Narra Daniel

Me pasé todo el día pensativo y muy confundido acerca de lo que debo hacer con mis sentimientos puesto que anoche escuché como mi mejor amigo le hacia una gran declaración de amor a la mujer de mi vida. La verdad es que conocí a Rut debido a Víctor quien la había invitado a ella y a 3 chicas más a la celebración de nuestra graduación de doctorado hace 6 meses.

Desde que vi a Rut me quedé cautivado por su gran belleza. Ahí estaba vestida con un overol de pantalones rojo largo con un gran escote que dejaba mucho a la vista y a la vez mucho que imaginar. La verdad es que Rut parece un sueño, tiene una belleza irreal como si la hubieran hecho a máquina con su cuerpo perfectamente tallado. Es una chica alta con unas curvas divinas que te inspiran recorrer todo su cuerpo, su cabello largo y ondulado que caen a la perfección en su espalda, sus lindos ojos canelos perfectamente delineados. Nunca olvidaré aquel labial rojo que marcaba sus lindos labios como su principal foco de atención. Toda ella era perfecta.

La verdad es que, aunque nunca lo imaginé no me sorprende que Víctor este enamorado de ella. No se puede culpar a ningún hombre de fijar su mirada en tan perfecta imagen. Aunque el día que la conocí Víctor parecía cautivado por su belleza a pena unos meses después me presentó a Beatriz como su novia lo que me alegró bastante puesto que ya me había dado la tarea de conquistar a Rut. Le había llevado flores, la enamoraba cantándole algunas canciones que a ella le gustaban bastante.

Antes de que se fuera de viaje le confese que yo estaba comprometido pero que estaba dispuesto a dejarlo todo para estar con ella. No dijo ni una sola palabra solo se fue sin dejarme explicarle nada más, porque sí que tiene un gran carácter la chica.

Al otro día me di cuenta de que estaba de viaje y aunque todo el tiempo traté de comunicarme con ella nunca respondió mis llamadas ni mis mensajes. Anoche por fin pude ver que estaba de vuelta solo para encontrarnos con la gran sorpresa de Víctor. No pude siquiera saludarla.

No sabía que hacer necesitaba mostrarle a Rut que, aunque la había engañado en verdad la amo y que ya no hay ningún compromiso que nos impida estar juntos. Pero sé que esto rompería el corazón de mi amigo. Tomé el celular y busqué el número de Rut y le escribí un mensaje invitándola a salir, quería dejar en sus manos la decisión. Era posible que no me respondiera, si no lo hacía ya la dejaría en paz, buscaría la forma de sacarla de mi corazón, aunque sabía que sería nadar contra la corriente.

Para mi sorpresa Rut me respondió casi de inmediato aceptando mi propuesta. Quedé de pasar por ella en una hora y media. Estaba muy ansioso no podía creer que me daría la oportunidad de explicarle que ya no soy el mismo, que ella me había transformado.

Me di una ducha y me arreglé casual, pero prestando atención a los detalles. Cuando por fin estuve listo me monté en mi carro deportivo. Mientras iba de camino estaba muy nervioso, necesitaba las palabras adecuadas para explicarle a Rut y que ella entienda mi sincero arrepentimiento.

Cuando llegué al departamento de Rut toqué la puerta, la verdad es que estaba tan nervioso que me sudaban las manos. Pero tenía que esconder mis nervios, no quería que ella lo notara. Cuando sentí que la puerta se abría dibujé una sonrisa en mi rostro.

La puerta se abrió y salió ella llena de esplendor, se encontraba realmente hermosa, ni siquiera pude encontrar las palabras para saludarla. Si, ella me dejó sin palabras. La verdad es que nunca imaginé que alguien podría sobrepasar los límites de la belleza, solo ella era capaz. Permití que mis ojos recorrieran todo su cuerpo quedándome impresionado con su belleza. Sentí como mi corazón se puso inquieto como si quisiera salir de mi pecho y correr directamente hacia su dirección.

