Capítulo 2: Abandono

Siento como un calor abrasante recorre mi cuerpo invitándome a abrir los ojos pero no lo hago, disfruto un poco más de la sensación de tranquilidad y calidez que me embriaga haciéndome sentir en pasaje de tranquilidad perpetua, de seguro ya estoy muerta y he de iniciar mi juicio para llegar hasta Dios, así que no hay prisa.

— Está por despertar — anuncia esa voz escalofriante y masculina a la cual le atribuía mi muerte.

Potentes aullidos resuenan a mí alrededor y es ahí donde la realidad me cae encima asfixiándome con su cruda verdad. No estoy muerta, aún no gozo de esa plenitud, esos seres buscan seguir jugando con mi alma para llevarme al límite del sufrimiento y de la locura. Asustándome, una mano gruesa y fuerte recorre con devoción mi cuerpo contorneando mi silueta, como primera reacción trato de moverme para evitar el contacto pero me percató con preocupación que estoy atada de pies y manos sobre algo firme y rugoso por lo cual, mis movimientos se hacen tortuosos, aunque por el desespero de estar a merced de estos seres paso por alto el dolor, lo importantes es huir de aquí. Abro los ojos exaltada por no saber lo que sucede encontrando una noche carente de estrellas pero alumbrada por una hermosa y reluciente luna llena, a mí alrededor veo a gigantescos lobos con ojos brillantes destellantes de una enigmática admiración. Un imponente círculo de fuego se extiende por varios metros rodeándonos mientras arde con gran fervor elevándose varios metros por encima de la tierra; lo curioso es que yo soy el centro del círculo estando rodeada por estos demonios que aqueja mi ser.

Padre, no me abandones.

— MI bella Luna, al fin despiertas. — dice aquel ser de ojos dorados con voz ronca y pausada — Ya es hora mi amor, debes ser fuerte.

Mis ojos se turban mientras recorro con indignación su definido rostro donde resaltan aquellos curiosos ojos dorados que lucen anhelantes, en ellos busco respuestas que me lleven al significado de este teatro que busca deshonrarme, pero no soy capaz de descifrar qué es lo que ocurre, qué es lo que planean estos seres que parecen ser carentes de raciocinio alguno pero qué puedo esperar de estas bestias infernales.

— Manada Luna Oscura. — se voltea para hablarle a los lobos rompiendo nuestro contacto visual. — Ayer nuestra Diosa Luna nos bendijo dándome a mi mate, a su Luna. Hoy estamos aquí para ser testigo de su cambio a una de nosotros, para que así pueda asumir su papel como nuestra Luna y gobierne a mi lado por varios siglos, hasta que nuestro primogénito asuma el cargo de Alfa.

El terror me invade al entender lo dicho por este ser, me van a hacer uno de ellos, van a manchar mi alma. ¡No lo puedo permitir! Mi alma, esa que he cuidado con espero para que solo unas cuantas manchas la acompañen es amenazada con ser usurpada y denigrada con la oscuridad del mismísimo Diablo.

—¡Padre Ayúdame por favor!

Empiezo a forcejear entrando en un estado de puro terror y desesperación, salvajemente lucho con las cadenas que me atan sintiendo como me lastiman, pero no me importa, yo no puedo ser una de ellos, no puedo permitir que manchen mi alma y me priven del privilegio más sagrado que merezco por ser una hija entregada a Dios y a su palabra. ¡Necesito huir!, me niego a esto, prefiero morir en vez de pasar por esta tortura.

— Calma mi Luna hermosa. — dice él de los ojos dorados acercándose demasiado a mi rostro. —- Dolerá, pero yo estaré acá. Te marcaré y eso desencadenará tu transformación y entonces seremos uno para vivir una vida de grandeza.

Su expresión es lo que más me da asco en te momento. Luce como si el cruel acto que planea ejecutar contra mí fuera lo más digno de su existencia, sus ojos más allá de relucir por el brilloso dorado parecen reflejar la felicidad más pura y genuina que jamás he visto.

— ¡No! ¡Aléjate de mí, bestia! — Grito alto — ¡No quiero ser una de ustedes!

— Lo siento mi Luna, pero esto es necesario.

— ¡Yo no quiero esto!

