Capítulo 2. Su prometida

Narra Jessi Black.

Miércoles, 16, diciembre, 2026

Miro a la pelirroja frente a mí que me mira de manera coqueta, recuerdo que en la universidad no paraba de estar tras de mí hasta que logró llamar mi atención pero solo para una noche, mal error, sigue insistiendo querer algo formal conmigo.

— Señorita Parker… ¿Qué vas a querer?, ¿Un Ferrari último modelo o una casa de playa en California? — pregunto de manera relajada, me mira para luego reírse con sarcasmo.

— Sabes muy bien que aunque acepte alguna de esas dos cosas, seguiré buscándolo — cometa viendo su nueva manicura, por la puerta de mi despacho entra mi secretaria desde que nos graduamos de la universidad.

— Señor Black, el avión de su prometida ha aterrizado — informa haciendo que la pelirroja me mire elevando una ceja.

— Pensé que las revistas decían solo mentiras pero veo que no — me levanto de mi silla — Casado o no, comprometido o no, serás mío, Black — se levantó con total elegancia para luego marcharse sin antes lanzarme un beso al aire.

— Que mujer tan repugnante — escucho murmurar — Aquí tiene — Valentina me da un tapaboca y unos lentes de sol — No quiero tener que lidiar con la empresa rosa menos con noticias — se va dejándome solo.

Respiro profundo y salgo de mi oficina para luego bajar por el elevador.

(…)

“Solo prométeme que te casaras con Wendy…”

El cuerpo de mi padre yacía en aquella camilla de hospital.

“Ustedes dos… tienen que permanecer juntos… están comprometidos…”

Empezaba a toser cada vez que intentaba decir más de dos palabras, me tomó la mano y me miró a los ojos.

“Jessi… no dejes que Willa se apodere… de todo lo que le pertenece a Wen…”

Cerró sus ojos por un momento asustándome en el instante y luego me miró.

“Si no te casas… con ella… no heredaras nada”

Cerró sus ojos por última vez dejándome un trago amargo del que no podía recuperarme.

(…)

Desde ese día supe que estaba comprometido con mi ex mejor amiga de toda la vida, pero Wendy se había ido a Suiza un mes antes de que papá muriera.

— ¿A dónde lo llevo, señor? — miro al chofer apenas salgo del elevador.

— Al aeropuerto — asiente y me monto en la camioneta. Miro las calles, los edificios y la gente desde la ventana pero nada me llama la atención más que trabajar.

La empresa de mi padre estaba llena de deudas, de eso no sabía hasta que quedó en mis manos, apenas tenía 24 años para saber cómo manejarla, pensé que mi padre lo tenía todo bajo control ya que después de la muerte de mi madre se volvió a casar.

Vaya gasto fue a pagar con su nueva esposa, una mujer que ahora tiene 35 años que solo sabe gastar en cantidades. 

— Señor… ¿No va a contestar? — miro que mi teléfono no ha dejado de sonar y solo veo el nombre de Vanesa, la viuda que dejó mi padre.

— ¿Hemos llegado? — pregunto evadiendo su pregunta y este asiente estacionándose frente a la entrada del aeropuerto. Antes de bajar me pongo el tapaboca junto a los lentes de sol y entro.

Hay mucha gente saliendo y entrando, de solo ver eso me pone impaciente hasta que la veo salir tras de un hombre rubio, mi chofer mantenía un letrero con su nombre pero apenas ella nos miró siguió caminando como si nada.

Quito mis lentes para mirarla más, luce tan diferente a cuando se fue.

(…)

“Jessi…”

La miro sonrojarse hasta las orejas, nos encontrábamos en mi cuarto hablando de su beca a Suiza, me alegraba mucho por ella pero me sentiría solo.

“Dime…”

Me mira a los ojos y se ríe con nerviosismo, no entiendo por qué esta tan nerviosa.

“Me gustas desde hace tiempo”

La miro desconcertado por su declaración, hemos sido mejores amigos desde que ella tenía apenas meses de nacida. Mi corazón late de prisa, mis manos sudan haciendo que sienta ansiedad de levantarme y besarla en este preciso momento pero…

Solo pude levantarme y quedarme ahí.

“¡Vete y no vuelvas nunca más!”

Grito sacándola de mi cuarto, escucho que golpea la puerta, sé que está molesta por como la estoy tratando.

“¡Nunca te amaré, Wendy, entiéndalo, nunca te veré como alguien más!”

Apenas pronuncie esa frase supe que la había lastimado aún más dejándome más dañado de cuando mi madre falleció.

(…)

Nos miramos por un momento que me hizo recordar ese momento en que la dañe sin medir mis palabras.

— ¿Wendy? — pregunto tomando su brazo, no me mira por un momento pero luego lo hace con una mirada de aquellas cuando alguien desconocido te intenta hablar, algo así es lo que estoy sintiendo.

— ¿Disculpe? — pregunta confundida, como si de verdad no me conociera — ¿Puede soltarme? No lo conozco, señor — apenas dice es frase la suelto haciendo que me deje confundido.

Se aleja con el hombre rubio perdiéndose entre la multitud.

¿Será que me equivoque de persona?

— Señor, ¿Está bien? — asiento saliendo del aeropuerto — Señor, la señorita no ha aparecido — lo miro a la cara.

— Seguro ya está en su casa — asiente y nos montamos en la camioneta, empieza conducir a la residencia, yo solo necesito hablar con ella y dejarle en claro que tenemos que casarnos.

Ya no puedo seguir sosteniendo una empresa mientras los demás directivos dirigen las otras empresas que se suponen me pertenecen, encima de que tengo que quitarle todos los derechos a Vanesa que lo único que hace es ponernos deudas tras deudas después de 5 años.

Diego se estaciona delante de la casa de los Moon y me bajo quitándome el tapaboca, la puerta se abre gracias a la ama de llave nueva, entro a la sala en donde se muestra a Willa tomando una taza de café, apenas me ve se levanta con elegancia y camina hacia mí.

— ¿Pero que tenemos aquí? Jessi Black, joven Ceo de la cadena hotelera Black y corporación Black, es divino verte por aquí, cariño — me alejo de ella sentándome en el sofá — Bien, ¿A qué viniste sino fue a darme placer? — me río con sarcasmo.

— Tú eres la que me busca para ciertas cosas — rueda sus ojos y se sienta frente a mí — Wendy… — nombro a la rubia, alza una ceja.

— Ah, ya entiendo, ella llega hoy, casi me olvido de mi querida hijita — chaqueo mi lengua mirando a otro lado — Creo que llegó — se levanta y se va a abrirle. Unos segundos más y la veo entrar a ambas a la sala.

Mi memoria no me engañaba, claro que es la misma Wendy que se fue hace 5 años.

— ¿Quién es? — pregunta confundida por verme ahí pero el confundido soy yo.

¿Por qué finge no conocerme después pasar por tanto?

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