- ¿Nos vamos? – dijo ella luego de un largo silencio donde los dos nos contemplábamos sin querer dejar detalles a la imaginación.

-Claro – fue todo lo que pude decir mientras me daba cuenta de que Rut se había convertido en una necesidad para mí.

Le abrí la puerta del copiloto de mi Ferrari para que ella entrara sin poder dejar de mirarla ni por un momento. Luego de cerrar la puerta prácticamente corrí hasta el otro lado, necesitaba seguir mirándola hasta que mis ojos lograran acostumbrarse a ella y su hermosura.

No nos tomó más que 20 minutos llegar al restaurante francés en el que había hecho una reserva. Durante todo el camino no tuve palabras para decir, fueron 20 minutos de completo silencio, a mí me parecieron como 20 horas. Ninguno de los dos pudo emitir palabras, aunque de vez en cuando podía sentir su mirada sobre mi mientras yo trataba de concentrarme en conducir.

Cuando llegamos estacioné el coche y de inmediato salí y me dirigí a abrirle la puerta. Le extendí mi mano y cuando ella la tocó sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, su simple rose es capaz de activar en mí los sentimientos más ocultos.

-Estás hermosa – le dije tratando de aclarar mi voz – realmente no hay palabras con las que pueda describirte.

-Gracias Daniel, también estas muy guapo – me dijo con una hermosa sonrisa.

La tomé de la mano y caminamos juntos hasta la puerta del restaurante mientras el calor de su agarre recorrió mi cuerpo hasta llegar a mi entrepierna haciéndome reaccionar de inmediato.

-Buenas noche señor Daniel - dijo la mesera con una gran sonrisa

-Buenas noches – le respondí muy complaciente

Nos llevó directamente a una mesa al aire libre justo frente al mar. Me adelanté y saqué la silla y le hice un ademán a Rut para que se siente, se sentó de inmediato con una gran sonrisa. Me senté frente a ella mirándola fijamente a los ojos, tomé sus manos entre las mías y le di un beso.

-No imaginas cuanto te extrañé – le dije sin dejar de mirar sus hermosos ojos – extrañé todo de ti, necesitaba explicarte todo, me he sentido tan frustrado durante todo el tiempo que estuviste fuera. Cada vez que no respondías mis llamadas o mis mensajes la angustia se volvía insoportable. Por favor dame la oportunidad de sincerarme contigo y demostrarte todo lo que siento por ti.

-Muy bien quiero que lo hagas pero que sea después de cenar, estoy muerta de hambre – me dijo con una gran sonrisa

-De acuerdo – le dije muy contento de saber que ella estaba dispuesta a escuchar mis explicaciones, nada me hacía más feliz en ese momento que al fin tener esta oportunidad.

La vi comer bastante mientras me preguntaba cómo podía ser que estuviera tan delgado comiendo tal cantidad de comida. Cuando pensé que no podía comer más, pidió postre y también lo comió por completo.

-Lo siento, pero la verdad tenía mucha hambre – me dijo cuando se dio cuenta que la estaba observando.

No sé qué me pasa, pero verla comer así causó que me enamore aún mas de ella. Además, tuvo un toque de gracia verla devorar toda esa comida.

Después de cenar estábamos sentados de frente yo admirando su belleza mientras ella revisaba su teléfono cuando de repente me miró y me dijo:

-Bien señor Daniel es momento de que diga todo lo que tiene que decir, ahora estoy lista para escuchar.

-Rut cuando yo te conocí quedé cautivado con tu belleza de inmediato – le dije mientras intentaba no dejar ningún detalle a la deriva – me gustaba por fuera y mientras te iba conociendo me gustabas más por dentro. Es cierto que estaba comprometido con Rosa, pero solo era por pura sociedad. Para ese entonces nunca me había tomado una mujer en serio, no tenía planes que incluyeran relaciones estables con ninguna mujer, tampoco con Rosa. Fue hasta que te conocí que me di cuente de lo mucho que necesitaba dejar mi estilo de vida. Sin darme cuenta mi cabeza comenzó a pensar de manera diferente. De repente me encontré con un Daniel más estable y maduro. Fue para ese entonces cuando decidí contártelo todo y terminar con Rosa. Quiero que sepas que, aunque te fuiste sin escucharme, aun con el miedo de que nunca vuelvas a hablarme hablé con ella y di por terminada nuestra relación. Sabía que, aunque tu nunca me correspondiera algo en mi había cambiado, ya no era el mismo y no quería volver a serlo.