Sus palabras son desalmadas, no se detiene ni una milésima de según en evaluar mi desesperación, en entender mi negación, solo actúa conforme a su egoísta pensamiento. Cada uno de sus movimientos es muy bien calculado, parece que este tétrico juego hubiese sido planeado con antelación mientras yo vivía en una ingenua ignorancia que me condenó. Con fuerza toma firmemente mi rostro y lo voltea dejando descubierto el costado derecho de mi cuello, unos segundos después siento como lame esta zona generándome una ola de asco latente en mi interior que hace alterar más mi estado.

— ¡Aléjate, no me toques! — El desespero tiñe cada una de mis palabras. — ¡Suéltame, bestia!

Con sínica calma hace caso omiso a mis gritos y ahora irremediablemente siento cuatro pinchazos en mi cuello que traen consigo el más puro dolor, pero más que eso, estos pinchacos son el inicio de mi condena, son mi fin. Grito por clemencia desesperada por aquella tortuosa sensación mientras mi cuerpo entra en un estado de shock gracias a la sensación tortuosa que lo recorre. De un momento a otro, las pesadas cadenas me son retiradas y por mis movimientos caigo al piso llevándome un buen golpe pero no importa, el dolor que siento por dentro opaca cualquier otro dolor consumiéndome en la agonía más pura que pueda existir, es como si organismo fuera atacado por millones de corrientes de dolor que desquebrajan todo a su paso sin clemencia. Convulsiones atacan mi cuerpo, el dolor incrementa y ya no soy capaz ni de escuchar mis propios gritos, lo único que parece captar mis oídos es el palpitar en extremo acelerado de mí maltratado corazón. Al fin las convulsiones paran junto con el dolor, confundida doy una ojeada a mi alrededor y ahora los lobos me ven expectantes, como si estuvieran esperando una acción que cambiara sus vidas para siempre.

—Es la hora. — susurra la bestia atenta a cualquier reacción de mi parte.

Esas palabras detonan algo en mí, ya no es dolor, ahora el ardor azota mi cuerpo mientras siento como todo mi cuerpo cambia de forma extremadamente lenta; mis huesos se desencajan, mi piel es cubierta por doloroso pelo, mi mandíbula se reacomoda mientras siento dietes más gruesos y letales romper mis encías.

— ¡Duele! ¡Que pare, ya no lo aguanto!

— ¡Padre, me abandonaste! ¡¿Por qué?!

— ¡Ayuda, por favor!

Cuando todo acaba abro mis ojos con suma debilidad apreciando todo mejor, trato de ver mis manos pero lo que me encuentro son patas amarillentas con poderosas garras, asustada trato de levantarme pero vuelvo a caer, quiero gritar pero de mi sólo salen chillidos. Mi respiración se acelera mientras me revuelco en la tierra queriendo entender que es lo que está pasando. Esto debe ser una pesadilla, no puede ser real, no puedo ser una bestia como ellos.

Dios mío, ¿qué soy?, ¿qué me hicieron?

—Una omega. —Habla la bestia con desprecio. — Una simple e inservible omega. ¡¿Por qué Diosa?!

Yo solo sigo gimoteando en el mismo lugar mientras veo a los alrededores encontrando como el sol se asoma en el horizonte mostrando los gestos de desagrado y sorpresa por parte de los presentes que ahora son hombres y mujeres desnudos ante mí sin ningún pudor; la bestia me ve con rabia y frustración mientras se convierte rápidamente en un monstruoso lobo que se lanza a atacarme con aquellos dientes y aquellas garras cargadas de poder y deseosas de sangre. Me embiste con fuerza haciendo que choque contra un árbol, mis huesos protestan adoloridos pero no soy capaz ni de asimilar lo que está pasando cuando siento como muerde otra vez mi adolorido cuello ahora cubierto por pelo. Siento rabia en mi interior pero no me pertenece, yo solo siento miedo y dolor. La sangre me abandona a brotes tras la herida que me ha causado, con resignación y un poco de paz cierro los ojos y me entrego a la muerte pero mi atacante me suelta devolviéndome la lucidez que me hace captar otro hocico me levanta; vuelvo a abrir mis ojos y veo a la bestia desnudo frente a mí con manchas de mi sangre en su rostro, luciendo furioso y decepcionado por algo que aún no es percibido por mi razón.

— Reclamo a la loba más fuerte de la manada como mi Luna. — esas palabras destrozan algo dentro de mi provocando que un aullido lastimero salga la profundo de mi ser sin tener alguna explicación lógica para mí, solo sé que algo dentro de mi alma se rompe — sáquenla de mi territorio, dejen que los Rogers y de más desterrados acaben con ella.

El hocico me hala arrastrándome por la maleza que recubre el rudo suelo sacándome del círculo de fuego y alejándome de aquella bestia. En mi sólo hay miedo y confusión, pero también hay sentimientos de irá, decepción y arrepentimiento que no me pertenecen, esto me confunde, pero ya no importa. Realmente en este momento solo puedo esperar que alguno de esos seres que la bestia mencionó me encuentre y acabe de una vez conmigo y así, emprenda mi viaje por los confines de la muerte y pueda recibir el perdón de Dios por ser ahora un demonio de infierno que el mismo condenó.

Dios, ¿qué será de mí?

Después de un tiempo, que con tanto dolor no soy capaz de medir, la bestia me arroja por completo al suelo mientras me dedica una última mirada donde veo la tristeza, sin más se aleja y yo me quedo sola en medio de un bosque que no reconozco, con esfuerzo intento alejarme pero el dolor que me recorre me impide cualquier movimiento de mi parte. Siento espasmos por todo mi cuerpo y de una manera un poco menos tortuosa vuelvo a ser humana, bueno, si aún soy digan de llamarme así.

— Lo siento.

Asustada me giro viendo para todas las direcciones buscando la portadora de esa voz, pero para mí fortuna o desgracia, no hay nadie. Lo único que puedo notar es la desnudez de mi pálido cuerpo que es asaltado por los espasmo gracias al dolor. Asustada intento levantarme pero el dolor no me lo permite por lo que permanezco sentada en la hierba que se tiñe lentamente de carmesí gracias a la herida en mi cuello que palpita con fuerza mientras la sangre que se escapa de allí recorre caliente mi cuerpo.

— Tranquila, soy tu omega. Tu loba interior. Lo siento, por mi culpa nuestra alma gemela no nos quiere.

A mi mente llega la imagen de una loba amarillezca con tonalidades negras hecha volita y gimoteando de dolor. Una sensación de angustia me llena al ver a esa pobre loba sufriendo pero no sé cómo ayudarla, además, ¿cómo lo haría si ni siquiera puedo ayudarme a mí misma? Unos instantes pasan en silencio hasta que escucho un ruido tras de mí pero no puedo girarme, la herida en mi cuello arde y sigue derramado sangre, con miedo me quedo quita esperando que esta vez sí se mi final.

— ¿Qué hace una loba mal herida en estas tierras? — pregunta una voz gruesa y escalofriante, digna de un ser diabólico.

— Mátame. — Mi voz sale en un tono bajo y tembloroso.

— ¿Por qué lo haría?

Se posiciona frente a mi permitiendo que mis ojos lo escaneen, se trataba de un hombre que aparentaba unos 30 años, es alto, fornido, de una tez extremadamente blanca, de ojos rojos opacos y con unos terroríficos colmillos que lucen peligrosos y audaces.

— Esas bestias me hicieron esto. — lagrimas recorren ansiosas mi rostro. —Yo no quería, ellos lo hicieron y luego me tirón acá. — Lloro más fuerte. — Ahora tengo una bestia que tiene vida propia en mi interior y...—Mis sollozos aumentan escandalosamente. — mi Dios no me va a perdonar. No sé qué eres, pero acaba ya con esto por favor.

El ser de ojos rojos me ve con verdadera lástima entendiendo la situación, aunque por sus ojos carmesí pasa un brillo de curiosidad y confusión. Lentamente se me acerca con una mirada llena de lástima, pero cuando estuvo demasiado cerca de mí, su mirada cambia y es reemplazada rápidamente por la sorpresa y la duda.

— Eres la mate de Athan. — murmura bajo dejándome más confundida.

— Yo no soy nada de nadie. — Replico ofendida — Sólo Mátame ya.

El ser me ve con una sonrisa ladina, esa que demuestra oscuras intenciones, en sus ojos veo como un plan malvado se empieza a formular en su mente poniéndome a mí como protagonista. Y así es como aprendo, norma número uno de este lugar, no confiar en nadie.

— No lo haré. — Sonríe con la más pura maldad — Te llevare con un viejo amigo.

Luego de eso solo sentí un fuerte golpe en la cabeza que me llevó a lo profundo de la oscuridad.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados