Los ojos de aquella se iluminaron instantáneamente, sabía que aquellas palabras habían sido gratamente recibidas por ella, en tanto, aunque aquella quería saltar de evidente emoción simplemente no lo hacía, mi tendencia a ser gruñón y frío me ha formado una mala imagen entre mis empleados imagen que acepto en totalidad y por lo que estimo que la actitud de Anni no resultara ser tan explosiva como yo esperaba más sin embargo solo se limitó a decir.
— Mil gracias señor no imagino lo mucho que le agradezco esto.
— No hay de que Anni, solo te pido que tengas cuidado y procura cerrar bien antes de irte.
— Claro señor esto téngalo por su seguro — y así habiendo reafirmado aquello con evidente emoción aquella se dedico a terminar sus deberes en aquella cocina.
Miró el reloj que con especial rapidez marca las siete treinta de la mañana, me pongo de pie y me dirijo de nuevo hasta mi habitación con rumbo al cuarto de baño para asear mis dientes y ya listo con un aliento fresco y agradable sabor a menta retomo el camino hasta la cocina donde Chris sorpresivamente ya se encuentra aguardando por mí. — Está listo señor — replica aquel sin tardar al verme. — Sí Chris. Tomando maleta en mano Christian inicio su marcha con rumbo a la salida, sin titubear atravesamos aquel corredor una vez abandonamos la cocina todo derecho sin voltear a ningún lado hasta que el salón principal se abre paso ante nosotros con sus enormes techos elevados mientras que al fondo se hace ver aquella puerta plateada que resalta en medio de todo la cual pertenece al elevador privado que da acceso al pent-house en lo alto de la torre de Greitht donde yo su fiel servidor habito. Ambos sin dudar ingresamos en aquella caja movible en color plata que resplandece ante su extravagante brillo y presionando el piso uno descendimos del todo entre todo aquel edificio hasta finalmente llegar al área del parqueo donde mi chofer esperaba con completa paciencia. — Buenos días señor — refuto aquel al verme en señal de respeto y cortesía mientras yo solamente me dedicaba a agitar la cabeza como signo de respuesta. Yo sin prisa alguna ingreso en el auto pensando con entera curiosidad lo que aquel día podía quizás llegar a depararme haciendo una que otra simple suposición por lo cual llegar a República Dominicana significaba más que un simple viaje de vacaciones u ocio claro para mí. Aquello significaba recordar una parte de mí vida que inconscientemente había borrado y contra la cual esperaba chocar de frente tarde o temprano, tal vez quizás incluso llegar a recordar partes cruciales de mi vida junto a personas importantes con las que espero convivir aunque lamentablemente eh olvidado. Chris y aquel chofer tras guardar las maletas ingresaron al auto sin prisa alguna partiendo así los tres con rumbo a nuestra primera parada Magnament Richmond. El tráfico resulto ser ligero por lo que llegar a las instalaciones fue relativamente fácil así pues en pocos minutos ya nos encontrábamos al frente de aquel edificio, y en la puerta Silvia aguardaba por mí ansiosa y llena de dramas característicos en ella. Totalmente derecho con la frente en alto y el pecho erguido me zarandeo por todo aquel pasillo hasta llegar a donde se encuentra aquella.— ¿Por qué no estás dentro? — exclamó con desconcierto al verle allí.
— Señor — replica aquella con la voz entre cortada y con un aparente nerviosismo que escapa a través de sus poros.
— ¿Qué sucede? — la cuestiono, pero aquella simplemente guarda silencio mientras sus ojos se pierden en la nada.
— Silvia — llamo a su nombre con la esperanza de recibir cual respuesta de ella, pero por segunda vez me ignora.
Alterarme es lo peor que yo puedo hacer ya que mantener la paciencia y la prudencia, aunque necesarios en este mundo han sido una de las cosas más difíciles de aprender para mí en toda mi vida, pues a sinceridad ninguna de las dos forma parte de mis virtudes. Tomando una profunda inhalación la cual me hace inflar por completo mis pulmones intento tranquilizar mis instintos crueles y destructivos tras ver como aquella inmutada permanece, y exhalando el aire libero aquellas palabras mientras la sostengo con una fuerza media del brazo.— Harris ¿Qué sucede? Espero que por lo menos tales expresiones en tu rostro tengan algún buen significado.
Pero aquella simplemente no dijo nada parecía petrificada e incluso un tanto asustada, finalmente tras tanto zarandearla aquella exclamó.— No es nada señor, disculpe.
— Segura que no es nada, tu rostro dice otra cosa.
— Si, segura — sin ahondar mucho aquella recobro la compostura y arreglándose sus vestiduras enderezo su postura, froto sus manos por su pelo para intentar acomodar los mechones que según ella se encontraban sueltos y refuto — síganme los acompañare hasta la sala de juntas.
Frente a nosotros aquella había cambiado drásticamente sus expresiones y como si no hubiera pasado nada se mostraba serena y firme en su caminar. Miré a Christian desconcertado ante tal conducta, pero aquel se encontraba igual que yo completamente confundido haciendo todo aquello aún más incomprensible de entender. Obedeciendo las palabras de Silvia la seguimos mientras aquella nos conducía hasta el elevador donde los tres nos acomodamos hasta finalmente llegar al piso correspondiente, a fin de cuentas, el piso cinco se marcó en el tablero llegando a abrirse las puertas casi de inmediato. A nuestra llegada una conmoción se había formado, la discusión se había vuelto un caos y los gritos de aquellos se podían escuchar venir desde el interior de la sala, algunos refutaban en contra mientras que otros a favor de una idea la cual desconocía hasta aquel momento. Silvia, Christian y yo finalmente ingresamos tras haber caminado por aquel pasillo quedando invadida la sala por un silencio cortante producto de la impresión de todos tras verme. Tiempo, tiempo era con lo que menos nosotros contábamos por lo que salir de allí más que una cuestión civilizada entre adultos resulto ser una tremenda odisea, al ver como todos se refutaban en contra y a favor algo que podría pasar de forma más calmada por decirlo de una manera, término siendo convertido en un tremendo caos pues algunos querían obtener más beneficios de los cuales le correspondían así que no tuve más opción que suspender tal cuestión durante varios días hasta poder descubrir cuáles eran las verdaderas intenciones de cada uno detrás de tal tema.Es bastante temprano, apenas las primeras horas de la mañana se encuentran siendo marcadas en el reloj mientras que las agujas indican con fervor que son las seis y veinte minutos. Antes de que el bullicio de la ciudad se haga escuchar sin tregua alguna disfrutando meramente de la suave brisa de la mañana se encuentra Milena en plena actividad matutina, mientras resuenan en sus sentidos a través de los audífonos un repertorio musical bastante variado y sobre todo enérgico donde el rap, el hip hop y la música electrónica relucen con toda vibra. Como es de costumbre ella ya se encuentra despierta corriendo alrededor del parque Ángeles, una zona recreativa localizada en pleno centro de los apartamentos que conforman el residencial Larus quien se encuentra localizado casi a la salida de la ciudad de Orlando. Tal sitio se mantiene la mayor parte del tiempo abierto a todo público por lo que por lo general se encuentra abarrotado de personas que al igual que ella dan inició a su día realiz
— Huir así de su parte fue muy cruel, durante todos estos años no eh podido evitar sentir ese vacío en mi vida, sentimiento que hasta ese momento no había vuelto a sentir desde que mis padres emigraron, es como sentir que algo te falta pues un día simplemente estaba con nosotros en casa y al otro de la nada ya se había marchado sin decir adiós. Respiré profundo pues sentí como mis emociones intentaban derrumbarme, pero a pesar de ello me contuve — aquel día Em, tras llegar de la escuela me llevé tremenda sorpresa para nada grata. Él ya se había marchado sin más, era como si la tierra se lo hubiese tragado y los abuelos no supieron explicarme que era lo que realmente había sucedido. Con los años una vez llegué a vivir a este país vi como su apellido comenzaba a ser eco por todos lados y salvaguardé algunas de mis dudas, pero aún hay algunas que quedan doliendo en el alma. — Cuantos años tenías cuando despareció. — Ocho años y aun lo recuerdo como si hubiera sido ayer, solo q
Las horas pasaron volando dando aviso a que ya eran las once con diez minutos de la mañana la cual se marcaba con especial ahincó en aquel reloj que yacía en mi muñeca haciéndose de conocimiento para mí el hecho de que ya nos encontrábamos en tiempo límite, demás estaba decir que se había extendido demasiado tal reunión pues era algo completamente evidente. Al percatarnos, con prisa abandonamos aquel edificio y tanto Chris como yo arribamos el auto, más con especial rapidez salimos hasta el aeropuerto, estábamos relativamente lejos y perder el vuelo no era un lujo que quisiera realmente tomar pues costara lo que costara debía de llegar. — Pisa a fondo — dije mientras clavaba mis ojos en el chofer a través del retrovisor al encontrarme justamente acomodado en el asiento de atrás desde donde aquel podía verme perfectamente a la cara. Y como si de una orden de vida o muerte se tratase aquel piso por completo el acelerador evadiendo velozmente el tráfico llegando incluso