Rut me escuchaba muy atenta como si tratara de asimilar cada una de mis palabras

-Pero aparentemente Rosa creía que había amor entre ambos – dijo cuestionando mis palabras

-Es cierto, de hecho, me di cuenta de que ella me quería cuando terminé nuestra relación. Me dijo que se negaba a creer que en verdad lo nuestro eran solo negocios. Pero yo no lo sabía pues a ambas empresas le convenía nuestro vinculo. Pensé que ella igual que yo solo sacrificaba el amor por los negocios. Aunque me di cuenta de que lo que ella sentía por mí era sincero yo a ella no la amaba y seguir con ella era algo que ya no quería hacernos.

- ¿Qué pasará con nosotros si yo decido creer en tus palabras? – me dijo mientras me miraba directo a los ojos con esa mirada penetrante, como si tratara de excavar en lo más profundo de mi ser.

-Si me crees te juro que voy a conquistarte, y te voy a demostrar que cada una de las palabras que te he dicho no podrían ser más ciertas.

-Y ¿Cómo planeas conquistarme? Te advierto que soy un hueso duro de roer – me dijo con picardía demostrándome que creía en mis palabras.

Le guiñé un ojo y le dije que lo dejara en mis manos que yo haría mi mayor esfuerzo.

En ese momento se paró y me dijo que iría al tocador. La vi marcharse moviendo su hermosa cadera a un ritmo muy sensual provocando el deseo en cada parte de mi cuerpo.  Sé que solo hacia un instante que se había ido, pero realmente ya la extrañaba, la quería para mí. Deseaba que cada parte de su ser me perteneciera, necesitaba tener el derecho de tocarla y de recorrer su cuerpo con mis manos.

Después de pagar la cuenta estaba perdido en mis pensamientos cuando de repente se paró frente a mí, pude sentir como me observaba y me gustaba que lo hiciera. De alguna manera me hacía sentir correspondido. La miré con una sonrisa y le pregunté si estaba lista para irnos y me respondió con un suave y dulce sí.

Me pare de mi silla y quise disfrutar una vez más del toque de su mano, le di una mirada picante y luego la tomé por su mano y salimos caminando hacia el coche. Me imaginaba que parecíamos una hermosa pareja de enamorados y eso me llenó de felicidad.

Cuando llegamos a su apartamento le pregunté si me invitaba a subir sabiendo que tal vez no lo hiciera, pero no quería irme sin hacer el intento.

Me dijo que sí, además de que me miraba de una forma que no sé cómo explicar. En ese momento no sabía si estaba soñando, pero si era así no quería despertar jamás.

Busqué mi guitarra y subimos al ascensor que nos llevó directo al ático donde se encontraba su gran apartamento de lujo. A penas entramos soltó sus tacones y recogió su pelo en una coleta, fue directo a la cocina y sirvió dos copas de vino. Nos sentamos en el barcón y comencé a tocar la guitarra mientras ella se recostaba en su sillón disfrutando de cada palabra que decía la canción y tomando de su copa.

Se veía tan hermosa con sus ojos risueños mirándome atentamente mientras me arrodillaba frente a ella sin dejar de cantar. Acerqué mi boca a la suya hasta que podía oler su dulce aliento, moría por besarla, pero aún no era el momento indicado. Todo había salido perfecto esta noche y no quería dañarla. Preferí alejarme de la tentación y seguir tocando mi guitarra mientras le decía lo hermosa que era por medio de una canción.

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