CAPÍTULO 2

Matthew se encontraba en su oficina, cuando Evelyn su secretaria le avisó que su madre estaba buscándolo. 

—Evelyn, ¿cuántas veces tengo que decirte que para mí familia siempre estoy disponible? 

—Lo sé señor, el problema es que como ha estado tan concentrado en el nuevo contrato que pensé que por una vez no quería visitas de nadie. 

—No importa cuán ocupado esté, mi familia siempre está primero. Ahora hazla pasar por favor y trae dos cafés y dos muffins de naranja con chispas de chocolate — Matt sonrió y Evelyn se sonrojó, siempre lo hacía, él era encantador, tan guapo y bueno con las personas, que las mujeres se desvivían por complacerlo. 

—Sí señor. —salió de ahí hacer lo que su jefe había mandado, a los pocos minutos entró Jasmine con una gran sonrisa en el rostro. Matthew se levantó para saludar a su madre. 

—Hola cariño, ¿cómo has estado? — Jasmine abrazó a su hijo, para luego besar su mejilla. 

—Por lo que puedo ver, no tan bien como tú, ¿a qué se debe esa gran sonrisa? 

—Micah llega mañana — Matthew borró su sonrisa de su rostro, él y su hermano se llevaban con el agua y el aceite, no podían estar en la misma sala. — Al parecer va a casarse — eso sí le sorprendió a Matt. 

—¿Casarse?, ¡vaya! Eso sí es una sorpresa. — él sabía que Micah no era quien aparentaba ser, además ¿cómo pensaba casarse, si él ya estaba casado? 

—Cariño, sé que tú y Nathaniel no se llevan con Micah, pero ya tiene más de 6 meses de no venir, y quiero que este tiempo que esté en casa, puedan llevar la fiesta en paz. — Para Matthew lo principal era que su familia fuera feliz, en especial su madre, quien era una mujer increíble, que había sacado adelante 3 niños sola, ya que su padre había muerto cuando él tenía 5 años, mientras que Nathaniel tenía sólo 3 años. 

—Está bien mamá, por ti haré lo que sea por verte feliz, pero espero que él también se comporte, porque no depende solo de mi. — Jasmine suspiró, sabía que su hijo tenía razón. 

—Está bien cariño, yo hablaré con él ahora por la noche. 

—¿Cuánto tiempo piensa quedarse? 

—Tres meses, se va 15 días antes de la boda, será en la mansión de los padres de Samantha. 

—¡¿Tres meses?!, ¿Samantha? 

—Ella es la futura esposa de Micah, al parecer es una chica de alta sociedad, es una gran Chef, según me dijo tu hermano. 

—¿Y le creíste? — dijo algo incrédulo al ver que su madre seguía creyendo todo lo que él le dijera. 

—Matthew, por favor, además, he buscado sobre ella, y si ha sido cierto todo lo que me ha dicho de ella, además de que es muy hermosa, ¿sabes lo que pensé cuando la vi? 

—No, pero conociendo esa cabecita tuya nada bueno. — Jasmine se carcajeo al oír a su hijo. 

—Cuando la vi, pensé en ti. 

—¡¿En mí?! — dijo sorprendido. 

—Sí, creo que Samantha sería una chica perfecta para ti, no es del gusto de Micah, ella se ve muy dulce, muy buena, y él siempre se ha fijado en… —Jasmine se quedó callada al no saber como seguir.

—¿Unas zorras?, unas cualquiera, unas vividoras… Micah siempre busca gente como él. 

—Matthew, cariño… 

—Mamá, sabes que tengo razón, pero te prometí que me iba a comportar y lo voy hacer, tanto con Micah, como con Samantha… — Matthew se sorprendió, cuando un escalofrío recorrió su cuerpo, al mencionar el nombre de esa mujer, no sabía el porqué, pero deseo conocerla y ver que tan cierto era lo que decía su madre, ya mañana saldría de dudas. 

... 

Samantha se levantó temprano, preparó el desayuno antes de irse a bañar y bajar sus maletas, Micah llegaría en cualquier momento, sus padres sabían que ella se marchaba a Seattle, por lo que había almorzado con ellos el día anterior. 

El timbre sonó, y ella supo de inmediato que era él, cuando fue a abrir la puerta, Micah la esperaba con una gran sonrisa, por lo que ella se la devolvió. 

— Buenos días preciosa, ¿cómo has amanecido? 

—Bien, estaba esperando ya por ti. 

—Perfecto, es hora de irnos. 

—¿Has desayunado ya? 

—Sí, ya he desayunado. Ven vamos que mi madre está desesperada por vernos. 

Samantha fue por sus maletas, las cuales Micah le ayudó a sacar, para luego meterlas al auto. 

—¿Alquilamos algún hotel? ¿O nos quedaremos en casa de tu familia? 

—Esa casa también es mía, mi padre la dejó para mi madre y sus hijos, y nos quedaremos en mi casa con mi familia, además es muy grande. 

—De acuerdo. — Samantha por alguna razón se encontraba demasiado nerviosa, tal vez era porque por primera vez en un año de andar con Micah hasta ahora iba a conocer a su familia.

—Descuida, se que te tratarán de maravilla, a pesar de que yo no me lleve con mis hermanos, ellos son muy hospitalarios, y mi mamá es la mujer más buena del mundo. — Samantha lo miró y asintió. 

—¿Puedo hacerte una pregunta? 

— Por supuesto cariño. 

—¿Por qué no te llevas con tus hermanos? 

—No quiero hablar de eso, cuando esté listo, lo haré. — después de eso Samantha no dijo nada más, se dedicó todo el camino a leer, mientras que Micah iba algo serio. 

Al llegar a Seattle un lujoso auto los esperaba. Micah reconoció a Alonso el chófer de la familia que los esperaba. 

—Señor Davis, bienvenido. 

—Alonso, — dijo en modo de saludo — gracias por recibirnos. ¿Te envío mamá? 

—No, me envió el señor Matthew, no quería que su prometía recibiera una mala impresión de la familia. 

—Ya veo — dijo algo irritado — ella es Samantha Rivera mi prometida. 

—Mucho gusto, señorita Rivera. 

—El gusto es mío, y por favor, dígame Samantha o Sam, nada de señorita. 

—No creo que sea correcto. 

—Sí lo es, por favor — Samantha le sonrió tan dulce que terminó aceptando. 

En el camino Sam no podía evitar sentirse cada vez, más nerviosa, y Micah que no ayudaba con ese comportamiento era aún peor. 

—¿Me puedes decir que te pasa? 

—Nada — dijo algo borde y cortante.

—Bien, no te voy a estar rogando Micah, si así vas a estar estos 3 meses, te juro que doy media vuelta y regreso a mi hogar, no tengo porqué estar aguantando tus hormonas, pareces una vieja panzona. — Samantha se cruzó de brazos realmente molesta y se giró a ver por la ventana, Alonso quién había presenciado todo, por algún motivo se sintió alegre al ver que la señorita Rivera no se dejaba.

Micah se maldijo internarme, sabía que Samantha no era de rogar, ya lo había comprobado, ella no era como las otras, por lo que trató de calmarse, antes de que todo se fuera a la m****a, pero cuando se giró hacía ella sabía que no sería buen momento, dejaría que se le pasara el enojo y luego hablarían, ella no debía saber el porqué odiaba estar ahí, no podía delatarse solo, debía comportarse, sino su mina de oro se iría y eso no le convenía.

En cuanto llegaron, Samantha vio una increíble mansión, hermosa, con un increíble jardín lleno de rosas y una fuente en medio, todo se veía realmente único. 

Se bajó del auto impresionada y respiró profundamente y le gustó el olor que había por las rosas, sólo ese hecho hizo que se alegrará y que por un instante los nervios se fueran. 

—La señora y los señores lo esperan en la sala — avisó Alonso, quien había recibido un mensaje de Matthew. 

Samantha volvió a sentirse nerviosa, era hora de conocer a sus cuñados y su suegra. 

—Ven amor es hora. — dijo Micah agarrandola de la mano, Sam lo miró y se lo agradeció con una sonrisa. 

—Sí es hora. — Samantha respiró profundamente, antes de empezar a caminar junto con Micah, solo esperaba agradarle a la familia de su futuro esposo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo