Narra Rut

Daniel se comportó como todo un caballero durante toda la noche. Pude comprender lo que me dijo y decidí darle un voto de confianza. Prometió que me conquistaría sin saber que desde ya estoy enamorada de él. Aunque sé que me vuelve loca decidí que lo dejaría hacer su esfuerzo para conquistarme, quiero ver hasta donde es capaz de llegar por conquistar mi amor.

La verdad es que es inexplicable lo mucho que lo extrañé durante mi viaje y por Dios el esfuerzo que he tenido que hacer para no lanzarme sobre él y besarlo hasta que pierda el aliento. Desde que lo vi he estado utilizando toda mi fuerza de voluntad para no decirle que deseo dejar todo el pasado en el pesado y comenzar a vivir mi presente a su lado.

Cuando Daniel terminó de hablar le dije que iría al tocador. Fui rápidamente y retoqué mi maquillaje y confirmé que seguía luciendo hermosa como cuando me vestí a primera hora de la tarde. La verdad es que no solo quería retocar mi maquillaje, también necesitaba tomarme un momento para respirar y tranquilizar mi corazón porque si por el fuera ya hace rato que habría cruzado la pequeña línea que aún me separa de Daniel. Decidí estar sola un rato porque sabía que eso era algo que no me podía permitir en este momento si de verdad quería una relación completamente sólida con él.

Cuando volví a nuestra mesa Daniel se encontraba muy concentrado mirando hacia la hermosa vista exclusiva del restaurante. Me quedé mirándolo durante un rato, la verdad es que no me importaba quedarme así por mucho más mirarlo a él era como mirar el mismo cielo, definitivamente era el hombre más hermoso que había conocido, todo en él era totalmente perfecto. En el momento en que pudo notar mi presencia, me miró con esa dulce mirada que me encanta y me brindó esa sonrisa que me hipnotiza, tuve que utilizar todo mi esfuerzo para no caer rendida a sus pies, me vi obligada a disimular mi cara de borrego a medio morir para que el no notara lo derretida que me traía. Me preguntó que, si estaba lista para irnos y le dije que sí, ocultándole el deseo que tenía de quedarme con él toda la noche. Por Dios debía tranquilizarme y dejar que todo siga su curso, ya llegaría el momento en el que pueda besarlo hasta que ambos no podamos más.

Me tomó de la mano y de inmediato sentí como una corriente que cubría todo mi cuerpo poniéndome nerviosa al instante. La verdad es que yo tenía un buen autocontrol, pero él no me la estaba poniendo nada fácil, cada vez que sentía su roce me bajaba la defensa y cada vez sentía más débil mi barrera de resistencia y en ese momento estaba a punto de desplomarse de una vez por toda.

Por Dios Rut debes tranquilizarte y seguir adelante, no dañes el avance que has tenido, todavía tú puedes soportar – me dije a mí misma en mis pensamientos mientras tomaba un largo respiro que me ayudó a soportar la situación.

Me sentí más fuerte y comencé a caminar a la par con él y nos dirigimos al estacionamiento, él sacó sus llaves y quitó el seguro de su auto para luego abrir la puerta del copiloto para que yo entrara, una vez me acomodé el serró la puerta y luego se sentó en el asiento del conductor. Antes de poner el carro en marche me miró por unos segundo a los ojos como si quisiera decirme algo, pero al final optó por quedarse en completo silencio. Le sostuve la mirada durante todo ese tiempo hipnotizada por sus hermosos ojos.

Puso el vehículo en marcha y emprendió camino sin decir mucho, aunque de vez en cuando tomaba mi mano para acariciarla dejándome saber que aún estaba ahí tan pendiente de mi compañía.

Cuando llegamos a mi departamento estaba a punto de pedirle que me acompañe arriba cuando de repente fue el quien me pidió que lo invite a pasar. Sonreí en mi interior sintiendo que tal vez estábamos sincronizados sintiendo exactamente lo mismo y en el mismo momento.

Lo invité de inmediato, la verdad es que no quería dejarlo ir de mi lado. Sentía la necesidad de seguir viéndolo, escuchándolo y respirando su perfume con ese olor tan varonil que lo caracteriza.

