor. Sufrí por la manera en que te fuiste, por los motivos. Me hubiese encantado que te quedaras con nosotros, ayudarte a superar lo que había sucedido.

-eso ya pasó mamá, han pasado los años. Hoy soy mas grande, mas madura.

-lo se mi amor. Y tan bonita como siempre.  Quiero que mañana vayamos al médico, hiciste tu revisión allá en Italia antes de venir?

-si si, y hay algo que debo contarles, pero lo haré frente a toda la familia. Te parece? No es nada malo, te lo aseguro.

En eso su padre regresó con las llaves y se las lanzó.

-cuidate y vuelve pronto cielo.

-adios papi- dijo acercándose a el y dándole un sonoro beso en la mejilla.

Gina colocó la dirección en el gps y condujo hasta el gimnasio. Observó como había cambiado la ciudad esos años. Las veces que regresó, fue durante pocos días y no le daba tiempo de salir tanto ya que mas que nada estaba con su familia compartiendo momentos e intercambiando historias.

Llegó al gimnasio y se arrepintió de entrar. Era un gimnasio masculino. Había hombres, varios guapos, haciendo pesas, en la caminadora y como no podía ser de otra manera divisó a su hermano en el ring. Estaba boxeando con un compañero. Se acercó a ellos y quedó viendo la pelea.

Ambos daban buenos golpes y se defendían con eficacia. En ese momento escuchó, aunque no prestó atención porque estaba concentrada en la pelea, que alguien decía

-oye! Pelirroja! No deberías estar aquí!

El compañero de Dylan se distrajo al escuchar esa frase, mirando hacia donde señalaba esa voz y en ese preciso momento fue duramente golpeado por Dylan. Cayó sobre el piso con fuerza y justo en ese momento pudo ver su cara detenidamente.

-Ryan?!- dijo ella yendo rápidamente, entrando al cuadrilátero…

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