Aquella venía con la cabeza agachada intentando ordenar un poco su ropa, traía su cara un tanto manchada por un polvo blanco presumiblemente harina y simplemente no se percató de nuestra presencia así que dirigiéndose al señor comentó — ¿Qué necesita señor? Aquel hombre dejo que la chica finalmente levantara la cabeza para que por cuestión propia salvaguardara su duda y pasando algunos segundos aquella finalmente elevo su rostro terminando por ende chocando con Christian y conmigo quienes la observábamos con entera atención, en su cara la sorpresa se reflejó pues para nada se había percatado de nuestra presencia. Aquella en la comisura de su boca dibujo una sonrisa nerviosa que dominaba su rostro y dirigiendo su vista hasta aquel hombre entre dientes refuto — no era más sencillo avisarme antes su llegada, digo para tener todo completamente listo. — ¡No! — Esperas demasiado de mí. — La verdad sí María. La mujer aceptando tal realidad tras oscilar en
Despacio y sin que aquella se percatara aún de mi presencia, paso entre paso di algunos cuantos sin hacer mucho ruido hasta acercarme lo suficiente mientras la seguía observando. Indudablemente aquella chica era sumamente hermosa mis ojos no podían ser apartados de ella por lo que se dedicaron a contemplarla por algún tiempo desde los pies hasta la cabeza. Aquella para nada se había percatado de mí, hasta que finalmente girando su cabeza me descubrió en pleno acto eh inmediatamente me increpo — ¿Quién eres y porque me observas de esa manera? — comentó con curiosidad al tiempo que llevaba sus manos hasta aquella bata para encogerla y apartar así su vista. — Solo un invitado — musité como respuesta ante tal pregunta. — ¡Invitado! La vi mirarme con desconfianza como si se encontrase intentando descifrar algunas mentiras presentes en mis palabras hasta que sus ojos se iluminaron al tiempo que levantaba su mano derecha mientras me señalaba e indicó — tú debes ser
— Sí querías tenerme cerca no tenías que llegar a tal punto — dije con toda confianza, aunque reconozco que no fue el mejor momento, pero sin dudas no podía dejar pasar de largo tal oportunidad sin aprovecharla. Aun sosteniéndola la ayude a incorporarse por completo mientras aquella yacía sujetada a mis brazos, e inmediatamente me percate con intención con una evidente malicia que la tela de la bata con la que anteriormente Milena intentaba cubrirse se encontraba ya abierta dejando su cuerpo libre para el disfrute de mi vista, volviéndose completamente deleitable los contornos de sus pecho junto a la delicadeza de su piel por lo que no pude evitar retenerla, simplemente me negaba a soltarle así pues terminé estrechándola fuertemente contra mi cuerpo. Con mis ojos la contemplaba ahora ya del todo cercana a mi siendo consciente del rosé de nuestra piel como hacía rato lo venía deseando, estábamos tan cerca el uno del otro que podía sentir como el palpitar de su corazón aumenta
Con semejante golpe no tuve más opción que soltarle terminando así apartándome de ella, le di su espacio no por decisión propia sino más bien porque tal bofetada me dejo conmocionado, ya que nunca una mujer había reaccionado así contra mí. Aquella sin ayuda de nadie tuvo el valor de enfrentarme con gran valentía, tuvo la fuerza para evitar ser seducida y terminó por hacerme frente sin importarle la reacción que a causa de tal acto yo pudiera manifestar en su contra. Por algún tiempo aquella se mantuvo observándome, con facilidad pude ver como su semblante iba cambiado con el pasar de los segundos pues donde anteriormente habían reflejados sentimientos de odio vivido en sus ojos contra mi persona finalmente aquellas expresiones terminaron siendo sustituidas por la silueta misma de la desilusión. Poco tiempo después ella se alejó, inicio su marcha con la frente firme y sin ser doblegada; cuando casi estaba por desaparecer entre uno de los pasillos detuvo su marcha man
Camino por aquel pasillo que atraviesa por completo todo aquel lugar una vez que salgo de mi habitación y me dirijo hasta la cocina, antes de ni siquiera cruzar el portal noto el pequeño discurso de una persona que con gran vigorosidad se expresa, era un locutor pues ya desde tempranas horas de la mañana los empleados se encontraban recargando pilas al escuchar cual repertorio musical de manos de aquel comentarista. — Buenos días, amigos oyentes, buenos días amada RD, sin dudas me complace saludarles en esta nueva jornada ya hoy martes quince de marzo, de nuevo despiertos y vigorizantes en esta hermosa tierra de Dios, como cada mañana anunciamos son las siete en punto y tu emisora de confianza Radio Sol 90.8 FM te dice “ Levántate “. Escucharle, aunque podría decir que era un tanto ruidoso para mi gusto aquel de igual manera infundía un toque único de energía a aquella mañana era como recargar pilas automáticamente. Finalmente me dispongo a cruzar el portal e instantáne