Fue al baúl de su coche y regresó con su guitarra, inmediatamente supe sus intenciones de cantar para mí y la verdad es que eso me hacía feliz, fue justo ese gesto lo que comenzó a provocar ese pequeño fuego en mi interior que ahora se ha convertido en estas llamas forestales que me quema por completo.

Entrando a mi departamento quise sentirme cómoda por lo que de inmediato me quité los enormes tacones que traía y recogí todo mi cabello en una sola cola. Servi un par de copas de vino y salimos al balcón. Ya estaba lista para comenzar a escuchar su dulce melodía con esas palabras tan románticas que me hacían sentir realmente especial.

Daniel comenzó a tocar su guitarra y a cantar una hermosa canción de amor que me trasladó por completo a otro mundo. Me sentía como si estuviera en una novela romántica y que nosotros éramos los dos protagonistas los cuales estaban destinados a estar juntos para siempre. Sentía cada palabra de la canción como mariposas revoloteando sus alas en mi estómago. Joder ¿acaso podía ser más especial? Daniel lo tenía todo y yo no necesitaba nada más cuando él estaba a mi lado, me preguntaba si tal vez él había notado todo lo que me hace sentir con solo estar cerca de mí.

Él se acercó a mi tanto que pude respirar el dulce aroma de sus labios y su aliento tan cerca solo aumentaba el grado del fuego que ya me abrazaba por completo.  Quería que me bese, necesitaba saborear sus labios, pero justo en el momento que creí que lo haría se separó de mí y se alejó aun cantando aquella maravillosa canción. Me dejó deseándolo con toda la fuerza de mi corazón. Lo único en lo que podía pensar en ese momento era en que lo quería rodeando mi cuerpo con sus fuertes brazos y besando mis labios con sus suaves y dulces labios.

Quería pararme e incitarlo a terminar lo que comenzó, tal vez ya era el momento de que tomara yo la iniciativa, sabía que Daniel quería complacerme e ir despacio para mostrarme la seriedad de sus intenciones. Si tan sólo supiera que la lentitud de sus pasos me estaba matando y que ya me tenía ardiendo por dentro. Si lo sé puede ser que esté siendo muy acelerada, pero ¿Qué puedo hacer si no puedo dejar de sentir lo que siento en este momento?

Tomé un gran sorbo de vino, me levanté y caminé hacia él a paso lento hasta que al fin quedamos frente a frente. Acaricié sus mejillas suavemente mientras lo miraba fijamente a los ojos con una mirada profunda. De inmediato dejó de tocar la guitarra y la recostó de una columna sin dejar de mirarme. Ni siquiera tengo palabras para describir su mirada, nunca vi a nadie mirarme con tanta profundidad en sus ojos, ni siquiera puedo entender lo que me hacía sentir siempre que me miraba de esa forma.

Puso su mano en mi mejilla y suavemente la llevó hasta detrás de mis orejas acariciando mi nuca con ternura provocando que mi piel se erizara a con su rose. Me acerqué más a él para darle la libertad de besarme porque en ese momento era lo que más deseaba. Mientras me miraba con una mirada muy intensa inclinó su cabeza para darme por fin ese beso que tanto había deseado y que me excitaba de solo imaginarlo.

Estábamos a punto de besarnos cuando comenzó a sonar el timbre de la casa. Joder que bendito fastidio. Ambos tratamos de ignorarlo, pero fue completamente imposible, aparentemente quien esperaba detrás de la puerta tenía urgencia. Aun no podía creer que este momento estaba siendo interrumpido, juré que si se trataba de Adriana me vengaría a tal modo que nunca lo olvidaría

Me separé de Daniel maldiciendo el momento y a quien tocaba la puerta con tanta insistencia y pude notar que Daniel también estaba sintiendo lo mismo. Jamás iba a perdonar al intruso que me sacó de la burbuja en la que me encontraba mostrándome que en el mundo existían más personas a parte de Daniel y yo.

Solo esperaba que fuera una visita lo suficientemente rápida, pues quería volver a mi burbuja donde solo existimos nosotros con nuestro gran amor.

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